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784 - El Reino de Dios se encuentra entre nosotros
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  • 784 - El Reino de Dios se encuentra entre nosotros









    14/11/2024 – Jesús nos invita a encontrar el Reino de Dios no en señales espectaculares, sino en la paz y la sabiduría que Él nos ofrece en el día a día. Este llamado es a vivir en la presencia de Dios, alejándonos de la curiosidad mundana y confiando en la suave brisa del Espíritu Santo, que nos guía hacia una vida llena de propósito y paz.







    Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: “El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’. Porque el Reino de Dios está entre ustedes”.Jesús dijo después a sus discípulos: “Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán.Les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’, pero no corran a buscarlo.Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día.Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación.”San Lucas 17,20-25



    Espíritu de curiosidad



    Decía el Papa Francisco caminar en la vida con espíritu de sabiduría, con el espíritu de Dios, nos ayuda a juzgar, a tomar decisiones según el corazón de Dios. ¡Y este espíritu nos da paz, siempre! Es el espíritu de paz, el espíritu de amor, el espíritu de fraternidad. Y la santidad es justamente esto. Lo que Dios pide a Abraham “Camina en mi presencia y sé irreprensible” es esto, es esta paz. Caminar bajo la moción del Espíritu Santo y de esta sabiduría. Y se puede decir que aquellos hombres y mujeres que caminan de esta manera son hombres y mujeres sabios. Un hombre sabio y una mujer sabia, porque se mueven bajo la moción de la paciencia de Dios.



    Pero en el Evangelio «nos encontramos ante otro espíritu, que se opone al de la sabiduría de Dios: el espíritu de la curiosidad», es decir cuando queremos apoderarnos de los proyectos de Dios, del futuro, de las cosas; conocer todo, apropiarnos de todo… El espíritu de curiosidad nos aleja del Espíritu de la Sabiduría, porque solo interesan los detalles, las noticias, las pequeñas noticias de cada día. ¿Cómo se hará esto? Es el cómo: ¡es el espíritu del cómo! Y el espíritu de curiosidad no es bueno: es el espíritu de la dispersión, del alejarse de Dios, el espíritu del hablar demasiado. Y Jesús también va a decirnos una cosa interesante: este espíritu de curiosidad, que es mundano, nos lleva a la confusión.



    La curiosidad nos impulsa a querer percibir que el Señor está aquí o allá, o nos hace decir: «Yo conozco a una vidente, una vidente que recibe cartas de la Virgen, mensajes de la Virgen». Y el Papa comentó: «Pero, vea usted, ¡la Virgen es Madre! Nos llama a todos nosotros. No es un encargado de la oficina de correos, que envía mensajes todos los días. «Estas novedades –afirma– alejan del Evangelio, alejan del Espíritu Santo, alejan de la paz y de la sabiduría, de la gloria de Dios, de la belleza de Dios». Porque «Jesús dice que el Reino de Dios no viene del llamar la atención, viene de la sabiduría». «¡El Reino de Dios está en medio de ustedes!», dice Jesús: esta es «acción del Espíritu Santo, que nos da la sabiduría, que nos da la paz. El Reino de Dios no viene de la confusión, pues Dios no habló al profeta Elías en el viento, en la tormenta», sino «en la suave brisa, la brisa de la sabiduría».



    Santa Teresita del Niño Jesús decía que ella siempre tenía que detenerse ante el espíritu de la curiosidad. Cuando hablaba con otra monja y esta monja le contaba una historia, algo sobre la familia, sobre la gente, a veces pasaba a otros argumentos y ella quería conocer el final de la historia. Pero sentía que eso no era el Espíritu de Dios, porque era un espíritu de dispersión, de curiosidad.
    Thu, 14 Nov 2024 - 51min
  • 783 - El servicio sencillo: amar sin esperar recompensas









    12/11/2024 – Jesús nos enseña que, como siervos de Dios, nuestra misión es darlo todo, reconociendo que todo es don suyo. Al cumplir con humildad y amor nuestros deberes, no buscamos recompensas, sino la satisfacción de hacer su voluntad. El verdadero servicio nace de un encuentro sincero con Cristo, que nos transforma y nos lleva a amar por el puro deseo de hacer el bien.



    El Señor dijó:«Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: ‘Ven pronto y siéntate a la mesa’?¿No le dirá más bien: ‘Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después’?¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: ‘Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber’.»San Lucas 17,7-10



    Servidores humildes



    El Evangelio de hoy presenta una enseñanza de humildad, pero que está estrechamente ligada a la fe. Jesús nos invita a ser humildes y pone el ejemplo de un siervo que ha trabajado en el campo. Cuando regresa a casa, el patrón le pide que trabaje más. Según la mentalidad del tiempo de Jesús, el patrón tenía pleno derecho a hacerlo. El siervo debía al patrón una disponibilidad completa, y el patrón no se sentía obligado hacia él por haber cumplido las órdenes recibidas. Jesús nos hace tomar conciencia de que, frente a Dios, nos encontramos en una situación semejante: somos siervos de Dios; no somos acreedores frente a él, sino que somos siempre deudores, porque a él le debemos todo, porque todo es un don suyo.



    Aceptar y hacer su voluntad es la actitud que debemos tener cada día, en cada momento de nuestra vida. Ante Dios no debemos presentarnos nunca como quien cree haber prestado un servicio y por ello merece una gran recompensa. Esta es una falsa concepción que puede nacer en todos, incluso en las personas que trabajan mucho al servicio del Señor, en la Iglesia. En cambio, debemos ser conscientes de que, en realidad, no hacemos nunca bastante por Dios. Debemos decir, como nos sugiere Jesús: «Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer» (Lc 17,10). Esta es una actitud de humildad que nos pone verdaderamente en nuestro sitio y permite al Señor ser muy generoso con nosotros. En efecto, en otra parte del Evangelio nos promete que «se ceñirá, nos pondrá a su mesa y nos servirá» (cf. Lc 12,37).Si hacemos cada día la voluntad de Dios, con humildad, sin pretender nada de él, será Jesús mismo quien nos sirva, quien nos ayude, quien nos anime, quien nos dé fuerza y serenidad.



    El verdadero servicio nace del encuentro con Jesús



    Existe una anécdota de la Madre Teresa de Calcuta que en una conversación con una persona, al conocer detalles de su servicio le dijo “Yo no haría esto ni por un millón de dolares” a lo que la Madre respondió “Yo tampoco”. Este es un ejemplo claro de una mujer que tenía bien claro cuál es la verdadera ganancia del servicio: Dios.



    Pero ésta certeza solo nace de un corazón que conoce a Jesús, que se ha encontrado verdaderamente con la persona de Jesús, que lo ha tocado en la carne de los más débiles. De ésta experiencia nace la real motivación para el bien obrar, de poder hacer el bien sin mirar a quien. Es nuestro obrar que no busca el mérito propio ni la paga.



    Dice el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium en el nro 264: El encuentro personal con el amor de Jesús que nos salva



    La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido,
    Tue, 12 Nov 2024 - 8min
  • 782 - La fuerza del perdón: un camino de fe y reconciliación









    11/11/2024 – Jesús nos enseña que el verdadero amor exige perdonar una y otra vez, aun ante el dolor de la ofensa reiterada. Para seguir su ejemplo, debemos tener una fe profunda que nos impulse a sanar, a corregir con misericordia y a estrechar lazos fraternos. Así, el perdón se convierte en una herramienta de paz que transforma y une, superando la separación causada por el pecado.



    Después dijo a sus discípulos: “Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona!Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños. Por lo tanto, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, perdónalo”. Los Apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. El respondió: “Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, ella les obedecería”. San Lucas 17,1-6



    Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo.



    • Corregir fraternalmente: a solas, con otro testigo, delante de la comunidad. Objetivo ganar la vida del hermano.• La recurrencia en el pecado y el perdón cada vez que se arrepiente: cuantas veces tendré que perdonar a mi hermano, hasta siete veces, no solo siete veces, sino setenta veces siete. Hay una condición que el que peca se arrepienta.• Para obedecer a este mandato de misericordia hay que tener mucha fe en el amor que es capaz de vencer las fuerzas del mal.



    1. El perdón como fuerza de liberación



    El escándalo es inevitable y es fruto de la fuerza aniquiladora del pecado que contradice en los hijos de Dios la filiación divina y la consecuente fraternidad por ser hijos de un mismo Padre. El escándalo es inevitable en cuanto el pecado es un parte constitutiva del ser humano: “el que dice que no tiene pecado miente” dice Juan en la primera de las cartas El pecado es siempre una ruptura con Dios y sus mandatos y una ruptura con los hermanos a los que pertenecemos como hijos de un mismo Padre.



    El perdón, como expresión del amor misericordioso de Dios es el que esconde en si la capacidad de reparar el daño de escándalo que el pecado es capaz de generar, el perdón se ejercita sacramentalmente en la fraternidad en la comunidad, de ahí: “Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo”.



    Es tan fuerte la acción de la fuerza de mal que se esconde en la herida del pecado que no es difícil repetirse en el: “si peca siete veces al día contra ti” , a esta presencia inquietante y amenazadora de destrucción se la vence con la fuerza integradora de la misericordia: si después de perdonado se equivoca y otras tantas vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, perdónalo”, es la única manera de reconstituir lo dañado en los vínculos, es mas que la justicia, la misericordia termina por vencer la necedad escandalosa de la fuerza aniquiladora del pecado



    2. Solo la fe nos capacita para repetirnos en el amor de perdón



    Jesús después de insistir en la necesidad de perdonar siempre, despierta en los apóstoles la necesidad de una fe mayor: “Auméntanos la fe”. Es que ante las reiteradas ofensas uno percibe la debilidad propia del amor de perdón. No está en la naturaleza humana herida por el pecado el remedio al mal de destrucción que opera este misterio de iniquidad, por lo tanto es necesario recurrir al que por Amor nos dio a su propio Hijo como remedio ante esta fuerza de destrucción.



    Mon, 11 Nov 2024 - 46min
  • 781 - María es corredentora, mediadora de todas las gracias









    04/11/2024 – Jesús nos llama a poner el amor a Dios por encima de todo, asumiendo nuestra cruz con valentía y confianza. Ser su discípulo implica abrazar el sacrificio diario y renunciar a nuestras comodidades, no para perder, sino para ganar una vida plena. En el amor de Dios encontramos la fuerza para sobrellevar cada prueba y edificar una vida de fe, con Él en el centro de nuestras decisiones y acciones.



    Tres días más tarde se celebraba una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. También fue invitado Jesús a la boda con sus discípulos. Sucedió que se terminó el vino preparado para la boda, y se quedaron sin vino. Entonces la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino.» Jesús le respondió: «Mujer, ¿por qué te metes en mis asuntos? Aún no ha llegado mi hora.» Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan lo que él les diga.» Había allí seis recipientes de piedra, de los que usan los judíos para sus purificaciones, de unos cien litros de capacidad cada uno. Jesús dijo: «Llenen de agua esos recipientes.» Y los llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, les dijo, y llévenle al mayordomo.» Y ellos se lo llevaron. Después de probar el agua convertida en vino, el mayordomo llamó al novio, pues no sabía de dónde provenía, a pesar de que lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Y le dijo: «Todo el mundo sirve al principio el vino mejor, y cuando ya todos han bebido bastante, les dan el de menos calidad; pero tú has dejado el mejor vino para el final. Esta señal milagrosa fue la primera, y Jesús la hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él. Juan 2,1 -11







    Este título se le reconoce en documentos oficiales de la Iglesia y ha sido acogido en la liturgia.La Virgen es el canino para profundizar en el misterio de Cristo, para progresar en la fe, la esperanza y la caridad.



    Decía ¨Pablo VI «Asociada por un vínculo estrecho e indisoluble a los misterios de la Encarnación y de la Redención… ; creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la Iglesia, continúa en el cielo su misión maternal para con los miembros de Cristo, cooperando al nacimiento y al desarrollo de la vida divina en las almas de los redimidos». (Credo de Pablo VI, n. 15)



    Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres porque Él solo, con su muerte, logró la reconciliación perfecta con Dios, pero dice Santo Tomás que «también a otros podemos llamarlos mediadores por cuanto cooperan a la unión de los hombres con Dios».



    A María se la llama Medianera o Mediadora desde muy antiguo. Este título se le reconoce en documentos oficiales de la Iglesia y ha sido acogido en la liturgia, introduciéndose en 1921 una fiesta dedicada a María Medianera de todas las gracias.



    «María, que en vísperas de Pentecostés intercedió para que el Espíritu Santo descendiera sobre la Iglesia naciente, interceda también ahora para que ese mismo Espíritu produzca un profundo rejuvenecimiento cristiano. Para recoger los grandes valores de nuestra herencia católica y afrontar valientemente los retos del futuro» (San Juan Pablo II, España).



    María es Corredentora



    Por su si abrió la puerta al Redentor, fuente de todas las gracias. María dio su consentimiento libre para que viniese el Salvador al mundo: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc. 1, 38). Dice Santo Tomás que representaba a toda la naturaleza humana.



    Desde el siglo XV se llama a la Virgen CORREDENTORA y la Iglesia la evoca en algunos documentos oficiales. No debe entenderse como una equiparación con Cristo, único Redentor, ya que ella también fue redimida. La suya es una cooperación indirecta por cuanto puso voluntar...
    Thu, 07 Nov 2024
  • 780 - Seguir a Jesús: un camino de amor y entrega









    06/11/2024 – Jesús nos llama a poner el amor a Dios por encima de todo, asumiendo nuestra cruz con valentía y confianza. Ser su discípulo implica abrazar el sacrificio diario y renunciar a nuestras comodidades, no para perder, sino para ganar una vida plena. En el amor de Dios encontramos la fuerza para sobrellevar cada prueba y edificar una vida de fe, con Él en el centro de nuestras decisiones y acciones.



    Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo:”Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo.El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla?No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo:’Este comenzó a edificar y no pudo terminar’.¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil?Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz.De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.”San Lucas 14,25-33



    1. El amor que llama nos hace dar lo mejor de nosotros



    El texto de Lucas pone un marco a las palabras de Jesús: una cosa es cuando un gran gentío caminaba junto a Jesús, caminar con Él, otra cosa es seguirlo. Seguirlo es tomarlo como modelo, como Maestro. La exigencia en el seguimiento se entiende desde el amor que pide lo más amado: padre, madre, hijos, la propia vida. Porque hay un amor que es más grande y está primero que todo el amor de Dios que nos invita a soltarlo todo, sabiendo que nada de lo que entregamos se pierde. Es un amor recapitulador, transformante, que no cercena sino que multiplica. Estas exigencias son las que distinguen al que camina al lado de Jesús, como el gentío, de los que son discípulos de Jesús. En el andar se nota cuando la motivación es la obligación, la palabra dada, o el amor. Una cosa es estar movido por un gran amor, y otra cosa es vivir lo diario motivado por razones que, si bien son buenas, no alcanzan para llenar la vida de sentido.



    Lo que Dios nos propone al llamarnos al camino discipular y cargar el peso de las cosas diarias con su presencia, que hace el yugo suave y liviano, es ponerlo a Él en el centro de nuestro historia. Para que a partir de Él encontremos los grandes motivos amorosos que le dan sentido y orientación a nuestro andar. Cuando Jesús invita diciéndonos: “Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo”, lo que está diciendo es justamente que el amor de Él hacia nosotros es el que nos vincula discipularmente y el que hace que todo encuentre sentido. Está invitando a cimentar la vida en un gran amor, capaz de entregarlo todo, incluso lo más amado, lo mejor de sí mismo.



    El amor de Dios se expresa en el amor matrimonial, hacia los hijos, en la vida comunitaria, fraterna, el amor a la tarea de evangelización pero ninguno de todos estos amores termina siendo Dios. El gran amor es Dios.



    2. Lo que cuesta vale



    Cuando Jesús invita al seguimiento cargando con la propia cruz, invita a seguirlo aunque esto suponga desprecio. El discípulo no solo cambia su vida, sino que es un factor de transformación en la vida de los demás. Las comunidades cristianas son factores de nueva humanidad, signo de la nueva creación.
    Wed, 06 Nov 2024 - 53min
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