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Grandes Reportajes de RFI

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70 - ¿Por qué el voto de los puertorriqueños de Pensilvania es tan importante en las elecciones de EE.UU.?
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  • 70 - ¿Por qué el voto de los puertorriqueños de Pensilvania es tan importante en las elecciones de EE.UU.?

    En un escenario electoral polarizado, los puertorriqueños de Pensilvania podrían ser la clave para obtener la llave de la Casa Blanca. Con cerca de 600,000 votos latinos en juego, demócratas y republicanos multiplican sus campañas para captar su apoyo. RFI en español habló con ellos en lo que se considera la "zona cero" del voto hispano del estado, la ciudad de Reading. La comunidad enfrenta desafíos económicos y un giro generacional hacia el partido de Donald Trump.

    “Kamala que mala eres, que mala eres Kamala…”

    A ritmo de salsa y emulando el clásico ‘Juliana’, pero cambiando el nombre por ‘Kamala’, Donald Trump hace campaña en Pensilvania y en Estados Unidos para atraer el votante latino y puertorriqueño. En una elección tan polarizada, demócratas y republicanos centran recursos en Pensilvania donde viven un millón de latinos que todavía no tienen una preferencia clara por un candidato. Este es el estado pendular que más votos electorales da al ganador con 19 en total y dado el estrecho margen en las encuestas, lograr el apoyo de los puertorriqueños y latinos podría definir la elección presidencial como coinciden encuestas y analistas políticos.

    Elizabeth Torres Laviena, es puertorriqueña y vive en Reading Pensilvania con su esposo, Mike Toledo. Semanalmente visitan un restaurante Colombiano donde se encuentran con la parte de la comunidad de esta ciudad de casi 100 mil habitantes que está en el corredor latino de Pensilvania, una región del centro del estado donde viven cerca de medio millón de puertorriqueños.

    “Mis padres son de Puerto Rico, mi papá vino acá primero porque estaba trabajando en las fincas, luego trajo a mi mamá. Primero comenzamos viviendo en Lancaster, Pensilvania y luego nos mudamos acá, a Reading. He estado casi 45 años”.

    Para Elizabeth ha habido un cambio generacional que ha impactado la inclinación política de los votantes: “Cuando yo llegué acá, éramos más demócratas, y ahora estoy viendo que los jóvenes están más inclinados del lado republicano. Mi hijo es republicano, yo soy demócrata, pero también los veo más indecisos”. 

    Elizabeth trabaja en una escuela y dice que los altos costos de la guardería están excluyendo a las mujeres del mercado laboral. “Trabajo ayudando a las personas en la comunidad también y hay muchas madres que no pueden trabajar porque no tienen los fondos para pagar el ‘day care’ (guardería)”.

    Su esposo Mike Toledo, nació en Estados Unidos y es director del Centro Hispano, una organización sin ánimo de lucro que ayuda a los latinos en Pensilvania a romper las barreras de acceso a la salud, la educación y las finanzas. Según él, para los latinos lograr el sueño americano es cada vez más difícil dada la inflación y los altos costos de vida.

     “Las necesidades de la comunidad puertorriqueña en primer lugar es la economía, el costo de ir a la tienda y comprar huevos. El costo de la leche, por ejemplo. También la vivienda, el costo de los alquileres. Estamos viendo que cada vez más familias vienen al Centro Hispano porque sus contratos de alquiler terminan y los dueños de los inmuebles suben la renta en un 20 o 30%”. La calidad de la salud y la atención médica también son críticamente importantes”.

    Para Mike Toledo si los candidatos quieren ganar el voto latino, tienen que escuchar a la comunidad y visitar el barrio.  “Pensilvania es el epicentro de las elecciones generales. El condado de Berks y la ciudad de Reading son la zona cero. Nosotros ya sabemos cómo votarán en Filadelfia y Pittsburgh, pero el centro del estado es donde se decidirá quién gane en Pensilvania. En ese sentido, las campañas tienen que venir a nuestro barrio. Necesitan encontrarnos para entender y saber dónde estamos. Las campañas no pueden darnos por sentados. El bloque electoral puertorriqueño no es un bloque electoral homogéneo”, agregó.

    “Las minorías indecisas serán determinantes”

    En Estados Unidos hay cerca de 65 millones de latinos de los cuales casi 36 millones están habilitados para votar. Sin embargo, la plataforma Latino Data Hub proyecta que cerca de 17 millones ejercerán su derecho al voto. Para su director, Rodrigo Dominguez-Villegas, en un estado donde el ganador del voto popular se queda con la totalidad de los votos electorales, las minorías todavía indecisas serán determinantes.

    “Los latinos tienen mucho, mucho poder en Pensilvania. Recordemos que este año hay más o menos 580 o 600 mil posibles votantes latinos y la elección pasada, la elección en el 2020 se decidió por más o menos 81.000 votos. Entonces, si los votantes latinos salen a votar, claro que pueden ser los que determinan el resultado de la elección presidencial en el estado de Pensilvania, que es uno de los estados más clave más importantes, y se está viendo que la elección está muy cerrada según las encuestas”.

    Los datos de Latino Data Hub y del Latino Policy and Politics Institute muestran que habrá un aumento del 40% en la participación de los latinos en esta elección en comparación con el 2016. Sin embargo, los latinos son la minoría que menos participa en las elecciones.

    “Los votantes latinos son mucho más jóvenes que otros votantes en el estado. Y, ¿qué pasa con los votantes jóvenes? Sin importar raza, sin importar donde. Eso pasa en Latinoamérica, en todo el mundo: Los votantes jóvenes tienden a participar menos en elecciones. Entonces, al estar sobre concentrados en la población joven, los votantes latinos, no quiero decir que simplemente por ser jóvenes, pero eh, pues demográficamente son más jóvenes y los jóvenes tienden a votar menos”.

    Históricamente los latinos en Pensilvania han apoyado al Partido Demócrata. En el tramo final de esta campaña presidencial, el 57% de los votantes latinos registrados dicen que votarían por la vicepresidenta Kamala Harris y el 39% por el expresidente Donald Trump, según el Pew Research Center. Sin embargo, simpatizantes de Trump creen que la tendencia está cambiando.

    En Butler Pensilvania, donde Trump sufrió el atentado contra su vida y regresó para hacer un gran discurso, el puertorriqueño Gardner Mujica llevaba puesta con orgullo su camiseta de ‘Latinos por Trump’. Para él la única solución para los problemas de la comunidad es que vuelva Trump al poder. “Sé que puedo hablar por los latinos aquí en Estados Unidos: necesitamos a Trump. Necesitamos que Trump vuelva a ocupar el cargo. Necesitamos que Trump haga todo lo que ha dicho que hará para que podamos volver a donde estábamos: familias de clase media ganando dinero sin tener que trabajar en 2 o 3 trabajos para comprar una casa porque ahora hay una inflación excesiva en los automóviles, y una inflación excesiva en la vivienda”, indicó.

    Gardner Mojica nació en el Bronx, en Nueva York, pero hoy vive en el corredor latino de Pensilvania donde hace campaña para los republicanos. Según él, los demócratas solo hacen política para enriquecerse. “Mi ciudad en este momento está sufriendo por culpa de los demócratas, porque están tomando medidas políticas para sus bolsillos y no para la gente. Quieren quitarnos nuestros derechos religiosos. Quieren quitarnos tantas cosas y algunos de la comunidad latina ni siquiera lo saben. Algunas personas simplemente no quieren votar y eso nos perjudica mucho. Así que si tuviera algo que decirle a la comunidad latina sería que confíe en Trump, que tenga fe y que ponga a Dios primero y luego a Trump”, indicó.

    Rafaela Gomez, dominicana y simpatizante de Trump, viajó cinco horas para poder verlo en Butler, un pueblo cercano a Pittsburgh Pensilvania. A la salida del evento cuestionó que sea Trump el que ponga en riesgo los derechos de las mujeres, pese a que él nombró a los jueces que limitaron el derecho al aborto a nivel federal.

    “Son ellos los que acaban con los derechos de las mujeres, no Trump. ¿Quién fue la mujer del año? un hombre, ¿A quién se le permite participar en los deportes de mujeres? A los hombres. Me entiende ¿Quién puede entrar al baño de niños? los transgénero…Los demócratas pelean todo el tiempo por el aborto ¿por qué pelearse contra Trump al respecto? Él nunca dijo que iba a parar el aborto. Cuando fue presidente en 2016 nunca detuvo el aborto”.

    El efecto de la pandemia y la inflación

    Desde Filadelfia, Michael Jones-Correa, profesor de ciencias políticas y migración de la Universidad de Pensilvania, afirmó que los retos económicos de Estados Unidos derivados de la pandemia y la inflación han polarizado las posturas políticas de los latinos.

    “El efecto del covid creo que se sintió más en la comunidad latina. Hubo más muertes y efectos de la enfermedad, y también más efecto económico. Esto seguido por la inflación que tuvo más efecto en esta comunidad. Es un grupo que está un poco desanimado con los demócratas. Que han votado por los demócratas en el pasado pero hay una oportunidad ahí para un candidato como Trump”.

    Teniendo en cuenta la polarización y los estrechos márgenes de ventaja entre candidatos, el profesor Jones-Correa cree que la movilización de los votantes el día de la elección será clave. “En gran parte del país, la gente ya se ha definido. Ya saben para quién van a votar, sea demócrata o republicano. Entonces sí hay un grupo sustancial de gente que está tal vez pensando en votar por Trump, pero se van a quedar en casa. Igual para Harris, se van a quedar en casa. Entonces para las campañas lo importante es tratar de sacar ese voto” agregó.

    Para impulsar a la gente a votar, Ezra Feliciano, activista demócrata que trabaja para Pensilvania Stand Up, se prepara con su equipo para salir a tocar las puertas de las casas en Reading y otras ciudades del ‘corredor latino’ de Pensilvania.  “Al ir puerta a puerta en estas últimas semanas he escuchado una mezcla de historias por parte de los votantes. La gente ha perdido la esperanza y no sabe qué hacer. Quieren votar por Harris porque la otra opción no es viable en sus vidas. Solo salir y tener conversaciones con las personas y escucharlas ha sido impactante para ellas” relató.

    Para Feliciano, escuchar a esas personas que se sienten segregadas y tratar de conectar personalmente con ellas hace la diferencia. “Esas son las voces que a menudo son descartadas. La gente de color siempre está y ha estado aquí peleando y nos ignoran una y otra vez. Esas son las personas con las que salgo y hablo. Esas son las personas que son importantes para mí y esas son las personas que marcarán la diferencia en estas elecciones” explicó Erza Feliciano.

    Música para atraer el voto latino

    En las últimas semanas Donald Trump y Kamala Harris han apelado a las figuras del reggaetón para atraer el voto latino. Trump fue fuertemente criticado y ridiculizado en la comunidad por confundir a Nicky Jam, un famoso cantante de reggaetón, con una mujer al subirlo al escenario en uno de sus eventos políticos. 

    “La superestrella de la música latina, Nicky Jam, ¿conocen a Nicky? Ella es sexy... ¿Dónde está Nicky? Ohhh miren, me alegro que él haya subido”.

    Por su parte Kamala Harris ha logrado que Marc Anthony, legendario cantante de salsa puertoriqueño, manifieste su apoyo y ataque Donald Trump en un comercial de televisión por el mal trato que le dio a la isla cuando era presidente.

    “Hola Soy Marc Anthony, aunque algunos lo hayan olvidado. Recuerdo cómo era cuando Trump era presidente. Recuerdo lo que hizo y dijo sobre Puerto Rico, sobre la retórica de nuestro pueblo. Recuerdo que después de que el huracán María devastara nuestra isla, Trump bloqueó miles de millones de ayuda mientras miles morían”.

    Se proyecta que las campañas gasten 10,700 millones de dólares en publicidad en estas elecciones según el sitio Web Adimpact y gran parte de ese dinero irá a Pensilvania y otros estados pendulares. Entre tanto, la diferencia en la intención de voto hacia Kamala Harris y Donald Trump en Pensilvania varía entre 1% y 3%. Cifra que está en el margen de error y que impulsa a que los candidatos incrementen sus eventos y gastos de campaña en ese estado antes de las elecciones del 5 de noviembre.

    Mon, 28 Oct 2024
  • 69 - Estados Unidos: la crisis sanitaria por el fentanilo, un tema ausente de la campaña

    Las sobredosis de fentanilo generan más muertes que la violencia armada, los suicidios y los accidentes de tránsito juntos. Y, sin embargo, a dos semanas del voto, este tema sigue ausente en la campaña electoral entre Harris y Trump. Nuestro corresponsal en Washington, Cristóbal Vásquez, entrevistó a ex consumidores  y especialistas.
     

    Desde la biblioteca pública de Shaw, en Washington, Daniel Gorski se reúne semanalmente con adictos y otros líderes comunitarios para conversar y acompañarlos en el proceso de desintoxicación. Daniel, un joven blanco de 30 años, lleva 4 meses sobrio después de sobrevivir a 12 años de adicción al fentanilo y otras drogas.

    "Mis dos últimos periodos de adicción fueron exclusivamente de fentanilo. Cuando tenía suerte encontraba heroína, pero ya estaba agarrado al fentanilo. La heroína ya no me hacía efecto, no evitaba que me sintiera enfermo o deprimido. Mi experiencia con el fentanilo fue tan fuerte que, al cabo de escasamente tres o cuatro días de consumirlo, ya estaba completamente adicto a esa droga, físicamente adicto a ella", relata Daniel Gorski.

    Unos miligramos de fentanilo pueden ser letales

    El fentanilo es un opioide sintético creado para mitigar los dolores extremos de pacientes en cirugía o con cáncer. Es 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina, según la DEA. En 2023, más de 107.000 personas murieron por sobredosis de fentanilo y drogas sintéticas en Estados Unidos. Esto es casi 300 personas al día, 5 decesos cada minuto, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades.

    "Es muy aterrador; solo unos miligramos, una pequeña cantidad de fentanilo, podrían matar a alguien que sea intolerante a esta droga", advierte Daniel Gorski.

    En estas jornadas de intercambio con miembros de la comunidad, Daniel Gorski reparte Narcan, un medicamento que revierte las sobredosis de fentanilo y otras drogas sintéticas. Para él, que empezó consumiendo opioides y heroína en los festivales de música que organizaba, cualquier persona puede caer en esta adicción.

    "Algunas personas no saben lo adictivas que son estas drogas y se toman todo lo que sus médicos les recetan. Por eso, hay un alto porcentaje de personas que terminaron adictas al cruzarse con estos opioides. Pero también hay muchas personas que, como yo, buscamos deliberadamente esta droga para mitigar emociones incómodas y sobrellevar la salud mental", confía Gorski.

    La grave adicción a los opioides nació a principios de este siglo. Farmacéuticas como Purdue Pharma inundaron el mercado con pastillas para el dolor con opioides altamente adictivos. Solo entre 2006 y 2012, las farmacéuticas distribuyeron más de 76,000 millones de pastillas para el dolor, pagándole a numerosos médicos para que las recetaran, omitiendo sus consecuencias. Este hecho ha sido ampliamente reportado en Estados Unidos.

    La responsabilidad de las farmacéuticas

    Purdue Pharma se declaró culpable de cargos penales derivados de su papel en la crisis de opioides. El fabricante de Oxycontin admitió haber defraudado a los reguladores y pagado sobornos ilegales a los médicos. Purdue acordó pagar hasta 8.300 millones de dólares en su acuerdo con el Departamento de Justicia. Las sobredosis de opioides han contribuido a casi medio millón de muertes en Estados Unidos durante las últimas dos décadas.

    La crisis por sobredosis de fentanilo empeoró en 2016, cuando el gobierno de Obama restringió la prescripción de opioides para el dolor. Las nuevas regulaciones hicieron que millones de estadounidenses, ya enviciados, buscaran alternativas en el mercado negro; primero fue la heroína, después el fentanilo, así como la mezcla con otras drogas.

    Según John Walsh, director de Política de Drogas de la Oficina para América Latina de Washington, la crisis sanitaria por sobredosis de fentanilo es consecuencia de los carteles del narcotráfico mexicanos, los cuales inundaron el país con fentanilo y generaron la sobreoferta.

    "Hace diez años, no existía una demanda a gran escala de fentanilo como droga ilícita de elección en los Estados Unidos. No es que los consumidores de drogas estadounidenses estuvieran demandando fentanilo ilícito. La adicción fue creada por los traficantes para su beneficio", afirma John Walsh y precisa que "las restricciones de consumo en 2016 de las pastillas contra el dolor con opioides contribuyeron directamente a la crisis actual".

    "La prohibición le dio a los proveedores, en este caso a los grupos criminales, el poder para moldear a su antojo el mercado ilícito de drogas. La razón por la que el fentanilo es tan útil para un narcotraficante es porque es muy barato de producir, muy rentable y muy fácil de traficar", subraya Walsh.

    Morir envenenado por una pastilla con fentanilo

    Jaime Puerta es líder de la organización Víctimas de Drogas Ilícitas. Este colombiano viaja por Estados Unidos dando conferencias para alertar sobre el riesgo de consumir pastillas para el dolor u otras drogas adulteradas con fentanilo.

    Delante de la foto de su hijo, Daniel José, dice a los asistentes: "No se olviden de su rostro. Él es solo una gota en un océano de todos los niños que han muerto en esta nación a causa de envenenamiento por fentanilo".

    Su hijo, que nunca había consumido fentanilo, murió envenenado por una de esas pastillas.

    "Daniel José se puso en contacto con un microtraficante a través de la red social Snapchat y compró lo que él pensaba que era una pastilla de oxicodona de 30 miligramos. En algún momento de la madrugada consumió la mitad de esa pastilla. Se estaba automedicando por una crisis emocional y pensó que la pastilla lo iba a ayudar. Pero, desafortunadamente, no era una pastilla farmacéutica de oxicodona, sino una pastilla falsificada de aglutinante y fentanilo", apunta.

    Jaime subraya la problemática de buscar refugio en las redes sociales para afrontar problemas psicológicos. "Esta generación de muchachos no saca la cabeza de esos teléfonos celulares, se la pasan todo el bendito día con sus pantallas. Hablan con gente que no conocen. Pero hay personas que están buscando activamente a esos niños con problemas para venderles drogas. Hoy conseguir una pastilla es tan fácil como pedir una pizza", dice. 

    Una pastilla que se consigue en el mercado para el dolor, la depresión o la hiperactividad clonada con fentanilo puede venderse por menos de 3 dólares en las calles de ciudades como San Diego. Los carteles del narcotráfico las producen en laboratorios clandestinos en México usando precursores químicos chinos que también se usan para productos de uso cotidiano, como jabones. Luego las trafican fácilmente dado su tamaño.

    En la calle solo se consigue fentanilo

    "En San Diego, al menos según lo que reportan los usuarios, es que, aunque ellos quieren consumir heroína, lo único que encuentran en la calle es fentanilo", dice Cecilia Farfán, investigadora y experta en política de drogas y crimen organizado de la Universidad de California en San Diego. Ella explicó a RFI que la mayor parte del fentanilo entra por puertos legales y quienes lo trafican no son los inmigrantes.

    "Según los datos de la Comisión de Sentencias de Estados Unidos sobre las personas que han sido sentenciadas por tráfico de fentanilo y sustancias análogas, el 92.4% son ciudadanos americanos. Ese dato subraya el elemento transnacional de este tráfico", sostiene Cecilia Farfán.

    Solo en 2023, las autoridades en Estados Unidos incautaron más de 115 millones de estas pastillas. A pesar de varias décadas de interdicción y criminalización en la guerra contra las drogas, así como la construcción del muro en la frontera con México, en la práctica es poco lo que se ha hecho para detener el auge de la producción, el tráfico y el consumo de drogas y fentanilo en ese país.

    Johnny Bailey es coordinador comunitario de Hips, una organización que presta servicios de prevención a drogadictos en las calles de Washington. Bailey, que interactúa con adictos diariamente, cree que hay que ser menos "políticamente correctos" si se quiere salvar vidas.

    "La idea de lograr una América libre de drogas es, en el mejor de los casos, inocente y, en el peor, criminalmente ignorante. Lo primero que diría acerca de la legalización es que necesitamos una oferta de droga segura y controlada. A esta altura, esa es la única salida que le veo al problema", piensa.

    Una crisis con tinte racial

    Johnny Bailey superó su drogadicción hace 12 años. Hoy visita barrios en Washington ofreciendo gratuitamente medicina para prevenir las sobredosis de fentanilo y otras drogas. Según él, el problema tiene un claro tinte racial, pues no todos los adictos tienen el mismo acceso a la salud.

    "Nuestra población en Washington es aproximadamente un 46% negra. El año pasado, el 82% de las sobredosis se produjeron entre afroamericanos, en su mayoría provenientes de los distritos 7 y 8, que son los más pobres. Sé que los blancos consumen drogas y no en menor cantidad. Todos los estudios muestran que los blancos consumimos lo mismo, o incluso más, también traficamos más drogas, pero no sufrimos las mismas consecuencias", precisa.

    El doctor Edwin Chapman, que tiene más de 40 años de experiencia atendiendo casos de drogadicción en Washington, también cree que la disparidad en la cobertura de la salud agrava aún más el problema. "Tenemos que reconocer que no tenemos seguro médico público. Entonces, de entrada, ciertas personas quedan excluidas y por lo general termina siendo gente pobre", agrega. Chapman concluye que el gobierno no puede seguir confiando en empresas privadas de salud para abordar un problema público de tal magnitud.

    "Deberíamos tener un plan de acción universal, muy similar al Plan Marshall, el gobierno federal lo que debería hacer es, básicamente, encargarse de la situación y pagar directamente a los proveedores que sean expertos en cada comunidad, en lugar de tener que lidiar con compañías privadas de seguros que responden a intereses de accionistas y fondos de inversión de especulativos", sostiene. 

    La crisis del fentanilo ataca a una población estadounidense desprotegida y a merced del crimen organizado, pero también bajo la presión de los intereses privados de farmacéuticas, empresas que financian las campañas presidenciales de demócratas y republicanos. Por su parte, los candidatos, cuando abordan el tema en sus campañas, optan por criminalizar, responsabilizar a terceros y prometen más armas en la frontera para mostrarse fuertes ante votantes atemorizados. La única esperanza para millones de adictos parece estar en los esfuerzos limitados de voluntarios de la comunidad.

    Mon, 21 Oct 2024
  • 68 - Rapa Nui, frente al desafío del plástico y de la basura

    En pleno medio del océano Pacífico, la isla de Pascua, también llamada Rapa Nui, está invadida por el plástico. Ubicado en el Giro del Pacífico sur, una poderosa corriente marina, el pequeño territorio chileno recibe en sus costas más de 500 residuos por hora. Vienen del continente y también de los barcos industriales que pescan masivamente en la zona. También, conocida por sus Moái, la isla acoge miles de turistas al año, que generan además toneladas y toneladas de basura. Sus habitantes explican cómo hacen frente al flagelo.

    Por Naïla Derroisné, enviada especial de RFI a la Isla de Pascua

    “Cuando yo iba a la playa a recolectar mucha gente pasaba y me decía: ‘Oh, está colectando conchitas, está colectando piedritas’. Y yo les decía: ‘No, es plástico’. Y ahí abrían más el ojo y se daban más cuenta de que estaba súper sucio todo por el plástico”, explica a RFI Kina, de 22 años, nativa de Rapa Nui. Todos los fines de semana va a limpiar el borde costero y recoge plástico en la arena, y entre las rocas.

    “Uno empieza a escarbar, a escarbar y abajo hay más. Estoy viendo que hay mucho más abajo que arriba, y todo esto es plástico”, describe.

    Con las manos dentro de la arena y con un pequeño tamiz, Kina junta miles y miles de pequeños trozos de plástico de todos los colores.

    “Llegan a ser tan pequeños producto de la degradación en el mar. Llevan tanto tiempo viajando en el mar que producto del sol, de la sal, del desgaste por el choque, la fricción con otro, llegando a las costas, chocando con las piedras, es que se fracciona tan pequeño”, explica.

    Ese día está con su prima y dos amigas. Las cuatro mujeres eligieron ir a limpiar la bahía de Hanga Nui, en la costa sureste de la isla, cerca de los 15 moáis de Tongariki.

    “Generalmente nos llevamos 2 o 3 baldes llenos. Y eso ya son unos 20 – 30 kilos, fácil. Siento que al final no estoy haciendo ningún aporte. Porque sigue llegando tanto, y uno viene a recolectar, y al irse, uno sigue viendo plástico. No es que uno venga, recolecte y deje la playa limpia. Porque es imposible sacar todo lo que uno encuentra”, observa.

    Además del micro plástico que es muy difícil de recolectar, hay mucha más basura, explica María José, su prima.

    “Encontramos plásticos de grandes volúmenes: cajones, a veces llegan neumáticos gigantes, cajas, las redes también pueden ser muy grandes, a veces encontramos de 30 kilos, o sea hay de todo”, cuenta María José. 

    Oye, yo estoy pasando horas de mi vida limpiando un residuo que no es mío’

    Las 4 mujeres acaban de pasar 3 horas, en cuclillas, tratando de recolectar la mayor cantidad de plástico posible.

    María José trata de no dejarse sobrepasar. “Es muy impactante ver la cantidad de residuos que uno viene a limpiar. Entonces, claro, baja la desesperanza de decir: ‘Oye, yo estoy pasando horas de mi vida limpiando un residuo que no es mío’, pero al mismo tiempo hay otros lugares del mundo en dónde esto no importa, y dónde se generan muchas más cantidades’. O la misma industria del plástico que sigue produciendo y produciendo. Entonces uno dice: ‘Es insignificante el aporte que estoy haciendo. ¿Cuál es el valor de tanto esfuerzo para algo que es tan pequeño o tan poco incidente?’ Pero, después, pienso que en verdad me deja más tranquila y más satisfecha conmigo misma el hacerlo”.

    “Cuando yo era chico no había tanto plástico como ahora. Ahora se ve mucha más el plástico. Sobre todo, cuando hay mucho viento, marejada, se viene toda la basura que se acumula afuera, se viene todo adentro de la orilla. Provoca rabia, enojo. No da gusto verlo”, dice Carlos en el pequeño puerto de Hanga Roa, mientras limpia atunes medianos que acaba de pescar. Todos los días sale al mar en su bote con motor.

    “Hasta los pescados ahora vienen con plásticos en la guata. A veces hasta las mismas tortugas vienen con un pedazo de plástico, tenemos que agarrarla y sacárselo. Mis papás, mis abuelos no veían plástico en los pescados. Nosotros somos los que estamos viendo plástico ahora en los pescados. Nosotros decimos que es de los barcos pesqueros factoría que están afuera que empiezan a botar su basura y se viene todo con la corriente hacia acá adentro”, alerta.

    La isla está efectivamente rodeada de embarcaciones que pescan en las aguas internacionales. Es lógico pues que grandes cantidades de materiales utilizados en la pesca terminen llegando a las costas de Rapa Nui.

    “El otro día encontramos una boya que tenía una placa con números, como una patente. Y esa patente yo la busqué en internet y era de un barco chino que estaba actualmente con su cuota disponible para la pesca”, relata a RFIEmilia, bióloga marina.

    Muchos de estos barcos vienen a pescar el atún, abundante en la zona. Algunas embarcaciones son japonesas, otras chinas, australianas y también europeas, comenta Pamela Averill, ingeniera civil oceánico.

    “Están llegando hasta cintas que son de los barcos pesqueros dónde sale en el embalaje de las cajas de atún de dónde provienen. Y la mayoría son desde España. La única alternativa es cerrar la llave del plástico y evitar que esto siga llegando. Y la industria pesquera, o sea, ¿cómo es posible que sigan los barcos contaminando de esta manera? ¿Qué organismo, qué identidad se hace responsable realmente?

    Un obstáculo natural que no ayuda

    La ubicación de Rapa Nui en el océano tampoco ayuda, al contrario… en esta zona se produce como un efecto de imán para todo el plástico que flota en el mar… ya sea de la pesca industrial o basura que viene de Sudamérica.

     “La isla está justo en el centro del giro del Pacífico sur, entonces es un obstáculo natural a todos estos plásticos que vienen desde el continente hasta Rapa Nui. Podemos ver también que en algunos sectores de Rapa Nui se concentra más macro plástico, que son estas bandejas de pesca, grandes cuerdas. Y en otros sectores tenemos más micro plástico que por la misma circulación que tiene el plástico en la isla en sí. Por eso en las playas es común ver estos pequeños pedacitos de plástico. Y en otras costas como generalmente la costa sur podemos encontrar plásticos de mayor tamaño”, nota Pamela.

    “Nosotros vivimos en el medio del océano. Nuestra cultura, nuestras familias están totalmente relacionados al mar, a la tierra, y constantemente atentos de los impactos del cielo, de la lluvia, del sol, de la luna, de las estrellas, de todo… Es parte de nuestra idiosincrasia y de nuestra cultura”, apunta Ariki Tepano Martín, el presidente de la comunidad indígena Ma’u Henua, encargada de administrar el parque nacional de Rapa Nui, el cual cubre casi la mitad de la superficie de la isla, desde el interior hasta las costas.  

    “La mayor parte del plástico que tú ves no se produce aquí. Es el impacto de la pesca industrial. Hoy día tenemos por suerte el inicio de un proceso de área marina protegida. ¿Si lo va a reducir? No lo creo. Porque fuera de las 200 millas van a seguir las pesqueras industriales, pescando y tirando basura al mar, y eso es lo que llega hoy en día a nuestras costas. Como Ma’u Henua que tenemos la jurisdicción legal hasta el límite costero, nuestra parte es colaborar con las instituciones, organismos o grupos que se preocupan de ir limpiando. Y ojalá en algún momento, una consciencia global. La pesca industrial es una de las más millonarias después de la extracción de petróleo. Ojalá que no sea así, pero la única manera de parar es que depreden todo el mar. Y hasta este punto vamos a tener que vivir con eso”, agrega.

    Según un estudio chileno de la Universidad Católica del Norte, son más de 4 millones de residuos los que llegan a la isla de Pascua cada año. Los habitantes logran recoger una parte de estos desechos que luego termina en el centro de reciclaje de Rapa Nui.

    "Pena, rabia, pena"

    “Todos estos maxi sacos están acopiados acá porque no tengo otro lugar, no hay manos para clasificar. Solo la recolectan y las acopio. Pero está aquí, no en el borde costero, no en la plaza, ni en la playa”, asegura Alexandra Tuki, quien gestiona el centro de reciclaje de Rapa Nui desde hace más de 20 años. Una parte del plástico que viene del océano se junta aquí con los desechos que producen los habitantes de la isla y los turistas…

    “Me da pena, me da rabia, me da rabia, me da pena. Me da pena porque yo no nací así en esta isla llena de basura, no. Había otros valores. Y lamentablemente tenemos una mente muy consumista”, denuncia.

    La treintena de empleados que trabajan en el centro alcanzan a reciclar un poco más del 5 % de los desechos de la isla. Después de haber sido recolectados, pasan por una prensa instalada debajo de un gran galpón.

    “Sube por esa boquilla, baja, de allá entra en una prensa que la aplasta y la tira por acá. Y aquí sale el fardo. Mira, puros embalajes, bolsas de plástico, latas de aluminio, cartón a granel… Y esto son los otros plásticos. Puedes ver las bandejas, bidones, manguera de regadío…”, enumera Alexandra. 

    Cada semana son 10 toneladas de residuos que salen de la isla por avión hacia el continente. A Alexandra le gustaría hacer más, pero le falta de todo. 

    “Hoy en día yo te cuento que operativamente estoy ineficiente. Porque le falta más personal, falta más maquinaría, falta infraestructura, falta equipamiento, y es cosa que no hay. Entonces ya han pasado más de 20 años, hemos dejado que se acumule, que se acumule, que se acumule, pero no hemos hecho nada. Lo único que hacemos es habilitar un vertedero y botar la basura allí, botar, botar y enterrar, botar y enterrar, botar y enterrar”, dice.

    Todo lo que el centro de reciclaje no logra procesar, es decir el 95 % de la basura, termina en el vertedero municipal de la isla que está casi saturado.

    “Estamos en el vertedero Vai a Ori, todo este bosque verde que tú ves acá, te están tapando una realidad que está abajo y es la basura domiciliaria. Si tú te das cuenta, todo lo que está viendo con tus ojos, el 90 % es reciclable, desde la caja plumavit [poliestireno], las bolsas, el embalaje, las tapas, las botellas, las latas, el cartón. Todo es reciclable pero claramente esto evidencia que nos falta más educación”, lamenta Alexandra.

    Y dentro de toda esta basura, una gran parte proviene directamente del consumo vinculado al sector del turismo. Cada año, más de 70 000 visitantes aterrizan en una isla que cuenta con solo 8.000 habitantes. El turismo representa más del 90 % de la economía de Rapa Nui.

    “Esto ha implicado esta lamentable situación en dónde hay un descontrol con respecto a la mala disposición de los desechos. Es una mala práctica ambiental. Ahí podemos ver por ejemplo las cajas de plumavit que se ven allá, llegan acá vía área con cargamento con frutas congeladas, carne congelada, pollo congelado, verduras congeladas, porque es más barato para el empresario turístico adquirir las cosas del continente que comprarle a un ganadero el kilo de tomate que sale 5 lucas [5.000 pesos]”, señala.

    "Cero basura"

    La municipalidad de Rapa Nui tiene como objetivo el “cero basura” para el 2030 y propone capacitaciones a quienes trabajan en el sector del turismo para tener una gestión más sustentable de sus desechos. A Priscila, le gustaría inscribirse.

    “Nosotros acá en la casa, aparte de vivir con mi pareja, tenemos alojamiento, entonces recibimos a personas. Para nosotros es súper importante poder transmitir que en la isla se recicla, que en la isla tratamos de disminuir lo que más se pueda en basura”, relata a RFI.

    Mientras cocina pescado frito, Priscila muestra su sistema de reciclaje, lo mismo hace cuando llegan turistas a alojarse en su casa.

    “Todo lo que es vegetal lo dejamos en este recipiente porque tenemos un chancho. Posterior a eso, tenemos acá debajo del lavaplatos una bolsa que contiene los plásticos de un uso. Tenemos el acopio de los cartones chicos. Y también tenemos un acopio limpio de latas en conservas”, dice.

    Priscila también cuenta que algunos turistas no le hacen caso pero que, en su mayoría, los visitantes intentan reciclar sus residuos. Es una costumbre que aún no todos los habitantes de Rapa Nui han adoptado pero que en el futuro será indispensable, puesto que la isla está en una situación cada vez más crítica, tanto por los residuos que se producen en el territorio como por la que arrastra el mar hasta casi los pies de las imponentes estatuas milenarias… los famosos moáis.

    Mon, 30 Sep 2024
  • 67 - Inmersión en un sistema de reinserción en las hacinadas cárceles de Colombia

    Hacinamiento carcelario, aumento de la criminalidad, corrupción en las cárceles. En Colombia, desde principios de año, se ha puesto en alerta a todos los 125 establecimientos penitenciarios. Las instituciones intentan por todos los medios reducir la población carcelaria. Entre ellos, el recurso a los talleres de reinserción.

    Desde enero, los medios de comunicación colombianos difunden regularmente noticias sobre las cárceles. En mayo, el asesinato del director de la cárcel La Modelo de Bogotá, Elmer Fernández, que había recibido amenazas desde dentro del centro penitenciario, provocó una reacción de la opinión pública y del Gobierno.  El director estaba en su coche de camino a casa cuando le dispararon.

    La prisión La Modelo de Bogotá es una de las cárceles más emblemáticas del país. Ha recibido a presos famosos como el sicario de Pablo Escobar, Jhon Jairo Vásquez alias Popeye, pero también al narcotraficante cofundador del cartel de Cali e incluso al actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, cuando todavía era guerrillero del grupo M19.

    Esta situación de inseguridad en las cárceles colombianas no es nueva, pero cada año se agrava un poco más. Así que el INPEC, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario de Colombia, multiplica las iniciativas para tratar de reducir la población carcelaria en el país. Según el instituto, en Colombia la sobrepoblación carcelaria supera el 25%. Habría 20.000 reclusos de más.

    ‘Made in prison’, una iniciativa de reinserción

    En Medellín, en la cárcel de alta seguridad de la ciudad, cada semana, una quincena de presos se reúnen para participar en un taller de ayuda a la reinserción social, ‘Made in Prison’.

    Este taller permite a los presos fabricar manillas que luego venden para sus familias. “El modelo de intervención de ‘Made In Prison’ está enfocado en mitigar los impactos económicos y emocionales que tiene la pena en el núcleo familiar. Se fortalece la cohesión familiar porque lo que hacemos es que este producto garantice que haya un ingreso que mitigue estos impactos, que de alguna manera también puedan generar un sustento”, explica Juliana Zuluaga, cofundadora de ‘Made in Prison’.

    Las pulseras hechas por los reclusos se venden luego fuera y dentro de la prisión. Juliana participa en mercados y ferias de artesanía. También se venden en línea.

    “Por un lado, desde las emociones trabajamos todo lo que es la resignificación, pero por el lado del producto trabajamos la resocialización. Es decir, ellos que pueden aprender a hacer, qué habilidades van adquirir para la incorporación a la vida en sociedad. Porque desafortunadamente, hoy la sociedad no está preparada lo suficiente para darle trabajo una persona que estuvo privada de la libertad por el tema antecedentes”, afirma Zuluaga.

    Al tratar de reducir la tasa de reincidencia, Juliana Zuluaga y su organización ‘Made In prison’ esperan liberar cupos en las cárceles.

     

    Una manilla y siete emociones

    Diego Alejandro Moreno Rena es uno de esos perfiles reincidentes. Lleva cinco años en la cárcel y hace un año que participa en el taller. Debería ser liberado en unos meses. Explica que este taller le permitió abrir su mente.

    “Mi manilla tiene siete emociones. El blanco es la sorpresa, el verde significa miedo, el rosado es alegría y este verde más encendido es el disgusto. Me falta otro para la tristeza que le podría meter anaranjado, me falta identificar la soledad”, nos dice.

    “Es lo que siento y lo que quiero empezar a vivir porque yo sé que va a  haber alegría y va a haber tristeza, van haber miedos de hacer las cosas, pero también van a haber sorpresas cuando las haga y salgan bien”, cuenta esperanzado este hombre de 29 años, padre de una niña de cinco. Siente que ha llegado la hora de cambiar de vida. Todos sus esfuerzos son para ella. Detrás de su aspecto duro y sus múltiples tatuajes, Diego Alejandro deja entrever sus emociones.

    “Antes me lo pasaba el tiempo en el patio, en la rutina de siempre, no compartía casi con nadie y ahora se ha mejorado la relación con mi familia y con las otras personas. Utilizo estos trabajos para distraerme y para cuando esté otra vez en libertad defenderme mejor”, agrega.

    Si bien se siente tranquilo en el taller de confección de pulseras, Diego Alejandro está preocupado por lo que le sucederá después de la cárcel. Ya piensa en las dificultades que encontrará una vez fuera. Encontrar un trabajo sigue siendo su prioridad. En este taller también se ayuda a los presos jurídicamente. Un abogado viene regularmente para revisar sus casos. 

    “Solo el hecho de estar acá, ya somos lo peor. Entonces me gustaría que esas personas pensaran las cosas de otra forma, que no nos cierren la puerta”, concluye.

    El compañero de celda de Diego, Juan David Villa Marín se unió al equipo hace un mes. A los 24 años, este colombiano de la ciudad de Popayán, en el sur del país, es muy tímido. Pero, poco a poco se acerca al grupo.

    “Acá es como difícil ese tema del control de las emociones al estar encerrado. Así que desborden todas las emociones que sentimos acá, aunque sea un poco través de estas cosas, a través de este programa”, afirma Juan David.

    Talleres como escudo contra las redes criminales en las prisiones

    Para los centros penitenciarios, este tipo de actividades también permite evitar que los presos caigan en las redes criminales y de extorsión que han invadido las cárceles colombianas. Los jefes de grupos armados o bandas criminales siguen dirigiendo las operaciones de sus grupos desde el interior de las cárceles.

    “En lo que llevo acá, he cambiado mucho la verdad, tanto física como emocionalmente. de pronto de pasar días de ansiedad y depresión, ahora ya es cambiar todo eso a estar un poco más alegre, más concentrado, más enfocado en lo que debo hacer”, explica el recluso.

    Todos los establecimientos están en alerta desde el mes de febrero. Se han adoptado varias medidas para garantizar la seguridad de los presos y del personal de las prisiones. Entre esas medidas se cuentan el uso de las fuerzas del orden para reforzar la vigilancia y la seguridad de las cárceles, el traslado de algunos presos y la reducción de las visitas a los detenidos. Esta es la cuarta vez desde 2013 que se ha emitido la alerta. Una situación que provocó que tuviéramos que esperar meses para conseguir el permiso para entrar en la cárcel para realizar este reportaje.

    No baja el hacinamiento carcelario pese a las iniciativas

    A pesar de los esfuerzos de las autoridades para mejorar la situación sanitaria, alimentaria, de infraestructura y reinserción social en los establecimientos penitenciarios, no se está reduciendo el hacinamiento carcelario. El Centro de Estudios Jurídicos y Sociales de Bogotá, Dejusticia, considera que el Gobierno hace un uso excesivo de la prisión.

    “Hoy hay una atención mediata e inmediata para atender esta situación, para lograr asesorías jurídicas para que logren rebajar las penas y así de esa manera se va bajando el hacinamiento en las cárceles. Hay unos proyectos laborales donde las personas que están recluidas allí pueden rebajar pena por el tema laboral. Es un tema muy importante que yo creo que el Estado tendría que fortalecer mucho más junto a los estudios”, analiza Carlos Alberto Arcila Valencia, secretario de Paz y Derechos Humanos de Medellín

    Este año, el presidente colombiano, Gustavo Petro, ha aprobado una ley que elimina el IVA de los productos fabricados en prisión. El objetivo es animar a las empresas a trabajar más con los presos, como hace Juliana con ‘Made in Prison’.

    “Es un estímulo para que también la empresa privada siga fortaleciendo los establecimientos carcelarios y lleve la empresa a los establecimientos carcelarios y se les brinde oportunidades, no solamente cuando están pagando la condena, sino cuando salen”, defiende Arcila Valencia.

    Aumenta la inseguridad contra los funcionarios 

    Por otra parte, un proyecto de Mega-cárceles para 1.500 detenidos está en curso en Medellín. Seis serán construidas en Colombia. Para el secretario de la Paz y los Derechos Humanos, no es la única solución eficaz. La inseguridad en las cárceles sigue siendo la prioridad. Según el INPEC, se ha registrado un aumento del 100% en los incidentes de seguridad del personal con respecto al año anterior. Entre 2023 y 2024, se registraron al menos 230 amenazas de muerte contra funcionarios de los centros penitenciarios.

    “Debe haber más cárceles, pero tienen que haber varias: oportunidades laborales para las personas que cumplen penas y salen en libertad, prevención del delito, que los jóvenes no terminen delinquiendo o reclutados o vinculados con las estructuras armadas”, demanda el secretario de la Paz y los Derechos Humanos.

    Desde el inicio de su mandato, el presidente de izquierda, Gustavo Petro, lanzó un amplio plan llamado ‘Paz total’ para negociar con los grupos narcotraficantes y las bandas criminales sus renuncias. Se han abierto varias mesas de negociación, pero hasta la fecha no se ha llegado a ningún acuerdo. Mientras tanto, las detenciones se multiplican y el hacinamiento en las cárceles sigue aumentando.

    Mon, 16 Sep 2024
  • 66 - Fundido a negro: A sus 60 años, Lilia aprende a vivir en un mundo que no podrá ver

    A sus 60 años, Lilia Gómez se enteró de que quedaría totalmente ciega. Poco a poco ha perdido la visión y sus médicos dicen que cualquier mañana puede despertar en completa oscuridad. Este reportaje radiofónico fue realizado por estudiantes de la Universidad de los Andes de Bogotá, y obtuvo la mención especial de la décima edición del Premio Reportaje de RFI en Español.

    Escuche el reportaje de la colombiana Giomar Gómez, estudiante de la Universidad de los Andes de Bogotá, mención especial de la décima edición del Premio Reportaje de RFI en Español.

    Lilia Gómez es una mujer de 60 años con una condición médica que poco a poco la está dejando ciega. Con la ayuda del Centro de Rehabilitación de Adultos Ciegos (CRAC), en Bogotá, aprende a navegar el mundo con su tacto y su oído. El bastón y el conteo de pasos la guían por las calles y los parques.

    Para aprender a desplazarse la acompaña Diana Moreno, terapeuta de movilidad para personas con discapacidad visual. “Siempre exploramos de izquierda a derecha, como si estuviera leyendo para tener información del ambiente. Vamos a caminar en un momento por diferentes superficies. En el pasto, el bastón va recto enfrente suyo en toques, izquierda a derecha”.

    Lilia está aprendiendo a vivir en un mundo en el que no podrá ver. “Entonces el bastón la va a proteger de la cintura para abajo. Su merced tiene un residuo visual que tiene que usar para detectar obstáculos y también para orientarse en el ambiente”, le explica Diana.  

    Actualmente Lilia ve algunas formas y colores. Los médicos consideran que ella es legalmente ciega porque ve diez veces menos que alguien con visión promedio. No se sabe cuándo dejará de ver. Cualquier mañana puede despertar en completa oscuridad.

    En el 2018, con una caída, empezaron los primeros síntomas de Lilia. “Empecé a presentar muchas caídas, me caí en lo plano, me caí en lo no plano, me caía bajándome del bus”, recuerda Lilia. Después de un año y varios exámenes vino el diagnóstico. “Ya salió una doctora y me dijo Tengo que hablar contigo. Usted tiene un problemita adentro, un aneurisma. Y está en un sector bien complicado”.

    En la cabeza de Lilia una vena se dilató, lo que afectó el funcionamiento de su cerebro. A esto se le conoce como un aneurisma. En el 2020, bajo el cuidado de su cirujano encontraron un segundo aneurisma y la operaron. Pero luego, en un control, Lilia se enteró de que no todo había salido bien. “Usted no va a poder volver a ver y esto es irreversible. Entonces yo le dije Ay, doctor, ‘no me mame gallo’. Dijo No, el aneurisma se sentó sobre el nervio óptico. Dijo haga de cuenta que le cayó una volqueta a una cucaracha. ¿Uno se cuestiona mucho por qué a mí? Pero uno no puede dejarse achicopalar”.

    Su médico la remitió al Centro de Rehabilitación de Adultos Ciegos (CRAC), en Bogotá. Una institución que ayuda a personas como Lilia. Se fundó en 1961 y tiene dos sedes en Bogotá y convenios en 14 ciudades y municipios de Colombia. “Allá te van a enseñar a vivir otra vez, a aprender desde cómo te debes vestir, cómo será hasta tu ducha, como picar cebolla, todo”, le dijo el médico a Lilia.

    Durante dos meses Lilia se negó a asistir al CRAC, porque “en esa negación tampoco se quiere hablar mucho del tema porque duele. Es un dolor muy grande y el cerebro es como un amortiguador que evita que uno reciba un dolor tan en seco”, dice Rosa Estela Niño, la psicóloga del CRAC. Ella explica que perder la visión es pasar por un duelo.

    El proceso de duelo tiene cinco etapas. Las cuatro primeras etapas del duelo son la negación, la rabia, la negociación y la tristeza. Todas requieren de un acompañamiento emocional profundo. “Luego de la tristeza viene ya un nivel de aceptación. No porque me guste, sino porque es una realidad. Lo que se busca es que haya más momentos y más frecuencia de tranquilidad y de paz que momentos de tristeza y desolación. Aprender a vivir, a convivir y a no maltratarse por eso que está sucediendo”, explica la especialista.  

    Con el tiempo, Lilia por fin acepta asistir al CRAC. Ahora va dos veces por semana a la sede del norte de Bogotá. Además de la terapia de movilidad y de la psicoterapia, asiste a otros talleres que le ayudan en su proceso.

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    “Terapia de taller para la vida diaria, que es donde nos enseñan desde picar cebolla hasta maquillarnos las uñas, a servir bebidas calientes, a servir bebidas frías, a utilizar un cuchillo, a utilizar un rallador. La de artesanías y la niña de tecnología que ella le enseña a manejar un computador celular. Nos enseñan a cómo vestirnos, a cómo acomodar el clóset en la casa”.

    Según el último censo poblacional, en el 2018, casi 2 millones de personas con discapacidad visual habitan en Colombia, cerca de uno de cada 20 colombianos.

    Las personas con discapacidad visual pueden seguir navegando el mundo

    “El objetivo de las sesiones es que ellos aprendan a usar sus sentidos como el tacto, el oído, el olfato. El tacto es el órgano más grande que tenemos en el cuerpo. No solo es el tacto con las manos, sino con los pies, y también ese tacto indirecto con el bastón blanco. Además, el bastón de darnos, pues, una textura, nos está dando un sonido que nos va a brindar mucha información del ambiente. El oído a la hora de cruzar una calle y el olfato nos puede brindar información de si hay una panadería, un restaurante. También información de que persona se está acercando”, detalla Diana Moreno, terapeuta de movilidad.

    Según Diana, la familia puede ser un gran apoyo, pero no debe sobreproteger al paciente. Gerardo Prada es el esposo de Lilia. Cuando tenía sus 22 años trabajaba cuidando un cultivo de palma, cuando perdió la visión del ojo izquierdo por un disparo en un intento de robo. Ahora tiene una pequeña tienda en el norte de Bogotá en la que Lilia ayuda. Sus dedos le permiten identificar billetes y monedas en la tienda de su esposo. El duelo emocional ha sido profundo, pero Lilia persiste y aprende porque, como ella dice, “tengo miedo a estar estancada, quieta. Ese sí es el miedo de la vida”.

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    Lilia utiliza una aplicación en su celular que identifica los billetes con la cámara. También toca los billetes para verificar que sean auténticos. Luego sostiene las monedas entre el dedo índice y pulgar.

    Lilia descifra el mundo en texturas y sonidos

    Con mi tacto es genial porque ahora aprecio texturas que antes yo no apreciaba. Con el oído yo siento más percepción, pero yo siento que ahora escucho todo más nítido”, dice Lilia cuyos tacto y oído son su nueva luz.

    “Yo siempre he sido como muy echada pa’ lante. A mi esposo no le gusta que salga sola, entonces yo le digo no mijito, yo no me voy a quedar aquí sentada esperando una persona que venga, y oiga, ¿me puede acompañar? Por ejemplo, ya cuento cuantos pasos hay del negocio de mi esposo a la iglesia, o si tengo que ir a la calle 161 ya sé que desde aquí hay 1.600 pasos. Tengo miedo de estarme estancada, quieta. Eso sí es el miedo de la vida”, concluye Lilia Gómez.  

    Este reportaje sonoro fue grabado para la clase de imagen y sonido de la Maestría en Periodismo de la Universidad de los Andes en Bogotá, Colombia. En la producción estuvieron David de Salvador, Mauricio García y Giomar Gómez.Narración por David de Salvador. 

    Mon, 15 Jul 2024
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