Cuentos y Leyendas de Honduras

Hace muchos años en Danlí vivieron dos hermanas a las que les gustaban las cosas misteriosas.

Luis vivía en el barrio abajo de Tegucigalpa. Tenía novia, pero como la mayoría de los hombres siempre tenía ojos para las demás.

En una aldea cerca de El Progreso, hace muchos años vivió un hombre llamado Rubén, se dedicaba a la crianza de chanchos y por esa razón le apodaban El Chanchero.

Ramón había llegado desde Olancho a El Paraíso a cortar café, era buscado por las autoridades debido a que estaba involucrado en la muerte de un hombre.

José Juan estaba enamorado de Ruperta, pero había un inconveniente, Don Cornelio el papá de Ruperta, era muy celoso.

Hace mucho años un hombre llamado Santiago haciendo uso de la brujería llego a ser alcalde.

Ovidio cruzaba un tenebroso cementerio para poder llegar a la casa de una muchacha que le gustaba, hasta que un día escuchó unos extraños lamentos.

Don Marcial estaba muy enfermo debido a una fuerte maldición, su esposa Doña Rosa decidió buscar a un curandero para ayudarle a librarse de aquel
maleficio.

Don Esteban era un anciano que se dedicaba a sacar miel de jimerito y que un día se encontró con un misterioso gallo de oro.

Estos son dos relatos cortos de sucesos paranormales.

Don Ramón estaba muy enamorado de una joven mujer llamada Gladis, según decían era muy coqueta, maliciosa y que le gustaba jugar con los hombres.

Cuando El Paraíso era una pequeña comunidad con deseos de progresar, había entre sus habitantes un hombre muy ambicioso llamado Andrés, tenía dos caras una amable y la otra diabólica.

Kecha era una hermosa mujer asediada por muchos hombres. Uno de ellos se obsesionó con ella al punto que buscó a varios brujos para poder conquistarla.

En la capital circulan historias tenebrosas sobre el picacho y estas son algunas de ellas.

Doña Concepción visitaba la catedral de Comayagua diariamente, era una mujer solitaria que nunca se había casado y trabajaba en su pulpería.

Elías era un ambicioso ganadero que no le importaba quien se le cruzara en su camino con tal de lograr lo que quería.

Lorna fue una perversa mujer que se interpuso en el matrimonio de dos comerciantes. Pero no contaba con la intervención de alguien de su pasado.

En un pequeño pueblo se estaban muriendo los animales y se sospecha que era el famoso Chupacabras.

Un apasionado maestro llamado Francisco se había estado sintiendo mal de salud y día a día iba empeorando hasta que estuvo al borde de la muerte.

Dos albañiles se la pasaban burlándose y criticando a los difuntos, hasta que un día se llevaron un susto que hasta la goma les quitó.

Miriam vivió hace muchos años en el barrio Guanacaste de Tegucigalpa junto a su esposo y su madre; a los que martirizaba por su mal carácter.

Orlando nos cuenta lo que le pasó con su amigo Mario.

Marvin y sus amigos andaban de paseo en Sabana Grande, cuando iban de regreso a Tegucigalpa los sorprendió una fuerte tormenta por lo que decidieron hospedarse en una extraña casa verde.

En algún pueblo de Honduras vivió una señora muy querida llamada Rebeca, ella vivía sola y era muy creyente del corazón de Jesús y La Virgen María.

Camilo era un hombre ambicioso y despiadado al que no le importaba robarle hasta a su propia familia.

Dos hermanos gemelos llamados Leonardo y Marcio un día salieron de paseo y uno de ellos tuvo un grave accidente.

Petronila era una joven de un pueblo llamado El Guayabo, se fue para Los Estados Unidos y cuando regresó ya no era la misma.

En un lejano pueblo vivían aterrorizados ya que por las noches se escuchaba el trote de una manada de lobos. Dos vecinos decidieron desvelarse para ver a aquellos misteriosos animales.

Amílcar y Susana estaban casados. Pero a un primo de Amílcar le gustaba su mujer. Y ahí empezó el conflicto entre los ganaderos.

Lucio estaba casado con una mujer adinerada llamada Ana. Era un buen hombre, pero sus socios lo fueron convenciendo para que le robara el dinero a su esposa.

En Ocotepeque vivieron dos salvadoreñas llamadas Miriam y Andrea, eran comerciantes y tenían buena clientela. Pero la gente les criticaba su coquetería.

Rubén y sus amigos iban a bañar a un rio que era conocido como piedra cuadrada y al terminar se quedaban comiendo mangos y contando historias de terror.

Por la vieja carretera que conduce a la aldea de Suyapa, caminaba un anciano a pagar una promesa cuando fue interceptado por dos malhechores.

Un sastre en una noche de lluvia se encontró con una mujer hermosa que le pidió que la acompañara a su increíble mansión.

Rosita era una malvada prestamista que no le importaba el sufrimiento de los demás con tal de quedarse con sus bienes.

Adrián tenía fama de conquistar a toda mujer que quería. Pero había una hermosa mujer de ojos verdes la cual no le hacía caso y él se encapricho con ella.

Un joven de nombre José María tenía un hermoso caballo llamado Lucero. La gente se impresionaba con el animal ya que aparte de su fina estampa era muy inteligente.

Remigio era un hombre mal encarado al cual le apodaban El Coral. Un día llego al pueblo otro igual de enojado que él y se enfrentaron.

En San Ignacio había un solitario hombre conocido como Mango Choreta. Tenía una forma de ser muy particular por lo cual la gente se burlaba de él.

Rosita y Lupita eran dos gemelas, pero una de ellas por alguna extraña razón no hablaba.

En Villa Santa había un hombre al cual apodaban El Chele y esta es la historia de como aprendió a hablar con los difuntos.

Este era un lugar donde todos iban a comer mangos y platicar, hasta que una noche a uno de ellos le pasó algo tétrico.

Rolando fue un niño que siempre andaba con las candelas de fuera y así se quedó hasta grande, por esa razón todos lo llamaban El Mocoso.

Cuentan que en Comayagüela vivió Juan Manuel, un hombre incrédulo que se burlaba de las cosas religiosas. Hasta que un día conoció a una misteriosa mujer.

Mientras una profesora impartía sus conocimientos a los alumnos, un hombre siempre se acercaba a observarla de manera misteriosa.

Ernesto era un lana de siete suelas, a todos les sacaba provecho. Sus amigos comentaban las leperadas que hacía y que no iba a terminar bien si seguía con eso.

Dos jóvenes iban de regreso a su aldea con unas bestias, pero no imaginaban todo lo que les pasaría aquella oscura noche.

Eduardo estaba muy enamorado de una muchacha llamada Victoria. Pero ella vivía en otro pueblo, así que después del trabajo se iba a visitarla.

Cristina se aprovechaba de un muchacho llamado Camilo, ya que él estaba muy enamorado de ella, pero a ella solo le interesaba su dinero.

Carlos era un joven al cual por su actitud le llamaban El Loco, se dedicaba a beber. Y un día se dispuso a conquistar a una hermosa y servicial muchacha llamada Elena.

Emilio estaba profundamente enamorado de Regina, pero no se atrevía a declararle su amor.

Una joven mujer llamada Norma quedo sola con su pequeño niño, su esposo la abandono y así fue como logro salir adelante.

Telesforo fue un cazador experto que una noche de cacería tuvo un encuentro infernal.

María era una joven adinerada de San Pedro Sula, la cual se aprovechaba de los demás por su privilegiada posición económica.

Hace muchos años en Danlí vivió un hombre llamado Aníbal, era amante de las aves silvestres y en su casa tenía muchos de ellos y eran su única compañía.

Sara era una joven que tenía sueños muy extraños, pero ella no sabía la razón por la cual tenía aquellas horribles pesadillas.

Santos no creía que los muertos salían, hasta que un día se le ocurrió retarlos.

Don Enrique era un hombre de Maraita, muy huraño y misterioso. Vivía alejado del pueblo, se le miraba subir con frecuencia una empinada montaña donde había una extraña cueva.

Esta era una señora muy religiosa, se sabía los versículos de memoria y sus conocimientos admiraban a la gente.

Estas son algunas historias misteriosas y terroríficas que ocurrieron en La Capital.

Esta historia ocurrió hace muchos años en Comayagua. Ahí vivía Lidia, una hermosa joven la cual era la adoración de sus padres. Raúl era su pretendiente, pero aquel joven al que veían con buenos ojos, tenia malas intenciones con ella.

Felipe andaba visitando las iglesias y lugares históricos de Comayagua, estaba tomando fotográficas y conociendo su gente, cuando se desató una tormenta infernal.

En la pequeña aldea de Alauca, El Paraíso, vivió una joven llamada Aida, pretendida por los muchachos de aquel lugar y por los choferes que pasaban por ahí, pero ella era indiferente a todas las pretensiones amorosas.

Por el puente Carias se rumoraba que se estaba apareciendo el fantasma de una monja, así que dos amigos hicieron una interesante apuesta.

Doña Lucrecia fue una mujer adinerada de Comayagua, la cual fue víctima de dos ladrones.

Se cuentan muchas historias terroríficas de los hospitales y esta es una de ellas.

Este era un querido comerciante de la ciudad de San Pedro Sula.

Juan se encontró con una extraña muchacha mientras hacia un mandado en la comunidad de Talanga.

Danilo un joven de La Paz estaba encantado con los brujos del lugar, a tal punto que él también quería convertirse en uno de ellos.

Así se realiza una fuerte brujería con el clavo de un ataúd.

En Siguatepeque existió una casa que un tiempo estuvo abandonada, luego el señor Tulio la compró y empezó a hacer las respectivas reparaciones. Pero en aquella casa ocurrían cosas sobrenaturales.

Ramón estaba obsesionado con Luisa María, pero ella no le hacía caso ni a él ni a nadie, él al ver su indiferencia planeo con sus amigos como robársela.

Doña Rosaura se trasladó a Comayagüela ya que sus familiares habían perecido durante el huracán Mitch.

Tres amigos que eran comerciantes se llevaron una lección por andar de mujeriegos.

En Juticalpa había unos muchachos que se caracterizaban por sus conversaciones exageradas y sobre todo por sus mentiras.

En un pueblo había un hombre inmensamente rico que tenía tres hijas, les decía que no tenían que fijarse en cualquier pelado, sin embargo, una de ellas llamada Teresa, se enamoró de un pobre cazador.

Irma era una hermosa joven de familia adinerada, Lico estaba enamorado de ella, pero él era de escasos recursos. Aunque al parecer a ella también le gustaba. Así que un día él intento llevársela a escondidas.

Un grupo de amigos estaban hablando sobre fantasmas y apariciones, pero uno de ellos llamado Lencho no creía en nada de eso, así que les propuso visitar un cementerio para comprobarlo.

Francisco estaba recién casado con Felipa. El ganaba muy poco en su trabajo y a consecuencia de la pobreza empezaron los problemas entre ellos. Era tan fuerte la desesperación de Francisco que intento hacer un pacto a cambio de riquezas.

René era dueño de algunas tierras, de vez en cuando contrataba a los hombres del lugar para trabajar en ellas, pero tenía algo peculiar, le gustaba tratar mal a todo el mundo y según se decía era un hombre maldito.

Ocurrió en Santo Domingo, Orocuina departamento de Choluteca.
Sucedía que a media noche pasaba por muchos pueblos un jinete que aterrorizaba a los pobladores. Un hombre valiente llamado Telesforo decidió enfrentarse a aquel misterioso jinete.

Estos son tres de los fantasmas más populares de nuestro país.

En la aldea de La Concepción, Comayagua hace muchos años los hombres se hacían renuentes a prestar el servicio militar que era obligatorio. Un niño de aquella época pasaba atemorizado ya que creía que el seria el próximo en ser llevado por la escolta.

Esta casa ya no existe, el tiempo se encargó de destruirla. Pero ahí vivió un sacerdote español y la gente con el paso del tiempo la fue conociendo con ese nombre, la casa del español. Un grupo de jóvenes del pueblo fueron convencidos por un extraño guía satánico a entregar su alma al diablo a cambio de dinero.

Hacia San Nicolás, Santa Barbara se encaminaba un hombre alto y delgado, se le miraba muy cansado y su rostro estaba pálido.

Estos son algunos relatos de terror que se cuentan sobre la antigua casa presidencial de Honduras.

En el mercado San Isidro de Comayagüela un señor llamado Policarpo se dedicaba a la venta de frutas, verduras y hiervas medicinales. Pero se decía que también vendía oraciones diabólicas.

Hace años en Comayagua vivió un hombre llamado Genaro que tenía un hijo al que trataba como un animal. Era una especie de venganza en contra de su hijo porque su esposa murió cuando el nació.

Comayagua es famosa por poseer una de las catedrales más antiguas de América Central. Con la desgracia que todos los objetos preciosos fueron robados de dicho lugar. Pero según cuenta la historia todo el que roba algo de la catedral obtiene su respectivo castigo.

Isabel era una muchacha que trabajaba para ayudarle a su papá. Don Arturo era su jefe y ya le había echado el ojo a la hermosa muchacha. Era un gran mujeriego y hasta tenía fama de brujo.

Este era un grupo de amigos a los cuales les encantaba la cacería. Aunque había uno de ellos que era el más ambicioso en el tema, se llamaba Arcadio.

Luis vivía en el barrio abajo de Tegucigalpa. Tenía novia, pero como la mayoría de los hombres siempre tenía ojos para las demás.

Cuando Cedros empezaba a crecer con sus sencillos y trabajadores moradores, vivían aterrados ya que en aquellos días a media noche se escuchaban ruidos espantosos.

Luisa era una campesina muy bonita. Ella vivía junto a su padre y juntos pasaban a pie por un lugar denominado las pilas en donde sucedió un extraño suceso.

En la comunidad minera de San Juancito, ocurrieron cosas muy extrañas a sus habitantes y a los hombres que llegaban a pedir trabajo de mineros.

Felipe se trasladó a vivir junto a sus hermanos al barrio El Manchen, era una casa grande construida hace muchos años. Al paso de los días uno de ellos empezó a recibir las visitas de una hermosa mujer.

Todo empezó una noche donde actualmente se levanta el estadio nacional, caía una fuerte lluvia y una sombra se deslizaba con dirección a una vieja casa.

Los del correo vivían atemorizados ya que corrían el riesgo de ser devorados por las fieras. Pero una de esas fieras escondía un misterio.

En el barrio Buenos Aires de Tegucigalpa hace muchos años vivió Manuel, un hombre que por su altura y su corpulento cuerpo le decían Manuelón. Vivía de hacer mandados y tenía muchas amistades por su buen comportamiento.