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- 84 - Asesoría Filosófica sobre la amistadWed, 24 May 2023 - 18min
- 83 - Homilía correspondiente al Domingo 2 del Tiempo de Cuaresma. Llamados a vivir transfigurados.
EVANGELIO Su rostro resplandecía como el sol. + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 17, 1-9 Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: “Éste es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo”. Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo”. Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: “No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos”. Palabra del Señor.
Sat, 04 Mar 2023 - 06min - 81 - Homilía del Domingo de la Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo.
Conclusión del santo evangelio según san Lucas (24,46-53) En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.» Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios. Palabra del Señor
Sun, 29 May 2022 - 06min - 80 - Homilía correspondiente al Domingo 06 del Tiempo de Pascua. Vivir en la paz de Dios.
Lectura del santo evangelio según san Juan 14,23-29). En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.» Palabra del Señor
Sun, 22 May 2022 - 06min - 79 - Homilía correspondiente al Domingo 05 del Tiempo de Pascua. Amo, luego existo.
Lectura del santo evangelio según san Juan (13,31-33a.34-35). Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en si mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.» Palabra de Señor
Sun, 15 May 2022 - 06min - 78 - Homilía correspondiente al Domingo 04 del Tiempo de Pascua. Somos las ovejas de Jesús.
Lectura del santo evangelio según san Juan (10,27-30). En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.» Palabra del Señor
Sun, 08 May 2022 - 06min - 77 - Homilía correspondiente al Domingo de Ramos en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Iniciamos, con la celebración del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, la semana santa; tiempo en el que nosotros, como Iglesia, celebramos los misterios de la salvación realizados por Cristo en los últimos días de su vida. Comenzamos en este día, recordando su entrada mesiánica en Jerusalén. Así, este día tiene una doble dimensión: recordar el triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión. De ahí que las palmas que hoy se bendicen se han de conservar como un testimonio de la fe en Cristo, rey mesías y en su victoria pascual. Esto quiere decir que las palmas no son amuletos ni objetos de superstición. Al participar de la procesión de Ramos, expresamos, de una manera visible y sensible, lo que ha sido este peregrinar cuaresmal, iniciado el pasado miércoles de ceniza; podríamos decir que hoy se culmina la subida con Cristo a Jerusalén y, hemos subido con él para vivir el misterio de su pasión, muerte y resurrección con él. A lo largo de toda la semana santa estaremos en Jerusalén: seremos parte del grupo de gente que va con Jesús, estaremos en Betania, escucharemos y contemplaremos con atención lo que dice Jesús y, lo haremos así porque deseamos vivir esta semana tal cual como Jesús la vivió: anclados en Dios. En este día, entonces, nos movemos entre el rechazo y la aceptación; la sombra y la luz; la muerte y la vida, pues de la alegría y el gozo de la procesión de Ramos se pasa a la contemplación amorosa de la Pasión de Cristo, que ocupa el lugar central de esta celebración. Entonces, el domingo de Ramos, es un pórtico pascual, que nos anuncia la gran celebración del Triduo pascual, es, por lo mismo, una mezcla de elementos triunfales y dolorosos. En este sentido es la Pasión la que abre y cierra la semana santa. El Domingo de Ramos se nos propone la Pasión como una manera de anticipar casi todo y, poder así contemplar el Misterio de la muerte que se va a ir revelando a lo largo de toda la semana. Ver a Jesús entrar en Jerusalén es ver como se le entroniza como Mesías. Es un momento en el que el Pueblo, mediante su participación popular, movidos por el Espíritu aclaman a Jesús como su Rey. Se trata, de la elección de la libertad, este aclamar a Jesús como él que viene en nombre del Señor es un movimiento espontáneo, aquí no hay manipulación de ningún tipo. En esta aclamación si que se puede decir que la voz del pueblo era la voz de Dios. Y, ¿Quiénes han reconocido a Jesús como el Mesías? Los sencillos, los pequeños; los que siempre han sido el corazón del pueblo. Nosotros, al participar de la procesión de Ramos y, de la celebración eucarística, también nos sumamos a ese pueblo que, lleno de fe, reconoce en Jesús la presencia salvadora de Dios, por eso lo aclamamos como nuestro Rey y Mesías. Y, sin embargo, este triunfo se sellará con el dolor. Pues sólo por la cruz es que se llegará a la gloria. Por eso Jesús es, para nosotros, un Rey que, desde el trono de la Cruz, preside nuestra vida y, el Mesías que desde esa misma cruz nos abre el camino hacia la salvación; hacia la eternidad en el corazón del Padre. A lo largo de los días que conforman la semana mayor, hagámonos cercanos al Señor. Él nos necesita porque va a pasar por las horas de mayor soledad y tristeza por las que nadie más ha pasado jamás. Y, en esos momentos él necesitará de nosotros. Necesitará de nuestra compañía, consuelo, cariño. Hagamos el esfuerzo de darle al Señor nuestro consuelo, porque Jesús, realmente lo necesita.
Sun, 10 Apr 2022 - 04min - 76 - Homilía del Domingo 4 de Cuaresma. Volver a la casa paterna.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (15, 1-3.11-32) En aquel tiempo, solían acercaron a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: - «Ese acoge a los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo esta parábola: - «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo,se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros. " Se levantó y vino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo, " Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron a celebrar el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." El se indignó y no quería entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Entonces él respondió a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado"». Palabra del Señor
Sun, 27 Mar 2022 - 07min - 75 - Homilía del Domingo 3 del Tiempo de Cuaresma. Necesitamos convertirnos.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,1-9). En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.» Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas".» Palabra del Señor
Sun, 20 Mar 2022 - 05min - 74 - Homilía del Domingo 2 del Tiempo de Cuaresma. Vamos en camino a la Resurrección.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,28b-36) En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.» Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto. Palabra del Señor
Sun, 13 Mar 2022 - 04min - 73 - Homilía del Domingo 1 del Tiempo de Cuaresma. En pie de lucha con Jesús
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4, 1-13 En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo. En todos aquellos días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le contestó: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre”». Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos de! mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo». Respondiendo Jesús, le dijo: «Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”». Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra”». Respondiendo Jesús, le dijo: «Está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión. Palabra del Señor.
Sun, 06 Mar 2022 - 05min - 72 - Homilía correspondiente al miércoles de ceniza, comienzo de la Cuaresma 2022. Volver a empezar.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18). En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará». Palabra del Señor
Wed, 02 Mar 2022 - 05min - 71 - Homilía del Domingo 07 del Tiempo Ordinario. Ser misericordiosos como el Padre lo es.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,27-38). En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.» Palabra del Señor
Sat, 19 Feb 2022 - 05min - 70 - Homilía correspondiente al Domingo 2 del tiempo Ordinario. Jesús nos da el vino nuevo.
Lectura del santo evangelio según san Juan (2,1-11). En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice: «No tienen vino». Jesús le dice: «Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora». Su madre dice a los sirvientes: «Haced lo que él os diga». Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dice: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dice: «Sacad ahora y llevadlo al mayordomo». Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al esposo y le dice: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora». Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él. Palabra de Dios
Sat, 15 Jan 2022 - 05min - 69 - Domingo de la Epifanía de Nuestro Señor Jesucristo
Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12. Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: —«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.» Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él;convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: —«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel."» Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: —«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.» Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron;después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino. Palabra del Señor.
Sun, 02 Jan 2022 - 06min - 68 - Homilía correspondiente al Domingo 2 del Tiempo de Adviento. Despertar para esperar al Señor.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,1-6). En el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tretarca de Iturea y Traconítide, y Lisanio ttetrarca de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Voz del que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; los valles serán rellenados, los montes y colinas serán rebajador; lo torcido será enderezado, lo escabroso será camino llano. Y toda carne verá la salvación de Dios». Palabra del Señor
Sun, 05 Dec 2021 - 04min - 67 - Homilía del Primer Domingo del Adviento. Mirar más allá de las nubes
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21,25-28.34-36). En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre». Palabra del Señor
Sun, 28 Nov 2021 - 05min - 66 - Homilía correspondiente al Domingo 33 del Tiempo Ordinario. Esperando al Señor Jesús
Lectura del santo evangelio según san Marcos (13,24-32). En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.» Palabra del Señor
Sat, 13 Nov 2021 - 05min - 65 - Homilía correspondiente al Domingo 32 del Tiempo Ordinario. Darlo todo al Señor.
Retomamos las Homilías dominicales. Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,38-44). En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.» Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.» Palabra del Señor
Sun, 07 Nov 2021 - 05min - 64 - Homilía correspondiente al Domingo 29 del Tiempo Ordinario. Jesús nos llama a servir.
Lectura del santo evangelio según san Marcos. En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.» Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?» Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.» Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?» Contestaron: «Lo somos.» Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.» Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.» Palabra del Señor
Sun, 17 Oct 2021 - 05min - 63 - Homilía correspondiente al Domingo 28 del Tiempo Ordinario. Jesús, nuestra verdadera riqueza
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,17-30). En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?» Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.» Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.» Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego síguerne.» A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!» Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.» Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?» Jesús se les quedó mirando. y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.» Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna.» Palabra del Señor
Sun, 10 Oct 2021 - 06min - 62 - Homilía correspondiente al Domingo 26 del Tiempo Ordinario. Forjar la cultura del encuentro.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-43.45.47-48). En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de nuestro grupo.» Jesús replicó: «No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre puede luego hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro. Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del Mesías no quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar. Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego eterno que no se extingue. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la vida, que ser arrojado con los dos pies al fuego eterno. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego eterno, donde el gusano que roe no muere y el fuego no se extingue.» Palabra del Señor
Sun, 26 Sep 2021 - 05min - 61 - Homilía correspondiente al Domingo 25 del Tiempo Ordinario. El camino de la Cruz.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37). En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?» Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.» Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.» Palabra del Señor
Sun, 19 Sep 2021 - 05min - 60 - Homilía correspondiente al Domingo 24 del Tiempo Ordinario. Amar bien a Jesús
Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,27-35). En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino, preguntó a sus díscípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?» Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.» Él les prohibió terminantemente decirselo a nadie. Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.» Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!» Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.» Palabra del Señor
Sun, 12 Sep 2021 - 05min - 59 - Homilía correspondiente al Domingo 23 del Tiempo Ordinario. Ser fiables cómo Jesús.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,31-37). En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete.» Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.» Palabra del Señor
Sun, 05 Sep 2021 - 05min - 58 - Homilía del Domingo 22 del Tiempo Ordinario. Entregar al Señor el corazón.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,1-8.14-15.21-23). En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.) Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?» Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.» Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.» Palabra del Señor
Sat, 28 Aug 2021 - 05min - 57 - Homilía correspondiente al Domingo 21 del Tiempo Ordinario. Elegir a Jesús por sobre todo.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 60-69. Después de escuchar la enseñanza de Jesús, muchos de sus discípulos decían: “¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?” Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay entre ustedes algunos que no creen”. En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y agregó: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”. Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de Él y dejaron de acompañarlo. Jesús preguntó entonces a los Doce: “¿También ustedes quieren irse?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios”. Palabra del Señor.
Sat, 21 Aug 2021 - 05min - 56 - Homilía correspondiente a la Asunción de la Bienaventurada Virgen María.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-56). En aquellos días, Maria se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de Maria, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa. Palabra del Señor
Sat, 14 Aug 2021 - 04min - 55 - Homilía correspondiente al Domingo 19 del tiempo Ordinario. Jesús, el pan de vida.
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,41-51). En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?» Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios." Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.» Palabra del Señor
Sat, 07 Aug 2021 - 05min - 54 - Homilía correspondiente al Domingo 16 del Tiempo Ordinario. Descansar en Jesús.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,30-34) En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.» Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma. Palabra del Señor
Sun, 18 Jul 2021 - 06min - 53 - Homilía correspondiente al Domingo 14 del Tiempo Ordinario. Ser profetas como Jesús.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,1-6). En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?» Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.» No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando. Palabra del Señor
Sun, 04 Jul 2021 - 06min - 52 - Homilía del Domingo 13 del Tiempo Ordinario. Estamos hechos para la vida eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (5,21-43). En aquel tiempo Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.» Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda, su fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que, había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio le la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?» Los discípulos le contestaron: «Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿quién me ha tocado?"» Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.» Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?» Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.» No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.» Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).» La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar –tenía doce años–. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña. Palabra del Señor
Sun, 27 Jun 2021 - 05min - 51 - Homilía correspondiente al Domingo 12 del Tiempo Ordinario. Ir a la otra orilla.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,35-40). Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.» Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?» Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!» El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!» Palabra del Señor
Sun, 20 Jun 2021 - 05min - 50 - Homilía correspondiente al Domingo 10 del Tiempo Ordinario. Jesús el más fuerte.
Del santo Evangelio según san Marcos 3, 20-35. En aquel tiempo, Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco. Los escribas que habían venido de Jerusalén, decían acerca de Jesús: "Este hombre está poseído por Satanás, príncipe de los demonios, y por eso los echa fuera". Jesús llamó entonces a los escribas y les dijo en parábolas: "¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Porque si un reino está dividido en bandos opuestos, no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir. De la misma manera, si Satanás se rebela contra sí mismo y se divide, no podrá subsistir, pues ha llegado su fin. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa. Yo les aseguro que a los hombres se les perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado eterno". Jesús dijo esto, porque lo acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo. Llegaron entonces su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: "Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan". Él les respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?" Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: "Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre". Palabra del Señor.
Sun, 06 Jun 2021 - 05min - 49 - Homilía correspondiente al Domingo de la Solemnidad de la Santísima Trinidad.
Del Santo Evangelio según San Mateo (Mt 28,16-20). En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.» Palabra del Señor
Sat, 29 May 2021 - 06min - 48 - Homilía correspondiente al Domingo de la Solemnidad de Pentecostés
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-23). Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». Palabra del Señor
Sat, 22 May 2021 - 06min - 47 - Homilía correspondiente al Domingo 7 del Tiempo de Pascua. Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo
Del santo evangelio según san Marcos (16,15-20) En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en m¡ nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.» Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban. Palabra del Señor
Sun, 16 May 2021 - 05min - 46 - Homilía correspondiente al Domingo 6 del tiempo Pascual. Vivimos en el amor de Dios
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,9-17). En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.» Palabra del Señor
Sun, 09 May 2021 - 05min - 45 - Homilía correspondiente al Domingo 5 del tiempo de Pascua. Dar frutos de vida y santidad
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8). En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.» Palabra del Señor
Sun, 02 May 2021 - 06min - 44 - Homilía correspondiente al Domingo 4 del tiempo Pascual. Jesús, el Buen Pastor.
*Después de dos domingos sin compartir el Evangelio y la homilía, retomamos este compartir. Lectura del santo evangelio según san Juan (10,11-18). En aquel tiempo dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.» Palabra del Señor
Sun, 25 Apr 2021 - 06min - 43 - Homilía del Domingo de Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,1-9). EL primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor
Sat, 03 Apr 2021 - 04min - 42 - Homilía de la Vigilia Pascual. ¡Cristo ha resucitado, aleluya!
Evangelio del día Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 1-7. Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras: – «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?» Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y se asustaron. Él les dijo: – «No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde lo pusieron. Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como os dijo.» Palabra del Señor.
Sat, 03 Apr 2021 - 06min - 41 - Homilía correspondiente al Jueves Santo. La Eucaristía regalo del amor de Dios.
Evangelio del día Lectura del santo evangelio según san Juan. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando; ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y este le dice: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?». Jesús le replicó: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde». Pedro le dice: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Simón Pedro le dice: «Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza». Jesús le dice: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios». Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis». Palabra del Señor.
Thu, 01 Apr 2021 - 04min - 40 - Homilía del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor.
Con la celebración del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor llegamos a la Semana Santa, que culminará en el día de la Resurrección, centro de nuestra fe cristiana. A lo largo de esta semana conmemoraremos los misterios de la salvación obrados por Cristo en los últimos días de su vida. Testimonio de nuestra fe en Cristo, el rey mesiánico que nos ha dado la victoria pascual, son las palmas y las ramas bendecidas en este día y, que podemos conservar como signo de nuestro caminar con Jesús hacia el triunfo definitivo de la Resurrección. Comenzamos hoy recordado su entrada mesiánica en Jerusalén y escuchando el anuncio de la Pasión. La entrada de Jesús en Jerusalén, montando un borrico, es un acto de humildad con el cual nos muestra el camino de su rebajamiento, iniciado en la Encarnación y, que llevará, pasando por la muerte de cruz, hasta la Pascua de Resurrección, de esta manera nos da el ejemplo de cómo hemos de vivir de cara al Padre: siendo siempre obedientes a su voluntad. Es justamente esa obediencia, hasta dar la vida, lo que le da la identidad a Jesús del Siervo de Dios que sacrifica su vida en la cruz. Este sacrificio se actualiza en cada Eucaristía. En este día la liturgia nos invita a movernos entre un doble ambiente, por un lado, tenemos el ambiente festivo, señalado con el ¡Hosanna en las alturas!, en el que se aclama a Cristo como Rey y, por el otro, esta el ambiente de muerte, representado por el ¡crucifícalo! de la Pasión. Así, somos invitados y llamados a entrar a la Semana Santa no como espectadores pasivos que no se dejan afectar por todo lo que le pasó al Hijo de Dios. Por el contrario, la vivencia de estos días ha de estar marcada por el deseo de encontrar en Cristo la respuesta a todas nuestras interrogantes y plegarias; reconociéndolo como el camino que nos lleva al Padre, haciendo nuestras las palabras del centurión: verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. Iniciamos el itinerario de la Semana Santa; un caminar que ha culminar en la alegría de la Pascua de Resurrección de Cristo, en la que todo se hace nuevo. Una semana de “profundas vivencias religiosas” en la que, si entramos con un corazón preparado y dispuesto, seremos testigos del misterio del Dios entregado por nosotros; testigos del amor de Dios que vence a la muerte con la fuerza de su resurrección. Así sea.
Sun, 28 Mar 2021 - 03min - 39 - Homilía correspondiente al domingo 5 del Tiempo de Cuaresma. Ser granos de Trigo.
Lectura del santo evangelio según san Juan (12,20-33). En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, quisiéramos ver a Jesús.» Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este. mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.» Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.» La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí.» Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir. Palabra del Señor
Sun, 21 Mar 2021 - 05min - 38 - Homilía correspondiente al domingo 4 del Tiempo de Cuaresma. Jesús es nuestra alegría.
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,14-21). En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.» Palabra del Señor
Sun, 14 Mar 2021 - 06min - 37 - Homilía correspondiente al domingo 3 del tiempo de Cuaresma. El celo de tu casa me devora.
Lectura del santo evangelio según san Juan (2,13-25). Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.» Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.» Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?» Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.» Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?» Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre. Palabra del Señor
Sun, 07 Mar 2021 - 06min - 36 - Homilía correspondiente al domingo 2 del tiempo de Cuaresma. De la Cruz a la Luz.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-10). En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Estaban asustados, y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.» De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.» Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos». Palabra del Señor
Sun, 28 Feb 2021 - 05min - 35 - Homilía correspondiente al domingo 1 del tiempo de Cuaresma. Ir al desierto.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,12-15). En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.» Palabra del Señor
Sun, 21 Feb 2021 - 06min - 34 - Homilía del miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma 2021.
La Cuaresma, junto al Adviento, Navidad y Pascua, forma lo que se llama “tiempos fuertes”. ¿Qué puede significar esto? Pues nada menos que a la Cuaresma, como a los demás tiempos, incluidos el Ordinario, hay que tomárselo muy seriamente, pues son momentos y oportunidades para nuestra santificación; es decir, la Cuaresma, que es un tiempo de 40 días, hay que vivirla como un itinerario que nos lleva a la renovación y al crecimiento personal y comunitario. La Cuaresma poco tiene que ver con comer pescado o mariscos en estos días, la Cuaresma es un camino de conversión, de cambio de vida, de poner rumbo a la santidad, es decir de ir al encuentro con Jesús, de volver la mirada a él y, especialmente, dejarnos encontrar por él. Y, claro está tomarse en serio la Cuaresma no significa poner cara dura, hablar profundamente o no reírse cuando se nos cuente un chiste. Recordemos que el Evangelio de este día nos advierte claramente: Cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas. Eso sería ir muy serios por la vida. Por eso, ojalá que un propósito de esta Cuaresma 2021 sea el de cuidar la alegría y el sentido del humor. Y, es que la alegría y el sentido del humor son cosas muy serias y, por lo mismo valiosas. Así que, ayunemos, pero también sonriamos. Mortifiquemos la carne ¿Cómo? Riendo y haciendo reír. Ya verán como eso, en tiempos donde la mayoría va triste, preocupado o temeroso, es un verdadero sacrificio. ¿Qué decir de la limosna? Pues hasta ahora no conozco mejor limosna que la sonrisa frecuente en los labios y la palabra amable recurrente, ah claro está no se nos olvide dar algo a quién nos pida, ya sea una moneda, un vaso de agua o algo de nuestro tiempo. Y, dentro de la limosna, desde nuestras posibilidades que no se nos olvide ayudar a la Iglesia en sus necesidades. Que esta Cuaresma volvamos a la oración, a esa oración que nos lleva a volver a poner a Dios y Evangelio en el centro de nuestra vida. Que volvamos a esa oración que nos deja el rostro radiante, como el de Moisés cuándo veía cara a cara a Dios. Que la oración se nos note en la cara, en la palabra, en la sonrisa, en el trato. Y, que no se nos olvide, la Cuaresma es un buen tiempo, quizás el mejor, para pedir perdón por los pecados y enmendar el camino, volviendo a la fraternidad con los hermanos y a la amistad con el Señor, así que en esta Cuaresma visitemos el confesionario, ese es el mejor lugar para olvidarnos de los pecados y de la culpa y, seguramente saldremos de ahí renovado, con ganas de hacer las cosas un poco mejor, es decir, con deseos de seguir caminando por la santidad hasta encontrar a Jesús y hacer presente su Reino y su Evangelio entre los hermanos, empezando por la familia y los amigos. Así que tomemos nota: Tomarse en serio la Cuaresma significa alegrar la vida de quienes nos rodean; hacerlos un poco más libres y llevarlos a la única fuente que llena de sentido y plenitud: Jesús, el Señor, él, en su Pascua, es la meta de este camino de Cuaresma. Una última palabra sobre la Cuaresma. Hay que vivirla con A.M.O.R. Es decir, con Ayuno, con Mortificación, con Oración y, con Reconciliación. Y, siempre cercanos a la Virgen María y a San José, ellos caminan con nosotros en este tiempo de la Cuaresma, que por su intercesión nos concedan iniciar este caminar cuaresmal y llegar a la meta, la Pascua de Nuestro Señor Jesucristo, así sea.
Wed, 17 Feb 2021 - 05min - 32 - Homilía correspondiente al domingo 5 del Tiempo Ordinario. Aprender a sanar como Jesús.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,29-39). En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca.» Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.» Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios. Palabra del Señor
Sun, 07 Feb 2021 - 06min - 31 - Homilía correspondiente al domingo 4 del Tiempo Ordinario. Jesús, Palabra de Vida Eterna que salva.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,21-28). En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.» Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.» El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.» Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea. Palabra del Señor
Sun, 31 Jan 2021 - 05min - 30 - Homilía correspondiente al domingo 3 del tiempo ordinario. Domingo de la Palabra de Dios.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,14-20). Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.» Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él. Palabra del Señor
Sat, 23 Jan 2021 - 06min - 29 - Homilía correspondiente al domingo 2 del tiempo ordinario. ¿Qué buscas?
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,35-42). En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.» Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?» Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?» Él les dijo: «Venid y lo veréis.» Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).» Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).». Palabra del Señor
Sun, 17 Jan 2021 - 06min - 28 - Homilía correspondiente al domingo del Bautismo del Señor.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,7-11). En aquel tiempo, proclamaba Juan: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.» Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.» Palabra del Señor
Sun, 10 Jan 2021 - 06min - 27 - Homilía del domingo 2 del tiempo de Navidad. Dios Palabra.
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,1-18). En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer. Palabra del Señor
Sun, 03 Jan 2021 - 05min - 26 - Homilía correspondiente al domingo de la Familia de Nazaret. Construir familia.
Del Evangelio de San Lucas. Lc 2, 22-40: “El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría.” Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la Ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la Ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para hacer la ofrenda que manda la Ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones». Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la Ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: —«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: —«Mira, este niño está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma». Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba. Palabra del Señor.
Sun, 27 Dec 2020 - 04min - 25 - Homilía correspondiente al domingo 4 del Tiempo de Adviento. Aprender a decir sí, como la Virgen.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,26-38). En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel. Palabra del Señor
Sun, 20 Dec 2020 - 05min - 24 - Homilía correspondiente al domingo 3 del tiempo de Adviento. Ser testigos de la Luz
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,6-8.19-28) Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?» Él confesó sin reservas: «Yo no soy el Mesías.» Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?» El dijo: «No lo soy.» «¿Eres tú el Profeta?» Respondió: «No.» Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?» Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías.» Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?» Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.» Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando. Palabra del Señor
Sun, 13 Dec 2020 - 06min - 23 - La familiaTue, 08 Dec 2020 - 13min
- 22 - Homilía correspondiente al domingo 2° del tiempo de Adviento. Limpiar el camino del Señor
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,1-8). Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."» Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.» Palabra del Señor
Sun, 06 Dec 2020 - 06min - 21 - Homilía correspondiente al domingo 1° del tiempo de Adviento. Aprender a estar vigilantes, en espera
Lectura del santo evangelio según san Marcos (13,33-37): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!» Palabra del Señor
Sat, 28 Nov 2020 - 05min - 20 - Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,31-46) En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas, de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis." Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistirnos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.» Palabra del Señor
Sun, 22 Nov 2020 - 05min - 19 - Homilía correspondiente al domingo 33 del tiempo ordinario. Invertir nuestros talentos.
Mt 25, 14-30: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: — «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”. Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que cosechas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El señor le respondió: “Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que cosecho donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quítenle el talento y dénselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil échenlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».
Sun, 15 Nov 2020 - 07min - 18 - Homilía correspondiente al domingo 32 del tiempo ordinario. Mantener la llama encendida.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,1-13): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.» Palabra del Señor
Sun, 08 Nov 2020 - 06min - 17 - Homilía correspondiente al domingo 31 del tiempo ordinario. Llamados a la santidad.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,1-12): Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.» Palabra del Señor
Sun, 01 Nov 2020 - 05min - 16 - Homilía correspondiente al domingo 30 del tiempo ordinario. Llamados a amar a Dios y al prójimo
Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,34-40): En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?» Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.» Palabra del Señor
Sun, 25 Oct 2020 - 06min - 15 - Homilía correspondiente al domingo 29 del tiempo ordinario. Dar a Dios lo que es de Dios
Asistir, celebrar y participar de la Eucaristía es, para nosotros los bautizados, refrendar nuestro compromiso con Dios y con la realidad. Al escuchar y meditar la Palabra descubrimos como Dios va realizando sus planes de salvación, algunas veces, incluso, por personas que no lo conocen o no creen en él. De ahí que asistir a la Misa sea también aceptar el desafío de un mayor compromiso en la transformación y renovación de aquellas estructuras sociales, políticas y económicas injustas y, que lejos de favorecer a la persona la oprimen y explotan. Por eso mismo, los cristianos rezamos por las autoridades y cooperamos con ellos en todo lo que sea bueno y justo, aunque a veces no sean creyentes. Aun cuando se reconoce la autoridad legítima de los gobernantes, como creyentes sabemos bien que Dios está y estará siempre por encima de todo poder de este mundo y, en ese sentido, reconocemos a Jesucristo, el Hijo de Dios, como el único Señor y, sólo a él damos todo cuanto somos y tenemos, pues lo reconocemos como Aquél que dirige el curso y el rumbo de la historia universal hacia su plenitud en el Reino de Dios. Hemos de valorar la historia humana, tanto local como universal, de manera positiva, pues de ella se vale Dios para que su plan y proyecto de salvación se vayan ya realizando desde este mundo. En este sentido, descubrimos la mano de Dios en la historia en la bondad o en los principios éticos y sociales de pueblos y gobernantes que anteponen el bien a todos los otros valores. Es decir, Dios se hace presente ahí donde la cultura a favor de la vida y de los que menos tienen florece y da frutos de libertad e igualdad, dando pie a una comunidad que responde al Evangelio desde la fe, la esperanza y el amor y, no sólo desde los criterios del poder, del dinero y del progreso desmedido que destruye la casa común y deja fuera a los más débiles. Es cierto que lo descrito arriba puede llevarnos a descalificar nuestra actual sociedad, a enjuiciarla negativamente; pero, seamos realistas y honestos con nosotros mismos: una sociedad perfectamente cristiana no existe. Sin embargo, a pesar de las dificultades que se pueda experimentar no podemos, simplemente, caer en el desánimo ni en el conformismo ni en el abandonar la fe; al contrario, partiendo de la elección definitiva que hemos hecho por el Evangelio ha de ser la esperanza de un mundo mejor, más cristiano y por lo mismo más humano y justo lo que nos debe impulsar. Lograr una sociedad y un mundo en el que los valores evangélicos sean el pilar de la estructura y organización política no es sencillo, pues el Reino de Dios no coincide con el reino de Roma o del dinero. Hemos de aprender a vivir en una sociedad regida desde el reino de Roma, pero no debemos someternos a él, sino que desde la libertad cristiana hemos de entregarnos plenamente a Dios, pues sólo a él le pertenecemos. Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios quiere decir lo siguiente: Un buen cristiano dará al estado lo que le corresponde, pues es algo socialmente necesario; no obstante, en su corazón llevará siempre la imagen de Dios. Un buen cristiano usa, e incluso disfruta, de los bienes de este mundo con eficacia, pero lo que no hace es entregar, postrar y vender el corazón al dinero y a los bienes materiales. Un buen cristiano no se escapará del mundo huyendo hacia el cielo, sino que afrontará el desafío de ser corresponsable en la búsqueda del bien común y del cuidado de la casa común; reconocerá la dignidad de toda persona, pero siempre desde la idoneidad y valores evangélicos. Así que cuidémonos de caer en la trampa de querer agradar al dinero y al poder. Al único que hemos de agradar es a Dios, tal como Jesús, que no quiso agradar a los hombres, sino sólo a su Padre. Y, si bien somos llamados a cooperar con el mundo y sus autoridades para hacerlo un lugar mejor, también es cierto que esto no incluye darles siempre la razón o buscar su aplauso; porque la razón es siempre de Dios.
Sun, 18 Oct 2020 - 06min - 14 - Homilía correspondiente al domingo 28 del tiempo ordinario. Hemos sido invitados al Banquete
Participar de la Misa es responder a la invitación que el Señor y su Iglesia nos hacen, domingo a domingo, para entrar al Banquete, preparado por el mismo Cristo, de la alegría eterna del cielo. Nosotros, con nuestra actitud aceptamos o declinamos esa invitación; por eso, para poder celebrar de manera digna la Eucaristía hemos de revestirnos de la gracia de Dios, que es el traje de fiesta, porque sólo así somos llevados a la casa del Señor, donde se goza de la gloria del cielo. En este domingo la Palabra de Dios nos propone la realidad del Reino de los cielos; se trata de algo que no tiene parecido alguno con lo que vivimos en este mundo, de ahí que, en la parábola de este día, el Reino de los cielos se introduzca con la frase: se parece a. Esto explica porque en los Evangelios Jesús se esfuerza, por medio de variadas comparaciones, en ayudarnos a comprender y a entrar en la dimensión nueva del Reino de los Cielos. Quizás lo paradójico es que muchos de los oyentes, tanto de ese tiempo, como los actuales, experimentan una profunda dificultad para comprender la enseñanza que Jesús propone. Una enseñanza, por demás sencilla; tal vez ahí en esa sencillez estribe la dificultad: no se puede creer que el Reino de los Cielos sea así de accesible y esté al alcance de todos. El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. El Reino se da en un ambiente festivo, de alegría y gozo; un ambiente por demás liberador. Como toda fiesta hay en ella un banquete. Se trata no de un festín cualquiera, sino de uno en el que se reconoce a Dios como salvador. Estamos ante un mensaje de esperanza: el Reino de los cielos inaugura una nueva historia, una que esta en manos de Dios y, que, por lo mismo, ha de concluir de manera positiva: Cuando todos los pueblos reconozcan a Dios como su salvador. Después de haber preparado el banquete de bodas el rey manda por los primeros invitados. Su invitación es rechazada e incluso algunos maltratan y matan a los enviados. Ante esto, el rey, manda acabar con aquellos asesinos. Pero el banquete y la fiesta no se pueden detener y es preciso contar con invitados. Así que ahora los invitados serán aquellos que se encuentre en los cruces de los caminos. Los invitados serán quienes responda con generosidad y libertad. Estos nuevos invitados son toda clase de personas: buenas y malas, virtuosas y pecadoras; como es lógico la sala se llenó de invitados, incluso es muy seguro que muchos de aquellos invitados, no estaban preparados para un banquete de bodas. Teniendo en cuenta esto, ¿Cómo es posible qué después de una invitación tan generosa e informal se exija traje de bodas? La respuesta la podemos encontrar en el hecho de que incluso los más pobres, siempre encuentran unas ropas decentes para ir a una boda o a un banquete. Llevado esto al plano de la fe quiere decir la actitud con la cuál se accede al banquete, en este sentido aceptar la invitación al banquete significa ser personas libres, no atadas a nada ni a nadie. No se va al banquete de la salvación por compromiso, sino por una opción de libertad y de elección vital. Esto explicaría el hecho de porque aquel hombre que es sorprendido sin traje de bodas es expulsado del banquete. Él sólo está ahí de cuerpo presente, pero su actitud y su elección no es por el Banquete ni por el Reino de los Cielos; no hay en él libertad para la gracia de Dios, muy seguramente no estaba disfrutando de la fiesta ni había en él alegría por haber accedido al Banquete. Aquí se da la enseñanza de este domingo: Si ante la invitación al Banquete del Reino no poseemos la actitud de fiesta, sino tenemos el traje de bodas, podemos estar echando por tierra la fiesta de la libertad y de la gracia y, muy seguramente seremos echados fuera. La Palabra de hoy nos lleva a tomar posición, es cierto que la invitación es general, es para todos, pero el aceptar o no, el elegir el Banquete o no, es una respuesta personal.
Sun, 18 Oct 2020 - 06min - 12 - Homilía correspondiente al domingo 27 del tiempo ordinario. Somos la viña del Señor.
Cuando celebramos y participamos en la Eucaristía a la vez que nos unimos más a Cristo le damos gracias al Padre por el regalo que nos ha hecho de su Hijo. Por eso, cada participación en la Misa es una oportunidad para acoger el Evangelio en nuestro corazón y así dar frutos, tanto a nivel personal como comunitario o eclesial. Cada Misa es, entonces, una oportunidad para comprometernos e integrarnos en el trabajo de hacer que el Reino de Dios llegue a todos e ilumine todas las realidades. En este día somos invitados a contemplarnos como la viña del Señor. Sí, nosotros los bautizados, los que formamos la Iglesia somos la viña del Señor. Ser viña significa que somos mimados constantemente por el Señor mismo, él nos procura, nos cuida, así lo señala Isaías en la primera lectura. No somos cualquier viña, somos una cepa buena, del mejor linaje posible y, como tal, estamos llamados a dar fruto bueno y copioso. Entre el Señor y su viña, es decir, nosotros, hay una relación de amor profundo y verdadero, por eso nos dispensa tantas atenciones y cuidados. Porque sólo se procura lo que se ama. Hemos dicho que no somos cualquier cepa, sino una de la mejor raza posible. Esto debe llenarnos de alegría, porque con ello se quiere dar a entender que en nuestro origen esta el Bien supremo, es decir Dios mismo. Por lo mismo nuestros frutos han de ser siempre de amor y bondad y, ellos han de distinguir el actuar y el ser del bautizado y de la comunidad cristiana en la familia, sociedad y cualquier realidad dónde el bautizado este injerto. Frutos de amor y bondad quiere decir que lo que nos ha de identificar como viña del Señor es la alegría, la comprensión, la paz en el corazón y en la mente; la verdad, la justicia, la limpieza de corazón. En definitiva, el que hagamos siempre el bien en todo momento. Todo lo que no sea hacer el bien en todo momento esta contra nuestra naturaleza de viña. Y eso también pervierte nuestro origen que es Dios, el Bien supremo. Cuando eso sucede, entonces, perdemos una valiosa oportunidad de dar a Dios los frutos que le corresponden, como dueño de la viña. Por eso el Evangelio nos llama a tener siempre una actitud de conversión y de apertura a la esperanza, sólo así es posible hacer que nazca una nueva vida y una manera diferente de relacionarnos desde el amor, la paz, la justicia y la misericordia; sólo así es posible expulsar de nosotros todo fundamentalismo que mata y anula la vida. Caer en el fundamentalismo es un riesgo latente en la vida cristiana, por eso, el Evangelio de este día nos pone en guardia ante toda actitud que pueda llevarnos a creer que sin una relación cercana e íntima con Dios es posible dar frutos de amor y paz. Hay una gran verdad en el Evangelio de este domingo: el dueño de la viña envía constantemente personas que vengan en busca de los frutos de su viña. Para reconocerlos, para poder descubrir en esos enviados a su mismo Hijo, precisamos estar abiertos a la fe. Sólo así adquirimos aquella sensibilidad necesaria para intuir la presencia oculta y real de Dios que envía por la parte que le corresponde de la viña. Y, a nosotros nos corresponde no fallar a la hora de verdad, es decir, no creernos los dueños o propietarios, sino simples administradores de una viña que, con confianza extrema por parte de Dios, se ha puesto en nuestras manos. Constatamos, entonces, la urgencia de responder con frutos de bien a la llamada del Señor, a sus constantes encuentros con nosotros. Y, para ello es preciso aprender que no somos los dueños de la viña, sino sus gestores y, que la mejor actitud para dar frutos abundantes y buenos es la obediencia. Ahí esta la clave. Aquellos labradores no eran más que unos arrendatarios, y eso no es ningún problema; el problema está en que no supieron obedecer y por eso se les endureció el corazón y por lo tanto fueron incapaces de escuchar la voz y la voluntad del propietario en sus enviados, incluido su Hijo. Aprender a obedecer, es la enseñanza de este domingo.
Sat, 03 Oct 2020 - 06min - 11 - Homilía del domingo 26 del tiempo ordinario. Avanzar en la carrera por el Reino de Dios
Los domingos, somos convocados a celebrar la Pasión, muerte y resurrección de Jesús o lo que podemos llamar el misterio más grande de amor. Por eso podemos considerar toda Eucaristía como una manifestación del amor de Dios hacia nosotros; un amor que experimentamos por medio del perdón y de la misericordia. Bien podemos afirmar que participar y vivir la Misa es avanzar por el camino que nos conduce hacia la Vida eterna. Este Camino es Cristo mismo y, al participar de su Banquete eucarístico nos alimentamos con su vida y su Palabra, nos unimos más a él y vamos, poco a poco, adquiriendo una vida plenamente cristiana, es decir, una vida sencilla y humilde; vida que tiene siempre en consideración la dignidad de los demás. Ahora bien, ese camino es al mismo tiempo personal y comunitario. Este camino está marcado por la esperanza y la confianza en el amor misericordioso de Dios, que busca y desea siempre la salvación de todos. Como bien nos recuerda la primera lectura. En comunidad y familia de bautizados nos dirigimos hacia el Reino de Dios, pero, el avanzar o no por ese camino es una responsabilidad personal e implica, por lo mismo, una decisión de adhesión a Dios y su proyecto de salvación que nos hace en Jesucristo, su Hijo y, por lo mismo incluye un rechazo del pecado. Unir nuestra vida a la de Cristo y apostar todo por la salvación es reconfigurar nuestra existencia. Dando un giro de 360° grados: pasamos de una vida centrada en nosotros y nuestros deseos a una dónde el centro es Jesús y la Cruz se vuelve el criterio de vida cristiana auténtica y plena. Esto quiere decir que Jesús y su vida de entrega es el espejo dónde, tanto de manera comunitaria como de forma personal, hemos de mirarnos. Partiendo siempre de él tendremos la seguridad de que somos realmente fraternos y solidarios con todos, especialmente con los que sufren y son más cercanos a nosotros. Así seremos cada vez más parecidos a Cristo y, aprenderemos a compartir no sólo migajas de nuestro tiempo, sino la vida entera, algo muy necesario en los días que nos toca vivir. Aprender a compartir la vida es una verdadera provocación, porque nos mueve a la misericordia y al entendimiento de corazón a corazón. No se puede compartir la vida ni se es verdaderamente cristiano si se va juzgando y condenando al prójimo. Esto es lo que el Evangelio de este domingo nos quiere mostrar: es en el ámbito de la misericordia donde el Reino de Dios acontece. Por lo tanto, para vivir la misericordia hacia los demás, primero nos hemos de dejar empapar por ella y, esto sólo es posible cuando nos reconocemos como necesitados de esa misericordia. Sabernos y sentirnos necesitados de la misericordia divina es el centro del evangelio de este día y, es algo que lo cambia todo porque a partir de ello se establece dos categorías de personas: las que viven y hacen como que tienen fe, pero su corazón no cambia ni deja entrar el Evangelio en su vida, estos son los que dicen sí, pero terminan haciendo su voluntad, no la del Padre y, aquellos que, habiéndose negado a la fe en primer momento, abren su corazón, se arrepienten, convierten su vida y se dejan llenar por la gracia de Dios; estos son los que al principio dicen no, pero se arrepienten y van a la viña, haciendo la voluntad del Padre. Es justo ese arrepentimiento y apertura a la gracia y misericordia de Dios lo que les da la delantera en la “carrera por el Reino de Dios”. Hermanos, en esta carrera por el Reino de Dios lo que cuentan son las obras. El primer hijo, aquel que a la primera dijo sí dejó hablar al corazón, no mintió. Tenía el buen deseo de hacer la voluntad del Padre. Pero, una cosa son los deseos, y otra muy distinta las obras. Cuantas veces, llevados por la emoción y el sentimiento le hemos gritado al Señor que lo amamos, que es el centro de nuestra vida. Palabras hermosas, sí, pero hemos de cuidar que no sean mera palabrería vana. Más bien esas palabras de amor se han de hacer verdad con nuestra vida y testimonio.
Sun, 27 Sep 2020 - 06min - 10 - Homilía del domingo 25 del tiempo ordinario. Trabajar para Dios.
Asistir a la celebración de la Eucaristía, es ser alimentados con el banquete de la Palabra y de la Eucaristía. Al escuchar de manera atenta y delicada la Palabra de Dios vamos intuyendo que Dios no actúa acorde a nuestros criterios o pensamientos; ni se amolda a nuestros esquemas de aquello que creemos es justo. Nos lo recuerda claramente en este día: Mis planes no son sus planes. Quién vive y celebra la Eucaristía descubre, con alegría, que Dios se rige desde el amor, la misericordia y el perdón, para él esa es la plenitud de la ley, todo lo demás será siempre injusto. En este día las lecturas nos invitan a desacomodarnos, a no quedarnos en la zona de confort; a no creer o pensar que nosotros somos los buenos y que por eso tenemos derecho a la salvación. Hoy se nos recuerda que la salvación no la obtenemos por nuestros méritos, por muchos que estos sean, sino por infinita clemencia y misericordia de Dios, que con cariño vela por cada una de sus criaturas, incluidos aquellos que creemos están lejos de él o fuera de la salvación. Por eso, si algo caracteriza el corazón de Dios es su generosidad y disposición para salvar y recuperar aquello que, a nuestros ojos, parece perdido. Él siempre dará las oportunidades que sean necesarias para que todos logren la salvación, incluidos aquellos que creemos merecerla por derecho; la única condición que pone es que lo busquemos, que se abandone el camino del mal y del pecado, que se deje de lado la soberbia del corazón y se de una conversión radical y real de la vida, regresando el corazón a Dios, que es rico en perdón. Y Jesús ha venido a revelarnos ese rostro misericordioso del Padre. Esto debería llenarnos de alegría y esperanza. Dios posee un corazón generoso, al grado de entregar su vida por nosotros, por nuestra salvación. Esto no es sólo una frase bonita, sino una tremenda y honda realidad. Pues la salvación, el Reino de los Cielos y el Evangelio no son meras suposiciones o creencias. No. Son una verdad, una que trasciende a la persona y la eleva hacia el cielo. Una verdad con la cual se establece una relación vital que nos lleva al compromiso y a entregar la vida, convirtiéndonos en puentes de encuentro y relación entre Dios, su proyecto de salvación y las personas que nos rodean. Quién se encuentra con esta verdad, que es Jesús mismo, no puede más que dejarse guiar por la lógica del amor del Padre, que es la misma que guio a Jesús en su vida y misión. Entonces, el Dios en quién hemos puesto toda nuestra fe es un Dios que sale, día a día; hora tras hora a buscar a quien salvar. Y hace esto porque es un Dios bueno y compasivo; un Dios cercano y que se deja encontrar por él que lo busca; un Dios que no huye, ni se esconde, sino que se compromete con su pueblo y con cada persona, un Dios que acompaña en todo momento sea de felicidad o de tristeza; incluso, en el momento de la muerte él está ahí, como bien ha comprendido Pablo, porque en Cristo y con Cristo ya no somos víctimas de un destino fatal: la muerte o aniquilación en la nada; al contrario, en Cristo, morimos para nacer, porque en su muerte nos engendró para la vida eterna. Hemos escuchado que el Señor sale todos los días a buscar trabajadores para su viña. Cada día él nos hace la siguiente invitación: vayan también ustedes a mi viña. Lo que él espera de nosotros es que no rehuyamos del trabajo que nos propone. Convendría que hoy nos preguntásemos lo siguiente: y yo, ¿Para quién trabajo? ¿Trabajo para Dios o para mí? ¿Cuáles son las renuncias y sacrificios que he hecho por Cristo y el Reino de Dios? Al organizar mi tiempo ¿Le entrego a Dios mi agenda y dejo qué el se adueñe de mis horas o, le entrego sólo las migajas de tiempo que he reservado para él? ¿Quién es mi jefe, a quién obedezco: a Dios o a mí mismo? Y, quizás la pregunta más radical de todas: ¿Me canso por Dios y su viña, su Evangelio? Muchas preguntas y, podríamos seguir, pero todas se resumen en una única y primordial pregunta: ¿Para quién trabajas?
Sat, 19 Sep 2020 - 05min - 9 - Homilía correspondiente al domingo 24 del tiempo ordinario. Aprender a perdonar siempre
Al congregarnos para celebrar la Eucaristía somos invitados a servir a Dios de todo corazón para así percibir los frutos de su misericordia en nuestra vida. Por eso cada Eucaristía inicia siempre con el reconocimiento de nuestros pecados y, al mismo tiempo, anhelamos y pedimos el perdón de Dios. El mayor signo de su amor y misericordia es el perdón ilimitado que recibimos de parte de Dios. Él siempre está dispuesto a perdonar. Al igual que Dios, también nosotros somos llamados e invitados a practicar un perdón sin límites ni condiciones; un perdón que nos lleve a restablecer la comunidad y la unidad. Perdonar al prójimo será siempre la mejor manera de servir al Señor y, es al mismo tiempo, lo que permite constatar que hemos acogido y percibido el fruto de la misericordia que el Señor tiene con nosotros. El mensaje central de este día es el perdón y la misericordia. Por eso ya desde la primera lectura se nos invita a perdonar la ofensa al prójimo, a no guardar nunca, en el corazón, sentimientos de rencor, odio o deseo de venganza y desquite. El Evangelio, por su parte, nos recuerda que hemos de perdonar no siete, sino hasta setenta veces siete, es decir, siempre y de manera ilimitada. Somos llamados a aprender a perdonar y a practicar un perdón sin condiciones ni reservas. Así, el perdón ha de ser para nosotros algo cotidiano y ordinario, sólo así somos capaces de imitar y vivir en nuestra vida la inapreciable misericordia de Dios. Seamos claros, quien aprende y sabe perdonar, se acerca mucho a la grandeza de Dios. Por lo mismo, quien no quiere perdonar y se aferra al deseo de venganza y desquite no es sabio y deja que su corazón se corrompa, se aleja de Dios y, se vuelve esclavo. Quien sabe perdonar actúa de manera sabia, pues imita a Cristo mismo y, al hacerlo alcanza un grado muy elevado de libertad: pasa del egoísmo radical a la vida en Cristo, una vida de entrega. Una vida de donación absoluta; vida que esta puesta al servicio y a la construcción de una mejor comunidad eclesial. El perdón sin medida y sin límites, tal como nos lo presenta el Evangelio de este día, ha de ser el signo distintivo de los bautizados, aquello por lo que hemos de ser reconocidos en el mundo. Pero el perdón no sólo nos acerca a la grandeza de Dios, también nos hermana y hace solidarios con los prójimos. Nos enseña a no ser duros con ellos, a no ser como el siervo malo que es incapaz de perdonar una deuda pequeña, pero que suplica y se arrastra hasta lo inconcebible con tal de salvar su vida. El perdón nos invita a ser desproporcionados, como el Rey de la parábola, que es capaz de perdonar y tener piedad, a pesar de que la deuda era mucha, incluso impagable. El perdón, entonces, nos salva de la dureza del corazón y nos lleva a practicar la compresión con otros, porque nos hace comprender que también Dios es comprensivo con nosotros. El perdón nos lleva a hacer cosas buenas por aquel que nos ha ofendido, porque el perdón es un modo de amar y, como discípulos de Jesús no podemos vivir de otra manera que no sea amando. Hoy, podríamos preguntarnos lo siguiente: y yo, ¿Cómo me relaciono con mis deudores? No nos hagamos, en ocasiones actuamos como si todo el mundo nos debiera algo. Por eso, aunque suene simplón y romántico, el perdón es descubrir que nadie nos debe nada. Cuantas veces, en la vida familiar o en la convivencia comunitaria, hemos esperado poder cobrar aquello que creemos que nos deben: esperamos que nos den cariño, que nos traten con respeto, que no nos dejen en visto, que nos escuchen cuando hablamos, nos volvemos vividores de la espera y con la mirada, con nuestras palabras, gestos y acciones no dejamos de gritar: Págame lo que me debes. Pidamos, en este domingo, la gracia de esperar todo de Dios y, la gracia de ser como él, que es capaz de perdonar aún la deuda más grande. Pidamos la gracia de tener un corazón misericordioso, para así no tratar mal al prójimo.
Sun, 13 Sep 2020 - 05min - 8 - Homilía correspondiente al domingo 23 del tiempo ordinario. Aprender a corregir.
Cada que nos reunimos, como comunidad de bautizados, para participar y celebrar la Misa lo hacemos en el nombre del Señor. Es él Señor quien nos reúne y esta propuesta sigue vigente. La reunión para celebrar la Eucaristía no es un acto que hacemos por costumbre ni mucho menos algo rutinario. Reunirnos, ante el altar del Señor, es un momento para el encuentro íntimo y transformante con Jesús, con su Palabra que quiere renovar nuestra vida; un momento que nos ánima e impulsa para seguir haciendo presente, en medio de las diversas situaciones de vida, la buena noticia del Evangelio. Como comunidad eclesial no nos reunimos de manera anónima e impersonal. Nuestra reunión es siempre comunitaria y fraterna, es una reunión de hermanos que comparten la misma fe y que se saben unidos por lazos que van más allá del parentesco. De ahí la importancia de la preocupación por el otro, no sólo por su bienestar, sino también por su salvación eterna. Lo que nos une y da identidad de comunidad, de Iglesia no es otra cosa que el amor mutuo. Amor por el cual aprendemos a ver y a respetar al prójimo en toda su grandeza y dignidad, descubriéndolo como alguien a quien vale la pena amar y hacerle el bien. El mayor bien que podemos hacer al prójimo es el amor. Y, el amor ha de mover nuestro corazón a buscar al hermano y sacarlo del pecado, que lo conduce a la muerte, como bien nos lo recuerda el Evangelio. Ahora bien, buscar al hermano implica tomar la iniciativa, ser el primero en dar el paso hacia la reconciliación, el perdón y el restablecimiento de la unidad. Y para ello, no cabe duda de que se ocupa un corazón valiente y generoso; es decir, un corazón que no tenga miedo de dar el primer paso, de manera decidida, hacia el perdón y la misericordia. Un corazón, como el de Cristo, Buen Pastor, que sabe, perfectamente, que no existe nadie que se encuentre tan perdido que no merezca nuestra solicitud, cercanía y perdón. Sólo un corazón que ama es capaz de esto y más. (También precisamos tener un corazón humilde, otro atributo del amor, para dejar que otros nos amonesten, cuando sea necesario) En otras palabras, lo que en este domingo se nos propone es amar como Dios lo hace. Dios no ama de manera elitista, Dios ama de manera total y plena. El amor de Dios es personal y esta dirigido a cada uno de sus hijos. Así debe ser nuestro amor, total y pleno. Un amor que inicia en nosotros pero que se despliega hacia los demás, y en ellos, llega a Dios. Quién aprender a amar como Dios lo hace, también aprende a perdonar, como Dios lo hace. Quien ama como Dios descubre en el prójimo no un enemigo, sino un hermano con el cuál construir la Iglesia, la comunidad y la sociedad. Lo anterior es posible porque un corazón que ama no teme corregir al hermano, pues descubre que el prójimo y la unidad al interior de la comunidad es más importante que la falta o pecado cometido. Aquí esta la clave de la verdadera corrección fraterna: No se corrige porque nos sintamos ofendidos o heridos a causa de la falta o pecado del hermano. Sería un error y uno muy grave creer que la frase si tu hermano peca contra ti, repréndelo nos autoriza a “cantarle unas cuantas verdades al hermano”. Nada más alejado de eso. Me parece que existe algunos criterios que nos pueden ayudar a aprender a corregir de manera fraterna a los demás. Así que antes ir a corregir primero preguntémonos: ¿Para qué lo voy a hacer: para ayudar o para defenderme? ¿Para mostrar el camino a la verdad o para protegerme o quizás desquitarme con el hermano? ¿Por qué lo voy a hacer: por cariño, o por resentimiento; por verdadero deseo de evangelizar o por ánimo de desquite? ¿Cómo lo voy a hacer: con delicadeza y caridad cristiana o con brusquedad y malos modos; respetando la dignidad y grandeza del hermano o violentándolo con el famoso me va a escuchar? Y quizás el más grande los criterios sea ¿Y si mejor espero? Tal como Dios lo hace conmigo, teniendo paciencia y esperando a mi conversión y corrección de vida.
Sun, 06 Sep 2020 - 06min - 7 - Homilía dominical correspondiente al domingo 22 del tiempo ordinario.
Aprender a amoldar la vida a los criterios de Dios y del Reino, no a las modas ni ideologías que reinan en el mundo, esa es la misión del cristiano y, en eso consiste su ser de discípulo y de seguidor de Cristo, en ir detrás de él.
Sun, 30 Aug 2020 - 05min - 6 - El cuidado del corazón
Primer capítulo de una serie de podcast dedicados a temas de formación cristiana, espiritual. Con esto se busca ayudar en el crecimiento espiritual de la persona.
Fri, 28 Aug 2020 - 06min - 5 - Homilía del domingo 21 del tiempo ordinario
Celebrar y participar de la Eucaristía, especialmente el día del Señor, es un momento único de encuentro con él que nos permite crecer en nuestra relación de amistad con Jesús, uniéndonos más íntimamente a su corazón. A partir de esta relación de amor personal y profundo con el Señor es posible conocerle; pero no a manera de un conocimiento superficial, académico o intelectual, sino, ante todo, vital, es decir un conocer a Jesús por medio de la fe (qué no excluye el estudio ni el uso de la inteligencia), que nos lleva a descubrirle presente, de manera real, en nuestra vida. Y, es importante este conocimiento vital de Jesús, porque gracias a él es que podemos responder a la pregunta más decisiva e importante de la vida: ¿Quién dices que soy? Pregunta que desde el Evangelio se nos dirige a nosotros hoy. La respuesta que Jesús quiere no es una que parta de los libros o de clases escolares. No basta decir que Jesús es un profeta, un maestro de sabiduría, un iluminado o un modelo de justicia. Jesús es todo eso y más. Pero, para descubrirlo en toda su grandeza no basta mirar desde la barrera, sino que es necesario involucrar la vida y el corazón en el seguir a Cristo, sólo así es posible captar el misterio de la persona de Cristo en su profundidad y descubrirlo no como un personaje religioso más, sino como el Hijo de Dios, el Camino y la respuesta que Dios nos da para llegar a la felicidad y plenitud eterna. Ante la pregunta que se nos plantea hoy, la respuesta que Jesús espera de nosotros es una respuesta que parta de aquella vivencia esencial de la misericordia y del amor de Jesús en nuestra vida; una respuesta que venga de lo profundo de nuestro corazón. Una respuesta que haga transparente aquella experiencia de encuentro con el amor de Jesús, al grado de poder exclamar, llenos de alegría y gozo, aquellas palabras de Pablo a los Gálatas: Jesús es aquél que me amó hasta entregarse por mí. Podríamos afirmar que el Evangelio de este día nos interroga sobre nuestra fe y en el cómo va nuestra relación con Jesús. Pues recordemos que fe y seguimiento de Jesús están estrechamente relacionados: creer y seguir a Jesús implica posicionarse de manera personal ante él, es ahí, en ese posicionarse ante Jesús dónde se da la respuesta a la pregunta de este día. Es, por lo tanto, una respuesta personal e intransferible. Nadie puede responder por nosotros. En este sentido, la pregunta de este día es una invitación a mirar nuestro corazón y ver como se encuentra: es un corazón firme como la roca o un corazón que duda, desconfiado e incrédulo. No importa que nuestra fe sea pequeña o que parezca débil, de lo que se trata es que nuestra fe en Jesús sea sincera y genuina; una fe dispuesta a caminar junto a Jesús para llegar a la plenitud y descubrirlo como el Mesías, el Hijo del Dios vivo, que ha venido para salvarnos y darnos la vida eterna. Es justo el momento de este descubrimiento cuando la vida cambia y se renueva, nos convertimos en piedras vivas con las cuales se construye la comunidad, es decir la Iglesia. Llegar a descubrir a Jesús como el Mesías, el Hijo del Dios vivo, es encontrar la pieza faltante en este rompecabezas llamado vida. Es a partir de ese momento, en que se descubre a Jesús como el Mesías, que la vida cobra sentido y se entiende todo: porque perdonar, porque sonreír, porque amar, incluso cuando sólo hay insultos u odio, porque seguir haciendo el bien, pues porque se ama a Jesucristo, porque se le conoce como el Camino que conduce a la Vida eterna y a la Verdad plena. Pidamos, hermanos, a la Virgen María que nos regale la gracia de conocer y amar profundamente a su Hijo, para que, en el momento de responder a la pregunta más importante de nuestra vida, seamos capaces de responder con un corazón sincero: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Así sea.
Sat, 22 Aug 2020 - 05min - 4 - Homilía del domingo 20 del tiempo ordinario
La salvación de Dios es para todos. El Señor no quiere que nadie se quede fuera de ella, por lo mismo ha qué atreverse a buscar siempre a Dios
Sat, 15 Aug 2020 - 04min - 3 - Homilía del domingo 19 del tiempo ordinario
Aprender a descubrir a Dios en lo sencillo y ligero de una brisa suave, porque es ahí donde Dios viene a nuestro encuentro y pasa por nuestra vida.
Sun, 09 Aug 2020 - 04min - 2 - Homilía del domingo 18 del tiempo ordinarioSun, 02 Aug 2020 - 05min
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