Dondequiera que estés

El 17 de octubre de 2011 todas las miradas estaban puestas en la Audiencia de Sevilla. Allí esperaban policías, cámaras y periodistas a los acusados que se encontraban en libertad: Samuel Benítez, Javier Delgado, María García Mendaro y Miguel Carcaño.

La fiscalía solicitó 52 años de cárcel para Miguel. Pero lo que todo el mundo esperaba escuchar era el lugar donde había dejado el cuerpo sin vida de Marta del Castillo. Dijeron que estaría en el río. El secretario judicial comenzó leyendo la acusación, un relato verdaderamente atroz.

La Fiscalía pide la máxima pena para los menores de 16 años: seis años de internamiento en régimen cerrado y tres de libertad vigilada. El juicio se inicia a puerta cerrada por que el pasarán más de 60 testigos.

Es 24 de enero de 2011 se cumplen ya dos años de la desaparición de Marta y las puertas del juzgado están a punto de abrirse. Hay dos elementos fundamentales que determinan el proceso judicial: una, que no estaba previsto la participación del menor en el procedimiento de adultos y dos, el juez de menores no acepta como prueba las escuchas telefónicas que sí estaban contempladas en el proceso a los adultos.

Dos enjuiciamientos separados que complicaron el proceso un poco más.

La mañana del 13 de febrero de 2009, tres semanas después de la desaparición de Marta, Miguel Carcaño comienza su mañana como la de cualquier día normal. No se espera lo que va a ocurrir: la policía se lo lleva detenido y le muestran las pruebas que le señalan directamente a él como asesino de Marta del Castillo. Miguel apunta a Samuel Benítez y al Cuco como cómplices del crimen.

Al parecer la golpearon con un cenicero y trasladaron el cadáver con el coche de la madre del Cuco. Es de noche, llueve, hace frío. Tiran el cuerpo al Guadalquivir y se deshacen también del cenicero.

La policía acude rápidamente a las orillas del Guadalquivir pero la investigación se complica por las lluvias de aquel mes de febrero.

Sábado, 24 de 2009.

Marta del Castillo, una joven sevillana de 17 años, sale a pasear a las cinco de la tarde junto a unos amigos. Pero aquella noche Marta no regresa a casa. El domingo los padres de Marta denuncian la desaparición a la Policía. Los rumores y los relatos cruzados comienzan a florecer. Dicen que Marta se fue con Miguel Carcaño, un joven de 21 años con el que Marta mantuvo una relación durante un mes y que a las 21h la deja en la cristalería cerca de su casa.

Algunas vecinas aseguran haberla visto. La policía toma declaración a amigos y familiares. Reciben todo tipo de llamadas diciendo que han visto a la joven en otras ciudades. Carcaño es uno de los grandes sospechosos pero el aluvión de falsas pistas mantiene las dudas abiertas.

Así comenzaba la búsqueda.