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789 - El misterio de Dios en la sencillez
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- 789 - El misterio de Dios en la sencillez
03/12/2024 – El Evangelio nos invita a hacernos a lo sencillo, a lo cotidiano poniendo allí nuestra atención, nuestro corazón, esperando en Dios la gracia de una presencia nueva que te renueve y te permita estar de una manera nueva en el mundo, abierto/a a la espera de un Dios que viene y está cercano.
“En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!»”. Lc 10,21-24
Para esperar la llegada de Jesús en este tiempo en medio de dificultades, necesitamos levantar la mirada y abrirnos a las expectativas de lo hermoso que se nos aproxima y que no terminamos de animarnos a terminar de creer. En este tiempo de Adviento queremos abrirnos a la verdadera felicidad, la que nos trae el niño envuelto en pañales.
Nos conectamos con la expresión gozosa de Jesús, su alegre experiencia que se hace alabanza al ver al Padre Dios haciendo presente el misterio entre los pequeños y sencillos: “”Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños”.
Queremos sintonizar con esa dimensión interior de gozo y alegría con la que Jesús alaba y bendice al Padre por esta posibilidad de ver que la revelación se manifiesta entre los pequeños. Y esta experiencia nos lleva a reflexionar sobre el inmenso valor de las cosas de todos los días. Para poder entrar en esta dimensión de gozo y alegría que nos saca de la rutina y el aburrimiento, con Jesús nos detenemos en el inmenso valor de las cosas de todos los días.
Una clave para no aburrirse es no quitarle valor a nada, no restarle importancia a las cosas por más insignificantes que nos parezcan, no desperdiciar ninguna tarea ni actividad, todo tiene su valor y peso. Quizás sea necesario quitarle valor a nuestra estructura mental que nos dice que “sólo algunas cosas valen la pena para jugarnos la vida y no todo”. Hay miles de cosas que valen la pena, ¿cómo reconocerlas y vivirlas cuando no podemos disfrutar nada?. No se logra haciendo fuerza, tampoco se logra imponiéndose una obligación. La posibilidad de gozar, sintonizando con la experiencia de Jesús, se logra cuando uno aprende a relajarse. Es dedicar tiempo y atención cariñosa a eso que la vida nos ofrece para adelante y saber disfrutar interiormente ese momento. Si uno está tenso, inquieto, preocupado, el cuerpo mismo se llena de resistencia y entonces el nerviosismo nos crispa la musculación, la mirada, el gesto y ponemos la cabeza en otro lugar lo que nos imposibilita darle importancia a quien tenemos al frente. Necesitamos de esta capacidad de poder estar donde estamos gozosos y alegres. Es una capacidad interior que necesitamos aprender a desarrollar, y eso es relajarse, no desentenderse ni huir. Relajarse es saber estar bien en el momento en que estamos en lo más fragoroso de nuestra tarea o servicio.
Hacer foco y entregarse a una cosa por vez
La sensación interior de inquietud a veces no nos permite valorar nada. Estamos inquietos y alborotados interiormente que en términos de discernimiento le llamaríamos estar con “inquietudes varias”,Tue, 03 Dec 2024 - 5min - 788 - Adviento: tiempo de espera
02/12/2024 – Comenzamos el tiempo litúrgico del Adviento. Compartimos junto al padre Javier la catequesis del día en torno al evengalio del día:
“Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión, rogándole» «Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente». Jesús le dijo: «Yo mismo iré a curarlo». Pero el centurión respondió: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: «Ve», él va, y a otro: «Ven», él viene; y cuando digo a mi sirviente: «Tienes que hacer esto», él lo hace». Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos”Mt 8,5-11
Tiempo de espera
Comenzamos el tiempo de adviento, que supone una alegre espera porque el que viene, Jesús, ya está llegando. Adviento quiere decir llegada, esperamos la venida del Señor. Viene a nosotros en el nacimiento de Jesús, memoria creyente del acontecimiento salvífico del Señor, que se actualiza. Y también va llegando mientras crece la expectativa de la segunda venida del Señor. La primera en el seno de María, la segunda entre nubes tras situaciones de mucho sacudón cosmológico. Por eso es necesario levantar la mirada.
El adviento debería ser un tiempo de silencio. Posiblemente no sea tan sencillo ni sea tan connatural a nuestro tiempo de fin de año, repleto de actividad y de cansancio acumulado. Sin embargo el adviento viene con gracia de silencio y nos hace, de alguna manera, vivir el final del año con una actitud de renovación interior que cambia y da un horizonte nuevo a lo que es nuestro ajetreo del año. Viene con gracia de silencio y por lo tanto es una invitación a la interioridad, a recuperar un espacio de reflexión, a tener un tiempo para meditar. Decía San Anselmo:
¡Huye un poco de tus ocupaciones! Entra un instante en ti mismo, apartándote del tumulto de tus pensamientos. Arroja lejos de ti las preocupaciones que te agobian y aparta de ti las inquietudes que te oprimen. Búscate tiempo para Dios y descansa. Habla con Dios y dile con todas tus fuerzas: “Quiero, oh Señor, buscar tu rostro” (salmo 27,8). Señor mío y Dios mío, enseña a mi corazón dónde y cómo tengo que buscarte, dónde y cómo puedo encontrarte” Es un tiempo para desde el corazón abrirnos a la búsqueda y a la expectación del Señor. Sería un buen ejercicio durante el tiempo del Adviento, que nos sentemos un rato intencionadamente, sin hacer nada, y preguntarnos qué es lo que propiamente espero, qué es lo que podría llenar mi vida, qué me falta. Sería bueno si también alguna noche podemos levantarnos en la noche a propósito para velar, para como el salmista poder rezar:” mi alma espera en el Señor más que el centinela la mañana”. Que la interioridad abierta en búsqueda sincera de encuentro con el Señor, aliente la conciencia de que el Señor, en verdad, está viniendo.
El hermoso diálogo del capítulo 25 entre el Zorro y el Principito: La relación de amistad, dice el zorro, es domesticarse. Es aprender uno de otro en la relación de amistad. Y eso se da, cuando nuestra cita es a la misma hora: si vienes a las 4 de la tarde, yo desde las 3 empezaré a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón.”.Esto nos ayuda a disponer el corazón en el tiempo del adviento. ¿Cómo trabajar la espera del Señor?Mon, 02 Dec 2024 - 23min - 787 - La fortaleza de la fe en tiempos de prueba
27/11/2024 – Compartimos la catequesis del día junto al padre Alejandro Nicola:
Jesús dijo a sus discípulos:«Los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.» San Lucas 21,12-19.
En los albores del cristianismo, los seguidores de Jesús enfrentaron una prueba de fe inimaginable: la persecución. Desde los días de Nerón hasta las últimas grandes persecuciones del Imperio Romano, los cristianos fueron perseguidos, torturados y martirizados por sus creencias. Sin embargo, lejos de extinguirse, la Iglesia creció y se fortaleció. ¿Cómo fue posible?
La clave reside en la fe inquebrantable de aquellos primeros cristianos. A pesar de las adversidades, ellos se aferraron a la esperanza en Cristo y al poder del Espíritu Santo. Su ejemplo nos enseña que la fe no es solo una creencia intelectual, sino una fuerza transformadora que nos capacita para superar cualquier obstáculo.
¿Qué podemos aprender de los mártires?
La importancia de la comunidad: Los primeros cristianos se apoyaban mutuamente, compartiendo sus bienes y fortaleciéndose en la fe.
El poder de la oración: La oración era su arma más poderosa, a través de ella se comunicaban con Dios y recibían consuelo y fortaleza.
La esperanza en la vida eterna: La promesa de la vida eterna los motivaba a perseverar en medio del sufrimiento.
El amor al prójimo: A pesar de ser perseguidos, los cristianos demostraron un amor incondicional hacia sus enemigos, siguiendo el ejemplo de Jesús.
Hoy en día, aunque no enfrentamos la misma persecución física, seguimos luchando contra las fuerzas del mal que buscan minar nuestra fe. Las tentaciones, las dudas y las dificultades de la vida cotidiana pueden hacernos sentir débiles y desanimados. Sin embargo, al mirar hacia atrás a los mártires, encontramos una fuente de inspiración y fortaleza.
¿Cómo podemos aplicar estas enseñanzas a nuestra vida?
Fortaleciendo nuestra relación con Dios: A través de la oración, la meditación y la lectura de la Biblia.Conectándonos con nuestra comunidad: Participando en actividades de nuestra iglesia y buscando apoyo en otros creyentes.
Cultivando la esperanza: Recordando siempre que Dios está con nosotros y que la victoria final es suya.Testimoniando nuestra fe: Compartiendo el Evangelio con los demás y siendo un ejemplo de amor y compasión.
Al igual que los primeros cristianos, nosotros también estamos llamados a ser testigos de Cristo en un mundo que a menudo rechaza sus enseñanzas. Al seguir su ejemplo, podemos superar cualquier desafío y experimentar la verdadera alegría de la fe.
Wed, 27 Nov 2024 - 52min - 786 - María, testimonio de gozo y confianza en Dios
21/11/2024 – Con su cántico, María nos invita a celebrar la grandeza de Dios en la vida cotidiana. En un mundo lleno de ruido y sombras, su ejemplo nos guía a encontrar alegría en la misericordia y el amor divino.
María dijo: “Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra de gozo en Dios mi salvador porque miró la humildad de su servidora. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el poderoso ha hecho obras grandes por mi. Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo acordándose de su misericordia como lo había prometido a nuestros padres a favor de Abraham para siempre”. Lucas 1, 46 – 55
Con ella, con María, queremos cantar la grandeza de Dios, celebrar su misericordia. Es que es la misericordia de Dios donde encontramos las razones para celebrar, para cantar, para gozar. La vida que nos golpea a veces duro con el encuentro con nuestras propias contradicciones, con el apartamiento que la fuerza del egoísmo, la soberbia, la dureza del corazón nos aparta de aquel que viene a darle verdadero sentido a la vida.
La vencemos a toda ésta resistencia con la Gracia de Dios que ablanda el corazón y lo remoja en la misericordia y lo pone en sintonía con todo lo que verdaderamente merece ser celebrado, merece ser festejado.
Es verdad que cuando uno sintoniza los medios de comunicación que nos acercan entre comillas la realidad, nos encontramos con una serie de noticias que venden mucho desde el morbo, que muestran el costado más oscuro.
Si nos desayunamos con algún modo de presentar la noticia en la radio, en la televisión, en el diario y entramos por el color amarillo que los medios nos venden de lo que acontece es un modo de tener atrapado el corazón en y desde lugares más bajos.
Posiblemente nos estamos poniendo lentes que nos hagan ver la realidad bajo un espectro, bajo una dimensión que no termine por alentarnos ni por hacernos celebrar y festejar, por hacernos gozar y cantar. Cuando nos ponemos los lentes oscuros que entre comillas la realidad mediática nos ofrece en la presentación de lo que ocurre difícilmente podamos, encontrarle ese otro costado festivo que tiene la vida en el encuentro simple, sencillo, no apurado, compartido con amigos, con hermanos de comunidad, con compañeros de trabajo, donde uno rápidamente con poco se da cuenta que es posible sonreír, es posible aflojar por dentro y desde ese lugar descansar en el gozo es para lo que estuvimos hecho, es para lo que estuvimos creados.
El gozo debería ser el estado habitual en el que un cristiano vive y por eso elegimos para la catequesis de hoy el canto de María: mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra, se goza en Dios mi salvador.
Thu, 21 Nov 2024 - 19min - 785 - El Reino de Dios: un llamado a la acción y la valentía
20/11/2024 – Jesús nos invita a abandonar el temor y la indecisión para construir un mundo nuevo. El Reino no es para quienes especulan o se resguardan, sino para quienes se arriesgan y actúan con determinación.
Jesús dijo una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro.El les dijo: “Un hombre de familia noble fue a un país lejano para recibir la investidura real y regresar en seguida.Llamó a diez de sus servidores y les entregó cien monedas de plata a cada uno, diciéndoles: ‘Háganlas producir hasta que yo vuelva’.Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron detrás de él una embajada encargada de decir: ‘No queremos que este sea nuestro rey’.Al regresar, investido de la dignidad real, hizo llamar a los servidores a quienes había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno.El primero se presentó y le dijo: ‘Señor, tus cien monedas de plata han producido diez veces más’.’Está bien, buen servidor, le respondió, ya que has sido fiel en tan poca cosa, recibe el gobierno de diez ciudades’.Llegó el segundo y le dijo: ‘Señor, tus cien monedas de plata han producido cinco veces más’.A él también le dijo: ‘Tú estarás al frente de cinco ciudades’.Llegó el otro y le dijo: ‘Señor, aquí tienes tus cien monedas de plata, que guardé envueltas en un pañuelo.Porque tuve miedo de ti, que eres un hombre exigente, que quieres percibir lo que no has depositado y cosechar lo que no has sembrado’.El le respondió: ‘Yo te juzgo por tus propias palabras, mal servidor. Si sabías que soy un hombre exigente, que quiero percibir lo que no deposité y cosechar lo que no sembré, ¿por qué no entregaste mi dinero en préstamo? A mi regreso yo lo hubiera recuperado con intereses’.Y dijo a los que estaban allí: ‘Quítenle las cien monedas y dénselas al que tiene diez veces más’.’¡Pero, señor, le respondieron, ya tiene mil!’.Les aseguro que al que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene.En cuanto a mis enemigos, que no me han querido por rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia”.Después de haber dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén. San Lucas 19,11-28
El contexto del relato lo marca el evangelista Lucas la gente seguía allí escuchando al Señor después de que había hablado y tenían expectativas de que pronto llegara el reino de Dios. De ahí es que Jesús plantea esta parábola. Un Rey que se va lejos para después volver. Esto marca un tiempo de espera en la manifestación del reino. Mientras aparecen las autoridades de la época, estos que no quieren que el rey sea entronizado.
El texto nos habla del Rey que encarga a diez servidores sus bienes. Nos deja toda una enseñanza en torno a que mientras vamos caminando a la plenitud del reino no es tiempo para especular ni para el miedo, no es tiempo para guardarse sino para jugarse. Cuando hablamos de reino hablamos de un mundo nuevo desde un hombre nuevo que supone actitudes jugadas, decididas y determinadas. No hay tiempo para medias tintas. El mecanismo de defensa de este tercer propietario a quien le han confiado la moneda de plata especula con temor. El mundo de hoy con la crisis que vivimos tiene mucho que ver con la especulación y la racionalidad que ha hecho que desaparezca de algún modo la esperanza de un mundo mejor.
En el mundo gobierna la ultra racionalidad calculadora. En el mundo del reino de Dios son los que se la juegan por el reino los que ganan. Para la construcción de un mundo nuevo no hay lugar para las medias tintas, para vivir sin riesgo ni para la indecisión.
No es para los que arrugan lo que se presenta como desafío...Wed, 20 Nov 2024 - 17min - 784 - El Reino de Dios se encuentra entre nosotros
14/11/2024 – Jesús nos invita a encontrar el Reino de Dios no en señales espectaculares, sino en la paz y la sabiduría que Él nos ofrece en el día a día. Este llamado es a vivir en la presencia de Dios, alejándonos de la curiosidad mundana y confiando en la suave brisa del Espíritu Santo, que nos guía hacia una vida llena de propósito y paz.
Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: “El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’. Porque el Reino de Dios está entre ustedes”.Jesús dijo después a sus discípulos: “Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán.Les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allí’, pero no corran a buscarlo.Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día.Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación.”San Lucas 17,20-25
Espíritu de curiosidad
Decía el Papa Francisco caminar en la vida con espíritu de sabiduría, con el espíritu de Dios, nos ayuda a juzgar, a tomar decisiones según el corazón de Dios. ¡Y este espíritu nos da paz, siempre! Es el espíritu de paz, el espíritu de amor, el espíritu de fraternidad. Y la santidad es justamente esto. Lo que Dios pide a Abraham “Camina en mi presencia y sé irreprensible” es esto, es esta paz. Caminar bajo la moción del Espíritu Santo y de esta sabiduría. Y se puede decir que aquellos hombres y mujeres que caminan de esta manera son hombres y mujeres sabios. Un hombre sabio y una mujer sabia, porque se mueven bajo la moción de la paciencia de Dios.
Pero en el Evangelio «nos encontramos ante otro espíritu, que se opone al de la sabiduría de Dios: el espíritu de la curiosidad», es decir cuando queremos apoderarnos de los proyectos de Dios, del futuro, de las cosas; conocer todo, apropiarnos de todo… El espíritu de curiosidad nos aleja del Espíritu de la Sabiduría, porque solo interesan los detalles, las noticias, las pequeñas noticias de cada día. ¿Cómo se hará esto? Es el cómo: ¡es el espíritu del cómo! Y el espíritu de curiosidad no es bueno: es el espíritu de la dispersión, del alejarse de Dios, el espíritu del hablar demasiado. Y Jesús también va a decirnos una cosa interesante: este espíritu de curiosidad, que es mundano, nos lleva a la confusión.
La curiosidad nos impulsa a querer percibir que el Señor está aquí o allá, o nos hace decir: «Yo conozco a una vidente, una vidente que recibe cartas de la Virgen, mensajes de la Virgen». Y el Papa comentó: «Pero, vea usted, ¡la Virgen es Madre! Nos llama a todos nosotros. No es un encargado de la oficina de correos, que envía mensajes todos los días. «Estas novedades –afirma– alejan del Evangelio, alejan del Espíritu Santo, alejan de la paz y de la sabiduría, de la gloria de Dios, de la belleza de Dios». Porque «Jesús dice que el Reino de Dios no viene del llamar la atención, viene de la sabiduría». «¡El Reino de Dios está en medio de ustedes!», dice Jesús: esta es «acción del Espíritu Santo, que nos da la sabiduría, que nos da la paz. El Reino de Dios no viene de la confusión, pues Dios no habló al profeta Elías en el viento, en la tormenta», sino «en la suave brisa, la brisa de la sabiduría».
Santa Teresita del Niño Jesús decía que ella siempre tenía que detenerse ante el espíritu de la curiosidad. Cuando hablaba con otra monja y esta monja le contaba una historia, algo sobre la familia, sobre la gente, a veces pasaba a otros argumentos y ella quería conocer el final de la historia. Pero sentía que eso no era el Espíritu de Dios, porque era un espíritu de dispersión, de curiosidad.Thu, 14 Nov 2024 - 51min - 783 - El servicio sencillo: amar sin esperar recompensas
12/11/2024 – Jesús nos enseña que, como siervos de Dios, nuestra misión es darlo todo, reconociendo que todo es don suyo. Al cumplir con humildad y amor nuestros deberes, no buscamos recompensas, sino la satisfacción de hacer su voluntad. El verdadero servicio nace de un encuentro sincero con Cristo, que nos transforma y nos lleva a amar por el puro deseo de hacer el bien.
El Señor dijó:«Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: ‘Ven pronto y siéntate a la mesa’?¿No le dirá más bien: ‘Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después’?¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: ‘Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber’.»San Lucas 17,7-10
Servidores humildes
El Evangelio de hoy presenta una enseñanza de humildad, pero que está estrechamente ligada a la fe. Jesús nos invita a ser humildes y pone el ejemplo de un siervo que ha trabajado en el campo. Cuando regresa a casa, el patrón le pide que trabaje más. Según la mentalidad del tiempo de Jesús, el patrón tenía pleno derecho a hacerlo. El siervo debía al patrón una disponibilidad completa, y el patrón no se sentía obligado hacia él por haber cumplido las órdenes recibidas. Jesús nos hace tomar conciencia de que, frente a Dios, nos encontramos en una situación semejante: somos siervos de Dios; no somos acreedores frente a él, sino que somos siempre deudores, porque a él le debemos todo, porque todo es un don suyo.
Aceptar y hacer su voluntad es la actitud que debemos tener cada día, en cada momento de nuestra vida. Ante Dios no debemos presentarnos nunca como quien cree haber prestado un servicio y por ello merece una gran recompensa. Esta es una falsa concepción que puede nacer en todos, incluso en las personas que trabajan mucho al servicio del Señor, en la Iglesia. En cambio, debemos ser conscientes de que, en realidad, no hacemos nunca bastante por Dios. Debemos decir, como nos sugiere Jesús: «Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer» (Lc 17,10). Esta es una actitud de humildad que nos pone verdaderamente en nuestro sitio y permite al Señor ser muy generoso con nosotros. En efecto, en otra parte del Evangelio nos promete que «se ceñirá, nos pondrá a su mesa y nos servirá» (cf. Lc 12,37).Si hacemos cada día la voluntad de Dios, con humildad, sin pretender nada de él, será Jesús mismo quien nos sirva, quien nos ayude, quien nos anime, quien nos dé fuerza y serenidad.
El verdadero servicio nace del encuentro con Jesús
Existe una anécdota de la Madre Teresa de Calcuta que en una conversación con una persona, al conocer detalles de su servicio le dijo “Yo no haría esto ni por un millón de dolares” a lo que la Madre respondió “Yo tampoco”. Este es un ejemplo claro de una mujer que tenía bien claro cuál es la verdadera ganancia del servicio: Dios.
Pero ésta certeza solo nace de un corazón que conoce a Jesús, que se ha encontrado verdaderamente con la persona de Jesús, que lo ha tocado en la carne de los más débiles. De ésta experiencia nace la real motivación para el bien obrar, de poder hacer el bien sin mirar a quien. Es nuestro obrar que no busca el mérito propio ni la paga.
Dice el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium en el nro 264: El encuentro personal con el amor de Jesús que nos salva
La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido,Tue, 12 Nov 2024 - 8min - 782 - La fuerza del perdón: un camino de fe y reconciliación
11/11/2024 – Jesús nos enseña que el verdadero amor exige perdonar una y otra vez, aun ante el dolor de la ofensa reiterada. Para seguir su ejemplo, debemos tener una fe profunda que nos impulse a sanar, a corregir con misericordia y a estrechar lazos fraternos. Así, el perdón se convierte en una herramienta de paz que transforma y une, superando la separación causada por el pecado.
Después dijo a sus discípulos: “Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona!Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños. Por lo tanto, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, perdónalo”. Los Apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. El respondió: “Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, ella les obedecería”. San Lucas 17,1-6
Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo.
• Corregir fraternalmente: a solas, con otro testigo, delante de la comunidad. Objetivo ganar la vida del hermano.• La recurrencia en el pecado y el perdón cada vez que se arrepiente: cuantas veces tendré que perdonar a mi hermano, hasta siete veces, no solo siete veces, sino setenta veces siete. Hay una condición que el que peca se arrepienta.• Para obedecer a este mandato de misericordia hay que tener mucha fe en el amor que es capaz de vencer las fuerzas del mal.
1. El perdón como fuerza de liberación
El escándalo es inevitable y es fruto de la fuerza aniquiladora del pecado que contradice en los hijos de Dios la filiación divina y la consecuente fraternidad por ser hijos de un mismo Padre. El escándalo es inevitable en cuanto el pecado es un parte constitutiva del ser humano: “el que dice que no tiene pecado miente” dice Juan en la primera de las cartas El pecado es siempre una ruptura con Dios y sus mandatos y una ruptura con los hermanos a los que pertenecemos como hijos de un mismo Padre.
El perdón, como expresión del amor misericordioso de Dios es el que esconde en si la capacidad de reparar el daño de escándalo que el pecado es capaz de generar, el perdón se ejercita sacramentalmente en la fraternidad en la comunidad, de ahí: “Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo”.
Es tan fuerte la acción de la fuerza de mal que se esconde en la herida del pecado que no es difícil repetirse en el: “si peca siete veces al día contra ti” , a esta presencia inquietante y amenazadora de destrucción se la vence con la fuerza integradora de la misericordia: si después de perdonado se equivoca y otras tantas vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, perdónalo”, es la única manera de reconstituir lo dañado en los vínculos, es mas que la justicia, la misericordia termina por vencer la necedad escandalosa de la fuerza aniquiladora del pecado
2. Solo la fe nos capacita para repetirnos en el amor de perdón
Jesús después de insistir en la necesidad de perdonar siempre, despierta en los apóstoles la necesidad de una fe mayor: “Auméntanos la fe”. Es que ante las reiteradas ofensas uno percibe la debilidad propia del amor de perdón. No está en la naturaleza humana herida por el pecado el remedio al mal de destrucción que opera este misterio de iniquidad, por lo tanto es necesario recurrir al que por Amor nos dio a su propio Hijo como remedio ante esta fuerza de destrucción.
Mon, 11 Nov 2024 - 46min - 781 - María es corredentora, mediadora de todas las gracias
04/11/2024 – Jesús nos llama a poner el amor a Dios por encima de todo, asumiendo nuestra cruz con valentía y confianza. Ser su discípulo implica abrazar el sacrificio diario y renunciar a nuestras comodidades, no para perder, sino para ganar una vida plena. En el amor de Dios encontramos la fuerza para sobrellevar cada prueba y edificar una vida de fe, con Él en el centro de nuestras decisiones y acciones.
Tres días más tarde se celebraba una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. También fue invitado Jesús a la boda con sus discípulos. Sucedió que se terminó el vino preparado para la boda, y se quedaron sin vino. Entonces la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino.» Jesús le respondió: «Mujer, ¿por qué te metes en mis asuntos? Aún no ha llegado mi hora.» Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan lo que él les diga.» Había allí seis recipientes de piedra, de los que usan los judíos para sus purificaciones, de unos cien litros de capacidad cada uno. Jesús dijo: «Llenen de agua esos recipientes.» Y los llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, les dijo, y llévenle al mayordomo.» Y ellos se lo llevaron. Después de probar el agua convertida en vino, el mayordomo llamó al novio, pues no sabía de dónde provenía, a pesar de que lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Y le dijo: «Todo el mundo sirve al principio el vino mejor, y cuando ya todos han bebido bastante, les dan el de menos calidad; pero tú has dejado el mejor vino para el final. Esta señal milagrosa fue la primera, y Jesús la hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él. Juan 2,1 -11
Este título se le reconoce en documentos oficiales de la Iglesia y ha sido acogido en la liturgia.La Virgen es el canino para profundizar en el misterio de Cristo, para progresar en la fe, la esperanza y la caridad.
Decía ¨Pablo VI «Asociada por un vínculo estrecho e indisoluble a los misterios de la Encarnación y de la Redención… ; creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la Iglesia, continúa en el cielo su misión maternal para con los miembros de Cristo, cooperando al nacimiento y al desarrollo de la vida divina en las almas de los redimidos». (Credo de Pablo VI, n. 15)
Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres porque Él solo, con su muerte, logró la reconciliación perfecta con Dios, pero dice Santo Tomás que «también a otros podemos llamarlos mediadores por cuanto cooperan a la unión de los hombres con Dios».
A María se la llama Medianera o Mediadora desde muy antiguo. Este título se le reconoce en documentos oficiales de la Iglesia y ha sido acogido en la liturgia, introduciéndose en 1921 una fiesta dedicada a María Medianera de todas las gracias.
«María, que en vísperas de Pentecostés intercedió para que el Espíritu Santo descendiera sobre la Iglesia naciente, interceda también ahora para que ese mismo Espíritu produzca un profundo rejuvenecimiento cristiano. Para recoger los grandes valores de nuestra herencia católica y afrontar valientemente los retos del futuro» (San Juan Pablo II, España).
María es Corredentora
Por su si abrió la puerta al Redentor, fuente de todas las gracias. María dio su consentimiento libre para que viniese el Salvador al mundo: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc. 1, 38). Dice Santo Tomás que representaba a toda la naturaleza humana.
Desde el siglo XV se llama a la Virgen CORREDENTORA y la Iglesia la evoca en algunos documentos oficiales. No debe entenderse como una equiparación con Cristo, único Redentor, ya que ella también fue redimida. La suya es una cooperación indirecta por cuanto puso voluntar...Thu, 07 Nov 2024 - 780 - Seguir a Jesús: un camino de amor y entrega
06/11/2024 – Jesús nos llama a poner el amor a Dios por encima de todo, asumiendo nuestra cruz con valentía y confianza. Ser su discípulo implica abrazar el sacrificio diario y renunciar a nuestras comodidades, no para perder, sino para ganar una vida plena. En el amor de Dios encontramos la fuerza para sobrellevar cada prueba y edificar una vida de fe, con Él en el centro de nuestras decisiones y acciones.
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo:”Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo.El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla?No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo:’Este comenzó a edificar y no pudo terminar’.¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil?Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz.De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.”San Lucas 14,25-33
1. El amor que llama nos hace dar lo mejor de nosotros
El texto de Lucas pone un marco a las palabras de Jesús: una cosa es cuando un gran gentío caminaba junto a Jesús, caminar con Él, otra cosa es seguirlo. Seguirlo es tomarlo como modelo, como Maestro. La exigencia en el seguimiento se entiende desde el amor que pide lo más amado: padre, madre, hijos, la propia vida. Porque hay un amor que es más grande y está primero que todo el amor de Dios que nos invita a soltarlo todo, sabiendo que nada de lo que entregamos se pierde. Es un amor recapitulador, transformante, que no cercena sino que multiplica. Estas exigencias son las que distinguen al que camina al lado de Jesús, como el gentío, de los que son discípulos de Jesús. En el andar se nota cuando la motivación es la obligación, la palabra dada, o el amor. Una cosa es estar movido por un gran amor, y otra cosa es vivir lo diario motivado por razones que, si bien son buenas, no alcanzan para llenar la vida de sentido.
Lo que Dios nos propone al llamarnos al camino discipular y cargar el peso de las cosas diarias con su presencia, que hace el yugo suave y liviano, es ponerlo a Él en el centro de nuestro historia. Para que a partir de Él encontremos los grandes motivos amorosos que le dan sentido y orientación a nuestro andar. Cuando Jesús invita diciéndonos: “Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo”, lo que está diciendo es justamente que el amor de Él hacia nosotros es el que nos vincula discipularmente y el que hace que todo encuentre sentido. Está invitando a cimentar la vida en un gran amor, capaz de entregarlo todo, incluso lo más amado, lo mejor de sí mismo.
El amor de Dios se expresa en el amor matrimonial, hacia los hijos, en la vida comunitaria, fraterna, el amor a la tarea de evangelización pero ninguno de todos estos amores termina siendo Dios. El gran amor es Dios.
2. Lo que cuesta vale
Cuando Jesús invita al seguimiento cargando con la propia cruz, invita a seguirlo aunque esto suponga desprecio. El discípulo no solo cambia su vida, sino que es un factor de transformación en la vida de los demás. Las comunidades cristianas son factores de nueva humanidad, signo de la nueva creación.Wed, 06 Nov 2024 - 53min - 779 - La invitación de Dios al banquete del Reino
05/11/2024 – Compartimos la catequesis del día reflexionando en torno al evangelio:
“En aquel tiempo:Uno de los invitados le dijo: “¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!”.Jesús le respondió: “Un hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente.A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: ‘Vengan, todo está preparado’.Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes’.El segundo dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes’.Y un tercero respondió: ‘Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir’.A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, y este, irritado, le dijo: ‘Recorre en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos’.Volvió el sirviente y dijo: ‘Señor, tus órdenes se han cumplido y aún sobra lugar’.El señor le respondió: ‘Ve a los caminos y a lo largo de los cercos, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa.Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena'”. Lucas 14,15-24
Los invitados
Los primeros en ser invitados se excusan y no van. La sala de Dios se queda vacía; el banquete parece haber sido preparado en vano. Es lo que Jesús experimenta en la fase final de su actividad: los grupos oficiales, autorizados, dicen “no” a la invitación de Dios, que es él mismo. No acuden. Su mensaje, su llamada, acaba en el “no” de los hombres.
Sin embargo, tampoco aquí fracasa Dios. La sala vacía se convierte en una oportunidad para llamar a un número mayor de personas. El amor de Dios, la invitación de Dios, se extiende. San Lucas nos narra esto en dos fases: primero, la invitación se dirige a los pobres, a los abandonados, a los que nadie invita en esa misma ciudad. De ese modo, Dios hace ahora lo que dijo Jesús al fariseo: invita a los que no poseen nada, a los que realmente tienen hambre, a los que no pueden invitarlo, a los que no pueden darle nada. Entonces viene la segunda fase: sale de la ciudad, a los caminos, e invita a los vagabundos.
Podemos suponer que san Lucas con esas dos fases quiere dar a entender que los primeros en entrar a la sala son los pobres de Israel, y luego, dado que no son suficientes, pues la sala de Dios es más grande, la invitación se extiende, fuera de la ciudad santa, hasta el mundo de los gentiles.
Los que no pertenecen a Dios, los que están fuera, son invitados para llenar la sala. Y seguramente san Lucas, que nos ha transmitido este evangelio, ha visto en ello la representación anticipada ―mediante una imagen― de los acontecimientos que narra después en los Hechos de los Apóstoles, donde sucede eso precisamente: san Pablo siempre comienza su misión en la sinagoga, dirigiéndose a los que han sido invitados en primer lugar, y sólo cuando las personas autorizadas rechazan la invitación y queda solamente un pequeño grupo de pobres, sale y se dirige a los paganos.
Dios no fracasa
Decía el Papa Benedicto XVI Dios no fracasa. “Fracasa” continuamente, pero en realidad no fracasa, pues de ello saca nuevas oportunidades de misericordia mayor, y su creatividad es inagotable. No fracasa porque siempre encuentra modos nuevos de llegar a los hombres y abrir más su gran casa, a fin de que se llene del todo. No fracasa porque no renuncia a pedir a los hombres que vengan a sentarse a su mesa, a tomar el alimento de los pobres, en el que se ofrece el don precioso que es él mismo.Tue, 05 Nov 2024 - 52min - 778 - Compartir nos hace parecernos a Dios
04/11/2024 – Comenzamos a compartir la catequesis del día junto al padre Matías Burgui rezando juntos la siguiente oración:
Señor, en cada mirada, invitános a dar.En los rostros solitarios, llamanos a acoger.En la pobreza, pedinos nuestra generosidad.En el dolor, invitános a consolar.En cada mano extendida, abrinos el corazón.En la necesidad, enseñanos a entregar sin esperar nada a cambio.En la falta de reconocimiento, recordanos que nuestro tesoro está en el cielo.En el sacrificio, fortalecenos con tu Santo Espíritu.En la búsqueda de sentido, iluminá nuestra inteligencia y nuestro corazón.En el dar sin recibir, mostranos tu rostro.En cada hermano olvidado, animanos a amar de verdad.En nosotros, Señor. En vos, siempre.Amén.
El evangelio con el que comenzamos esta semana continúa esta enseñanza de Jesús sobre distintos aspectos del discipulado, pero también sobre el servicio. Por eso hoy estamos tratando este tema que tiene que ver con la mesa, con la comida, y lo central es fijarse en el que no tiene.¿Con quiénes te pide Dios que compartas más profundamente el banquete de tu vida?
San Gregorio Nacianceno (330-390), obispo y doctor de la Iglesia, decía que nada hace al hombre más parecido a Dios que la facultad de dar.
Animate a preparar un banquete. El evangelio va a ser siempre una invitación primero para dar lo que se tiene. Pero no solamente eso, sino también a darse, a jugársela, a poder preparar un banquete para el otro. La vida cristiana es una constante entrega hacia los demás. Si vos no te entregás a los demás, no estás siendo verdaderamente cristiano. Porque la verdadera felicidad de cristiano es compartir lo que Dios le ha dado en el corazón. Hoy es el día, a la luz del evangelio, hoy es el día para que vos te animes a salir al encuentro de aquellas personas con las que no te sale naturalmente sentarte a compartir, con la que no te sale naturalmente conversar. Hoy es el día para que te animes a llamar a ese familiar con el que estás peleado, con ese que te cuesta quizás sentarte a la mesa, ¿no? Hoy es el día para que vos y yo vivamos este evangelio. Es posible, basta con salir al encuentro, basta con improvisar un banquete. El banquete de la amistad, el banquete de la vida compartida, el banquete de la sinceridad y de la gratuidad. Hoy es el día para que vos te puedas acercar a los que nadie se acerca, justamente sabiendo que Dios está presente en ese encuentro.
No seas interesado. ¿Qué es lo más difícil que es esta enseñanza de Jesús? ¿Cómo cuesta ir purificando nuestras intenciones para hacer el bien sin mirar a quién? Es lo que hizo el Señor, que pasó su vida haciendo el bien a todos, predicando el evangelio con sus palabras pero también con sus obras. Fíjate que la costumbre en la época de Jesús era que nadie se sentaba alrededor de la mesa con personas desconocidas. Por eso el Señor manda a romper con lo estipulado y pide que se invita a los excluidos, a los pobres, a los lisiados, a los enfermos, a los ciegos. ¿Por qué? Porque en la invitación desinteresada, dirigida a esas personas que están excluidas y marginadas, hay una fuente de felicidad. Dice el evangelio, serás feliz porque ellos no tienen cómo retribuirte. Una felicidad extraña, una felicidad diferente la que plantea Jesús. Podríamos decir que es una buena bienaventuranza, una novedad, algo nuevo. Podríamos decir que la felicidad que nace del hecho de haber hecho un gesto con total generosidad es el punto de partida de la gratuidad, del encontrar plenitud en tu vida, de dar sin esperar nada a cambio, de aquel que hace las cosas gratuitamente sin querer retribución, aunque sabemos bien que la recompensa está en el cielo. Por eso la pregunta es, ¿está mal querer tener una recompensa? No, por supuesto que no.Mon, 04 Nov 2024 - 1min - 777 - El llamado a la santidad
1/11/2024 – «Alegraos y regocijaos» (Mt 5,12), dice Jesús a los que son perseguidos o humillados por su causa. El Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados. Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada. En realidad, desde las primeras páginas de la Biblia está presente, de diversas maneras, el llamado a la santidad. Así se lo proponía el Señor a Abraham: «Camina en mi presencia y sé perfecto» (Gn 17,1).
“Lo seguían grandes multitudes que llegaban a Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania. Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: «Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron”. Mt 4,25-5,12
Los santos que nos alientan y acompañan
En la carta a los Hebreos se mencionan distintos testimonios que nos animan a que «corramos, con constancia, en la carrera que nos toca» (12,1). Allí se habla de Abraham, de Sara, de Moisés, de Gedeón y de varios más (cf. 11,1-12,3) y sobre todo se nos invita a reconocer que tenemos «una nube tan ingente de testigos» (12,1) que nos alientan a no detenernos en el camino, nos estimulan a seguir caminando hacia la meta. Y entre ellos puede estar nuestra propia madre, una abuela u otras personas cercanas (cf. 2 Tm 1,5). Quizá su vida no fue siempre perfecta, pero aun en medio de imperfecciones y caídas siguieron adelante y agradaron al Señor.
Los santos que ya han llegado a la presencia de Dios mantienen con nosotros lazos de amor y comunión. Lo atestigua el libro del Apocalipsis cuando habla de los mártires que interceden: «Vi debajo del altar las almas de los degollados por causa de la Palabra de Dios y del testimonio que mantenían. Y gritaban con voz potente: “¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia?”» (6,9-10). Podemos decir que «estamos rodeados, guiados y conducidos por los amigos de Dios […] No tengo que llevar yo solo lo que, en realidad, nunca podría soportar yo solo. La muchedumbre de los santos de Dios me protege, me sostiene y me conduce».
Los santos de la puerta de al lado
No pensemos solo en los ya beatificados o canonizados. El Espíritu Santo derrama santidad por todas partes, en el santo pueblo fiel de Dios, porque «fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo, que le confesara en verdad y le sirviera santamente». El Señor, en la historia de la salvación, ha salvado a un pueblo. No existe identidad plena sin pertenencia a un pueblo. Por eso nadie se salva solo, como individuo aislado, sino que Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama de relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad humana: Dios quiso entrar en una dinámica popular, en la dinámica de un pueblo.Fri, 01 Nov 2024 - 47min - 776 - Jesús nos invita a avanzar con decisión
31/10/2024 – Jesús no evade el conflicto ni la muerte en Jerusalén, sino que camina hacia ella con un propósito claro. Así también nosotros estamos llamados a transformar nuestras ciudades en lugares de amor y esperanza.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron: “Vete de aquí, porque Herodes quiere matarte”.Él les contestó: “Vayan a decirle a ese zorro que seguiré expulsando demonios y haciendo curaciones hoy y mañana, y que al tercer día terminaré mi obra. Sin embargo, hoy, mañana y pasado mañana tengo que seguir mi camino, porque no conviene que un profeta muera fuera de Jerusalén.¡Jerusalén, Jerusalén, que matas y apedreas a los profetas que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero tú no has querido!Así pues, la casa de ustedes quedará abandonada. Yo les digo que no me volverán a ver hasta el día en que digan: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’ ” Lc 13, 31-35
Tengo que continuar mi viaje, mi destino: ¡Jerusalén!
La invitación de los fariseos más que por resguardar la integridad de Jesús ante la amenaza de Herodes, parece ser un detener del carpintero de Galilea que ha venido a desafiar el orden establecido.Jerusalén, la ciudad santa se había convertido en sanguinaria para los profetas cuando debía ser una ciudad de acogida (como una gallina que junta a sus polluelos debajo de sus alas) y de salvación. Jesús es consciente de que está camino a una ciudad peligrosa, donde los poderes imperan para mantener el statu quo que él había combatido.
Esta Jerusalén contrasta con la Nueva Jerusalén del Apocalipsis de Juan. Es interesante el imaginario de los primeros cristianos que sueñan con una Jerusalén distinta. Porque la Nueva Jerusalén es una ¡ciudad sin templo!: “En ella no vi templo” (Ap 21:22). No se necesita un lugar específico donde habite Dios, ya que la ciudad toda está llena de Dios.
Una hermenéutica urbana de liberación
Las ciudades de hoy, ¿son espacios propicios para vivir la fraternidad y la solidaridad? ¿O siguen siendo como la Jerusalén que mata a sus profetas (v. 34)? Cualquiera que conozca los grandes centros urbanos que tenemos hoy, sabe del caos que implica vivir y convivir en las urbes: ciudades que han venido creciendo improvisadas y sin planificación, barrios periféricos sin acceso a servicios básicos, carencias de centros educativos y de salud, etc. Pero por sobre todo son espacios donde las buenas relaciones son imposibles: vecinos que no se conocen ni se saludan, el ruido incesante, la violencia de las calles, la apatía, la mendicidad, la competitividad por espacios laborales y de hábitat, en fin, un toju waboju (Gn 1:2), expresión hebrea que se puede traducir como ¡desorden total, caos!
Más es necesario repensar nuestras ciudades como lugares para la salvación y la buena convivencia en las que el Espíritu revolotee anunciando la vida de Dios, en medio de las ciudades de muerte y violencia. Jesús no huye de Jerusalén; la enfrenta y va camino hacia ella, seguro de que su misión también incluye estos espacios de perdición y violencia, que con posteridad se transformarán en espacios de salvación universal.
Que este Dios amoroso de la vida nos dé la fuerza necesaria para actuar en todos los espacios construyendo puentes de diálogo y encuentro con el prójimo.
Nosotros y nosotras también debemos encaminarnos hacia nuestra misión ahí donde habitamos, las ciudades. Ahí es donde debemos trabajar para hacer posible los planes de Dios frente a quienes planifican la muerte y la destrucción de los profetas y las profetisas, porque sus voces y resistencias incomodan y son inconvenientes cuando domina...Thu, 31 Oct 2024 - 4min - 775 - La puerta estrecha: un llamado a la caridad verdadera
30/10/2024 – Jesús nos invita a entrar por la puerta estrecha, simbolizando el amor comprometido y profundo hacia los demás. Ser cristiano es amar y servir, con una entrega generosa y desinteresada que transforma nuestras vidas y fortalece nuestra fe.
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén.Una persona le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?”. El respondió: “Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán.
En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: ‘Señor, ábrenos’. Y él les responderá: ‘No sé de dónde son ustedes’.Entonces comenzarán a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas’.
Pero él les dirá: ‘No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!’. Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera.Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos”. San Lucas 13,22-30.
La estrecha amplitud de la caridad
Es bueno o necesario aclararlo aunque parezca innecesario, cuando Jesús habla de la estreches de la puerta se refiere a la exigencia de la caridad que supone amar a los demás como a uno mismo, amar al estilo de Dios que hace salir el sol sobre buenos y malos, amar hasta llegar a dar la vida. Es el amor comprometido que pone en actitud de servicio el que nos permite encontrar la plenitud deseada.
Lo dicho hasta acá hace que descartemos del horizonte interpretativo, la estreches moralista de mínima desde donde muchas veces se plantea de manera sesgada el evangelio, igualmente quedan al margen las estrecheses en sentido doctrinal, que reducen el evangelio a una ideología apagando la fuerza transformadora de vida que supone la buena nueva que se identifica con la persona de Jesús.
La exigente manera de ajustar la vida a los demás aprendiendo a ponernos los zapatos de los otros en actitud empática lejos de reducirnos a un ámbito limitado, nos universaliza capacitándonos para ser hermanos de todos.
En el proceso de crecimiento exigente de la vida de caridad, ella nos guía y disciplina para hacernos madurar
Para amar al estilo de Jesús llamados a la Madurez
Psicológica:Las personas inmaduras se muestran en la susceptibilidad, los cambios bruscos en su estado de ánimo y sin motivo aparente, las reacciones caprichosas, y a veces histéricas, la necesidad de llamar la atención, con dependencia al que dirán, la escasa tolerancia a la frustración, la inconstancia, pasividad y la escasa fuerza de voluntad no son buenos augurios para quien pretenda encontrar la felicidad a su lado.Esa llamada transformadora que tiene en su lógica el amor cuando es auténtico nos lleva a buscar una personalidad equilibrada, donde seamos dueño de nuestros actos, independientes y autónomos, conocerse a sí mismo con limitaciones y habilidades, ser capaz de adaptarse a circunstancias cambiantes y de enfrentar dificultades, solucionar problemas y tolerar el fracaso, tener constancia para completar lo que hemos comenzado, ser responsable en los compromisos asumidos y leal a la palabra dada. Y querer continuar, el proceso de mutua maduración con los vínculos a los que se pertenece.
Wed, 30 Oct 2024 - 4min - 774 - Silencio y sencillez: el camino hacia el corazón de Dios
29/10/2024 – Explorar la grandeza de Dios nos invita a mirar la vida con otros ojos: lo humilde, lo pequeño y lo silencioso revelan Su presencia en nuestra cotidianeidad. Jesús nos enseña a valorar lo sencillo, como el grano de mostaza o la levadura, donde el Reino se manifiesta y transforma nuestros corazones.
Jesús dijo entonces: “¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo?Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas”.Dijo también: “¿Con qué podré comparar el Reino de Dios?Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa”.
1. El secreto esta en lo sencillo y humilde puesto en Dios
Esta es la certeza que nos deja el evangelio de hoy: la obra de Dios es grande y acontece desde una dimensión sorprendentemente sencilla y humilde: como un grano de mostaza que es como la mitad de una cabeza de alfiler, que llega a ser un gran árbol donde se cobijan los pájaros del cielo, como un poco de levadura que una mujer pone en una gran cantidad de harina hasta fermentar toda la masa.
Dios elige lo que no cuenta lo que el mundo tiene por nada para confundir a los que piensa que son algo. Elige a la humilde servidora del Señor, María para tomar su carne y nacer quedándose en medio de nosotros, elige nacer en Belén la mas pequeña según el profeta Miqueas, elige Nazaret para en el silencio gestar en treinta años su ministerio público, elige 12 hombres sencillos y entre ellos posiblemente al mas frágil Pedro para fundar su comunidad, elige la ignominia de la cruz para alcanzarnos la salvación.
Este estilo de amor por lo pequeño nos permite mirar las realidades simples de la vida con los ojos de Dios, de otra manera, dándole otra valoración, nos permite afrontar lo cotidiano lo rutinario desde esa conciencia que lo importante se juega en lo que aparentemente es insignificante. Esa mirada nace de un reconocer que Dios está en medio de lo nuestro, entremezclado en nuestras conversaciones, participando de nuestros anhelos, acompañándonos en nuestras búsquedas, sosteniéndonos en nuestros dolores; Dios está entre las ollas, decía Teresa de Jesús, para significar la presencia casera de un Dios hecho a lo cotidiano y en apariencia insignificante.
En que cosas simples descubrís que Dios está presente
2. Iniciarse en el silencio para captar a Dios en lo sencillo
Hay un camino por donde encontrar a Dios en medio de lo simple y sencillo, es por los senderos del silencio.
Silencio y oración
Si nos dejamos guiar por el libro más antiguo de oración, los Salmos bíblicos, encontraremos en ellos dos formas principales de la oración. Por un lado, la lamentación y la llamada de auxilio, y por otra el agradecimiento y la alabanza. De un modo más escondido, existe un tercer tipo de oración, sin súplica ni alabanza explícita. El Salmo 131, por ejemplo, no es más que calma y confianza: «Mantengo mi alma en paz y en silencio… Pon tu esperanza en el Señor, ahora y por siempre.»
A veces la oración calla, pues una comunión apacible con Dios puede prescindir de palabras. «Acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre.» Como un niño privado de su madre que ha dejado de llorar, así puede ser «mi alma en mí» en presencia de Dios. La oración entonces no necesita palabras, quizás ni reflexiones.
¿Cómo llegar al silencio interior? A veces permanecemos en silencio, pero en nuestro interior discutimos fuertemente, confrontándonos con nuestros interlocutores imaginario o luc...Tue, 29 Oct 2024 - 46min - 773 - Discernir el tiempo presente: el llamado de Jesús a leer los signos
25/10/2024 – Jesús nos invita a ir más allá de lo visible, discerniendo en nuestro interior los movimientos que nos acercan o alejan de su voluntad. A través de la consolación y la desolación, San Ignacio nos ofrece herramientas para reconocer la voz de Dios y vivir cada día en sintonía con su presencia en nuestras vidas.
Jesús dijo a la multitud: “Cuando ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede. Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede.¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente? ¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo? Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y este te ponga en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.” San Lucas 12,54-59.
1. Discernir los movimientos
Jesús en el evangelio de hoy nos dice que nos falta esa inteligencia que percibe la realidad de las profundidades para revelarnos el sentido de las cosas. Es importante para caminar por donde Dios nos quiere conducir estar atentos a lo que nos pasa por dentro, tomar registro y saber leer su significado.Existen en nosotros dos experiencias muy fuertes en lo más profundo de nuestro ser si vivimos en sintonía con lo que nos ocurre, si no estamos dispersos, No hace falta mucha introspección sino sólo darse un tiempo para percibirse y conectarse con la realidad de lo que nos pasa y pasa. A veces cuando los acontecimientos que traen diferentes afectos, ideas y movimientos nos atropellan y necesitamos tiempo y una sana distancia para el encuentro con lo más íntimo de nosotros. Es importante el silencio interior.
Entre esos movimientos, San Ignacio distingue dos: por un lado se da la consolación, que proviene del buen espíritu, por otra parte la desolación que se origina en el mal espíritu.
San Ignacio describe ambas, pero para la consolación es menos lo que dice. Sólo pone dos consejos para los consolados, indica sin embargo mucho más para los desolados a lo que describe como una oscuridad en el alma, turbación, atracción por cosas bajas y mundanas, inquietud abundantes, variadas agitaciones y tentaciones que mueven a desconfianza, desesperación y como una mirada fea de las cosas. El alma se encuentra, cuando uno está desolado, toda floja, toda tibia, como separada de todos y de Dios también.A una monja que experimentaba esta desolación interior, San Ignacio le describe las características de la desolación en una carta que le escribe: “El enemigo nos hace desviar de lo que hemos comenzado, trata de tirarnos abajo en el ánimo, en nosotros hay tibieza sin saber por qué estamos de este modo, no podemos rezar con devoción ni hablar ni oír cosa de Dios con gusto interior. Sentimos como si todos fuéramos olvidados de Dios, venimos a pensar que en todo estamos lejos de Dios, lo hecho y lo que querríamos hacer nada tiene sentido, todo es como si cayera en el vacío, nos trae a desconfiar de todo”.Consolación y desolación son las dos señales interiores que aparecen en el corazón: la que viene por el lado del consuelo para seguirlas, y las que vienen de la desolación no darles lugar y sacarlas afuera porque son malas consejeras. Ignacio da sólo dos indicaciones para los que están consolados; que estén atentos para que cuando venga el tiempo de la desolación los encuentre bien parados, (ha de pensar el que está consolado cómo hará cuando esté desolado) y también Ignacio, en el momento de la consolación pide no apurarse en tomar decisiones que sean de una excesiva generosidad,Fri, 25 Oct 2024 - 772 - La voluntad de Dios está en lo que nos apasiona
24/10/2024 – Vamos a reflexionar sobre un pasaje del Evangelio que probablemente nos desafíe y nos incomode, pero que es crucial para nuestra vida cristiana. Estamos en Lucas 12,49-53, y Jesús nos dice algo que puede desconcertarnos: “He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!”. Un mensaje que nos hace pensar en el propósito de ese fuego, en su poder transformador, y en lo que significa para nuestras vidas.
Jesús dijo a sus discípulos:«Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.» san Lucas 12, 49-53
Hoy se publica la carta encíclica “dilexit nos”, del Santo Padre Francisco, sobre el amor humano y divino del corazón de Jesucristo. Es la cuarta encíclica del pontificado. Intención: “del amor del señor que iluminen el camino de la renovación eclesial; pero también que digan algo significativo a un mundo que parece haber perdido el corazón”.
Los Evangelios suelen presentarnos a Jesús como una persona paciente, que habla del amor, que invita al perdón, a la comprensión. De hecho, el mismo Evangelio de Lucas pone el acento en estas delicadezas que caracterizan el mensaje de misericordia de Jesús. Por eso, a veces, si leemos algunos pasajes del Evangelio podemos sorprendernos.
Si nos quedamos solo en ese Jesús paciente, bondadoso y cariñoso sería una visión parcial de su persona y se corre el riesgo de pensar que Cristo como alguien desprovisto de firmeza, de decisión y de convicciones sólidas pero, en el Evangelio de hoy vemos que esto no es así, Jesús tiene firmeza.
El Bautista anunció, refiriéndose a Jesús: “yo los bautizo con agua, pero viene el que es más fuerte que yo: él los bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lc 3,16). El fuego con el que Jesús quiere incendiar el mundo es su luz, su vida, su Espíritu. Ése es el Bautismo al que aquí se refiere: pasar, a través de la muerte, a la nueva existencia e inaugurar así definitivamente el Reino.
Ésa es también la “división”, porque la opción que cada uno haga, aceptándole o no, crea situaciones de contradicción en una familia o en un grupo.
Decir que no ha venido a traer la paz no es que Jesús sea violento, que incite a la división, al desencuentro. Él mismo nos dirá: “mi paz les dejo, mi paz les doy”.
La paz que él no quiere es la falsa: no quiere ánimos demasiado tranquilos y acomodados al momento. No se puede quedar uno neutral ante él y su mensaje. El evangelio es un programa para fuertes, y compromete.
¿Nos hemos dejado nosotros contagiar ese fuego? Cuando los dos discípulos de Emaús reconocieron finalmente a Jesús, en la fracción del pan, se decían: “¿no ardía nuestro corazón cuando nos explicaba las Escrituras?”.
Cada vez que participamos de la Eucaristía, que escuchamos la Palabra de Dios, ¿nos calientan en ese amor que consume a Cristo, o nos dejan apáticos y perezosos, en la rutina y frialdad de siempre? Su evangelio, que a veces compara con la semilla o con la luz o la vida, es también fuego.
Que bueno poder renovar hoy la certeza de un Dios que está y camina al lado nuestro,Thu, 24 Oct 2024 - 54min - 771 - Jesús no hace auditorías
23/10/2024 – Hoy vamos a profundizar en el Evangelio que nos invita a la vigilancia, a estar preparados, a vivir con un corazón bien dispuesto, siempre atentos a la llegada del Señor. Jesús nos habla de estar preparados, de estar atentos, porque su venida es como un ladrón que llega en la noche, sin avisar.Y eso nos pone en un desafío diario: vivir con una actitud de vigilancia y de fidelidad. No solo en las grandes decisiones, sino también en lo más pequeño, en lo cotidiano.
Jesús dijo a sus discípulos: “Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa.Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada”.Pedro preguntó entonces: “Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?”.El Señor le dijo: “¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno?¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo!Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.Pero si este servidor piensa: ‘Mi señor tardará en llegar’, y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse,su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles.El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo.Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.” San Lucas 12,39-48
A lo largo de estos días compartimos cómo en el Evangelio el Señor insiste en que estemos preparados. ¿Qué significa para Jesús que estemos preparados?Esta parábola nos llama a reflexionar sobre nuestra propia vida. ¿Estamos preparados para el encuentro con Dios? ¿Estamos siendo fieles administradores de los dones y responsabilidades que Él nos ha confiado? La pregunta de Pedro, “¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?”, nos lleva a considerar que estas enseñanzas son aplicables a todos los creyentes. Todos debemos estar preparados para el regreso de Cristo, sin importar quiénes somos o cuál sea nuestra posición en la Iglesia.
San Agustín de Hipona decía: “El Señor retrasa su venida para darnos tiempo de preparar nuestra alma. No podemos estar dormidos en la espera, pues no sabemos cuándo vendrá. Estar preparados no significa temer, sino amar con fidelidad constante.” (Sermón 93).
Te dejamos la consigna: ¿Cómo te estás preparando cada día para el encuentro con el Señor? Pensá en tu vida diaria, en tus decisiones, en lo que te toca y contanos cómo vivís esa espera.
El Evangelio nos habla de estar atentos, de estar vigilantes. Y me parece importante que hoy entendamos qué significa esto en nuestra vida. ¿Cómo es vivir vigilantes? Jesús usa la imagen del ladrón que llega sin avisar. Si supiéramos cuándo va a llegar, no dejaríamos que nos sorprenda, ¿verdad? Esto es una metáfora de cómo debemos vivir: atentos, despiertos, no dejando que la rutina nos adormezca.La vigilancia no es vivir con miedo, sino con confianza activa. Es estar despiertos, en alerta, a las oportunidades que Dios nos da día a día para vivir en su voluntad.
Estar preparado implica una docilidad al Espíritu Santo, al paso de Dios por nuestra vida, a dejar que en verdad el Señor obre en nuestro corazón. Es un camino de toda la vida, y eso es lo lindo que tiene la fe, siempre se está en crecimiento.Wed, 23 Oct 2024 - 770 - La esperanza no defrauda
22/10/2024 – El evangelio de Lucas nos presenta esta dimensión de libertad con la que el Señor nos quiere para aligerar la marcha. El motivo es el tesoro grande que nos promete, de modo que nada de lo que retengamos es comparable con su reino. No tengan miedo, Él quiere lo mejor para nosotros. No busquemos seguridades en las cosas recibidas o conquistadas sino sólo en lo que Él nos da y con lo que nos bendice.Jesús dijo a sus discípulos: “Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas.Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo.¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!” San Lucas 12,35-38
El Señor pide a sus discípulos, y a nosotros también, que estemos preparados, que estemos listos. Yo creo que uno nunca se termina de preparar del todo, que siempre hay cosas para mejorar, que todo depende de la manera en la que esperamos la venida del Señor a nuestra vida, del modo en que dejamos que Él actúe en nuestro corazón. Así que, para tener una buena preparación, es bueno tener unas actitudes que ahora te sugiero y que quizás te puedan ayudar en tu oración de este día martes.
En primer lugar, prestá atención. Qué bueno detenernos en esto de la atención porque lo peor que nos puede pasar es vivir distraídos. El distraído vive pensando en otras cosas, con la cabeza en otro lugar. ¿Te has puesto a pensar cuántas veces hacés las cosas así, con la cabeza en otro lado, sin prestar atención? Fijate cómo a veces se nos pasa el tiempo: ya estamos casi a fines de octubre, ya casi se termina el año y a lo mejor recién estás empezando a caer en la cuenta. Es que el tiempo es relativo cuando uno está atento pero también es relativo cuando uno vive distraído. ¿Te acordás cuáles fueron tus propósitos de principio de año, allá por los primeros meses? ¿Cuáles fueron tus metas, qué cosas te prometiste que ibas a trabajar de tu carácter de tu forma de ser? ¿En qué aspectos querías mejorar tu vida espiritual o tu relación con los demás? Bueno, Dios siempre nos da una oportunidad de hacer una revisión, pero con misericordia por favor. No te castigues si no pudiste alcanzar las metas todavía. Lo que sí, empezá a prestar atención. No hagas las cosas a medias o pensando en otra cosa. Yo sé que es difícil cuando el mundo te quiere llevar por delante, con lo acelerado que estás, cuando tus tiempos no son lo de los demás. Pero, pará un poco. Aunque sea unos minutos al día, pará y acordate de Dios. Poné empeño en vivir lo que te toca porque, si solamente te preocupás del futuro, ahí te va a comer la ansiedad. Hacé el esfuerzo por tratar de descubrir la presencia de Jesús en lo que te toca vivir hoy, pensalo un poco: ¿dónde lo estás descubriendo a Dios? ¿Qué cosas hoy te están distrayendo? ¿Qué te distrae en tu matrimonio, con tus hijos, con tus amistades, en el trabajo, en el estudio, en la oración? Cuántas veces nos hacemos malasangre, nos preocupamos demás o nos come la angustia por cosas que, en el fondo, terminan siendo accesorias. Distraerte es sacar la mirada de aquello que te tenía que importar. Por eso, hoy, ¿estás corriendo la mirada de lo más importante?
En segundo lugar, no te quedes con los brazos cruzados. Es el caso de la Palabra de hoy también. Parte del “estén preparados” que dice Jesús, tiene que ver con tener capacidad de actuar y con poder hacerlo en cualquier momento. Lo peor que nos puede pasar es perder la motivación, perder el sentido y dejar de buscar la voluntad de Dios. Quedarnos con la cabeza gacha, las manos en el bolsillo, diciendo “bueno,Tue, 22 Oct 2024 - 769 - El Señor nos invita a vivir con generosidad y desapego
21/10/2024 – En la parábola del hombre rico, Jesús nos alerta sobre los peligros de la avaricia y la autosuficiencia. A través de su enseñanza, nos invita a reflexionar sobre el verdadero sentido de la vida, que no se encuentra en acumular bienes materiales, sino en compartir y vivir en comunión con los demás y con Dios.
En aquel tiempo: Uno de la multitud le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”. Jesús le respondió: “Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?”. Después les dijo: “Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas”. Les dijo entonces una parábola: “Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: ‘¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha’.Después pensó: ‘Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida’. Pero Dios le dijo: ‘Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?’. Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios”. San Lucas 12,13-21.
Jesús habla en un contexto muy particular. Conoció en Galilea una grave crisis económica, mientras en Tiberíades crecían las riquezas. Los campesinos se quedaban sin tierras mientras los terratenientes construían silos cada vez más grandes. Jesús habla con claridad en esta comparación. Un terrateniente que cosecha sobreabundantemente, que lo lleva a preguntarse ¿y ahora qué hago? Lo mismo se plantean los campesinos ¿nos tendrá en cuenta?. El rico obró desde el sentirse poderoso, desde la inseguridad y la desconfianza, obró desde la necedad dirá Jesús. No lo va a compartir ni abrirá el juego. Sólo quiere disfrutar de la sobreabundancia él solo, sin darse cuenta cuánto tiene para dar y para compartir. Su corazón se ha cerrado: descansa, come, bebe, date una buena vida. Es lo que le sale como posible en su esquema estrecho. Allí interviene Dios: ¿de qué te sirve acumular todo, qué te llevarás a la hora de tu muerte, qué sentido tiene?.
La parábola desenmascara la realidad. El rico no es un monstruo sino que hace lo que está acostumbrado a ser, autorreferencial, incapaz de pensar críticamente. Él sabe la lógica de acaparar y entiende que allí está su descanso; no tiene ojos para mirar a otros, sólo le alcanza la mirada para verse a sí mismo. Esta es la verdad de un mundo que puede frente a otro que no puede, es la realidad de la desigualdad de la sociedad donde vivimos.
La desigualdad es grande y por eso el Señor nos invita a reflexionar con esta parábola. Sobre el tener, sobre el sentido real del descanso y reposo que no está en el bienestar ni en el acumular. Somos peregrinos, no hay tiempo para detenerse en la marcha sino sólo para compartir y seguir avanzando. olvidándose de la trascendencia y del compartir
El “bienestar” no nos hace bien
El protagonista de la pequeña historia hecha parábola, el terrateniente, un hombre poderoso que explota sin piedad a los campesinos, pensando sólo en su “bienestar”. Son los “afortunados” del pueblo, sin embargo Jesús los considera insensatos. Sorprendido por la cosecha que desbordan sus expectativas, está obligado a reflexionar sobre su proceder. No tener es un problema, y parece que tener de más también es una dificultad. Habla consigo mismo y en su horizonte no aparece nadie más: parece no tener esposa ni hijos, vecinos ni amigos.Mon, 21 Oct 2024 - 53min - 768 - Testigos del Reino a cada paso
18/10/2024 – El evangelio de hoy nos habla acerca de no sólo el grupo de los doce, sino también de setenta y dos discípulos, a los que Jesús envía en parejas, de dos en dos, a evangelizar; a anunciar la llegada de la Buena Noticia del Reino de Dios entre los hombres. Los manda de dos en dos y les da las indicaciones necesarias para poder realizar esta tarea.
El Señor designó a otros setenta y dos, además de los Doce, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde Él debía ir. Y les dijo: «La cosecha es abundante,pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: “¡Que descienda la paz sobre esta casa!” Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: “El Reino de Dios está cerca de ustedes”.Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: “¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca”. Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad». Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre».Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo». san Lucas 10, 1-12. 17-20
A mí particularmente me gustaría pensar en tres cosas que creo tienen que ver con misionar hoy en nuestra vida: La primera es que me parece que misionar no es irse lejos. Muchas veces pensamos que la misión ocurre en otro continente o en otro país. O en el interior de nuestros pueblos y de nuestras ciudades. Y en realidad la misión pasa todos los días: pasa en mi casa, pasa a la vuelta de mi casa, pasa el colegio, en la facultad, pasa en el colectivo, pasa en el tren. Pasa con mis amigos. Pasa con mi novio o con mi novia. Pasa en todas las realidades del mundo. Pasa por el frío cruel que estamos viviendo en muchas zonas de nuestro país en estos días. Es decir nosotros tenemos que pensar que ser misionero no significa tener que dejar necesariamente el propio país, la propia tierra, o el propio barrio para empezar a misionar. Uno se hace misionero cuando asume como modelo de vida el querer seguir firmemente los pasos de Jesús y por tanto comprometerse en la construcción de un mundo más justo, más fraterno y más solidario. La invitación me parece que hoy es a no irse lejos, si no a quedarnos cerca: misioná en tu propio barrio, misioná en tu propia facultad, misioná en tu propia escuela, misioná en tu propia familia.
Lo segundo que me parece que tenemos que tener en claro es que misionar no es “llevar cosas” a los pobres. Misionar es justamente generar cultura del encuentro. Esto de “llevar cosas” a los pobres nos hacen caer en un viejo modelo al que muchas estamos acostumbrados en la Iglesia de la dádiva, del dar “desde arriba” lo que nosotros tenemos a los “de abajo” que son los que “no tienen”. Lo cual es mentira. Misionar significa generar encuentro. Ir al encuentro del otro, sentarnos,Fri, 18 Oct 2024 - 767 - Jesús nos invita a ser profetas defendiendo la vida
17/10/2024 – Si hay algo de la vida de Jesús que podemos afirmar es su ser profeta. En este fragmento del Evangelio lo descubrimos una vez más.
Dijo el Señor: «¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado! Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedesles construyen sepulcros. Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos. Así se pedirá cuenta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo: desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto. ¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden.» Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación. San Lucas 11, 47-54
Ser profeta no significa pronosticar el futuro como hacen los del clima en la televisión y la radio. Ser profeta es entrar en comunión con Dios Trino y con el horizonte puesto en el Reino definitivo, denunciar todo aquello que no construye el Reino y anunciar todo aquello que sí. El profeta denuncia el pecado y anuncia la salvación. Son inseparables. Van de la mano.
Hoy como Iglesia nos toca un tiempo hermoso. Porque todo cristiano, por su bautismo, es sacerdote, profeta y rey. Es decir, todos somos profetas. Y como profetas, tenemos que vivir de tal manera que nuestra vida anuncie y denuncie. Tenemos que vivir de tal manera el Evangelio de Jesús de modo que nuestra vida le diga algo a alguien; sea signo de una presencia más grande.
Tenemos que tomar el coraje para la denuncia; tenemos que proclamar una y otra vez que la vida no se negocia, que no se compra ni se vende. Que la vida no es la explosión a todo volumen del boliche, del porro, de la cerveza o el ferné. Que no es la posibilidad de estudiar para trabajar y hacerme rico a costa de mi hermano o esclavizando hermanos extranjeros. Que la vida no es sexo barato, desamorado y rápido. Que frente a Dios somos todos iguales, aunque algunos se crean “más iguales que otros”.
Recuperar el profetismo de Jesús significa optar nuevamente por los pobres, los marginados, los sobrantes, los pueblos originarios, los que están solos, los tristes, los que bajaron los brazos, los que no son funcionales a este voraz sistema de capitalismo neoliberal. Es anunciar viva voz que Dios está a favor de la vida y quiere que nosotros tengamos Vida en abundancia.
Que nadie nos prive de este derecho de querer servir a Dios y los hermanos. Que nadie nos prive de llevar luz adonde hay tiniebla. Que nadie nos prive de poder vivir una vida con sentido. Que Jesús te bendiga para que seas ese profeta que nuestro tiempo necesita.
Thu, 17 Oct 2024 - 766 - Jesús nos advierte contra la hipocresía espiritual
16/10/2024 – El evangelio que nos regala la liturgia en el día de hoy nos presenta esta arremetida de Jesús contra los escribas y fariseos.
Jesús dijo a los fariseos: «¡Ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidan la justicia y el amor de Dios! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar el primer asiento en las sinagogas y ser saludados en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven y sobre los cuales se camina sin saber!» Un doctor de la Ley tomó entonces la palabra y dijo: «Maestro, cuando hablas así, nos insultas también a nosotros.» Él le respondió: «¡Ay de ustedes también, porque imponen a los demás cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni siquiera con un dedo!» San Lucas 11, 42-46
Lo primero que vamos a decir es que Jesús no condena a todos sin más sino que sus palabras se aplican a aquellos que por sobre todas las cosas tienen como rasgo esencial de su vida y de su práctica a la hipocresía. Es decir, aquellos manipuladores que se esconden detrás del ministerio religioso de su época. Y un tema que transita todo el texto de hoy es la muerte. “Sepulcros blanqueados” y “tumbas de los justos” nos pone en clima de muerte. Y podemos entonces hacer coincidir la hipocresía como una manera de morir, un modo de estar espiritualmente muerto.
Claro está que el problema no está en que sean fariseos y escribas. De hecho, los fariseos son los descendientes de los hasidim, aquellos que lucharon ferozmente contra la ocupación seléucida y cuyo testimonio se recoge en los dos libros de los Macabeos. Es decir, eran aquellos que habían sabido preservar la verdadera fe y la habían protegido contra las fuerzas invasoras.
Con esto decimos que el problema no es ser o no fariseo o escriba, cuánto haber matado el sentido, hondo, pleno y profundo de la Ley. La queja y condena de Jesús no es sobre la clase religiosa o la Ley,sino sobre la profanación de esta mismo interpretándose para beneficio personal, cayendo en el materialismo, el hedonismo y el provecho personal de mil maneras posibles.
Forzar la Ley para beneficio personal o para eximirse de su cumplimiento no es sino una verdadera muerte en vida que hace imposible no sólo toda dimensión trascendente de la persona, sino también el manipular y ejercer poder sobre los más débiles. Todo esto es lo que reprocha Jesús.
Nosotros, cristianos y cristianas del siglo XXI, podemos correr la misma suerte de los fariseos. Elfariseísmo no es algo ajeno a la Iglesia. La tentación de torcer el Evangelio para beneficio personal y librarlo de sus exigencias más profundas es moneda corriente en la vida de la Iglesia. Incluso abre la puerta para que se produzcan abusos de mil maneras posibles. Hoy la Iglesia sangra con esta realidadque tenemos que asumir de una buena vez y hacernos cargo. Manipular el Evangelio para que diga lo que yo quiero decir no sólo nos hace despreciables, sino que es una tremenda tentación muy vigente en nuestras comunidades eclesiales. Es morir en vida, privar y privarnos de una vida llena de luz que pueda ser el definitivo de nuestra vida.
Lo judíos creían que los sepulcros eran impuros y hacían impura a la persona que los pisaba. Por eso se los blanquea, para que los que los pisan no sepan, no se den cuenta y no se hagan impuros. Que podamos aprender también nosotros entonces la verdadera libertad del Evangelio de Jesús en prácticas libres y que generen libertad; ese don tan codiciado en la Iglesia Católica y que tanto nos cuesta alcanzar y vivir. Y que no seamos de ninguna manera sepulcros blanqueados, llenos de podredumbre y muerte,Wed, 16 Oct 2024 - 44min - 765 - El llamado de Jesús: la pureza que nace del corazón
15/10/2024 – Compartiemos la catequesis del día junto al padre Sebastían García:
Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. Elfariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer. Pero el Señor le dijo: «¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.» San Lucas 11, 37-41Los fariseos, conocidos por su estricta observancia de la Ley, prestaban mucha atención a los ritualesde pureza externa, como el lavado de las manos antes de comer. Para ellos, estos actos simbolizabanla limpieza ante Dios. Sin embargo, Jesús usa esta escena para criticar la hipocresía de seguirtradiciones externas sin que haya una conversión profunda y sincera del corazón. El fariseo sesorprende de que Jesús no siga estas normas, lo que da pie a la enseñanza de Jesús.
Jesús critica a los fariseos de limpiar solo el exterior mientras que el interior,es decir sus corazones está lleno de “voracidad y perfidia”. Quizás todo esto nos puede enseñar que la pureza no essimplemente una cuestión de cumplir con normas externas, sino de cómo tratamos a los demás, denuestras intenciones y de nuestra sinceridad ante Dios. De hecho, Jesús llama “insensatos” a quienesno entienden que Dios ve tanto lo externo como lo interno. Para Jesús, la pureza comienza en elcorazón, y desde allí transforma nuestras acciones.
Por todo esto la enseñanza final de Jesús en este pasaje es clave: «Den más bien como limosna lo quetienen y todo será puro». Esto significa que, en lugar de obsesionarse con los ritos de purificaciónexterna, los fariseos -y también nosotros- deberíamos enfocarnos en la caridad, en el dar a los demás.Este gesto de compartir y desprenderse del egoísmo es lo que realmente purifica, porque nace de uncorazón generoso y desinteresado.
La vida cristiana no es solo apariencia y la verdadera pureza viene del amor. ¿Estamos máspreocupados por nuestra apariencia externa o por cultivar un corazón puro y sincero ante Dios?¿Vivimos nuestra fe con autenticidad, o caemos en la trampa de la hipocresía, donde nuestraspalabras no coinciden con nuestras acciones?
Que Jesús, Palabra viva del Padre nos regale siempre a gracia del Espíritu para poder de corazónmirarnos y reconocernos en la verdad de lo que somos, en nuestra propia originalidad, en los anhelosgrandes y santos que Dios ha puesto en el fondo de nuestro corazón: y así poder ir a lo importante,sin quedarnos en la cáscara del afuera sino en la hondura del adentro, donde anida el bien, la bellezay la verdad, de lo que cada uno de nosotros somos y de lo que es Dios en realidad.
Tue, 15 Oct 2024 - 22min - 764 - El signo de Jonás: un llamado a todas las generaciones
14/10/2024 – En la catequesis de hoy nos acompañó el padre Hernán Ceballos. Nos invitó areflexionar sobre el Evangelio de San Lucas (11, 29-32).
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: «Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay Alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay Alguien que es más que Jonás.»
En este pasaje, Jesús nos habla del signo de Jonás, un signo que, más allá de ser antiguo, sigue resonando con fuerza en nuestro tiempo. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, Jesús es el signo que nuestra generación necesita para entender el llamado de Dios.
La historia de Jonás nos invita a mirar hacia adentro. Él intentó huir de su misión, pero Dios, en su infinita misericordia, lo rescató incluso en medio de la oscuridad más profunda. ¿Cuántas veces, en nuestras vidas, nos encontramos huyendo de aquello que sabemos que debemos hacer? Nos refugiamos en excusas, temores o distracciones, pero Dios siempre está ahí, esperando que volvamos y cumplamos con el propósito que nos ha encomendado.
En el mundo de hoy, convivimos cuatro generaciones: Baby Boomers, Generación X, Millennials y Generación Z. Aunque nuestras vivencias y contextos son diferentes, todos estamos invitados a escuchar el mismo mensaje de Dios. Su misericordia no tiene fronteras ni edades, y su palabra llega a cada uno de nosotros en el idioma de nuestra propia generación.
Te invitamos a que te tomes un momento para pensar: ¿Cómo describirías a tu generación? ¿De qué manera creés que Dios se manifiesta en tu vida y en la vida de quienes te rodean? Así como el signo de Jonás fue un mensaje claro para su tiempo, Jesús nos llama hoy a reconocer los signos de su presencia en nuestras vidas.
Mon, 14 Oct 2024 - 2min - 763 - Jesús nos enseña a orar
“Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos». El les dijo entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación». Lucas 11,1-4
Jesús, Maestro de oración
El evangelio de hoy nos presenta a Jesús rezando, a veces nos dice que se retiraba a orar a solas y otras veces nos trae las palabras que Jesús usaba para rezar. De esta manera sabemos qué dijo Jesús cuando rezó al terminar la última cena, cuáles fueron las palabras con las que se dirigió al padre en la angustiosa noche del Huerto de los olivos, antes de la pasión, y también las oraciones que pronunció cuando estaba clavado en la cruz.
En algunas oportunidades las oraciones de Jesús se reducían a unas pocas palabras, pero en otras su oración era mucho más prolongada. Así encontramos en el evangelio la noticia de que Jesús pasaba toda la noche rezando.
Los discípulos, que ven a Jesús rezar con tanta frecuencia, quieren aprender ellos también, y por eso le piden: “¡Señor, enséñanos a orar!”. Ellos quieren imitar el ejemplo, pero no saben cómo hacerlo. Tal vez a nosotros nos sucede lo mismo. El ejemplo de Jesús los ha impactado tanto, que sin querer han comenzado a rezar: han hecho una petición humildemente, con pocas palabras y con mucha confianza.
Palabras de vida más que peticiones
El padrenuestro es una verdadera síntesis de todo el evangelio, una auténtica escuela y taller de oración. Necesitamos descubrir de nuevo el padrenuestro como escuela de oración cristiana para rezarlo siempre con la sorpresa de una primera comprensión del mismo en profundidad.
En el Evangelio encontramos dos veces el Padre – Nuestro, en San Mateo y San Lucas con algunas diferencias, esto quiere decir que Jesús, al enseñarnos esta oración, no nos estaba dando un texto que tendría que ser repetido siempre y en todas partes de la misma manera, sino que era un ejemplo a partir del cual tendríamos que formular todas nuestras oraciones. La Iglesia ha adoptado la forma de san Mateo, y la usamos siempre que rezamos con otros, en la Misa por ejemplo, o en el Rosario.El padrenuestro comienza diciendo Padre. Es el nombre que Dios quiere que usemos cada vez que nos dirigimos a El. La distancia que nos separa del Señor queda acortada cuando usamos esta palabra Padre. No nos sentimos distantes ni extraños, porque al llamarlo así comprendemos y decimos que El nos ha hecho, que nos quiere, que nos comprende y nos trata con cariño.
“Que venga tu Reino”. Es la primera aspiración que debemos manifestar ante el Padre: desear que El reine, que se haga siempre su voluntad. Solamente pueden pronunciar esta petición los que son sensibles ante el dolor y el mal que hay en el mundo, los que sufren por las injusticias, los que comprenden que cuando Dios destruya definitivamente el pecado desaparecerán todas sus consecuencias: la muerte y todas las formas de dolor. ¡Que aquel que se muestra como Padre se muestra también como Rey!Pedimos a Dios que nos conceda cada día el pan que necesitamos. Con el nombre de pan designamos lo que es necesario para vivir: alimento, ropa, vivienda, condiciones humanas en la sociedad. Tenemos que sentirnos verdaderamente pobres, reconocer ante el Padre que nada podemos conseguir si El no lo concede y no nos ayuda a obtenerlo. Los que sienten capaces de todo, los soberbios y los arrogantes, no se encuentran capacitados para pedir pan.Wed, 09 Oct 2024 - 54min - 762 - Detenernos para escuchar la voz del Señor
08/10/2024 – En el Evangelio de hoy el evangelista Lucas narra de Jesús, que mientras estaba en camino hacia Jerusalén, entra en un poblado y es recibido en casa de dos hermanas: Marta y María (cfr Lc 10,38-42). Ambas ofrecen acogida al Señor, pero lo hacen en diferentes modos. María se sienta a los pies de Jesús y escucha su palabra (cfr v. 39), en cambio Marta está ocupada preparando cosas; y a un cierto punto dice a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude” (v. 40). Y Jesús le responde: “Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada” (vv. 41 – 42).
“Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que muy estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude». Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria, María eligió la mejor parte, que no le será quitada».Lucas 10,38-42
En sus quehaceres y ocupaciones, Marta corre el riesgo de olvidarse. Y este es el problema: corre el riesgo de olvidar la cosa más importante, es decir la presencia del huésped, que era Jesús en este caso. Se olvida la presencia del huésped. Y el huésped no es simplemente servido, alimentado, cuidado en todos los sentidos. Es necesario sobre todo que sea escuchado. Recuerden bien esta palabra: ¡escuchar! Porque el huésped es acogido como persona, con su historia, su corazón rico de sentimientos y de pensamientos, para que se pueda sentir verdaderamente en familia. Pero si tú recibes a un huésped en tu casa y continúas a hacer las cosas, lo haces sentarse allí, callado él, callado tú, es como si fuera de piedra: el huésped de piedra. ¡No! El huésped es escuchado. Cierto, la respuesta que Jesús da a María –cuando le dice que una sola cosa es necesaria- encuentra su pleno significado en referencia a la escucha de la palabra de Jesús mismo, aquella palabra que ilumina y sostiene todo lo que somos y que hacemos. Si nosotros vamos a rezar -por ejemplo- delante al Crucifijo y hablamos, hablamos, hablamos y hablamos, y después nos vamos: ¡no escuchamos a Jesús! No dejamos hablar a Él a nuestro corazón. Escuchar: aquella palabra es clave. ¡No olviden! No debemos olvidar que la Palabra de Jesús nos ilumina, nos sostiene y sostiene todo lo que somos y que hacemos. Pero no debemos olvidar que también en la casa de Marta y María, Jesús, antes de ser Señor y Maestro, es peregrino y huésped. Por lo tanto, su respuesta tiene este primer y más inmediato significado: “Marta, Marta, ¿por qué te afanas tanto por el huésped hasta olvidar su presencia? ¡El huésped de piedra! Para acogerlo no son necesarias muchas cosas; más bien, es necesaria una cosa sola: escucharlo -la palabra: escucharlo- demostrarle una actitud fraterna, de modo que se sienta en familia, y no en un alojamiento provisional”.
Así entendida, la hospitalidad, que es una de las obras de misericordia, aparece verdaderamente como una virtud humana y cristiana, una virtud que en el mundo de hoy corre el riesgo de ser descuidada. De hecho, se multiplican las casas de descanso y los hospicios, pero no siempre en estos ambientes se practica una hospitalidad real. Se da vida a varias instituciones que atienden muchas formas de enfermedad, de soledad, de marginación, pero disminuye la probabilidad para quien es extranjero, marginado, excluido de encontrar alguno dispuesto a escucharlo. Porque es extranjero, prófugo, migrante.Tue, 08 Oct 2024 - 6min - 761 - Con María avanzamos en la fe y en el servicio
07/10/2024 – ¡Feliz día de la Virgen del Rosario! Hoy es su fiesta y la celebramos desde el texto del Evangelio de San Lucas 1, 26-38, en este relato el Ángel Gabriel se le aparece a María invitándola a la alegría.
En medio de las dudas y las noches oscuras, María nos enseña a vivir con alegría, a dejarnos sorprender por Dios y a conservar la esperanza. Como nos recuerdan el Padre Javier y el Padre Matías en el Evangelio de hoy (Lc 1,26-38), María no se detuvo ante el anuncio, sino que, llena de gozo, se puso en marcha para servir.
Hoy estamos llamados a lo mismo: ser testigos de las maravillas de Dios en nuestra vida.
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido.Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”.María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?”. El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó.
Lucas 1,26-38
Mon, 07 Oct 2024 - 52min - 760 - La gratuidad: don que viene de Dios
04/10/2024 – ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió”. Lucas 10,13-16
La insatisfacción endurece el corazón
Una traba para el corazón agradecido, es la insatisfacción, esto se supera por un don del Espíritu. El don de la gratuidad es una gracia.
Es un fenómeno raro, encontrar hoy este don entre la gente, porque en general buscamos reivindicar hasta el límite de lo exagerado la auto justificación y tenemos la impresión de que no hemos recibido en nada, lo suficientemente importante, como para que nuestra expresión sea gracias. Sino que todo lo hemos conseguido prácticamente sólo con nuestro esfuerzo, con nuestra industria, con nuestra dedicación. Allí nos pone la sociedad del progreso, que además nos vincula al consumo sin límite, a las necesidades sin límites. Una sociedad que ha identificado el hedonismo con la felicidad y se ha equivocado en el camino de elegir el don de la posesión material, como la manera de la satisfacción, de sus necesidades más importantes, en el fondo se hace ingrata.
Pascal Broker, filósofo francés, describe al hombre actual como un bebé gigante, con exigencias desmedidas a la sociedad, cree que nunca recibe bastante y siempre son otros los culpables de que nos vaya como nos va, porque no nos dan lo que necesitamos para vivir, entonces estamos en la permanente insatisfacción.
El corazón mismo de la insatisfacción es la incapacidad de gratitud que hay en nosotros. El corazón se va haciendo duro cuando no nos ejercitamos en el agradecimiento, terminamos por encerrarnos en nosotros mismos. Y nos vamos como incapacitando para la apertura, para la gratuidad ante la vida, con todo lo que ello tiene para ofrecernos de la vida misma. La gracia de la gratitud quiere traernos una nueva actitud frente a la vida. Es una moción del Espíritu el don de la gratitud, gratitud frente a lo recibido, y quiere enseñándonos a mirarlo todo con ojos nuevos, con los ojos de lo dado, de lo entregado que puede ser ofrecido.
Podemos mirar agradecido un nuevo día que se nos da, levantarnos sanos, ver salir el sol, ver despertar el día, como no hacerlo con el don del corazón ensanchado por lo recibido, por el aire que respiramos, por los buenos dones con lo que nos bendice Dios, en lo natural y en lo sobrenatural.
Vivir más conscientemente la gratitud ensancha y agranda el alma. Es bueno dar gracias, es bueno abrirse a la gratitud. No empecemos la mañana con mala onda, con mal humor por el tiempo, por las frustraciones porque nos amargamos desde temprano en la vida porque nos despertamos con un ojo negativo, porque la noticia que escuchamos esta mañana no nos gustó y la verdad que nos dispuso mal, no nos dimos cuenta pero era eso lo que nos tenía mal parados. Así como abrimos la ventana de nuestra propia casa para darle cabida a la luz y al sol que calienta nuestro hogar, así también abramos la ventana del alma a la presencia de Dios que se nos ofrece y se nos regala con gratitud y respondamos en esa misma medida con un corazón agradecido.
Nos hacemos agradecidos ante la vida como don
Si nos ponemos a pensar nos vamos a reconocer a...Fri, 04 Oct 2024 - 18min - 759 - El Ángel Custodio
02/10/2024 – En el día de los santos Ángeles custodios compartimos la catequesis del día:
En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: “¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?”. Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: “Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.” San Mateo 18,1-5.10
No se requiere mucho esfuerzo para darse cuenta que los ángeles están “muy de moda” hoy día. Los vemos mencionados en la música, el cine (“Tan lejos, tan cerca” y “Michael”), en series de televisión (“Camino al cielo”) y exposiciones artísticas que se especializan en ellos (p.e. Vicky Nigri cuyo ángel favorito es “Uriel” (nombre que no está en la Biblia).
Existen clubes de personas interesadas en compartir sus experiencias con ángeles y como comunicarse con ellos. Se pueden comprar en las tiendas de los “Malls”, por el correo y aun por el Internet todo tipo de adornos angelicales y hasta altares completos para su casa. En los puestos de periódicos y librerías encontramos muchos artículos sobre los ángeles en las revistas de la N.A.
En algunos países hay revistas especializadas sobre ellos. Hasta se puede conseguir catálogos de venta por correo de cosas de ángeles. Hay muchos centros de información que se especializan en este fenómeno.
Cada vez más escuchamos testimonios por radio y televisión de personas que han recibido visitas y mensajes de ángeles, y/o experimentado milagros, y hasta han sido salvados por ellos.
La Biblia
Antes de ofrecer nuestra reflexión sobre la enseñanza de la New Age en cuanto a los ángeles necesitamos saber qué es lo que dice la Biblia de ellos.
Encontramos la palabra “ángel” en 24 libros de la Biblia: 148 veces en el Antiguo Testamento y 74 en el nuevo, sin contar con otras maneras de hablar de ellos. Viene de la palabra griega: angelos, es decir “mensajero”. En al A.T. la palabra es Malak que probablemente significa “delgado” ó “embajador”.
Antiguo Testamento
En todas sus formas el Antiguo Testamento menciona a los ángeles más de trescientas veces y son llamados generalmente: Bene Elohim “hijos de Dios”, “ejercito del Señor”, “estrella de la mañana”, “querubines”, “varones”, “príncipes”, etc. Para el tiempo del Nuevo Testamento llegaron a ser llamados más como comúnmente como ángeles.
En el Antiguo Testamento la corte celestial de Dios fue entendida semejante a la corte de un rey en la tierra. Así estos “Concilios Divinos” fueron vistos por los profetas como Jeremías. También ver 1 Re 22,19-23.
En el A.T. “El Ángel del Señor” (Ángel de Yahvé) actuaba en forma a veces tan poderosa que se identifica con el mismo Dios. Hablar con el era hablar con Dios mismo, no siempre se distingue. (Ver Gen 16, 7 y 13; Ex 3,2-6)
La Biblia habla de diferentes tipos de ángeles: los querubines son los que sostienen el trono de Dios o guardan la entrada del Edén, los serafines, con sus seis alas, cantan la gloria de Dios (Sal 80,20; Is 6,2; Ez 10,1).
Los ángeles juegan diversos papeles: anuncian la destrucción de los enemigos de Dios, protegen al pueblo de Dios (Ex 14,19-20), e intervienen para dirigir la vida o las acciones de una persona (...Wed, 02 Oct 2024 - 8min - 758 - Teresita de Jesús, misionera
01/10/2024 – En el Evangelio de hoy, Lucas 9:1-6, Jesús nos invita a llevar la Buena Noticia sin ataduras, confiando en que todo lo necesario para la misión se nos dará.
“Jesús convocó a los doce y les dio poder y autoridad para expulsar toda clase de demonios, para curar enfermedades, los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos diciéndoles no lleven nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas cada uno. Permanezcan en la casa donde se alojen hasta el momento de partir. Si no los reciben, al salir de esa ciudad sacudan hasta el polvo de sus pies en testimonio contra ellos. Fueron entonces de pueblo en pueblo anunciando la Buena Noticia y curando enfermos en todas partes”. Lucas 9, 1-6.
Teresita de Lisieux vivía en el silencio, en el claustro. Pero, aun así, ¡qué peregrina, qué andariega que era nuestra amiga! Y es que el claustro era su verdadero lugar de misión. Esta es la clave desde donde Teresita nos invita a repensar la misión vivida en radicalidad.
¿Por qué digo esto? Porque en realidad la misionalidad no tiene que ver tanto con cuánto hacemos sino desde dónde y cómo lo hacemos. Lo importante es desde dónde y cómo estamos en orden a la voluntad de Dios, más que determinar cuánto logramos o hasta donde llegamos con lo que hacemos.El teólogo Hans Urs Von Balthasar define la santidad: “El santo es el que se identifica con la misión”. Por su parte el Padre Ángel Rossi, citando a Von Balthasar, indica: “¿Qué es ser santo? El hombre santo es el que se identifica con la misión. La santidad no es nuestra, la santidad está en la misión” .
En lo que Dios te manda, a eso a lo que Dios te compromete, ahí el Señor te hace santo y te comparte su misión. Somos santos en la medida en que adherimos a la misionalidad de Dios que ha salido a recorrer las calles, las esquinas, las plazas, los lugares más dolorosos y los más llenos de gozo del entorno de nuestra vida para que, con su mensaje y nosotros como instrumentos en manos de él, lleguemos tan lejos como el corazón del hermano se siente lejos de la vida, lejos de la esperanza, lejos del sentido. En ese sentido es que nos hacemos misioneros. En el corazón del Señor hay un proyecto de santidad, para vos y para mí, para todos.
¿Y en qué consiste ese proyecto de santidad? Volviendo a Teresita, ella nos muestra el camino que hay que recorrer para ser santos. No consiste en grandes cosas, sino en recorrer un caminito de fidelidad a lo de Dios nos invita a vivir en lo cotidiano. Es aquí donde Teresita nos pone en contacto con la radicalidad de la misión que es saber estar donde Dios quiere que estemos con Él para hacer presente su rostro en el mundo.
Una de las religiosas que compartió la vida con Teresita en el Carmelo era bastante malhumorada y en realidad era a la que todos escapaban. Teresita, con su notable capacidad misionera desde el corazón de la Iglesia, se decidió a atenderla de la mejor manera con toda la caridad que Dios le inspiraba. Y cuenta Teresita en su Biografía que en un momento determinado se sintió profundamente conmovida por la pregunta de esta religiosa. Esta monja malhumorada le dijo: “Hermana Teresa del Niño Jesús, ¿querría usted decirme qué es lo que le atrae de mí? Cada vez que me encuentro con usted me dedica la más graciosa sonrisa”. Teresita igualmente, que compartía con esta hermana el sentido de su dolor, también compartió la pascua y fue capaz de misionarla, en este caso, con algo tan sencillo como una sonrisa.
La intención de Teresita en su misionalidad tiene un único objetivo: hacer amar a Dios. Haber entendido que la santidad no es para sí mismo como un lugar cómodo donde uno se auto complace, es un paso importante y Teresita rápidamente pud...Tue, 01 Oct 2024 - 43min - 757 - El poder está en el servicio
Entonces se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo, les dijo: “El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande”.Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros”. Pero Jesús le dijo: “No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes”. San Lucas 9,46-50.
Un corazón libre de ambiciones
“El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre”. ¿Por qué recibir los pequeños en nombre de Jesús?, ¿Porque ser como un niño y hacerse pequeño?
El niño es un ser débil y humilde, que no posee nada, no tiene ambición, no conoce la envidia, no busca puesto privilegiados, no tiene nada que decir en la codicia de los adultos, el niño tiene conocimiento de su pequeñez y su debilidad. Es así como nos hace saber Jesús, que el más humilde será el más grande ante el Padre, porque su corazón está libre de ambiciones.
El niño al igual que el pobre recibe con alegría lo que se le entrega cuando su necesidad depende de los demás. Ese es el sentido de ese “hacerse como los niños”, hacerse humilde y sencillo de corazón, empequeñecido en la sociedad respecto a los puestos de jerarquía, esa es condición de Jesús para seguirlo, “El que no renuncie a si mismo, no puede ser mi discípulo”
La autoridad como servicio
Jesús con paciencia dice: “el más pequeño de ustedes, ese es el más grande” “El que quiera ser el primero debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”. Lo que dice el Señor ocurre en todos los ámbitos. El que pretende ejercer el mando, en cualquier orden de la actividad humana, debe saberse en función de servicio. Porque tener autoridad no es una cosa mala, como a veces parece insinuarse. No implica una actitud de orgullo. Por el contrario. Es estar para los demás. El que, por ejemplo, preside una familia, lo hace en beneficio de quienes integran su hogar. El que preside los destinos de una Nación, es alguien que debe ponerse al servicio de su pueblo. Por lo demás, estar en actitud de servicio en modo alguno significa abdicar la propia autoridad, sino, por el contrario, ejercerla. Porque el servicio especifico que le corresponde prestar a la autoridad es precisamente ser tal, ser autoridad de veras. El que no tiene a nadie bajo su mando fácilmente se torna egoísta, fácilmente piensa sólo en sí mismo. En cambio quien tiene a su cargo a otras personas, debe salir de sí, debe pensar en ellos, debe ponerse a su disposición, debe poner su talento de conductor en favor de los conducidos.
Si esto acontece en todos los campos del quehacer humano, con mucha mayor razón debe suceder en la Iglesia, la cual, por lo demás, sigue también en esto el ejemplo de Jesús. El Señor era bien consciente de su señorío, de su autoridad. “¿Tú eres Rey?”, le preguntó Pilatos. “Yo para eso nací —le respondió—, para eso vine al mundo”. Y, sin embargo, no rehuyó las humillaciones. No dejó de vivir para los demás, servir a los demás.
La virtud de la humildad
Pero al decirnos hoy el Señor: “El que quiera ser el primero debe hacerse el último de todos y el servidor de los demás”, implícitamente nos está exhortando, a todos, a la virtud de la humildad, esa virtud tan hermosa, pero que tanto nos cuesta.
La humildad está en el punto de partida de todas las virtudes. Implica tomar conciencia de que lo que tengo de bueno procede de la bondad de Dios. Si acaso soy grato a Dios,Mon, 30 Sep 2024 - 55min - 756 - Acompañar a Jesús en el camino de la Cruz y Su resurrección
27/09/2024 – 𝗘𝗻 𝗲𝗹 𝗘𝘃𝗮𝗻𝗴𝗲𝗹𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝗵𝗼𝘆, 𝗟𝘂𝗰𝗮𝘀 𝟵, 𝟭𝟴-𝟮𝟮, Jesús nos invita a caminar con Él por el sendero de la entrega, la ofrenda y la cruz, para descubrir, más allá de los momentos difíciles, la gracia de la vida y la resurrección.
“Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado». «Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?». Pedro, tomando la palabra, respondió: «Tú eres el Mesías de Dios». Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. «El hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día»”. Lucas 9,18-22
En el camino de la vida se bifurcan los caminos y hay que tomar una opción. La imagen serie de caminos entrecruzados y entremedios un signo de pregunta. Cada uno de nosotros ubicados en el centro nos preguntamos ¿y ahora? Los caminos de la vida se cruzan en nuestro interior y nos piden una respuesta. Son momentos existencialmente de mucha densidad y peso. Ese peso de la respuesta marca un rumbo determinado, dejando al margen otros caminos.
La comunidad de los doce reunidos en torno a Jesús, después de un tiempo, aparecen en un camino crucial: ¿a dónde se dirige la comunidad? El líder es Jesús y Él marcará el rumbo. De ahí el diálogo de Jesús con los doce viendo y sondeando las expectativas. Jesús es un referente importante para los doce y para una comunidad grande que lo sigue de cerca más todo lo que genera a su alrededor. ¿A dónde va Jesús? En boca de Pedro hay una expresión: Tú eres el Mesías. Esa respuesta necesita unas precisiones, como las que nosotros vamos dando en el camino de la vida que supone mayores ajustes sobre la marcha. Por eso Jesús aclara por sobre lo de Pedro: es el Mesías, pero no conforme a sus expectativas de poder, fuerza de armas ni liberación política.
Cuando las preguntas se hacen cruciales
Jesús dice que el camino a recorrer es un camino de cruz, de sufrimiento, de dolor, de entrega y de muerte pero que al final va a resucitar. ¿Es comprensible lo que dice Jesús? No mucho. A las expectativas más urgentes conforme a las necesidades que atraviesan sus contemporáneos ante la presión que sufren de los romanos en todo el territorio, parece casi nada. Pero el Señor apunta al corazón de las necesidades más hondas y de las preguntas más cruciales.
Sobretodo la más importante: la que tiene que ver con la muerte como el dolor más grande que nos atraviesa. Ahora las preguntas tienen una gran respuesta, el camino de entrega de la vida desde el amor hasta el extremo. La vida triunfando en lo más hondo del corazón, sobre la muerte.
Jesús responde a este cruce del camino más profundo del corazón humano y abre una perspectiva. ¿Cuáles son los cruces de los caminos en tu vida en este tiempo? ¿cuáles son tus preguntas más hondas que están en tu corazón? Jesús en el cruce de tus caminos caminando con vos. Sin duda en la entrega de la vida está la posibilidad de encontrar el mejor camino.
La pregunta central en este cruce de caminos de la comunidad de los discípulos como las nuestras, parece tener respuesta en los labios de Jesús ciertamente desconcertante. Ante las preguntas más desconcertantes que aparecen en el corazón frente a las decisiones, el Señor nos invita a entregar la vida sabiendo que mientras vamos avanzando en la ofrenda de la vida se van allanando los caminos. Ante la entrega de Jesús, aparecen las respuestas con peso, la de la cruz propia que el Señor nos invita a lleva...Fri, 27 Sep 2024 - 46min - 755 - Contemplar a Jesús: La respuesta a nuestra mayor esperanza
El tetrarca Herodes se enteró de todo lo que pasaba, y estaba muy desconcertado porque algunos decían: “Es Juan, que ha resucitado”. Otros decían: “Es Elías, que se ha aparecido”, y otros: “Es uno de los antiguos profetas que ha resucitado”. Pero Herodes decía: “A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quién es este del que oigo decir semejantes cosas?”. Y trataba de verlo. San Lucas 9,7-9
I Querer ver a Jesús
San Lucas nos dice que Herodes deseaba encontrar a Jesús: buscaba la manera de verle1. Le llegaban frecuentes noticias del Maestro y quería conocerlo.
Muchas de las personas que aparecen a lo largo del Evangelio muestran su interés por ver a Jesús. Los Magos se presentan en Jerusalén preguntando: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?2. Y declaran enseguida su propósito: vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle: su propósito es bien distinto del de Herodes. Le encontraron en el regazo de María. En otra ocasión son unos gentiles llegados a Jerusalén los que se acercan a Felipe para decirle: Queremos ver a Jesús3. Y en circunstancias bien diversas, la Virgen, acompañada de unos parientes, bajó desde Nazaret a Cafarnaún porque deseaba verle. Había tanta gente en la casa que hubieron de avisarle: Tu Madre y tus hermanos están fueran y quieren verte4. ¿Podremos imaginar el interés y el amor que movieron a María a encontrarse con su Hijo?
Contemplar a Jesús, conocerle, tratarle es también nuestro mayor deseo y nuestra mayor esperanza. Nada se puede comparar a este don. Herodes, teniéndole tan cerca, no supo ver al Señor; incluso tuvo la oportunidad de poder ser enseñado por el Bautista –el que señalaba con el dedo al Mesías que había llegado ya– y, en vez de seguir sus enseñanzas, le mandó matar. Ocurrió con Herodes como con aquellos fariseos a los que el Señor dirige la profecía de Isaías: Con el oído oiréis, pero no entenderéis, con la vista miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos y han cerrado sus ojos…5. Por el contrario, los Apóstoles tuvieron la inmensa suerte de tener presente al Mesías, y con Él todo lo que podían desear. Bienaventurados, en cambio, vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen6, les dice el Maestro. Los grandes Patriarcas y los mayores Profetas del Antiguo Testamento nada vieron en comparación a lo que ahora pueden contemplar sus discípulos. Moisés contempló la zarza ardiente como símbolo de Dios Vivo7. Jacob, después de su lucha con aquel misterioso personaje, pudo decir: He visto cara a cara a Dios8; y lo mismo Gedeón: He visto cara a cara a Yahvé9…, pero estas visiones eran oscuras y poco precisas en comparación con la claridad de aquellos que ven a Cristo cara a cara. Pues en verdad os digo que muchos profetas y justos ansiaron ver lo que vosotros estáis viendo…10. La gloria de Esteban –el primero que dio su vida por el Maestro– consistirá precisamente en eso: en ver los Cielos abiertos y a Jesús sentado a la derecha del Padre11. Jesús vive y está muy cerca de nuestros quehaceres normales. Estamos llamados a purificar nuestra mirada para contemplarlo. Su rostro amable será siempre el principal motivo para ser fieles en los momentos difíciles y en las tareas de cada día. Le diremos muchas veces, con palabras de los Salmos: 12, buscaré, Señor, tu rostro… siempre y en todas las cosas.
II. Buscar para encontrarlo
La Virgen y San José buscaron a Jesús durante tres días, y lo encontraron14. Zaqueo, que también deseaba verlo, puso los medios y el Maestro se le adelantó invitándose a su casa15. Las multitudes que salieron en su busca tuvieron luego la dicha de estar con Él16. Nadie que de verdad haya buscado a Cristo ha quedado def...Thu, 26 Sep 2024 - 56min - 754 - Discípulos y misioneros de Jesús
25/09/2024 – En el evangelio de hoy, Lucas 9:1-6, Jesús envió a sus discípulos con una misión clara: predicar el Reino y sanar a los enfermos, pero también les dio una enseñanza profunda: no dependan de lo material, confíen en la providencia divina.
Jesús convocó a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar a toda clase de demonios y para curar las enfermedades. Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos, diciéndoles: “No lleven nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas cada uno.Permanezcan en la casa donde se alojen, hasta el momento de partir. Si no los reciben, al salir de esa ciudad sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”. Fueron entonces de pueblo en pueblo, anunciando la Buena Noticia y curando enfermos en todas partes. San Lucas 9,1-6.
Jesús nos invita a ser discípulos y misioneros
El discípulo es quien es llamado a seguir a Jesús; y para eso, hace falta aligerar la carga del corazón, para que Jesús nos encuentre libres para recibir en lo más hondo del ser el llamado a su seguimiento. El discípulo es el que viene detrás del Maestro para dejarse moldear por el maestro. El discípulo observa los gestos y acciones de su Maestro, para encarnarlas y manifestarlas en su propia vida. Para esto, hace falta esa libertad interior de la que habla el Evangelio. Por ello tenemos que sacarnos todo lo que nos es una carga.
El discípulo es una persona humilde, que reconoce que no lo tiene todo consigo, y que no lo puede todo. Muchas veces lo que nos pesa viene a cubrir lo que es nuestra fragilidad, nuestra ignorancia, nuestra incapacidad. Son como fortines que armamos alrededor de nosotros mismos, para crear defensas ante nuestra fragilidad. Es por el camino de la sencillez que se va en búsqueda del Maestro y de la verdad que Él trae, de lo distinto que Él nos ofrece como plenitud de vida. Es necesario estar dispuestos a aprender a dejar hacer . Pero para eso, hay que liberar el camino. Y Jesús, que invita al seguimiento del discipulado, llama a librarse de lo que nos pesa.
El discípulo está llamado a conocer y vivir la Palabra, preguntándose qué haría Jesús o cómo lo haría Jesús. No se limita sólo a conocer sobre Dios, sino que encarna y vive los auténticos valores que propone el Señor en la vida evangélica.
María es un modelo de discipulado. Ligera en el andar, libre interiormente.
Frente a la crisis de identidad generalizada, conviene lograr una íntima unión entre el discípulo y la misión. Hay que recoger, dice Aparecida, esa teología de la misión para la cual la misión no es algo sobreañadido a la identidad personal, sino que cada uno es una misión. Tiene y es una misión. Discípulos, misioneros, libres, ligeros para el andar.
Ojalá que podamos hacer ese proceso de liberación interior. Oramos por esto, para que el Señor actué liberación en los corazones que tengan cargas pesadas dentro de él que le impiden el andar, que bajan la mirada, que desesperan. Actitudes interiores de las que nos debemos liberar para seguir como discípulos y misioneros al Maestro que nos llama.
Y mientras vamos haciendo ese proceso de liberación interior, vamos descubriendo al mismo tiempo los rasgos de quien es discípulo y misionero.
• El discípulo y misionero tiene como referencia a Jesús.
• Está llamado a colaborar con el proyecto de Dios para que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
• Ha tenido un encuentro vivo y personal con Jesús, y vive cotidianamente en unión con Él;• se alimenta del pan de la Palabra y de la Eucaris...Wed, 25 Sep 2024 - 57min - 753 - Dios habla en Su Palabra
24/09/2024 – Sólo Dios podía romper el silencio de los cielos e irrumpir en el silencio del corazón; sólo Él podía decirnos –como ningún otro- palabras de amor. Es cuanto ha sucedido en su revelación, primero al pueblo elegido, Israel, y luego en Jesucristo, la palabra hecha carne.
Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud.Entonces le anunciaron a Jesús: “Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte”.Pero él les respondió: “Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican”.San Lucas 8,19-21
Dios habla a través de acontecimientos y palabras íntimamente conectados, Él se comunica a sí mismo a los hombres. Puestos por escrito bajo la inspiración de su Espíritu, estos textos constituyen la Sagrada Escritura, el morar de la Palabra de Dios en las palabras de los hombres. ¡La Palabra de Dios es Dios mismo en el signo de su palabra! Ella participa de su poder: “Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé semilla al sembrador y pan para comer, así será mi Palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.” (Isaías 55, 10-11).
El término hebraico dabar, traducido habitualmente como “palabra”, significa tanto palabra como acción; por eso los diez mandamientos son nombrados en hebraico como “las diez palabras” para indicar que ellos expresan al mismo tiempo las exigencias del amor de Dios y la ayuda que Él da para corresponderle. El Señor dice lo que hace y hace lo que dice. En el Antiguo Testamento anuncia a los hijos de Israel la venida del Mesías y la instauración de una nueva alianza; en el Verbo hecho carne cumple sus promesas más allá de toda expectativa. El Primero y el Nuevo Testamento nos narran la historia de su amor por nosotros, según un camino por el cual Dios educa a su pueblo para el don de la alianza cumplida: ¡el Antiguo Testamento se ilumina en el Nuevo y el Nuevo es preparado en el Antiguo! ¿Cómo podría el árbol del cumplimiento ser menos que la raíz de la cual viene? “Si es santa la raíz, lo serán las ramas…recuerda que no eres tú quien mantiene a la raíz, sino la raíz a ti” (Romanos 11, 16 y 18). ¡Por eso, los discípulos de Jesús, amamos las Escrituras que Él mismo ha amado!
La Palabra se hace carne
“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan 1, 14). El cumplimiento de la revelación, don supremo del amor divino, es Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre por nosotros, la Palabra única, perfecta y definitiva del Padre, quien en Él nos dice todo y nos dona todo. “En el pasado muchas veces y de muchas formas habló Dios a nuestros padres por medio de los profetas. En esta etapa final nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien nombró heredero de todo, y por quien creó el universo” (Hebreos 1, 1-2). En Jesús los textos del Primer Testamento adquieren y manifiestan su pleno significado: “Toda la Escritura es un libro solo y este libro es Cristo” (Hugo de san Victor, El arca de Noé, II, 8] Nutrirse de la Escritura es nutrirse de Cristo: “La ignorancia de las Escrituras –afirma san Jerónimo- es ignorancia de Cristo” (Comentario al profeta Isaías, PL 24,17). Quien quiera vivir de Jesús debe escuchar incesantemente las divinas Escrituras, sin excluir ninguna. En ellas se revela el rostro del Amado, tanto en el hoy que pasa como en el día del amor sin fin.: “Busco tu rostro, Señor, buscar el rostro de Jesús debe ser el anhelo de todos nosotros los cristianos… Si perseveramos en el buscar el rostro del Señor, al término de nuestro peregrinar terrenal será Él, Jesús,Tue, 24 Sep 2024 - 34min - 752 - Jesús nos invita a llevar Su luz al mundo
23/09/2024 – En el Evangelio del día, Lucas 8:6-18 , Jesús nos invita a ser lámparas que no se esconden, sino que iluminan a todos los que están a nuestro alrededor. Así como Él es la luz del mundo, también nos llama a llevar su luz en nuestros corazones y compartirla con quienes viven en la oscuridad.
Jesús dijo a sus discípulos:«No se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino que se la coloca sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. Porque no hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado.Presten atención y oigan bien, porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener.» San Lucas 8, 16-18
Mon, 23 Sep 2024 - 53min - 751 - La condición femenina en la tarea de la envangelización
20/09/2024 – En el Evangelio de hoy, Lucas 8,1 – 3, el Señor muestra su vocación de compartir la tarea con quienes elige para la misión y aparecen, entre los discípulos, las mujeres. Lucas concentra en el evangelio de hoy, la condición femenina sumada a la tarea de la envangelización como parte constitutiva de una novedad que trae el anuncio del Reino. Jesús trae equidad y complementariedad de lo femenino y masculino en la tarea del anuncio del Evangelio.
Después, Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes. Lucas 8,1 – 3
La alegría de ser discípulos y misioneros de Jesucristo
Documento de Aparecida:
En el encuentro con Cristo queremos expresar la alegría de ser discípulos del Señor y de haber sido enviados con el tesoro del Evangelio. Ser cristiano no es una carga sino un don: Dios Padre nos ha bendecido en Jesucristo su Hijo, Salvador del mundo.
La alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo, a quien reconocemos como el Hijo de Dios encarnado y redentor, deseamos que llegue a todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades; deseamos que la alegría de la buena noticia del Reino de Dios, de Jesucristo vencedor del pecado y de la muerte, llegue a todos cuantos yacen al borde del camino, pidiendo limosna y compasión (Cf. Lc 10, 29-37; 18, 25-43).
La alegría del discípulo es antídoto frente a un mundo atemorizado por el futuro y agobiado por la violencia y el odio. La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la buena noticia del amor de Dios. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo.Ser discípulo es aprender a encaminar nuestra vida en la vida del maestro. En el Evangelio vemos cuando los discípulos dicen “Maestro, ¿dónde vives?” “Vengan y vean” responde Jesús. Ellos compartieron todo el día con él y después de esto dijeron “Hemos encontrado a Mesías” Lo pueden afirmar porque lo vieron actuar, vivieron con él.
Una vida que se quiere encontrar con el maestro, que tiene la experiencia de haber vivido con el maestro, ahí nace el discipulado, está la clave.
Si no hay una experiencia de palpitar con del maestro, de latir con su sentimiento pueden ser discípulo de vida pero no con el fundamento de radicalidad y la expresión de aprender a vivir como él vive.
Lo particular de este evangelio está en que no solo los doce estaban con él sino también las mujeres quienes habían sido sanadas. No solo lo habían escuchado sino que habían experimentado en carne propia lo que era tener al Mesías en su propia vida.
Esto marca una diferencia porque en ese momento de la historia las mujeres no podían seguir a un maestro, ellas vivían totalmente marginadas y sometidas. Esto debe haber chocado a las personas de esa época. Parte de estas mujeres fueron testigos de la Pascua de Cristo.
La dignidad y participación de las mujeres
La antropología cristiana resalta la igual dignidad entre varón y mujer, en razón de ser creados a imagen y semejanza de Dios. El misterio de la Trinidad nos invita a vivir una comunidad de iguale...Fri, 20 Sep 2024 - 58min - 750 - El poder del perdón
19/09/2024 –
Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa.Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume.Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: “Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!”.Pero Jesús le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”. “Di, Maestro!”, respondió él.”Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta.Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?”.Simón contestó: “Pienso que aquel a quien perdonó más”. Jesús le dijo: “Has juzgado bien”.Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos.Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies.Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies.Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor”.Después dijo a la mujer: “Tus pecados te son perdonados”.Los invitados pensaron: “¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?”.Pero Jesús dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado, vete en paz”.San Lucas 7,36-50.
1. La fuerza del amor nos trae el perdón
La escena evangélica habla por sí sola; sobraría todo comentario. El fariseo y la mujer representan dos actitudes ante Dios, por su actitud autosuficiente, el primero no alcanza el reino de Dios ni recibe su favor, que ya cree poseer; por su postura humilde, la segunda entra por la puerta grande del Reino sin más credenciales que su indigencia, su arrepentimiento, su vacío personal y su amor, que le consiguen el perdón y el don de Dios. El amor y el perdón se implican mutuamente, “porque el amor cubre la multitud de pecados” (1 Ped 4,8).
Como vemos en la mujer pecadora lo que perdona es la fuerza del amor que nos otorga quien nos ama lo que regenera a la persona y mantiene en pie la esperanza y dignidad de la misma. Aquí, una vez más, como en el caso de la mujer adúltera, la mirada de Jesús, llena de ternura, rescató una vida perdida. La mirada de perdón de Jesús le devuelve vida y sobre todo la dignidad personal.
Para lograr este perdón que impulsa al amor, o este amor que perdona, es necesario comenzar por reconocernos pecadores, necesitados y no merecedores del mismo. No nos liberamos del propio pecado ni merecemos la gracia de Dios por nuestro esfuerzo personal, sino aceptando el amor y el perdón gratuito de Dios. Igualmente, en relación con los hermanos, el que no se siente pecador e imperfecto es incapaz de construir fraternidad, comprendiendo y perdonando a los demás.
2. Perdonarte para perdonar
Para poder perdonar a los demás primero tenemos que perdonarnos a nosotros mismos. El perdón empieza con una decisión valiente del corazón.
Perdonarse a uno mismo es probablemente el mayor desafió que podemos encontrar en la vida. En esencia, es el proceso de aprender a amarnos y aceptarnos a nosotros mismos “pase lo que pase”. Es la plenitud latente de nuestra personalidad, la que surge de la disposición de aceptar sin críticas la totalidad de quienes somos,Thu, 19 Sep 2024 - 58min - 749 - La fuerza de la Palabra de Dios nos pone de pie
18/09/2024 – ¿Qué Palabra de Dios te puso de pie, transformó tu vida? Hoy somos invitados a pronunciar una vez más esa o esas palabras que el Señor nos susurró al corazón para sacarnos de aquellos lugares que nos mantenían arrinconados, abatidos.
«¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos:”¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!”. Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: “¡Ha perdido la cabeza!”. Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!”. Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos». San Lucas 7,31-35Muchos de nuestros jóvenes pierden el rumbo, se sienten como desorientados, sin dónde pisar firme. Hablan de “salir a ahogar las penas”. “Ahogar” supone encontrar otro espacio que haga de “hogar”, lo que evidencia el no encontrar un espacio de contención y seguridad. En la Argentina hay muchos jóvenes que no tienen de qué valerse para vivir con sentido, teniendo en cuenta que el pensamiento y la reflexión dan perspectiva y el trabajo que es tan saludable. Tenemos una sociedad enferma que enferma a nuestros jóvenes.
Me parece que una de las cosas que tiene como raíz este sin sentido es un gran vacío, una gran angustia del alma. Nosotros podemos ir a esos lugares nada más y nada menos que con la Palabra. Vamos a detenernos a reflexionar sobre la tristeza y la indecisión, para que si hay música buena bailemos y si hay dolor y tristeza también podamos acompañar el dolor.
La tristeza que nos ahoga
Según el pensamiento de los antiguos, el pecado de la tristeza era el pecado de la pereza. Luego, Gregorio Magno unificó la tristeza con la pereza y los pecados capitales quedaron en 7. La tristeza, cuando gobierna el corazón, nos angustia, desespera y nos hace estar como empantanados en un vacío existencial. Es necesario aclarar que la tristeza no es el dolor, esto en favor de aquellas personas que sufren inmensamente por su salud física y psíquica. Hay mucha gente que sufre mucho y que sin embargo convive con ese dolor, con alegría. Son realmente presencia de bienaventuranza: felices los que lloran, los que trabajan por la paz, los que son perseguidos. Tenemos muchos hermanos que sufren y sin embargo están contentos, no desde la resignación, sino por un alma grande. La tristeza es otra cosa, es como una nube que se instala en el corazón y opaca todo. Uno se pone a pensar de dónde viene esa tristeza o sombras y no hay muchas razones que terminen por explicar esa sensación de muerte y angustia. Cuando uno percibe esa realidad nos damos cuenta de que hay un sentido de iniquidad detrás de esta sensación, a veces permanente a veces pasajera.
Un viejo dicho chino dice, si revolotea estos pájaros de tristeza no te preocupes, pero si se instalan ahí sí es preocupante. Cuando la tristeza anida no es tan sencillo sacarla. Muchas veces la tristeza aparece compartida, y se hace contagioso, convirtiendo “ambientes depresivos”. Empieza por alguien en la familia, trabajo o el grupo de amigos y empieza a ganar el corazón, y más si se hace eco en un comunicador o líder. Siempre encuentra algún punto donde anclar, nuestras fragilidades, en donde comenzamos a ver siempre el vaso medio vacío y con lentes oscuros. Y se niega a correrse de los lugares del dolor, del sufrimiento, de lo que pudo ser y no fue, y elige permanecer en ese lugar, muchas veces sin darse cuenta.La tristeza nos lleva a la parálisis: “nada va a cambiar”, “siempre es todo lo mismo”, “yo no puedo porque nunca pude,Wed, 18 Sep 2024 - 748 - Jesús nos consuela
17/09/2024 – El Evangelio que compartimos en este día martes nos muestra cómo Jesús va a la ciudad de Naím con sus discípulos y la multitud. Allí se encuentra con un cortejo fúnebre, una mujer viuda que llevaba a enterrar a su único hijo:
Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba. Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: «No llores.» Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: «Joven, yo te lo ordeno, levántate.»El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo.»El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina. San Lucas 7, 11-17
Consigna del día: ¿En qué aspectos o situaciones de tu vida estás necesitando especialmente el consuelo de Jesús?
En este día, el Evangelio de San Lucas nos invita a contemplar esta acción de Jesús: se dirigía a una ciudad llamada Naím, iba junto a sus discípulos y una gran multitud que lo seguía en ese momento y que lo sigue en este momento. Esa multitud somos cada uno de nosotros… Dice el Evangelio de Lucas que cuando Jesús se acercó a la puerta de la ciudad vió como una madre sufría el dolor de la muerte de su hijo la conocida viuda de Naím. Un gran dolor llevaba esta madre como tantas madres a lo largo de la historia de la vida, que se te muera un hijo es un dolor que no tiene comparación, pero que ahí también aparece la figura de María como aquella capaz de hacer posible de llevar el dolor, el sufrimiento de la ausencia de un hijo. Ahí aparece la gracia del consuelo y la fortaleza del Señor.
En primer lugar, dejate consolar. Ponete a pensar en el dolor tan grande que habrá visto Jesús, el ambiente triste, el cambio de planes de un momento a otro. El dolor que nos relata la Palabra siempre es algo que se nos hace cercano, tal vez un sufrimiento que se asemeje un poco al que estás pasando en esos momentos. Esas situaciones que te mueven la estantería, que te ponen en crisis, donde parece que el mundo se termina. Dolor grande el de esta mujer que al que se le ha muerto su único hijo. A veces a vos y a mí algunas circunstancias nos hacen pensar que ya está, que todo está acabado, que nada tiene más sentido, que no vale la pena seguir. Ahí es donde aparece especialmente el Señor, cuando más lo necesitás. Dice el Evangelio que Jesús se conmueve. Fijate qué lindo y qué necesario se nos hace imaginar cómo el Señor, verdadero Dios y verdadero hombre, se conmueve. Él se acerca a esta mujer, la mira a los ojos y con una voz suave la consuela, la sostiene. Me gusta pensar en esta cercanía de Jesús, que llega cuando más lo necesitás, se acerca a tu sufrimiento y te consuela. Yo no sé sé cuál será tu dolor hoy, cuál será tu cruz en este día, qué será eso que te está pasando, pero me animo a decirte que Jesús te quiere consolar. El Señor te quiere sostener así como con esta mujer. ¿Te vas a dejar sostener por Dios y por las personas que tenes a tu lado?
En segundo lugar, Dios da vida.
Jesús, aun estando con los discípulos en medio de una gran muchedumbre, «tuvo la capacidad de mirar a una persona», una «viuda que iba a sepultar a su único hijo». Hay que tener presente, que «en el Antiguo Testamento, los más pobres eran las viudas, los huérfanos y los extranjeros y forasteros». En la Escritura se encuentran continuamente exhortaciones del tipo: «cuida de la viuda, del huérfano y del migrante». Por lo demás,Tue, 17 Sep 2024 - 56min - 747 - Pedir con fe
16/09/2024 – Nos abrimos de corazón a la presencia de Dios que nos visita en su Palabra:
Jesús entró en Cafarnaún. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a sanar a su servidor. Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: «El merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga.»Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: «Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque yo -que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes- cuando digo a uno: ” Ve”, él va; y a otro: “Ven”, él viene; y cuando digo a mi sirviente: “¡Tienes que hacer esto!”, él lo hace.» Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: «Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe.» Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano. San Lucas 7, 1-10
Interceder: Pedir con fe
Cuando uno reza, una pregunta que surge de la oración que eleva al cielo nuestro clamor es, ¿cómo es que Dios recibe nuestra oración de intercesión? ¿cómo logra su efecto la plegaria de intercesión, cómo actúa sobre Dios y cómo sobre aquel por quien se reza?. Lo más sencillo sería pensar que todo ocurre de manera similar a lo que pasa entre nosotros: buscamos a la persona que está en condiciones de procurar el favor que se desea para el otro; hago una gestión por otro hermano que necesita un favor de alguien y busco vincularme con esa persona que tiene la posibilidad de dar esto que mi hermano está necesitando. Después de hacer esto nos esforzamos por convencerla defendiendo la causa de aquel por el cual tengo que interceder, por aquel al que queremos socorrer
Buscamos la influencia para que se haga y se procure el bien que es:persona está esperando.
Algo semejante contemplamos en el Evangelio, es lo que ocurre con la oración de intercesión, y para eso hay que buscar por un lado y por el otro, y presentarle al Señor la necesidad del hermano y la propia. Aquel que tiene para darnos todos sus dones que necesitamos, está esperando eso, que vayamos, que toquemos la puerta y está deseoso a salir a nuestro encuentro.
Hay que darle tiempo, alma y corazón, porque la súplica a Este que tiene todo lo que nos hace falta y más todavía, está solamente esperando ese encuentro. “Yo estoy a la puerta y llamo” dice la Palabra.Estate atento, porque en confianza y en trato de amistad, quiere encontrarse con vos.
Pedimos insistentemente pero siempre dejándole las manos libres para que su querer y voluntad se manifieste más de lo que uno sueña y espera, desde el amor que abraza y tiernamente cobija lo humano en todo, sobretodo donde el alma se siente herida y clamando por ese amor que sana todo. Es verdad que podemos tener muchas carencias, pero es mucho más cierto que cuando el amor de Dios abraza nuestro interior, aún en medio de las grandes carestías, sentimos que todo lo tenemos y nada nos falta cuando el amor de Dios nos toma el corazón.
El clamor que asciende y el pedido que desciende
Antes de que nuestro clamor suba al cielo hay una visita al corazón que nos despierta eso que tenemos que clamar. Es primero el que puede dar quien despertó el deseo de pedir.Mon, 16 Sep 2024 - 51min - 746 - Jesús nos llama a no juzgar ni condenar
13/09/2024 – Compartimos la catequesis reflexionando el Evangelio del día:
Jesús dijo a sus discípulos: “No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con la que ustedes midan también se usará para ustedes” Les hizo también esta comparación: «¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo? El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro. ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.» Lucas 6, 37-42
El Evangelio de hoy nos invita a una profunda reflexión sobre el perdón y la conversión del corazón. Jesús nos llama a no juzgar ni condenar, sino a perdonar para ser perdonados. Este perdón, sin embargo, no significa olvidar o ignorar, sino poner el corazón de Dios en nuestras acciones, renunciando a cualquier derecho de venganza. Nos desafía a mirar primero dentro de nosotros mismos, a reconocer nuestras propias fallas antes de señalar las de los demás. El camino hacia una vida cristiana auténtica comienza con la transformación personal.
En este sentido, Jesús nos recuerda la importancia de no intentar corregir a los demás sin antes habernos corregido nosotros mismos. Nos pone el ejemplo del ciego que no puede guiar a otro ciego. El Evangelio nos enseña que el verdadero cambio en la vida y en el mundo ocurre cuando dejamos que la Palabra de Dios transforme nuestras propias vidas. Solo entonces, con un corazón renovado, podremos ayudar a nuestros hermanos en su camino de conversión, no desde la crítica, sino desde el amor y el ejemplo personal.
Este llamado a la conversión personal también está relacionado con el testimonio de vida que damos como cristianos. No es suficiente proclamar la Palabra de Dios con palabras, sino que nuestras acciones deben reflejarla. Como dice San Ignacio, el amor está más en las obras que en las palabras. La verdadera transformación del mundo no ocurre a través de opiniones o mensajes en redes sociales, sino a través de la vivencia auténtica de nuestra fe, de un testimonio que brota del corazón, desbordando en nuestras acciones cotidianas.
Finalmente, Jesús nos invita a centrar nuestra atención en las “vigas” de nuestra vida, esos aspectos importantes que realmente sostienen nuestra fe y nos permiten construir sobre una base sólida. Nos exhorta a no distraernos con pequeñas fallas ajenas, sino a dedicarnos a las grandes áreas de nuestra vida que necesitan corrección y crecimiento. Con la ayuda del Espíritu Santo, podemos convertirnos en verdaderos oyentes y practicantes de la Palabra, transformando nuestro corazón y, en consecuencia, el mundo que nos rodea.
Fri, 13 Sep 2024 - 51min - 745 - Jesús nos invita a amar y hacer el bien
12/09/2024 – El Evangelio de hoy nos regala una gran cantidad de enseñanzas que brotan de la boca de Jesús como enseñanza ejemplificadora de lo que nos decía ayer en las Bienaventuranzas. Creo que cada uno puede leer y releer este textos para poder sacarle jugo desde lo personal, una palabra profética que el Señor nos quiera regalar, una palabra de vida a la comunidad.
Jesús dijo a sus discípulos:Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por lo que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por lo demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos. Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes. San Lucas 6, 27-38
Creo también que para poder entender todo el evangelio y la enseñanza de Jesús la clave es la empatía. Todo el texto de hoy y todo el mensaje de Jesús en palabras y obras, solo se puede entender desde la empatía.
Hoy se habla mucho de esto. Y lo primero que nos brota es que la empatía es “ponerse en el lugar del otro”. Es lo común que nos sale y lo que suele decirse a la hora de dar algo así como una posible definición de ser empáticos. Y en realidad creo profundamente que no se trata solo de eso sino de algo mucho más profundo y más ético. Si queremos de veras ser empáticos con nuestros hermanos y entre nosotros, no nos basta ponernos en el lugar del otro.
La empatía es mucho más. Significa por sobre todas las cosas cambiar la mirada y no sólo ponerse en el lugar del otro. Porque de esta manera sigo siendo yo que mira al otro desde afuera como otro. La empatía es meterme en la piel del otro, mirar como mira, sentir como siente, padecer como padece y alegrarse como brota la alegría desde el fondo del corazón. Entonces un corazón empático será un corazón que no se ponga solo en el lugar del otro sino que entre en la vida del otro, para considerar la vida desde el otro.
Claro. Esto no parece nada fácil. Pero es a lo que se refiere Jesús. “Hagan por lo demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes” se convierte en regla de oro, desinteresada, pero solamente efectiva desde un cambio de mirada y mentalidad. Un corazón empático nos lleva a la empatía completa: sentir desde el otro, a partir de su realidad y no sólo poniéndome en su lugar. Tengo que lograr la capacidad de hacer que sus sentimientos sean también mis sentimientos y que al final su vida sea mi vida. Es un arduo trabajo. Ciertamente que sí. Pero es la única vía para poder de veras no cumplir sólo la palabra de Jesús, sino darle forma, vida, obra y compromiso.
¿Por dónde empezar? Yo me animaría a decir: escuchando. Hoy hay algo que nos cuesta muchísimo. Escuchar y escucharnos.Thu, 12 Sep 2024 - 51min - 744 - Las Bienaventuranzas
11/09/2024 – El texto de las bienaventuranzas aparecen en los evangelio del San Lucas y San Mateo. Nos abrimos a ellas para que nuestra vida entre en sintonía con ellas:
Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: «¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados!¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban el nombre de ustedes, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo!. ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!» San Lucas 6, 20-26
En el Evangelio de Lucas se pone el foco en los pobres, en los que sufren, en los que parece que han quedado al margen del camino, el Señor pone la mirada en ellos.
Fijemos la mirada en en las distintas realidades de pobreza y dolor, miremos a los más vulnerables.
Le pidamos al Señor que nos ayude a poner la mirada en una realidad, en una persona concreta, en ese que está al borde del camino y sentí el llamado a involucarte concretamente.
Recordamos algunos párrafos de la Exhortación apostólica del Papa Francisco Gaudete et exsultate en el capítulo 3
Puede haber muchas teorías sobre lo que es la santidad, abundantes explicaciones y distinciones. Esa reflexión podría ser útil, pero nada es más iluminador que volver a las palabras de Jesús y recoger su modo de transmitir la verdad. Jesús explicó con toda sencillez qué es ser santos, y lo hizo cuando nos dejó las bienaventuranzas (cf. Mt 5,3-12; Lc 6,20-23). Son como el carnet de identidad del cristiano. Así, si alguno de nosotros se plantea la pregunta: «¿Cómo se hace para llegar a ser un buen cristiano?», la respuesta es sencilla: es necesario hacer, cada uno a su modo, lo que dice Jesús en el sermón de las bienaventuranzas[66]. En ellas se dibuja el rostro del Maestro, que estamos llamados a transparentar en lo cotidiano de nuestras vidas.
La palabra «feliz» o «bienaventurado», pasa a ser sinónimo de «santo», porque expresa que la persona que es fiel a Dios y vive su Palabra alcanza, en la entrega de sí, la verdadera dicha.
A contracorriente
Aunque las palabras de Jesús puedan parecernos poéticas, sin embargo van muy a contracorriente con respecto a lo que es costumbre, a lo que se hace en la sociedad; y, si bien este mensaje de Jesús nos atrae, en realidad el mundo nos lleva hacia otro estilo de vida. Las bienaventuranzas de ninguna manera son algo liviano o superficial; al contrario, ya que solo podemos vivirlas si el Espíritu Santo nos invade con toda su potencia y nos libera de la debilidad del egoísmo, de la comodidad, del orgullo.
Wed, 11 Sep 2024 - 743 - Montaña, llamado y misión
10/06/2024 Si hay algo que el trato continuo y cotidiano con la Palabra nos va enseñando es que el Evangelio no es algo alejado de nuestra vida, sino que tiene mucho más que ver de lo que nosotros nos podemos imaginar. El gran esfuerzo, el gran ejercicio, con la ayuda del Espíritu Santo es poder llevar eso que compartimos, eso que escuchamos, eso que leemos a nuestro día a día. Por eso te invito a meditar algunas ideas.
Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé,Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote,Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados;y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
La Palabra de hoy, Lucas 6,12-19, nos comparte el relato de la vocación de los discípulos. San Alberto Hurtado decía algo bien bonito y bien hondo a la vez: “Cristo vino a este mundo no para hacer una obra solo, sino con nosotros, con todos nosotros, para ser la cabeza de un gran cuerpo cuyas células vivas, libres, activas, somos nosotros. Todos estamos llamados a estar incorporados en él, ese es el grado básico de la vida cristiana”. Cristo convoca discípulos-misioneros para que estén con él y lo ayuden en la construcción del Reino.
Por eso hay que mantener el seguimiento. El Señor no improvisa la vocación, el llamado, la propuesta a que lo sigan. Dios no llama en serie, llama en serio. La historia que encontramos hoy en el evangelio no es una historia ajena, alejada. Todo lo contrario, es también la historia de nuestro propio camino de fe, es tu historia, es un reflejo de tu vida. Dios quiere involucrarse también con tu hoy, con tu presente y no deja de llamarte, de proponerte un camino. Jesús te invita hoy, así como estás, con tus alegrías y tristezas, con tus virtudes y limitaciones. Acordate que Dios no elige a los capacitados sino que capacita a los elegidos.Abrazá tu misión. El Señor los llama para algo y por algo. Los textos paralelos dirán: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”. Esta es tu misión, que sigas a Jesús y que ayudes a que otros se encuentren con Él. Es tuya, es personal, es una invitación que Dios te hace, ahí está tu plenitud. Empezá vos, animate a vivirla en comunidad. ¿Estás siendo puente o muro? ¿Estás siendo intrumento del amor de Dios en la vida de los que te cruzan por el camino? Buscá la manera de volver tu vida un testimonio, un evangelio.
Hay que tomar la decisión. Dice el evangelio que los discípulos lo dejaron todo y siguieron a Jesús. Quizás este es el gran desafío, dar un salto de fe, tomar la decisión y animarse al seguimiento comprometido. Acordate, nadie elije la renuncia por la renuncia en sí misma, sino por una elección. Animate a decirle a Jesús: “aparta de mí lo que me separe de ti”. Acordate que el llamado es algo de todos los días, confiá. Dios no se borra, Él te sostiene.
¿Cómo estás haciendo para prestar atención a la voz de Dios que te invita a estar con él? ¿A qué misión te sentís llamado?
En primer lugar, encontrá tu montaña. Las decisiones importantes no son algo que se improvise. Jesús nos enseñando eso: él, antes de llamar a sus discípulos,Tue, 10 Sep 2024 - 742 - La santidad: un camino de conversión permanente
06/09/2024 – En el evangelio, hoy cuestionan a Jesús porque sus discípulos no ayunan. Su respuesta va a al corazón más que a las formas externas: a vino nuevo odres nuevos.
Luego le dijeron: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben”.Jesús les contestó: “¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos?Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar”.Les hizo además esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo.Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más.¡A vino nuevo, odres nuevos!Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor”.San Lucas 5,33-39.
Medios concretos para una verdadera metánoia
¿Qué puedo hacer para vivir este proceso de conversión o metánoia?Como dijimos aunque requiere de nuestra libre y decidida respuesta y cooperación, la progresiva configuración con Cristo es ante todo una obra de la gracia en nuestros corazones. Por ello lo primero que debo hacer cada día es pedirle a Dios que Él me inspire y sostenga en mis propios esfuerzos de conversión, para que me convierta totalmente y me asemeje cada vez más con Jesús. El primer pensamiento que debe venir a mi mente apenas despierto en la mañana ha de ser semejante a este: “¡Quiero ser santo/a! ¡Anhelo configurarme con Cristo, el Hijo de María! ¡Mi meta y mi horizonte es alcanzar la plena madurez en Cristo! Hoy, cooperando con la gracia de Dios, quiero caminar un poco más hacia esa meta, convertirme un poco más, reconciliarme un poco más, amar un poco más a María y al Señor Jesús, amar un poco más como Él, crecer un poco más en santidad, para irradiar a Cristo con mi testimonio, con mi caridad, con mis palabras…” Entonces, y a lo largo de la jornada, puedo repetir como jaculatoria esta sencilla oración: “¡Convertime Señor para amar como vos amas!”
Y porque sin el Señor y sin su gracia nada podemos, es también necesario el continuo recurso a los sacramentos, fuente de gracia abundante que el Señor mismo nos ha dejado en su Iglesia. El sacramento del Bautismo ha hecho ya de nosotros nuevas criaturas, nos ha transformado interiormente en hombres y mujeres nuevos. Pero ese hombre o mujer nueva debe crecer, fortalecerse y madurar hasta alcanzar la plenitud de la vida de Cristo en nosotros. Para nutrirnos, fortalecernos y purificarnos en nuestro cotidiano combate espiritual, en el continuo empeño por convertirnos más al Señor y ser santos como él es santo, Él nos ha dejado el enorme tesoro de la Eucaristía y el don de la Reconciliación sacramental.
Por el camino de la Oración
Comprendemos también que la perseverancia en la oración es fundamental: quien no reza, reza mal o reza poco, difícilmente se convierte. ¿No advierte el Señor que hemos de vigilar y rezar para no caer en tentación? La oración perseverante es un medio fundamental para permanecer en comunión con el Señor, y desde esa permanencia poder desplegarnos dando fruto abundante de conversión y santidad. Fundamental es el encuentro y diálogo con Jesús en el Santísimo. Este y otros momentos fuertes de oración son indispensables, pues son momentos privilegiados de encuentro con Cristo en los que reflexionamos e internalizamos a semejanza de María la palabra de Dios y las enseñanzas de su Hijo contenidas en el Evangelio, y nos nutrimos asimismo de su fuerza para poner por obra lo que Él nos dice...Fri, 06 Sep 2024 - 741 - Navega mar adentro
05/09/2024 – En el Evangelio del día vemos como Jesús le pide a Simón que le permita subirse a su barca, allí lo sorprende invitándolo a ir mar adentro:
“En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes». Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes». Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador». El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres». Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron. San Lucas 5,1-11
1. Jesús apartado de la orilla sobre la barca de Simón
Es todo un signo el que Jesús aparezca sentado sobre la barca de Simón predicando apartado de la orilla sobre la barca. Jesús sobre el agua en la barca de Simón representa la fuerza del nuevo mensaje mesiánico de Buena Noticia que el trae que puede sobre las fuerzas del mal y es sobre el cimiento de la vida común, es en la barca de Simón, es en la barca de la Iglesia, es en la comunidad donde Jesús se asienta y en ese permanecer allí junto a nosotros superar las fuerzas con las que el mal representado por las aguas vienen a oprimir, a sacudirlo todo, a traer temor. El agua liberada con fuerza de tempestad es temible y por eso en las Sagradas Escrituras representa tantas veces la fuerza del mal, las aguas del diluvio por ejemplo. Jesús aparece hoy sobre ésta agua, sobre ésta fuerza del mal, aparece apartado de la orilla como indicando que no hay que temer y no aparece de cualquier forma, aparece en la barca de Simón. Se sube a la barca de Simón que es la comunidad, es la Iglesia y desde ahí ante las tempestades de todo tipo Jesús se anima a proclamar la Buena Nueva pacificando el corazón y diciendo más: vamos a lo profundo, navega mar adentro Simón.
Es en lo profundo. Si no has pescado nada hasta aquí es porque no has ido a lo profundo. La imagen de los pescadores acomodando las redes es una imagen de frustración, de fracaso, de sin sentido. Pedro después de una noche sin pescar nada con los brazos caídos como costándole acomodar el final de la pesca y las redes y toda la movilidad que supone irse a pescar de noche y de repente una vos que es la Palabra que suena en su barca le dice: Simón no es tiempo de bajar los brazos, de lamentarse, de fracasos, es tiempo de una muy Buena Noticia que tengo para darte. Yo soy la Buena Noticia, vengo a cambiar el sentido de tu barca, navega mar adentro y ahí Simón en lo profundo del mar obedeciendo a lo que Jesús le dice tira la red a la derecha y saca tal cantidad de peces que jamás Simón vio que su barca llevara tantos. Se hundía, dice el texto, estaba como al borde del agua, es más, tuvieron que llamar a compañeros de otras barcas para que vinieran a ayudarle a llevar ésta pesca prodigiosa.
Navega mar adentro saliendo del pasado que nos ...Thu, 05 Sep 2024 - 740 - La autoridad como fruto de la coherencia de vida
03/09/2024 – En el Evangleio de hoy, aparece la autoridad de Jesús, en contraposición a quienes detentan el poder en su tiempo. Jesús enseña como quien tiene autoridad, lo reconoce el pueblo:
“Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza; «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios». Pero Jesús lo increpó, diciendo: «Cállate y sal de este hombre». El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos. sin hacerle ningún daño. El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: «¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!». Y su fama se extendía por todas partes en aquella región”. Luca 4,31-37
El Evangelio de hoy nos dice que Jesús hablaba con autoridad, es evidente que no se trata de la autoridad “formal” que puede tener uno por el puesto que ocupa o el cargo, sino la autoridad que tiene una persona cuando en su vida existe una unidad total, una coherencia entre lo que dice y lo que vive.El Papa Juan Pablo II decía que la misión que tenemos como cristianos es proclamar el Evangelio con la Palabra, pero sobre todo con la coherencia de vida. Sólo así serán testigos creíbles de la esperanza cristiana y podrán difundirla a todos.
Nos podemos preguntar qué es la coherencia. Una primera aproximación la encontramos en el diccionario: «Conexión, relación o unión de unas cosas con otras». Al aplicar esta definición a la vida cristiana nos referimos principalmente a esa conexión, relación o unión que debe existir entre fe y vida, entre aquello que creemos -el Señor Jesús y su Evangelio- y el modo como vivimos en lo cotidiano. En esta coherencia está el secreto de la santidad, a la que Dios nos llama a cada uno de nosotros, en nuestro propio estado de vida. Por ello es tan importante que de la fe en la mente y en el corazón pasemos a la fe en la acción.
Coherencia entre fe y vida
Un cristiano coherente es aquél que sostiene con sus obras lo que cree y afirma de palabra. No hay diferencia entre lo uno y lo otro. Se descubre en él o en ella una estrecha unidad entre la fe que profesa con sus labios, la fe acogida en su mente y corazón, y su conducta en la vida cotidiana: su fe pasa a la acción, se muestra y evidencia por sus actos. Así los principios tomados del Evangelio orientan su conducta y su pensamiento cristiano, su piedad y afectos, y se reflejan en la acción práctica. Esta coherencia la vive no sólo cuando las cosas se le presentan “fáciles”, sino también cuando es puesto a prueba.
Un cristiano incoherente con su fe y condición de bautizado, en cambio, es aquél cuyas obras contradicen abiertamente lo que sostiene con sus palabras, lo que dice creer y lo que en su corazón anhela en lo más profundo de su ser. Es, por ejemplo, aquél que dice: “soy creyente, pero no practicante”, es decir, lo que llamamos un “agnóstico funcional”, un bautizado que -aunque a veces va a Misa y reza algo de vez en cuando- actúa del mismo modo como lo hace un hombre que no cree en Dios, que no conoce la fe.Incoherentes somos también nosotros, quienes nos hemos encontrado con el Señor Jesús y nos esforzamos por llevar una vida cristiana seria, cuando negamos con nuestras obras las enseñanzas del Evangelio, cuando no hacemos lo que a otros predicamos o exigimos. ¡Ciertamente todos, más o menos, tenemos algo de incoherentes…!
Tue, 03 Sep 2024 - 45min - 739 - La santidad un camino de conversión permanente
30/08/2024 – Hoy celebramos a Santa Rosa de Lima, la primera santa de América Latina, quien junto a San Martín de Porres nos ilumina con su ejemplo de santidad. Su vida, marcada por la devoción y el amor a Dios, es un faro de esperanza y fe para nuestras comunidades.
Luego le dijeron: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben”.Jesús les contestó: “¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos?Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar”.Les hizo además esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se rompera el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo.Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. San Lucas 5,33-39.
Un cambio de raíz
Cuando Jesús nos dice ¡A vino nuevo, odres nuevos! Nos está invitando a hacer un cambio interior, una conversión radical, una transformación profunda de la mente y del corazón para poder ser revestidos de su presencia, de su gracia, para configurarnos con El.
Juan Pablo II en su Exhortación apostólica Eclesia in America nos recordaba una verdad esencial: «el encuentro con Jesús vivo mueve a la conversión» y «nos conduce a la conversión permanente». También nos ha recordado que la meta del camino de conversión es la santidad, es decir, llegar «al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo». Todos estamos llamados a ser santos. Esta vocación universal no es una novedad. Ya el apóstol San Pedro, el primer Papa, exhortaba a los primeros cristianos a responder a su vocación a la santidad poniendo todo empeño en asumir una nueva vida según una nueva condición: «Como hijos obedientes, no se amolden a las apetencias de antes, del tiempo de nuestra ignorancia, más bien, así como el que nos ha llamado es santo, así también ustedes sean santos en toda su conducta, como dice la Palabra: Sean santos, porque santo soy yo.La santidad es consecuencia y fruto de la metánoia. Metánoia es un término griego que literalmente traducido quiere decir “cambio de mentalidad”.
Jesús inicia su ministerio público invitando justamente a la metánoia:
«Conviértanse (metanoeite) y crean en la Buena Nueva». Como vemos, esta expresión designa mucho más que un mero “cambio de mentalidad”, designa una conversión total de la persona, una profunda transformación interior. Es decir, «no se trata sólo de un modo distinto de pensar a nivel intelectual, sino de la revisión del propio modo de actuar a la luz de los criterios evangélicos». La metánoia es un cambio en la mente y el corazón, es la transformación radical que debemos alcanzar en nuestra realidad más profunda, permitiéndonos vivir una mayor coherencia entre la fe creída y la vida cotidiana. La metánoia lleva finalmente a vivir la vida activa según el designio divino.
Esta progresiva transformación interior cuyo horizonte es la plena conformación con Cristo «no es sólo una obra humana»: es ante todo una obra del Espíritu Santo en nosotros. El Espíritu nos lleva a cambiar nuestro interior, transformando nuestro corazón de piedra en un corazón de carne, llevándonos a la configuración con el Señor Jesús. Nuestra tarea es cooperar generosa y activamente con la gracia en nuestro proceso de crecimiento y maduración espiritual, para que por la acción divina en nuestros corazones crezca en nosotros el “hombre interior” y así nos volquemos apostólicamente en el cumplimiento del Plan d...Fri, 30 Aug 2024 - 738 - El Martirio de San Juan Bautista
29/08/2024 – El martirio de Juan representa un gran testimonio de que la vida tiene valor sólo al donarla. Celebrar el martirio de san Juan Bautista nos recuerda también a nosotros, cristianos de nuestro tiempo, que no se puede descender a negociar con el amor a Cristo, a su Palabra, a la Verdad.
Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a Herodes: “No te es lícito tener a la mujer de tu hermano”. Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto. Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: “Pídeme lo que quieras y te lo daré”. Y le aseguró bajo juramento: “Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino”. Ella fue a preguntar a su madre: “¿Qué debo pedirle?”. “La cabeza de Juan el Bautista”, respondió esta. La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: “Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”. El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla. En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre. Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron. San Marcos 6,17-29
Cuatro personajes a través de los que el Señor nos habla
Un relato con cuatro personajes a los que invitan a mirar “abriendo el corazón” para que el Señor nos hable. Un relato que iniciamos por el final, con los discípulos de Juan que piden el cuerpo del profeta y lo colocan en un sepulcro. Para que quede viva la memoria es necesario el duelo que hacen los discípulos de Juan al retirar su cuerpo. Retiran el cuerpo y la reflexión agradecida los guía para traernos hasta nosotros su testimonio.
Juan nos hace ver a Jesús, después su luz se apaga y se enciende la memoria de su entrega. El más grande entre los nacidos de mujer terminó así, pero Juan sabía esto, sabía que debía aniquilarse. Lo había dicho desde el inicio, hablando de Jesús: “Él debe crecer, yo, en cambio, disminuir”. Y él “se disminuyó hasta la muerte”. Fue el precursor, el anunciador de Jesús, que dijo: “No soy yo, éste es el Mesías”. “Lo hizo ver a los primeros discípulos y después su luz se fue apagando poco a poco, hasta la oscuridad de aquella celda, en la cárcel, donde solo, fue decapitado.
El rey y su cobardía
Analicemos las actitudes de los tres personajes protagonistas del martirio. El rey, ante todo, que creía que Juan era un profeta, lo escuchaba de buena gana, y hasta lo protegía, pero lo tenía en la cárcel, porque Juan le reprochaba su pecado, el adulterio. En el profeta, Herodes sentía la voz de Dios que le decía: “Cambia de vida”, pero no lograba hacerlo. El rey era corrupto, y donde hay corrupción, es muy difícil salir. Un corrupto que trataba de hacer equilibrios diplomáticos entre la propia vida, no sólo adúltera, sino también llena de tantas injusticias que llevaba adelante, y la conciencia de la santidad del profeta que tenía delante. Y no lograba desatar el nudo.
La mujer su hija y el odioThu, 29 Aug 2024 - 737 - Con Jesús por el camino de la autenticidad
28/08/2024 – Necesitamos volver a creer que ser honesto y transparente es el camino de salida a las crisis sociales
Anhelos y sueños de transparencia:
• En las clases dirigentes• En la comunicación social• En la justicia• En los representantes
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre!Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad.¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, diciendo: ‘Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas’!De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas.¡Colmen entonces la medida de sus padres! San Mateo 23,27-32
1. La fe en Jesús conduce a la autenticidad
Con el término fariseo se designa un grupo o tendencia cultural religiosa del judaísmo, desde la época de los Asmoneos (v.), que florece en tiempos de Jesucristo y de los comienzos del cristianismo. La etimología de la palabra f. es explicada de modo diferente según los autores; los f. son los separados, ¿pero de qué o de quién? Las respuestas son varias: separados del sacerdocio, de la impureza (Sabim, V.1; Aboth, 111,13), del pueblo de la tierra (cfr. lo 7,49); otros autores asimilan f. (p r s) a persa, puesto que varias ideas del fariseísmo tendrían sus orígenes en la cultura y religión persas de los tiempos del judaísmo posexílico.
De todas formas, los f. son nacionalistas y rigoristas religiosos que se consideran el verdadero Israel y que entre sí se dan el nombre de amigos, los haberim, y también de piadosos, los hasidim (v. ASIDEOS), que son los observantes fieles de la Ley de las tradiciones de los padres.
Estos dice Jesús son hipócritas es decir que fingen; ese es el sentido etimológico de la a palabra que proviene del latín tardío hypocrisis y del griego ὑπόκρισις (hypokrisis), que significan “actuar”, “fingir” o “una respuesta”.
Jesús les esta diciendo que su pretendida depurada religiosidad es apariencia de verdad, no es real, es fingida, es carente de autenticidad.
2. ¿Que es la autenticidad?
Un primer modo de entender la autenticidad es en sentido vitalista, la expresión absolutamente espontánea del mundo interior, la liberación de cualquier represión. Hay hoy escuelas psicológicas y educativas que sostienen tal idea de autenticidad: el dar curso libre a todos los impulsos instintivos para liberar a la persona y que sea ella misma. Lo contrario, es sinónimo de falseamiento y frustración según estas escuelas.
El otro modo de entender la autenticidad es siempre con referencia a la esencia espiritual del hombre. Sus días no son una yuxtaposición de instantes sino una historia y una trama que busca un sentido; sus tendencias y aspiraciones están destinadas a someterse al escrutinio de la conciencia que aprueba o rechaza. En este sentido, la autenticidad es un ideal a conquistar de acuerdo con la imagen del hombre integral que la razón y la fe dibujan en la conciencia.
Entendida en este último sentido, la autenticidad no puede menos de comprender las tres dimensiones fundamentales de la expresión humana: voluntad, pensamiento y sentimiento. Autenticidad de la voluntad mediante la identificación con el propio fin; del pensamie...Wed, 28 Aug 2024 - 736 - La autoridad de Jesús
27/08/2024 – El Evangelio de hoy nos dice que Jesús hablaba con autoridad, es evidente que no se trata de la autoridad “formal” que puede tener uno por el puesto que ocupa o el cargo, sino la autoridad que tiene una persona cuando en su vida existe una unidad total, una coherencia entre lo que dice y lo que vive.
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de la Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le intimó: “¡Cierra la boca y sal!” El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: “¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen”. Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca. Lucas 4, 31-37
El Papa Juan Pablo II decía que la misión que tenemos como cristianos es proclamar el Evangelio con la Palabra, pero sobre todo con la coherencia de vida. Sólo así serán testigos creíbles de la esperanza cristiana y podrán difundirla a todos.
Nos podemos preguntar qué es la coherencia. Una primera aproximación la encontramos en el diccionario: «Conexión, relación o unión de unas cosas con otras». Al aplicar esta definición a la vida cristiana nos referimos principalmente a esa conexión, relación o unión que debe existir entre fe y vida, entre aquello que creemos -el Señor Jesús y su Evangelio- y el modo como vivimos en lo cotidiano. En esta coherencia está el secreto de la santidad, a la que Dios nos llama a cada uno de nosotros, en nuestro propio estado de vida. Por ello es tan importante que de la fe en la mente y en el corazón pasemos a la fe en la acción.
Coherencia entre fe y vida
Un cristiano coherente es aquél que sostiene con sus obras lo que cree y afirma de palabra. No hay diferencia entre lo uno y lo otro. Se descubre en él o en ella una estrecha unidad entre la fe que profesa con sus labios, la fe acogida en su mente y corazón, y su conducta en la vida cotidiana: su fe pasa a la acción, se muestra y evidencia por sus actos. Así los principios tomados del Evangelio orientan su conducta y su pensamiento cristiano, su piedad y afectos, y se reflejan en la acción práctica. Esta coherencia la vive no sólo cuando las cosas se le presentan “fáciles”, sino también cuando es puesto a prueba.
Un cristiano incoherente con su fe y condición de bautizado, en cambio, es aquél cuyas obras contradicen abiertamente lo que sostiene con sus palabras, lo que dice creer y lo que en su corazón anhela en lo más profundo de su ser. Es, por ejemplo, aquél que dice: “soy creyente, pero no practicante”, es decir, lo que llamamos un “agnóstico funcional”, un bautizado que -aunque a veces va a Misa y reza algo de vez en cuando- actúa del mismo modo como lo hace un hombre que no cree en Dios, que no conoce la fe.
Incoherentes somos también nosotros, quienes nos hemos encontrado con el Señor Jesús y nos esforzamos por llevar una vida cristiana seria, cuando negamos con nuestras obras las enseñanzas del Evangelio, cuando no hacemos lo que a otros predicamos o exigimos. ¡Ciertamente todos, más o menos, tenemos algo de incoherentes…!
Dificultades para vivir la coherencia cristiana
Llamados a ser santos, experimentamos múltiples dificultades para realizar esta vocación. Estas dificultades para vivir la coherencia las encontramo...Tue, 27 Aug 2024 - 14min - 735 - Llamados a trabajar en la viña del Señor: La gratuidad de la Salvación
21/08/2024 – Jesús nos invita a responder con alegría y generosidad al llamado de Dios, comprendiendo que la verdadera recompensa no se mide en dinero o esfuerzo, sino en la plenitud de la vida eterna y el gozo de ser hijos de Dios. Reflexionemos sobre la confianza de nuestro Creador en nosotros, sus discípulos, y aprendamos a valorar la inmensidad de su amor sin condiciones.
Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña.Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza,les dijo: ‘Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo’.Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: ‘¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?’.Ellos les respondieron: ‘Nadie nos ha contratado’. Entonces les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’.Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros’.Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.Y al recibirlo, protestaban contra el propietario,diciendo: ‘Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada’.El propietario respondió a uno de ellos: ‘Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?’.Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos”.
Llamados a trabajar en la viña
Mateo relata dos parábolas en las que Jesús deja clara la diferencia tan enorme que existe en la escala de valores de las autoridades religiosas y la de su Padre.
En la primera de éstas Jesús habla sobre la poca trascendencia del dinero para llegar a la perfección humana; y la segunda parábola, la cual escuchamos hoy, aborda el tema de la gratuidad de la salvación. Estos dos temas eran muy importantes para los judíos del tiempo de Jesús, pues según las autoridades religiosas de aquel tiempo, el dinero (escribas) y el estricto cumplimiento de la ley (fariseos), eran las dos maneras de “ganarse” la salvación de Dios.
Tomando este contexto como punto de partida, podemos comprender mejor esta parábola. En ella Jesús no pretende darnos una cátedra sobre justicia salarial, sino más bien, utiliza el ejemplo para enseñarnos la gratuidad con la que su Padre otorga la salvación y el gozo que esto nos ha de causar. Jesús intenta destacar tres elementos en esta parábola: “el llamado” de Dios a trabajar en su viña (figura utilizada varias veces por Jesús para significar el Reino de Dios), la necesaria respuesta del hombre a este llamado (sin importar el tiempo), y el gozo porque otros reciban la salvación.Dios nos llama a todos a trabajar en la construcción de su Reino, y a todos nos promete “recompensarnos” con la vida eterna y la felicidad de sabernos Hijos de Dios.
La Fuerza de la Palabra de Dios
Este llamado es tan fuerte que el elegido es capaz de dejar todo para ser trabajador de la viña de Jesús.Sus palabras de vida suprimen toda duda, todo cálculo, toda resistencia. Quien no haya tenido esta experiencia,Wed, 21 Aug 2024 - 46min - 734 - La libertad en Dios: Un camino hacia la Eternidad
20/08/2024- En el Evangelio de Mateo 19:23-30, Jesús nos invita a reflexionar sobre la importancia del desprendimiento y la confianza en Dios. A través de la historia del joven rico, se revela el verdadero tesoro que yace en la entrega total a la voluntad divina.
Jesús dijo a sus discípulos: «Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos.»Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.»Pedro, tomando la palabra, dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?»Jesús les respondió: «Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.»
El Evangelio de hoy nos llama a meditar sobre la austeridad, la sencillez y el desprendimiento. Estas virtudes no son solo un acto de renuncia, sino una forma de libertad que nos permite entregar nuestras vidas completamente a Dios. Jesús, en su diálogo con el joven rico, nos muestra cómo el apego a las riquezas terrenales puede impedirnos alcanzar la vida eterna. El joven, a pesar de su deseo de seguir a Jesús, no pudo desprenderse de sus bienes, privándose así del mayor de los tesoros: la comunión plena con Dios.
Este llamado al despojo es una invitación a reconocer que solo en Dios encontramos el verdadero señorío sobre nuestras vidas. La libertad que buscamos no se encuentra en los bienes materiales, sino en la confianza plena en el Señor, quien nos invita a liberarnos de las cargas que nos impiden avanzar en nuestro camino espiritual.
Jesús utiliza la poderosa metáfora del camello y el ojo de la aguja para ilustrar la dificultad de entrar en el Reino de los cielos si estamos atados a las riquezas. Este desafío nos invita a revisar nuestras prioridades y a poner a Dios en el centro de nuestras vidas. En el acto de confiar y abandonar nuestras cargas a Él, encontramos la fuerza y la liberación necesarias para avanzar hacia la vida eterna.
La historia de la película “La Misión” nos ofrece una imagen conmovedora de este proceso de liberación. El personaje de Rodrigo, cargado de culpa y peso físico, solo encuentra la redención cuando un humilde aborigen le quita la carga, permitiéndole finalmente ascender y experimentar el perdón. Así también, en nuestra vida, son los humildes y los sencillos quienes nos enseñan el valor de dejar nuestras cargas y seguir a Jesús con un corazón ligero y confiado.
Hoy, Jesús nos invita a examinar nuestras vidas: ¿Qué cargas estamos llevando que nos impiden seguirle con libertad? ¿Quiénes son esos hermanos humildes que nos muestran el camino hacia la verdadera liberación? Al responder a estas preguntas, permitimos que Dios recree y transforme nuestras vidas, guiándonos hacia la plenitud de su amor y misericordia.
Tue, 20 Aug 2024 - 5min - 733 - Dejar todo en Sus manos y abrazar Su voluntad
19/08/2024 – En el Evangelio de hoy Mateo 19,16-22 le preguntan a Jesús cómo hacer para alcanzar la vida eterna y él muestra el camino del amor y de la entrega para llenar esa búsqueda que grita en su corazón. De levantar la mirada, de eso se trata. un mirar más allá, pero también un mirar los deseos más profundos del corazón.
Luego se le acercó un hombre y le preguntó: “Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?”.Jesús le dijo: “¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos”.”¿Cuáles?”, preguntó el hombre. Jesús le respondió: “No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio,honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo”.El joven dijo: “Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?”.”Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”.Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.
El estilo de amor que propone Jesús es un amor que va en gratuidad por lo recibido y se lanza al amor a Dios en y desde el prójimo.
Uno no elige porque renuncia sino que renuncia porque elige. Siempre lo primero es la elección. A veces parece que nos cuesta dejar ciertas cosas y es porque estamos poniendo el acento en la renuncia. ¿Cómo me cuesta dejar tal cosa? ¿Cómo me cuesta hacer tal otra? ¿Cómo me cuesta renunciar a esto? Cuando en realidad lo más importante es la elección.
El evangelio de hoy podría tener otro final, el que le podes dar vos.
El evangelio de hoy nos hace encontrarnos con una preocupación fundamental que le presentan a Jesús. Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
En primer lugar, la pregunta por la felicidad.
Es un anhelo que tenemos todo el tiempo porque está escrito en nuestros corazones. Hay gente que no sabe lo que es la felicidad, gente que a lo mejor confunde la alegría de un momento con felicidad cuando en realidad es algo mucho más profunda la felicidad. La felicidad es un estado, una disposición de todo nuestro ser, Es estar plenos, colmados y con paz en el corazón. Cuántas veces nos encontramos con personas que buscan paz, que por ahí no dan más, que piensan que están saturados y que lo único que quieren es tomarse unos días de vacaciones en algún lugar del mundo y ya está, y no tener problemas. Y la realidad, vos bien lo sabés, ya está a altura del partido, que la paz no tiene que ver con la ausencia de problemas, sino con una certeza que es estable, la de saber para qué estoy en esta vida, la de encontrarle un sentido a mi andar día a día. Por eso un lindo criterio para discernir es preguntarse por el algo más. ¿Qué significa esto? Bueno, por ahí tenés todo lo que querés en la vida pero sentís que algo te está faltando. Ese sentimiento de que todavía hay algo que no está es el deseo de Dios que siempre te está orientando hacia él. Por eso acordate lo que dice san Agustín, nos hiciste señor para ti y nuestro corazón no va a descansar hasta que repose en ti. Por eso, ¿cómo viene tu pregunta? ¿Te sentís pleno hoy? No importa cuál sea tu estado de vida, la importante es saber hacernos las preguntas, no busques todo el tiempo la respuesta, porque Dios misteriosamente se va manifestando no en las respuestas sino en las buenas preguntas.
En segundo lugar, evaluar con cierto optimismo la propia vida.
El comportamiento de este hombre es verdaderamente único,Mon, 19 Aug 2024 - 58min - 732 - El Matrimonio Cristiano: Alianza Sagrada y Camino de Santidad
En el Evangelio según San Mateo (19, 3-12), Jesús nos confronta con una verdad profunda sobre el matrimonio, respondiendo a la pregunta de los fariseos sobre el divorcio. Jesús reafirma el diseño original de Dios para el matrimonio: una unión indisoluble entre un hombre y una mujer, un reflejo de la Alianza divina.
Desde el principio, Dios estableció alianzas con la humanidad, culminando en la nueva y definitiva alianza en Jesucristo. Cada una de estas alianzas prefigura la unidad y la indisolubilidad del matrimonio cristiano. El matrimonio no es simplemente una institución social o un remedio para la debilidad humana, sino una vocación a la santidad, una auténtica vocación sobrenatural que nos invita a vivir en comunión con Cristo.
El sacramento del matrimonio es una alianza sagrada, un reflejo del amor divino en el que esposo, esposa y Cristo forman una unidad indestructible. Este compromiso, sellado ante Dios, es una manifestación de la libertad y una promesa de fidelidad en toda circunstancia: en la prosperidad y la adversidad, en la salud y la enfermedad.
La Iglesia, en su sabiduría, resalta la importancia de la presencia de Jesús en las bodas de Caná como confirmación de la bondad del matrimonio. El matrimonio cristiano, en este sentido, es una alianza que invita a los esposos a santificarse mutuamente, a vivir en un constante camino de santificación, apoyados por la gracia sacramental.
El matrimonio es, por tanto, una vocación a vivir y reflejar el amor de Cristo, un compromiso que, lejos de limitar nuestra libertad, la plenifica al orientar nuestra vida hacia el amor verdadero y la santidad. En cada gesto, en cada promesa, el matrimonio cristiano nos llama a ser testigos del amor divino, un amor que perdura y trasciende.
Fri, 16 Aug 2024 - 43min - 731 - Ser como niños para entrar en el Reino de los Cielos
13/08/2024 – Jesús nos invita a ser como niños, humildes y sencillos, para entrar en su Reino.
“En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: “¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?”. Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: “Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos”. Mateo 18,1-5
1. Vivir el momento presente
El niño vive con plenitud el presente y nada más. En cambio, la enfermedad de los adultos es vivir con excesiva inquietud por el mañana, dejando vacío el hoy, que es lo que debe vivir con toda intensidad. Los niños tienen la capacidad de hacer de la vida una eternidad, en dónde sólo existe el presente. Lo viven con la intensidad propia de quienes viven en el amor cada segundo.
Van Thuan nos ha dejado un testimonio desde su prisión de cómo vivir el momento presente.
“Cuando era trasladado para ser arrestado, durante el trayecto de 450 km que me lleva al lugar de mi residencia obligatoria, vinieron a mi mente muchos pensamientos confusos: tristezas, abandono, cansancio, después de tres meses de tensiones… Pero en mi mente surge claramente una palabra que disipa toda oscuridad, la palabra que Mons. John Walsh, obispo misionero en China, pronunció cuando fue liberado después de doce años de cautiverio: “He pasado la mitad de mi vida esperando”. Es una gran verdad: todos los prisioneros, incluido yo mismo, esperan cada minuto su liberación. Pero después decidí: “Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente colmándolo de amor”.
Que interesante la vivencia y cómo se dispone Van Thuan a vivir un presente que se le muestra sumamente doloroso y exigente. A él se le viene a la memoria la experiencia de otro que pudo sobreponerse. Y eso es lo que queremos compartir hoy. Cuántas cosas nos ocupan el corazón, y la mayoría de las veces tiene que ver con la incertidumbre del futuro o los arañazos que la vida nos dejó en el pasado y nos hacen tambalear. La idea sería abandonar la experiencia de atrás como quien lo mira integrándolo y pensar en el mañana concentrándonos en el hoy. Entonces es bueno detenernos hoy frente a nuestra propia agenda y marcar cada actividad con aquello que la Palabra dice “Hoy es el día de salvación”. Ayer pasó, y el mañana todavía no llegó. Cuando en el presente tenemos una memoria agradecida, lo que traemos se asume enriqueciendo el presente.
2. Despertar la espiritualidad de la ternura
Los que son como niños, nos dice elevangelio, viven en esa clave, viven anticipadamente el cielo, vivien la eternidad desde ya. Uno podría decir “pero si hoy mi vida es un infierno”… ¿cómo salir? También la palabra nos dice “como un niño en brazos de su madre así te cobijo y te llevo”. Todos, aún los que somos grandotes, tenemos registro y necesidad de que nos hagan “upa” y de sabernos amados. Dicen que esos momentos de mayor crisis de la condición humana como el encierro, la tortura, la persecución, la cárcel, una enfermedad extrema… la primera expresión que sale desde el insconsiente es “papá” o “mamá”.
Todos, a pesar de que hemos crecido, tenemos necesidad y registro de este lugar al que pertenecemos aunque seamos grandes, que es el lugar del abrazo y de la ternura a donde Francisco nos invita en este tiempo de la Iglesia a renovarnos desde ésta espiritualidad. No nace de un corazón que se hace “blandengue”, sino de un corazón que teniendo consciencia de la propia fragilidad y las propias heridas se deja amar por Dios.Tue, 13 Aug 2024 - 14min - 730 - Jesús y la fuerza de la fe
12/08/2024 – En la catequesis de hoy nos acompaño el Padre Hernán Ceballos, quien nos llevó a reflexionar sobre un Evangelio que se presenta compleo de San Mateo 17,22-27:
Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres:lo matarán y al tercer día resucitará”. Y ellos quedaron muy apenados.Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: “¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?”.”Sí, lo paga”, respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: “¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?”.Y como Pedro respondió: “De los extraños”, Jesús le dijo: “Eso quiere decir que los hijos están exentos.Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti”.
Jesús se presenta en medio de una situación de gran tensión. A través de una profunda meditación, el Padre Ceballos nos invita a ver cómo Jesús, en su ministerio, desafió las estructuras religiosas de la época, enfrentando la incomprensión y la oposición tanto de sus conciudadanos como de los líderes religiosos.
El Evangelio de hoy, que nos lleva a meditar en la entrega del Hijo del Hombre en manos de los hombres, es una llamada a renovar nuestra fe en la resurrección y en la esperanza que ella nos brinda. Jesús, al anunciar su pasión, nos recuerda que la resurrección no es solo un evento de Semana Santa, sino una realidad diaria que debe inspirar nuestra vida cristiana. El Padre Hernán destacó cómo este pasaje evangélico nos invita a reconocer el Señor como un Maestro de resiliencia, enfrentando las oposiciones con confianza en el Padre.
Además, el Padre Ceballos hizo una conexión entre este Evangelio y la realidad de nuestra religiosidad cotidiana. Nos desafió a preguntarnos si nuestra fe es auténtica y gratuita, o si, en cambio, la hemos comercializado, poniendo precio a nuestra relación con Dios. Reflexionó sobre la importancia de vivir una fe libre y entregada, sin negociar con Dios ni condicionar nuestro amor a cambio de favores divinos.
La catequesis concluyó con una invitación a reconocer la presencia de Dios en nuestras manos, en nuestras acciones cotidianas de amor y caridad hacia los demás. En un mundo donde a menudo nos sentimos agobiados por las dificultades y los problemas, el Padre Ceballos nos recordó que, al igual que Pedro al pescar la moneda en el lago, debemos confiar en la providencia divina que siempre nos acompaña y nos provee de lo necesario.
Mon, 12 Aug 2024 - 1min - 729 - Santo Domingo de Guzmán, una vida de oración
08/08/2024 – La Iglesia celebra Celebramos a Domingo de Guzmán, sacerdote y fundador de la Orden de Predicadores, insigne figura que aportó a la renovación de la Iglesia de su tiempo. Según Benedicto XVI destacaba de él: su vida de oración.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas.» «Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?» Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.» Y yo te digo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.» Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él era el Mesías. Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: «Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá.» Pero Él, dándose vuelta, dijo a Pedro: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.» San Mateo 16, 13-23
Santo Domingo fue un hombre de oración. Enamorado de Dios, no tuvo otra aspiración que la salvación de las almas, imitador de Cristo, encarnó radicalmente los tres consejos evangélicos En todo momento la oración fue la fuerza que renovó e hizo cada vez más fecundas sus obras apostólicas.
El beato Jordán de Sajonia, fallecido en 1237, su sucesor en el gobierno de la Orden, escribió: «Durante el día nadie se mostraba más sociable que él… Viceversa, de noche, nadie era más asiduo que él en velar en oración. El día lo dedicaba al prójimo, pero la noche la entregaba a Dios» (P. Filippini, Santo Domingo visto por sus contemporáneos, Bolonia 1982, p. 133).
En santo Domingo podemos ver un ejemplo de integración armoniosa entre contemplación de los misterios divinos y actividad apostólica. Según los testimonios de las personas más cercanas a él, «hablaba siempre con Dios o de Dios». Esta observación indica su comunión profunda con el Señor y, al mismo tiempo, el compromiso constante de llevar a los demás a esta comunión con Dios. No dejó escritos sobre la oración, pero la tradición dominicana recogió y transmitió su experiencia viva en una obra titulada: Los nueve modos de orar de santo Domingo. Este libro, compuesto entre 1260 y 1288 por un fraile dominico, nos ayuda a comprender algo de la vida interior del Santo y nos ayuda también a nosotros, con todas las diferencias, a aprender algo sobre cómo rezar.
Son, por tanto, nueve los modos de orar según santo Domingo, y cada uno de estos, que realizaba siempre ante Jesús crucificado, expresa una actitud corporal y una espiritual que, íntimamente compenetradas, favorecen el recogimiento y el fervor. Los primeros siete modos siguen una línea ascendente, como pasos de un camino, hacia la comunión con Dios, con la Trinidad: santo Domingo reza de pie inclinado para expresar humildad, postrado en tierra para pedir perdón por los propios pecados, de rodillas haciendo penitencia para participar en los sufrimientos del Señor,Thu, 08 Aug 2024 - 728 - Festejamos junto a San Cayetano y el pueblo
07/08/2024 –
Jesús dijo a sus discípulos: «No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino. Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla. Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón.» san Lucas 12, 32-34
La devoción a san Cayetano se extendió en la Argentina de un modo notable a lo largo del siglo XX. La encuesta de Gallup realizada en el 2001 señaló que el 38% de los habitantes de Argentina se consideran ligados a este santo, ocupando así el primer lugar de las preferencias entre todos los demás, excluyendo, claro está, a María, la Madre de Dios.
Aunque de un modo general Cayetano de Thienne es considerado un santo italiano, es más exacto decir que nos encontramos frente a un hombre formado en la Venecia del siglo XVI, con una gran experiencia social, política y religiosa que le permitió una intensa acción reformadora de la Iglesia tanto en su república natal, como en la Roma y en el Nápoles dependiente de la Corona española. Italia no era el país que conocemos a partir de 1870, sino un mosaico de diversos estados con cierta preponderancia en el centro geográfico ocupado por los Estados Pontificios.
La devoción a san Cayetano probablemente se difunde en Hispanoamérica, por la acción de la Compañía de Jesús, que tenía la costumbre de poner en el altar su imagen junto con la de san Ignacio de Loyola. Antonia de la Paz y Figueroa continuó la obra espiritual de los jesuitas, después de su expulsión, y trajo a Buenos Aires la devoción a sus imágenes que fueron colocadas en la Casa de Ejercicios de la avenida Independencia y también en una ermita del lejano suburbio que con el tiempo sería el barrio de Liniers.Algunos historiadores suponen que Santiago de Liniers y José de San Martín pasaron por la ermita de San Cayetano antes de iniciar sus acciones militares. Pero más allá de la exactitud del dato histórico, lo que importa es que en la simbología el santo comienza a tener una pertenencia propia en las Provincias
Unidas del Río de la Plata.
Con el correr del tiempo la devoción popular adquiere mucho mayor relieve que en su patria, donde pasa casi desapercibido. Dicho de otro modo: san Cayetano se vuelve ciudadano de Argentina, porque la religiosidad popular se lo apropia y lo convierte en parte de nuestra cultura.
La expansión de la devoción tiene varias etapas, sobre todo a partir de la crisis económica de 1930 y de la renovación de la pastoral popular que siguió los postulados del Documento de San Miguel, en la década del 70, con profusión de santuarios, iglesias, capillas y ermitas.
Este hombre de origen europeo inculturado en la historia de la evangelización como un santo nuestro tiene la característica de sintetizar lo religioso y lo social; la evangelización y la promoción humana. La sola advocación de “padre providente del pan y del trabajo”, está manifestando que responde a una necesidad básica de la condición humana: poder comer y conseguir el trabajo para obtener el pan.En la personalidad de san Cayetano se puede encontrar un camino para responder a la “sed de Dios” y al deseo de una “justicia largamente esperada”, tal como lo señalan las Líneas Pastorales de la Nueva Evangelización.
En su historia se muestra como un hombre de una enorme fe, que lo llevaba a la acción inmediata y organizada con una síntesis religioso-social que hoy permite presentarlo como el santo de la “fe y la solidaridad”...Wed, 07 Aug 2024 - 727 - Transfigurados en Cristo
06/08/2024 – Hoy celebramos la fiesta de la Transfiguración del Señor. En Marcos 9, 2-10, Jesús se muestra resplandeciente ante Pedro, Santiago y Juan en la montaña, acompañado por Elías y Moisés. Esta manifestación anticipa su resurrección, revelando la presencia del Padre y del Espíritu en Él.
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: “Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”. Marcos 9,2-10
Lo que no se transfigura en Jesús se desfigura
Balthasar, gran teólogo del siglo pasado, decía que “La transfiguración no es un anticipo de la Resurrección, en la que el Cuerpo de Jesús se verá transformado en dirección a Dios, sino, al contrario, la presencia del Dios Trinitario y de la historia de salvación entera en su Cuerpo predestinado a la Cruz”.
¿Qué quiere decir? Que lo que Jesús muestra por unos instantes a los ojos de sus discípulos amigos que es lo que acontece en su interior. En la opacidad, en la sencillez; en lo oculto de la carne de Cristo está su luminosidad. La transfiguración es presencia de vida con la que Dios sale a nuestro encuentro glorificándonos en su propia carne.
Jesús metido en la vida cotidiana de la humanidad, anónimo en la opacidad de su cuerpo –como uno de tantos-, deja que se trasluzca el secreto del cielo interior en el que vive. Este vínculo de amor de intimidad con el Padre, de golpe se manifiesta en una montaña en la mañana y queda al descubierto la gloria en que el Señor vive y que en lo cotidiano está oculto.
Lo mismo pasa en nuestras vidas: hay momentos de gran revelación interior donde vemos con claridad. El tránsito tantas veces a oscuras, en lo rutinario, hace que nuestra existencia no muestre todo el esplendor al que está llamado a resplandecer. En cambio hay momentos reveladores de la vida en los que uno dice “éste es el camino”, “este es el momento”, “este es el hacia dónde”. Hay momentos en la vida personal o comunitaria que son reveladores. A veces nos damos cuenta en ese mismo momento y otras veces hay que dejar pasar el tiempo y mirando hacia atrás descubrimos lo revelador de ese momento
En el Cuerpo de Jesús habita la historia de Salvación entera.
Puede leerse en su Carne todo lo que aconteció desde Abraham hasta los Profetas, pasando por Moisés y David, por eso la Transfiguración nuclea a los dos grandes del antigua testamento, Moisés y Elías. En su Cuerpo se reeditan los hechos salvíficos: su Carne es la Tierra prometida a Abraham; su Cuerpo es la Escalera que soñó Jacob: “una escalera apoyada en tierra, cuya cima tocaba los cielos, y he aquí que los ángeles de Dios subían y bajaban por ella”; su Cuerpo es el Maná, el Pan del Cielo y la Medicina de Moisés que cura las mordeduras de serpiente; el borde de su manto es más poderoso que la mitad del manto que Eliseo consiguió desgarrar de Elías cuando le fue arrebatado al Cielo; su saliva y el barro que hace con sus manos crean ojos nue...Tue, 06 Aug 2024 - 12min - 726 - Jesús nos invita a compartir nuestros dones
05/08/2024 – Comenzamos la semana reflexionando el evangelio del día junto al padre Matías Burgui con quien comenzamos rezando de la siguiente manera:
Dios Padre bueno, Dios de la vida, te entregamos,
te consagramos este día y todo lo ponemos
en manos del Espíritu Santo.
Danos la gracia de ser con los demás amables,
de amar sin poseer, de acompañar sin invadir,
de aconsejar sin presionar, de ayudar sin reprochar,
de vivir sin depender, de perdonar sin recriminar,
danos paciencia para sostener y guiar.
Danos oración para también dejarnos ayudar,
danos la gracia de la alegría en el compartir.
Con nosotros mismos, Señor,
danos paciencia contra la ansiedad.
danos honestidad para mirarnos con misericordia,
danos la gracia de agradecer para lo bueno,
danos el trabajo para trabajar aquello que nos cuenta,
danos ánimo para el camino y apertura a Tu gracia.
Von vos Señor, danos misericordia para comenzar,
encuentro para cambiar, asombro para descubrirte,
humildad para reconocerte, amor para transmitirte
y la alegría de compartirte siempre. Amén
Amén.
Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos. Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: “Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos”. Pero Jesús les dijo: “No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos”.Ellos respondieron: “Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados”. “Tráiganmelos aquí”, les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. San Mateo 14,13-21
Compartimos uno de los tantos relatos de la multiplicación de los panes. Vemos a Jesús que se encuentra con esta multitud hambrienta, con una multitud que no podía dejar sola porque, bueno, sabía que iban a desfallecer en el camino. Por eso el Señor, en primer lugar, toma aquello que los mismos discípulos le presentan. Por eso te invito a meditar algunos puntos. En primer lugar, ¿qué necesitas? Es la misma actitud que Jesús hoy tiene con vos y conmigo. El Señor sabe que necesitamos de Él. Es una necesidad alimentarse de Dios. Mirá, podemos tener muchas idas y vueltas, porque el camino de la fe no es algo lineal, es cierto, pero siempre vamos a necesitar de Dios.
odemos renegarnos, podemos alejarnos, ir y venir, pero vamos a necesitar de Jesús. Nuestro corazón tiene hambre y sed de plenitud. ¿De qué andás teniendo hambre en tu vida? Tal vez estás necesitando paz, tranquilidad, perdón, alegría, reconciliación. Bueno, pregúntate qué te falta hoy en tu vida, hacete esa pregunta para vos.Mon, 05 Aug 2024 - 16min - 725 - Jesús en lo cotidiano
02/08/2024
Hoy compartimos el Evangelio de Mateo 13, 54-58, donde Jesús sorprende a sus paisanos de Nazaret.
“Al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. «¿De dónde le viene, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?». Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: «Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia». Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.Mateo 13,54-58
Hemos confundido lo extraordinario con lo grande. Hay miles de historias muy sencillas, que no son estruendosas, no son para Hollywood, y sin embargo son bien grandes. Son historias de grandezas de alma escondidas en nuestros recuerdos familiares, capaces de ensanchar el corazón y de invitarnos a más. Cuánta gente de corazón grande. Jesús es un grande; no hace signos extraordinarios ,es el carpintero, el hijo de María, y sin embargo es gigante. Hemos confundido la grandeza con lo extraordinario, espíritus grandes contenidos en pequeños.
Hoy pienso en aquellos a quienes las crisis sociales les fueron apagando el alma, el deseo de cosas grandes, entremezclado con la pobreza de dignidad. ¿Qué hacemos? Recuperar la grandeza que está escondida en todo hombre, y buscar reencenderla a partir de recuerdos cargados de vida.
El candil de la nona
Ha quedado en mi recuerdo como uno de esos objetos sin edad. Como si a fuerza de estar y de alumbrar, hubiera logrado vencer el tiempo y permanecer. Era una lámpara antigua de bronce. Tampoco podría afirmar, al revivirla hoy en mi recuerdo, si lo que la adornaba eran dibujos o simplemente arrugas con las que la vida y los acontecimientos habían ido ganándole un rostro.
Tenía ese noble color del bronce, y la capacidad de alumbrar en silencio. Era una lámpara con pie. Cuando se la encendía, se la colocaba siempre en el centro de la mesa familiar. De ahí que su recuerdo lo tengo acollarado a las noches de invierno. Porque en verano vivíamos a la intemperie, y entonces no se usaba la lámpara, sino un farol que se colgaba de las ramas del árbol del patio.
Pero la lámpara de bronce tenía esa rara cualidad de crear la intimidad. Objeto quedado, de entre miles de objetos idos, la vieja lámpara de bronce parecía haber asumido en lo más íntimo de sí su propia soledad, y quizá fuera de allí de donde sacara esa misteriosa fuerza para crear la comunión.
Cuando entrada la noche se encendía la lámpara, parecía que su luz quieta hiciera crecer a su alrededor el silencio, y no sé qué misterio viejo. Mirando su llamita, los niños dilatábamos las pupilas, y quietos de cuerpo y alma, remábamos tiempo adentro. Hacia esa época legendaria en que grandes vapores llenos de inmigrantes avanzaban por el mar hacia nosotros. En uno de ellos había venido a desembarcar en nuestra mesa aquella lámpara.
Entre nosotros su luz creaba esa misteriosa realidad de hacernos sentir con raíces, viniendo de un tiempo viejo. Sabíamos que en otros tiempos su luz había alumbrado fiestas bulliciosas; que en ocasiones había creado la sombra precisa para ocultar una mirada furtiva; y que su llama había mantenido la luz necesaria para alimentar las confidencias.
En aquellos tiempos viejos, quizá había sido en las noches de la llanura la única respuesta de luz en leguas a la redonda, para el diálogo de nuestros abuelos con las estrellas.
Fri, 02 Aug 2024 - 44min - 724 - Consolación y desolación
01/08/2024 – Jesús dice que el Reino de los Cielos es un momento, un estado donde Dios se hace presente para distinguir, como un pescador que tira al fondo del mar, saca los pescados y los examina para quedarse con los bueno. Este es el camino del dicernimiento que buscamos aprender a transitar:
Jesús dijo a la multitud: “El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.¿Comprendieron todo esto?”. “Sí”, le respondieron. Entonces agregó: “Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo”. Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí. San Mateo 13,47-53
El alma está impulsada por varios espiritus. En esta básica diferenciación, Ignacio habla de consuelos y desolaciones, las cuales deben ser trabajas cuando pasamos la red del discernimiento por el alma. En ese sentido, el hombre no se ve librado de elegir, sino que siempre debe estar en posición de opción cuando está en contacto desde el corazón con el mismo y todo lo que le rodea.
La consolación pone el corazón en sintonía con el fuego del Espíritu Santo; esto es alegría paz interior, gozo en el Señor. En cambio, en la desolación busca detenernos. Por eso, Ignacio pone mucho énfasis en describir cómo actuar frente a la desolación, donde habitualmente nos mueve el espíritu del mal.El desolado tiende a encerrarse en sí mismo; le cuesta amar dado que la caridad se le torna un suplicio; los demás pierden importancia, desaparecen de su corazón; la persona empieza a querer “morderse la cola”, gira sobre sí misma; se le vienen a la memoria broncas, fracasos, tendencias a desvalorizarse, a no sentir el amor de Dios.
El Mal Espíritu muestra el pecado, el fracaso, las heridas, los errores de un tiempo que pasó, queriéndonos revolcar en el barro para dejarnos allí empantanados e impedir que sigamos adelante. En cambio, el Buen Espíritu muestra igualmente lo que pasó, pero con una mordiente que a la persona le permite ir hacia adelante, continuar con su marcha.
Cuando se detecta la presencia del Mal Espíritu trayendo desolación al corazón hay que denunciarlo y ponerlo en evidencia. Y para detectar su presencia, basta con que nos fijemos si hemos caído en algunas de estas expresiones típicas de los desolados. “basta”, “estoy harto”, “dejo todo”, “esto es inútil”, “nadie me ayuda”, “todo está perdido”. Son expresiones absolutas, llenas de una profunda negatividad.Otras expresiones del desolado como “para que hablar”, “no me entienden” o “no me conocen”; entonces la vida se convierte en un llanto, el desolado se autovictimiza y siente que es imposible seguir luchando. Aquí es cuando comienzan a surgir algunas reacciones, que se plasman en frases como “yo hago la mía” o “me corto solo”. Estas expresiones son típicas del Espíritu del mundo en que vivimos, que es tremendamente individualista, egoísta y hedonista.
El Mal Espíritu también se presenta bajo otro rostro, las afirmaciones del tipo “no valgo nada”, “no sirvo para nada”, “no me quieren”, “nadie entiende lo que me pasa” o “al final me deslomo todo el día y nadie me tiene en cuenta” son las más habituales. Otro modo de presentarse, cuando alguien tiene una responsabilidad en la conducción de personas o grupos, en la paternidad, en el pastoreo, siente que ha sido traicionado en el ejercicio de su servicio y dice:...Thu, 01 Aug 2024 - 1min - 723 - San Ignacio de Loyola, “buscar y hallar la voluntad de Dios”
31/07/2024 – En el día de San Ignacio de Loyola recordamos como la voz de Jesús toma el corazón de Ignacio y va produciendo en él profundos cambios; comienzan a haber dentro suyo pensamientos diversos a partir de que se detuvo a pensar. Y entre sus pensamientos, Ignacio discierne si las cosas son de Dios o no son de Dios, para quedarse con las primeras y desechar las segundas.
Jesús dijo a la multitud: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.” San Mateo 13,44-46
Es bueno que nos detengamos para descubrir ahí, donde Dios habla dentro , y discernir qué es lo que le pertenece a Él y que es lo que viene de tu naturaleza desordenada, del espíritu del mundo o de la fuerza del mal que intenta sacarnos del camino del Señor.
Dice San Pablo en Romanos, capítulo 7 versículos 14 al 19: “Sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, y estoy vendido como esclavo al pecado. Y ni siquiera entiendo lo que hago, porque no hago lo que quiero sino lo que aborrezco. Pero si hago lo que no quiero, con eso reconozco que la Ley es buena. Pero entonces, no soy yo quién hace eso, sino el pecado que reside en mí, porque sé que nada bueno hay en mí, es decir, en mi carne. En efecto, el deseo de hacer el bien está a mi alcance, pero no el realizarlo. Y así, no hago el bien que quiero sino el mal que no quiero”.
Cuando Ignacio recibe una bala de un cañón en una de sus piernas, sufre una grave caída en la honra propia. Ya en la cama y al buscar libros de caballería en su casa, se da cuenta que no tiene ninguno y sólo encuentra una “Vida de Cristo” y también la vida de algunos santos. Esto lectura de pasatiempo comienza a despertar en él sentimientos nuevos en su corazón y allí es donde empieza toda una concertación dentro suyo. Ignacio, ahora, comienza a razonar consigo mismo. “El tiempo que lleva este encuentro consigo mismo de la razón de lo que va pasando, a Ignacio lo acompaña desde junio de 1521 a febrero de 1522. Ignacio consumió este tiempo retirado en la estancia alta de la Casa Torre de los Loyola. Ahí fue amansando al filo de las semanas el dolor físico, la lectura reposada, el silencio y la reflexión pausada. El rebrotar de viejas aspiraciones y sueños imposibles, juntamente con la preocupación por el futuro. Todo confluía en un profundo balance de la vida”. (1) En Ignacio (o “Iñigo”, tal como se lo conoce en lengua vasca) florece la idea de que ha llegado el tiempo de una cosecha en la que debe separar lo que sirve de lo que no sirve: “Eso lo lleva a regresiones de infancia lejana, facilitada ahora por los cuidados casi maternos de doña Magdalena que gobierna en parte aquella casa. El paisaje es un estado de alma de Ignacio. El alma de Iñigo empezaba a cambiar aunque sea un poco. En esa regresión suave e imperceptible, poblada de sentidos y de espíritu, fueron despertando parcelas dormidas de su ser. Fue entrando por la mordiente del dolor.
Rescata la infancia a esta hora de su vida, desteje la tela que ha ido como tejiendo a lo largo de todo este tiempo, pero a los nudos que encuentra no los corta sino que los va desenredando, los va destejiendo, hasta encontrarse con la verdad del sí mismo. No es un hombre resentido ni un agriado escéptico, no renuncia a vivir, más aún, conserva prodigiosamente intacta su capacidad de ser realmente un soñador de aspiraciones grandes, un convaleciente en quién la salud renace en la esperanza allí, porque estaban dormidas las expectaciones más grandes ...Wed, 31 Jul 2024 - 722 - Memoria de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús
26/07/2024 – En el día de San Joaquín y Santa Ana, saludamos a nuestros queridos abuelos. Que los años recorridos dejen huellas de sabiduría y amor.
“Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron”. Mateo 13, 16-17
La problemática condición actual de los ancianos
Gracias a los progresos de la medicina la vida se ha prolongado: ¡pero la sociedad no se ha “prolongado” a la vida!
El número de los ancianos se ha multiplicado, pero nuestras sociedades no se han organizado suficientemente para hacerles lugar a ellos, con justo respeto y concreta consideración por su fragilidad y su dignidad. Mientras somos jóvenes, tenemos la tendencia a ignorar la vejez, como si fuera una enfermedad, una enfermedad que hay que tener lejos; luego cuando nos volvemos ancianos, especialmente si somos pobres, estamos enfermos, estamos solos, experimentamos las lagunas de una sociedad programada sobre la eficacia, que en consecuencia, ignora a los ancianos. Y los ancianos son una riqueza, no se pueden ignorar.
Benedicto XVI, visitando una casa para ancianos, usó palabras claras y proféticas, decía así: “La calidad de una sociedad, quisiera decir de una civilización, se juzga también por cómo se trata a los ancianos y por el lugar que se les reserva en la vida en común” (12 de noviembre 2012).
Es verdad, la atención a los ancianos hace la diferencia de una civilización. ¿En una civilización hay atención al anciano? ¿Hay lugar para el anciano? Esta civilización seguirá adelante porque sabe respetar la sabiduría, la sabiduría de los ancianos. Una civilización en donde no hay lugar para los ancianos, en la que son descartados porque crean problemas… es una sociedad que lleva consigo el virus de la muerte.En occidente, los estudiosos presentan el siglo actual como el siglo del envejecimiento: los hijos disminuyen, los viejos aumentan. Este desequilibrio nos interpela, es más, es un gran desafío para la sociedad contemporánea. Sin embargo una cierta cultura del provecho insiste en hacer ver a los viejos como un peso, una “lastre”. No sólo no producen sino que son una carga. En fin, ¿cuál es el resultado de pensar así? Hay que descartarlos. ¡Es feo ver a los ancianos descartados, es una cosa fea, es pecado! ¡No nos atrevemos a decirlo abiertamente, pero se hace! Hay algo vil en este acostumbrarse a la cultura del descarte. Pero nosotros estamos acostumbrados a descartar a la gente.
Queremos remover nuestro acrecentado miedo a la debilidad y a la vulnerabilidad; pero de este modo aumentamos en los ancianos la angustia de ser mal soportados y abandonados.
Esos ancianos que deberían ser, para la sociedad toda, la reserva sapiencial de nuestro pueblo. ¡Los ancianos son la reserva sapiencial de nuestro pueblo! ¡Con qué facilidad, cuando no hay amor, se adormece la conciencia!» (Sólo el amor nos puede salvar, Ciudad del Vaticano 2013, p. 83). Y esto sucede. Recuerdo cuando visitaba las casas de ancianos, hablaba con cada uno de ellos y muchas veces escuché esto: “Ah, ¿cómo está usted? ¿Y sus hijos? – Bien, bien – ¿Cuántos tiene? – Muchos.- ¿Y vienen a visitarla? – Sí, sí, siempre. Vienen, vienen.- ¿Y cuándo fue la última vez que vinieron?” Y así la anciana, recuerdo especialmente una que dijo: “Para Navidad”. ¡Y estábamos en agosto! Ocho meses sin ser visitada por sus hijos, ¡Ocho meses abandonados! Esto se llama pecado mortal, ¿se entiende?
Una vez, siendo niño, la abuela nos contó una historia de un abuelo anciano que cuando comía se ensuciab...Fri, 26 Jul 2024 - 721 - Fiesta de Santiago Apóstol
25/07/2029 – En el día de Santiago Apóstol compartimos la catequesis del día:
La madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.”¿Qué quieres?”, le preguntó Jesús. Ella le dijo: “Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”.”No saben lo que piden”, respondió Jesús. “¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?”. “Podemos”, le respondieron.”Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre”. Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad.Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”. San Mateo 20,20-28.
Jesús modelo de servicio
Posiblemente a la luz del lavatorio de los pies que solo lo relata el evangelista San Juan, puede entenderse la invitación de Jesús:
“Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad.
Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”.
El gesto por excelencia de servicio, es sin dudas el de Jesús en la última cena, como bien subraya Papin: “únicamente una madre o un esclavo puedes hacer lo que hizo Jesús aquella noche. La madre a sus hijos pequeños y a nadie más. El esclavo a sus dueños y a nadie más. La madre contenta por amor y el esclavo resignado por obediencia”.
El grande que se humilla ante el pequeño es verdadera humildad, tal cual lo relata la carta a los filipenses: “Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que Cristo:El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios.Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.
Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre.
Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre. Así pues, queridos míos, de la misma manera que habéis obedecido siempre, no sólo cuando estaba presente sino mucho más ahora que estoy ausente, trabajad con temor y temblor por vuestra salvación,” Filip 2,5-11
Aquí como en la cruz hay más que humildad o dolor, aquí hay anonadamiento
La narración del evangelio describe la escena de Jesús con los discípulos Santiago y Juan, los cuales –sostenidos por su madre– querían sentarse a su derecha y a su izquierda en el reino de Dios, reclamando puestos de honor, según su visión jerárquica del reino. El planteamiento con el que se mueven estaba todavía contaminado por sueños de realización terrena.
Jesús: “El cáliz que yo voy a beber lo beberéis… pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a m...Thu, 25 Jul 2024 - 5min - 720 - El Señor nos invita a escuchar y ver con mayor claridad
24/07/2024 – En el Evangelio de hoy, Jesús nos invita a abrir el oído, a ver con mayor claridad y disponernos a darle la bienvenida a la Buena Noticia.
Los discípulos se acercaron y le dijeron: “¿Por qué les hablas por medio de parábolas?”.El les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no.Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden.Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán,Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure.Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen.Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron. San Mateo 13,10-17
Para entender a Dios ejercitarnos en la escucha
El evangelio nos advierte que la incapacidad de comprensión de Dios en nuestra vida no pasa por la capacidad de razonar, sino de entenderlo desde un corazón renovado en la escucha, para entender el misterio de Dios debemos ejercitarnos en la capacidad de escucha. Es por el camino de la escucha interior del misterio de Dios desde donde crecemos en la posibilidad de que su Palabra sea transformadora de nuestra vida produciendo mucho fruto.
Un psicólogo atendía en una consulta de un hospital… sus pacientes eran adolescentes… Cierto día le enviaron a un joven de 14 años que desde hacía un año no pronunciaba palabra y estaba internado en un orfanato…
Este muchacho llevaba a sus espaldas una mochila cargada de dolor; cuando era muy pequeño, su padre murió… vivió con su madre y su abuelo hasta hacía un año… a los 13 muere su abuelo, y tres meses después su madre en un accidente… el muchacho cuando llegaba a la consulta se sentaba y miraba a las paredes, sin hablar; estaba pálido y nervioso…
El médico no podía hacerle hablar. Comprendió que el dolor del muchacho era tan grande que le impedía expresarse, y él, por más que le dijera algo, tampoco servía de mucho.
Optó por sentarse y observarlo en silencio, acompañando su dolor…. Después de la segunda consulta, cuando el muchacho se retiraba, el doctor le puso una mano en el hombro: “Te espero la semana próxima, si este es tu deseo… duele ¿verdad?…” El muchacho lo miró, no se había sobresaltado ni nada… sólo lo miró y se fue…
Cuando volvió a la semana siguiente… el doctor lo esperaba con un juego de ajedrez… así pasaron varios meses… sin hablar… pero él notaba que David ya no parecía nervioso… y su palidez había desaparecido… Un día mientras el doctor miraba la cabeza del muchacho, mientras él estudiaba agachado la jugada en el tablero… pensaba en lo poco que sabemos del misterio del proceso de curación… De pronto… David alzó la vista y lo miró: “Le toca” – le dijo.
Ese día empezó a hablar, hizo amigos en la escuela, ingresó a un equipo de ciclismo y comenzó una nueva vida… su vida. Posiblemente el médico le enseño algo… pero también aprendió mucho de él… Aprendió que el tiempo hace posible lo que parece dolorosamente insuperable… a estar presente cuando alguien te necesita… a comunicarnos sin palabras. Basta un abrazo, un hombro para llorar, una caricia… un corazón que escuche
Los pasos de una escucha atenta y desde el cora...Wed, 24 Jul 2024 - 46min - 719 - Fieles a la voluntad de Dios
23/07/2024 – El Señor nos invita a seguir el corazón mariano que nos abre a la escucha atenta de la Palabra para hacer Su voluntad:
Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: “Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte”.Jesús le respondió: “¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?”. Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: “Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”. San Mateo 12,46-50
Cuál es la voluntad de Dios (CIC 2822-2827)
La voluntad de nuestro Padre es “que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1 Tm 2, 3-4).
Su mandamiento que resume todos los demás y que nos dice toda su voluntad es que “nos amemos los unos a los otros como él nos ha amado” (Jn 13, 34; cf 1 Jn 3; 4; Lc 10, 25-37).
Él nos ha dado a “conocer el Misterio de su voluntad según el benévolo designio que en Él se propuso de antemano hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza a Él, por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su Voluntad” (Ef 1, 9-11). Pedimos con insistencia que se realice plenamente este designio benévolo, en la tierra como ya ocurre en el cielo.
En Cristo, y por medio de su voluntad humana, la voluntad del Padre fue cumplida perfectamente y de una vez por todas. Jesús dijo al entrar en el mundo: “He aquí que yo vengo oh Dios, a hacer tu voluntad” (Hb 10, 7; Sal 40, 8-9). Sólo Jesús puede decir: “Yo hago siempre lo que le agrada a Él” (Jn 8, 29). En la oración de su agonía, acoge totalmente esta Voluntad: “No se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc 22, 42; cf Jn 4, 34; 5, 30; 6, 38). He aquí por qué Jesús “se entregó a sí mismo por nuestros pecados según la voluntad de Dios” (Ga 1, 4). “Y en virtud de esta voluntad somos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo” (Hb 10, 10).
Jesús, “aun siendo Hijo, con lo que padeció, experimentó la obediencia” (Hb 5, 8). ¡Con cuánta más razón la deberemos experimentar nosotros, criaturas y pecadores, que hemos llegado a ser hijos de adopción en Él! Pedimos a nuestro Padre que una nuestra voluntad a la de su Hijo para cumplir su voluntad, su designio de salvación para la vida del mundo. Nosotros somos radicalmente impotentes para ello, pero unidos a Jesús y con el poder de su Espíritu Santo, podemos poner en sus manos nuestra voluntad y decidir escoger lo que su Hijo siempre ha escogido: hacer lo que agrada al Padre (cf Jn 8, 29).
Por la oración, podemos “discernir cuál es la voluntad de Dios” (Rm 12, 2; Ef 5, 17) y obtener “constancia para cumplirla” (Hb 10, 36). Jesús nos enseña que se entra en el Reino de los cielos, no mediante palabras, sino “haciendo la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mt 7, 21).
“Rezar para querer seguir la voluntad de Dios, rezar para conocer la voluntad de Dios y rezar –una vez conocida– para ir adelante con la voluntad de Dios”.
Había una la ley hecha de prescripciones y prohibiciones, de sangre de toros y cabras, ‘sacrificios antiguos’ que no tenían ni la ‘fuerza’ de ‘perdonar los pecados’, ni de dar ‘justicia’. Después en el mundo viene Cristo y con su subir a la Cruz, “el acto que una vez para siempre nos ha justificado”, Jesús ha demostrado cuál era el ‘sacrificio’ más agradable a Dios: no el holocausto de un animal, sino la ofrenda de la propia voluntad.
Tue, 23 Jul 2024 - 54min - 718 - María Magdalena, primer Apóstol de Cristo
22/07/2024 – Junto al padre Daniel Cavallo compartimos la catequesis del día en el día de la fiesta de María Magdalena. Nos invitó a areflexionar sobre los momentos en los que Dios nos salió al cruce cambiando nuestra vida:
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcroy vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.Ellos le dijeron: “Mujer, ¿por qué lloras?”. María respondió: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”.Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.Jesús le preguntó: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?”. Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: “Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo”.Jesús le dijo: “¡María!”. Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: “¡Raboní!”, es decir “¡Maestro!”.Jesús le dijo: “No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'”.María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras. San Juan 20,1-2.11-18
Que podamos actualizar el amor de Dios en nuestras vidas.
En tu vida de fe, ¿cuáles son los lugares y los momentos de encuentro con Cristo vivo?
El Papa Franciscos le dio categoria d feista al recuerdo de María Magadalena porque es la primera apostol, la primera testigo de la Resurreción de Cristo.
Dios nuestro, Tu hijo encomendó
a María Magdalena la misión de anunciar
la alegría Pascual, concédenos por su ejemplo
e intercesión predicar a Cristo resucitado
y verlo reinar en Tu gloria.
Mon, 22 Jul 2024 - 58min - 717 - Misericordia y no sacrificio
19/07/2024
En el evangelio de hoy (Mt 12,1-8) pasa lo siguiente:
En aquel tiempo, Jesús cruzaba por los sembrados un sábado. Y sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas. Al verlo los fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado». Pero Él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, que no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes? ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa? Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo. Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’, no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».
* Misericordia quiero y no sacrificio
“. ¿Qué significa esta frase del profeta Oseas que repite Jesús? ¿Acaso que es inútil todo sacrificio y mortificación y que basta con amar para que todo vaya bien? Partiendo de este pasaje se puede llegar a rechazar todo el aspecto ascético del cristianismo, como residuo de una mentalidad aflictiva o maniquea, hoy superada.
Ante todo hay que observar un profundo cambio de perspectiva en el paso de Oseas a Cristo. En Oseas, la expresión se refiere al hombre, a lo que Dios quiere de él. Dios quiere del hombre amor y conocimiento, no sacrificios exteriores y holocaustos de animales. En labios de Jesús, la expresión se refiere en cambio a Dios. El amor del que se habla no es el que Dios exige del hombre, sino el que da al hombre. “Misericordia quiero, que no sacrificio” significa: quiero usar misericordia, no condenar. Su equivalente bíblico es la palabra que se lee en Ezequiel: “No quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva”. Dios no quiere “sacrificar” a su criatura, sino salvarla.
Con esta puntualización se entiende mejor también la expresión de Oseas. Dios no quiere el sacrificio “a toda costa”, como si disfrutara viéndonos sufrir; no quiere tampoco el sacrificio realizado para alegar derechos y méritos ante Él, o por un malentendido sentido del deber. Quiere en cambio el sacrificio que es requerido por su amor y por la observancia de los mandamientos. “No se vive en amor sin dolor”, dice la Imitación de Cristo, y la misma experiencia cotidiana lo confirma. No hay amor sin sacrificio. En este sentido, Pablo nos exhorta a hacer de toda nuestra vida “un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios”.
Sacrificio y misericordia son ambas cosas buenas, pero pueden hacerse uno y otra perjudiciales si se reparten mal. Son cosas buenas si (como hizo Cristo) se elige el sacrificio para uno y la misericordia para los demás; se vuelven malas si se hace lo contrario y se elige la misericordia para uno y el sacrificio para los demás. Si se es indulgente con uno mismo y riguroso con los demás, dispuestos siempre a excusarnos y a ser despiadados al juzgar a los demás. ¿No tenemos nada que revisar al respecto en nuestra conducta?
* La contrición y la humildad como gracia
Desde una espiritualidad deformada nos representamos la humildad y la contrición como fruto de un esfuerzo que nace de un arrepentimiento por el mal cometido acompañado por la carga de un sentimiento de culpa por haber faltado a lo que en principio estaba mandado, determinado por un deber ser.
Esta perspectiva culposa de la contrición y su derivado en la supuesta “humildad” no es la q...Fri, 19 Jul 2024 - 44min - 716 - Descanso en Jesús: Un Llamado al Alivio y la Alabanza
17/07/2024
Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana. Mateo 11,25-30
El camino renovado de la confianza
Nada más que la confianza es lo que nos acerca a Dios. Hay situaciones en donde decimos ¿Y ahora? ¿Cómo hacemos para seguir en la marcha? La mejor actitud frente a este tipo de situaciones es empezar el día poniendo la mirada, nuestros esfuerzos y energías en aquello que nos toca como responsabilidad cotidiana y en el camino, seguramente encontraremos aquello que nos hace falta para avanzar y así, llegaremos a hacer aquello que creíamos imposible.
¿Cómo crecer aún más en la confianza? Por el camino del abandono. Que significa poner todo en las manos de Dios. Sabemos que no es fácil. Cuesta avanzar sin saber hasta dónde van nuestras fuerzas y cuanto depende de lo que Dios quiere. Es decir, cuánto depende de Dios y cuánto de nosotros. Es bueno tener en cuenta aquello que dice San Ignacio de Loyola: “Actúa como si todo dependiera de ti, sabiendo muy bien que en realidad todo depende de Dios”.
Los invito a entrar por el camino renovado de la confianza. Es difícil, sobre todo en el contexto en el que estamos viviendo en donde uno tiende a replegarse sobre sí mismo y es lógico preguntarse ¿Cómo confiar en medio de circunstancias tan complejas? Hagamos un aporte de confianza, siempre con prudencia, poquito a poco, paso a paso. En medio de tanta violencia, injusticia podemos construir la paz desde la confianza, ese sería el desafío de hoy.
¿Por dónde ir hacia el camino del abandono?
Para que el abandono sea auténtico y se engendre desde el interior, con un descanso en la paz del Señor, es necesario que la entrega sea total. Nos puede ayudar contemplar a Jesús en el Getsemaní. En esas circunstancias de angustia, de dolor.
No es fácil ir hacia los lugares donde Dios nos lleva porque son lugares a donde algo se termina, llega a su fin: una etapa, la partida de un ser querido, etc. Entregarse tiene su costo. El costo que tuvo para Jesús, quien llegó a decir “Padre, si puedes aparte de mí este cáliz pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”. Mirando a Jesús en la Cruz, hagamos nuestras éstas palabras mientras entregamos eso que Dios nos pide, hasta sentir en el corazón que uno se entregó por completo, se abandonó en Sus manos.Es bueno tener conciencia de que esa entrega no nos sale naturalmente porque estamos condicionados por un montón de factores. El lugar en donde nacimos, la familia a la que pertenecemos, los contextos en donde estamos. Nosotros, en el ejercicio de la libertad, vamos haciendo todo un aprendizaje día a día, entrega a entrega.
A veces con las entregas, sentimos que son como un elástico, aquello que dimos se vuelve a nosotros. Entonces hay que volver una y otra vez a entregarlo. Tenemos que estar bien dispuestos. San Ignacio de Loya la llama a esta actitud de disposición interior “la santa indiferencia”, que no quiere decir que todo da igual. Es disposición de corazón para que sea lo que Dios quiera y quiere. Sería así: “Que yo no quiera más salud que enfermedad, pobreza que riqueza, buena fama que humillación, que no quiera nada. Que quiera lo que Dios quiera.Wed, 17 Jul 2024 - 48min - 715 - Martes de la decimoquinta semana del tiempo ordinario
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16/07/2024
En el Evangelio de hoy Mateo 11, 20-24
Jesús tiene una expresión de “Ay” ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido.”
Jesús está hablando de la falta de gratitud con la que nosotros vivimos a veces.Todo lo que tenemos es gracias a la presencia de Dios en nuestra vida. Cuando nos autojustificamos y creemos que solo en nuestro esfuerzo está la posibilidad de lograr todo lo que necesitamos, es cuando empezamos a tambalear.
Pensá en las gracias que debes en tu vida por todo lo que Dios te ha regalado y dado. Tal vez cantar y decir mil veces gracias por tanto, hará opacar todas las dificultades que tenés en el camino y te permitirá afrontarlas de una manera diferente.Una traba que está en el corazón de un corazón agradecido, es la insatisfacción. Esto se supera por un don del Espíritu.
Es una gracia el don de la gratuidad, es un fenómeno raro, encontrar hoy este don entre la gente, porque en general buscamos reivindicar hasta el límite de lo exagerado, la auto justificación y tenemos la impresión de que no hemos recibido en el fondo nada, lo suficientemente importante, como para que nuestra expresión sea, gracias. Sino que todo lo hemos conseguido prácticamente sólo con nuestro esfuerzo, con nuestra industria, con nuestra dedicación. Allí nos pone la sociedad del progreso, que además nos vincula al consumo sin límite, a las necesidades sin límites. Una sociedad que ha identificado el hedonismo con la felicidad y se ha equivocado en el camino de elegir el don de la posesión material, como la manera de la satisfacción, de sus necesidades más importantes y entonces ser y tener es lo mismo, y el que tiene quiere tener más, no se conforma, en el fondo se hace ingrato.Pascal Broker, filósofo francés, describe al hombre actual como un bebé gigante, con exigencias desmedidas a la sociedad, cree que nunca recibe bastante y siempre son otros los culpables de que nos vaya de todo como nos va, porque no nos dan lo que necesitamos para vivir, entonces estamos en la permanente insatisfacción. Hay como una lógica a la insatisfacción y el corazón mismo de la insatisfacción es la incapacidad de gratitud que hay en nosotros.
El corazón se va haciendo duro, donde no nos vamos con un corazón de libertad en agradecimiento, terminamos por encerrarnos en nosotros mismos. Y nos vamos como incapacitando para la apertura, para la gratuidad ante la vida, con todo lo que ello tiene para ofrecernos de la vida misma. La gracia de la gratitud quiere traernos una nueva actitud frente a la vida. Es una moción del Espíritu el don de la gratitud. De la gratitud frente a lo recibido y quiere enseñarnos a mirarlo todo con ojos nuevos, con los ojos de lo dado, de lo entregado que puede ser ofrecido. Podemos mirar agradecido un nuevo día que se nos da, levantarnos sanos, ver salir el sol, ver despertar el día, como no hacerlo con el don del corazón ensanchado, por lo recibido, por el aire que respiramos, por los buenos dones con lo que nos bendice Dios, en lo natural y en lo sobrenatural. Vivir más conscientemente la gratitud ensancha y agranda el alma. El corazón nos dispone en una actitud positiva, no está fijado a cosas que te podrían irritar. Es bueno dar gracias, es bueno abrirse a la gratitud. No empecemos la mañana con mal humor, por el tiempo, por el frío, por las frustraciones de fin de semana, o que la leche se quemó porque nos olvidamos del fuego, porque nos amagamos desde temprano en la vida porque nos despertamos con un ojo negativo, porque la noticia que escuchamos esta mañana no nos gustó y la verdad que nos dispuso mal, no nos dimos cuenta pero era eso lo que nos ten...Tue, 16 Jul 2024 - 45min - 714 - Sabiduría, fortaleza y libertad para instalar el Reino de Cristo
12/07/2024 – Compartimos la catequesis del día reflexionando en torno al Evangelio del día:
Jesús dijo a sus apóstoles:”Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas.Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento,porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre.” San Mateo 10,16-23
Un mandato para el que hay que prepararse
Jesús envía a los discípulos a la misión con la advertencia que para avanzar con el anuncio de la Buena Noticia hay que prepararse: con la gracia de la sabiduría: “los envío como ovejas en medio de lobos”, desde la gracia de la fortaleza: “porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos” y con espíritu de libertad: no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes”.
Todo esto es posible por que Jesús va con los discípulos. El envío es desde la presencia de Jesús que en el Espíritu Santo se hace presente ante cada prueba, ante cada desafío.
El camino de las pruebas en el seguimiento de Jesús está justificado por el camino de la cruz que para anunciar la Buena Nueva que a El le toco como suerte.
El que se acerca a Jesús debe armarse interiormente y poner la cruz en el centro de su tarea. Solo en el vínculo de alianza con la pascua de Jesús se encuentran: la sabiduría, la fortaleza y la libertad para instalar el reino de Cristo en el corazón de la humanidad.
La sabiduría
Discernir’ viene del latín y significa “identificar”, reconocer. Hacemos un discernimiento cuando con prudencia juzgamos la toma de conciencia y los movimientos interiores que experimentamos, a fin de distinguir cuáles debemos seguir y cuáles resistir. La prudencia se tendrá la juzgar la conveniencia o no de cierta actitud, más que al juzgar el origen de esa moción. “la prudencia aspira a ir al fondo de las cosas, sopesando bien el valor de los signos y de los testigos. La prudencia humana fácilmente juega“a lo más seguro’, y debe ceder paso a la prudencia sobrenatural, la que no teme reconocer una acción de Dios en y para su Iglesia” (Card. Suenens)
“El discernimiento de espíritus es el conocimiento íntimo del obrar divino en el corazón del hombre; es don del Espíritu Santo y un fruto de la caridad” (cf. Flp 1,9-11- Ordo Paenitentiae)
Supone un camino espiritual, personal y comunitario. No se trata de ningún metodo para descubrir la Voluntad de Dios, sino de un modo de madurar nuestra fe y de vivir según el Espíritu desde la voluntad de Dios El discernimiento puede referirse a nuestra conduc...Fri, 12 Jul 2024 - 713 - Enviados a anunciar el Reino de Dios
11/07/2024 – En Mateo 10, 7-15 aparece Jesús planteando un nuevo orden mundial: el Reino de los cielos está cerca, es decir, el cielo viene a ofrecernos un nuevo horizonte para construir un nuevo proyecto de nueva humanidad.
Jesús dijo a sus apóstoles: Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.” No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad. San Mateo 10,7-15
Jesús envía a los discípulos a anunciar la Buena Noticia. Jesús envía a hacer un camino con “un mensaje: anunciar el Evangelio, salir para llevar la Salvación, el Evangelio de la Salvación. Proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curando a los enfermos, resucitando a los muertos, purificando a los leprosos, expulsando a los demonios.
Si un discípulo se queda quieto y no sale, no da lo que recibió en el Bautismo a los demás, no es un verdadero discípulo de Jesús: le falta la misionalidad, le falta salir de sí mismo para llevar algo de bien a los demás.
Para llevar la buena noticia es necesario recorrer el camino interior, el camino dentro de sí, el camino del discípulo que busca al Señor todos los días, en la oración, en la meditación. El discípulo debe recorrer ese camino porque si no busca siempre a Dios el Evangelio que lleva a los demás será un Evangelio débil, aguado, sin fuerza.
Un discípulo que no sirve a los demás, con sus gestos y palabras en la misión de los caminos cotidianos no es cristiano. El discípulo debe hacer lo que Jesús predicó.
Allí está la tentación del egoísmo: si soy cristiano, yo estoy en paz, me confieso, voy a misa, cumplo los mandamientos, pero ¿y el servicio? El servicio a Jesús en el enfermo, en el encarcelado, en el hambriento, en el desnudo. Eso que Jesús nos ha dicho que debemos hacer porque ¡Él está allí! El servicio a Cristo en los demás es la misión de todo discípulo.
“Lo que gratuitamente han recibido, denlo gratis”, es la advertencia de Jesús. El camino de la misión es en gratuidad porque nosotros hemos recibido la salvación gratuitamente, pura gracia: nadie de nosotros ha comprado la salvación. Es pura gracia del Padre en Jesucristo, en el sacrificio de Jesucristo.
Es triste cuando se encuentran cristianos que han olvidado esta Palabra de Jesús: ‘Lo que gratuitamente han recibido, denlo gratis’. Es triste cuando se encuentran comunidades que se olvidan de la gratuidad, porque detrás de esto y sobre esto hay un engaño de presumir que la salvación viene de las riquezas, del poder humano.
Cuando la esperanza está en la propia comodidad en el camino o la esperanza está en el egoísmo de buscar las cosas para uno mismo y para no servir a los demás o cuando la esperanza está en las riquezas o en las pequeñas seguridades mundanas, todo esto cae.
No lleven nada, sólo la confianza en Jesús
Thu, 11 Jul 2024 - 712 - El Espíritu Santo hace todo nuevo
10/07/2024 – Compartimos la catequeis del día desde la reflexión del evangelio:
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan;Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo;Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: “No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos.”Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.San Mateo 10,1-7.
El Espíritu Santo hace posible su misión
Un día el sacerdote de la parroquia donde el científico Pasteur pasaba sus vacaciones, le preguntó mientras preparaba su homilía dominical: “¿Cómo explicar el origen divino de la Iglesia?”, a lo que el científico respondió: “Yo le diría a la gente: tomen doce jóvenes de su país, enséñenles por dos años todo lo que saben, y luego mándenlos por distintas partes del mundo. Al cabo de dos mil años, vayan a preguntar qué se sabe de ellos.” Con esto, Pasteur estaba diciendo que es imposible, humanamente hablando, explicar la comunidad eclesial y su continuidad en el tiempo, desde una razón que fuera puramente organizacional o humana. Sólo por el Espíritu Santo y su presencia fuerte en medio de la debilidad humana se puede explicar que hombres tan frágiles como los apóstoles puedan haberse constituido en columnas de una comunidad de hombres, que ha perdurado en el tiempo a lo largo de dos mil años. Sólo ha sido posible por aquello que el Señor les prometió: Yo estaré con ustedes hasta la consumación de los tiempos.
El modo de estar presente del Señor ha sido por medio del Espíritu Santo.
Un patriarca oriental decía: sin el Espíritu Santo, Dios está lejos, Cristo se queda en el pasado, el Evangelio es letra muerta; la Iglesia no pasa de ser una simple organización; la autoridad se convierte en dominio, la misión en propaganda, el culto en evocación; y el quehacer de los cristianos en una moral propia de esclavos. Pero en el y con el Espíritu Santo, el cosmos se levanta y gime en la infancia del Reino; Cristo aparece resucitado; el Evangelio es potencia de vida; la Iglesia, una expresión de comunidad trinitaria; la autoridad se traduce en el servicio que se hace liberador; la misión, un Pentecostés; la liturgia, memorial y anticipo; el hacer humano, un lugar divino.
Es por la gracia del Espíritu Santo que éstos a quien hoy el Señor llama, se constituyen en pilares y fundamento del mundo nuevo en el Reino nuevo que Jesús ha venido a inaugurar. Es por la vida en el Espíritu cómo la comunidad fundada por Jesús puede llevar adelante el mandato de Jesús de ir a todos con el anuncio del Reino y la novedad que trae Cristo.
Un nuevo Pentecostés, decía Juan XXIII, cuando inauguraba el Concilio Vaticano II e invitaba a la Iglesia a una profunda renovación en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el alma del cuerpo. Un cuerpo sin espíritu está muerto. Un alma sin cuerpo, vaga sin sentido.
El Espíritu Santo viene a renovar tu vida. ¿Has experimentado la renovación del Espíritu en tu vida? ¿Cómo se ha manifestado en vos, en tu comunidad?
Dios nos hace capaces
San Ignacio de Loyola recomienda meditar sobre la propia incapacidad por realizar nuestra vocación. San Pablo lo reconoce cuando dice yo soy el último de los apóstoles, indigno del nombre de apóstol por haber perseguido...Wed, 10 Jul 2024 - 711 - Desde Itatí partimos con María
09/07/2024 – Feliz día de Virgen de Itatí y de la Patria. Queremos celebrar este día de la Patria y de la Virgen con la confianza puesta en el Señor que en ella nos dice que ha venido a poner las cosas en su lugar. Maria profetiza, desde su corazón pobre y humilde, que Dios ha venido a poner en lo alto a los más sencillos.
Durante su embarazo, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. San Lucas 1, 36
Poco después de los días de la encarnación, como ya sabemos por el sexto mes de Isabel, se puso en camino sin demora a la casa de su prima. No eran motivos de curiosidad lo que lleva a María a visitar a su pariente, lo hace por amor y por atender a su familiar, que es más anciana y fundamentalmente para compartir sus alegrías, por el entusiasmo de felicitarla y la alegría de verla.
El evangelista, nos relata que Isabel vivía en la región montañosa de Judá, no cita el pueblo, pero por la tradición, sabemos que es cercano a Jerusalén, en el actual Kain Karim, a siete kilómetros al oeste, auque esto no es muy seguro. En todo caso, para llegar hasta allí desde Galilea, se empleaban de tres a cuatro días.
El fragmento del Evangelio, nos muestra que a la llegada de María a casa de Isabel, la saludó primero. Podemos imaginar que por el parentesco debían saludarse muy cordialmente, esto es con muestras de afecto y de mutuo cariño. Por el modo como hace el relato san Lucas, nos hacemos la idea de cómo es María, por eso podemos decir que con un gesto de delicadeza, ella se daría por enterada del hecho de su gozosa maternidad. Es en este bello ambiente, con una agradable y dulce exquisitez espiritual, como se suceden las escenas de la visitación.
Al oír Isabel el saludo de María, Apenas esta oyó el saludo de María, suceden dos bellísimos hechos, el niño, (Bautista), saltó en su seno de gozo, y ella fue llena del Espíritu Santo, y bendice a María y al Niño que guardaba en su seno.
Isabel, iluminada por el Espíritu Santo, se convierte en profetisa al descubrir el misterio de María y conocer que en su seno estaba el que era esperado a través de toda la historia del pueblo de Israel; El esperado por los Patriarcas y vaticinado por los Profetas.
Lucas, nos hace comprender que la bendición a María la hace con emoción y con una fuerte voz y la proclama bendita entre las mujeres, en otras palabras, quiere decir que es la más bendita de todas. Isabel, por revelación del Espíritu Santo, sabe que se halla ante la madre de mi Señor. Es la proclamación de hallarse ante el Mesías.
El Bautista saltó de gozo en el seno de Isabel Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre, como indicando el privilegio de hallarse el Precursor ante el Mesías. Algunos teólogos han pensado que en este momento fue la santificación del Bautista, y se plantearon problemas sutiles y gratuitos relativos a su libertad y conocimiento por razón del gozo.
Isabel esta inspirada por el Espíritu Santo, ella ve en María el instrumento providencial de la salvación que vendrá a través del Fruto de su vientre, el Salvador y Redentor de Israel, al que no se puede aclamar menos que bendito.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor. Nuevamente beatifica Isabel a María. En efecto, Isabel, elogia a María, que creyó, por lo que se realizarán en ella los misterios anunciados de parte de Dios. Con ello se exalta la fe de María.
Cuando nosotros peregrinamos con María se repite este acontecimiento de gracia de servicio alegría en el espíritu y canto de profecía. El vínculo de peregrinos con María es para el d...Tue, 09 Jul 2024 - 44min - 710 - Por la fe somos salvados
08/07/2024 – En el evangelio de hoy, Mateo 8:9-18, Jesús sana a dos mujeres: una adulta con hemorragia y una niña enferma. Por la fuerza del amor, Jesús las transforma y les devuelve la vida.
Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: “Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá”.Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto,pensando: “Con sólo tocar su manto, quedaré curada”.Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: “Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado”. Y desde ese instante la mujer quedó curada.Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo:”Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme”. Y se reían de él.Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó.Y esta noticia se divulgó por aquella región.San Mateo 9,18-26.
“Con sólo tocar su manto quedaré curada”
La escena de este Evangelio es multitudinaria y ajetreada. Jesús va por la calle, en medio de la gente que lo apretuja por todos lados. Va con sus discípulos, urgido por el pedido del Jefe de la Sinagoga, que suplica por la vida de su hijita. Pero por el camino, en medio de tanta gente que va con Jesús o pasa a su lado, del corazón de alguien brota un pensamiento especial. Un pensamiento que se dirige exclusivamente a la fuerza vital que emana del corazón bueno de Jesús. Ese pensamiento pensaba así: “con solo tocar su manto quedaré curada”.
Entramos entonces a la contemplación por este “pensaba…” de la hemorroisa, la mujer a la cual la vida se le iba yendo de a poco pero de manera creciente; entramos a Jesús por el pensamiento que brotó de ella lleno de amor y de fe total en el Señor.
Contemplamos su corazón. ¡Qué corazón lindo el suyo! Cuánto amor escondido a Jesús. Cuánta confianza en la bondad de Jesús se esconde en el pensamiento de que “con solo tocar su manto quedaré curada”. Decimos que el pensamiento le brotó del corazón. Y cuando decimos pensamiento tenemos que recuperar la fuerza de esta palabra. El pensamiento no es algo estándar, no es un medio para contactarse con la realidad. El pensamiento es una potencia del espíritu cuya unidad reside en el corazón del hombre. Un corazón bueno y sabio piensa virtuosamente. Piensa con una fuerza que le permite “remar contra la corriente”, remontar situaciones difíciles. Un corazón como el de la hemorroisa piensa con fuerza vital, piensa positivamente, con fe. Y por eso Jesús le dice: tu fe te ha salvado. Tu pensamiento virtuoso ha leído bien la realidad, ha sido capaz de sentir el latido de mi Corazón en la orla de mi manto.
¡Hay tanta gente así! Tanta gente que confía en Jesús en silencio, que lo ama sin que nadie lo note. Hay tanta gente que va cultivando pensamientos fuertes de fe en la intimidad y cuando llega la ocasión la “toca” y es bendecida. Hay tanta gente que dialoga interiormente de sus cosas con él y que reza por todos: por los que no conoce, por los enfermos, por la patria. Gente que no hace ruido, como la hemorroisa. Que no se hace notar, pero que está pensando en Jesús todo el tiempo. Gente que está haciendo actos de fe, positivos, virtuosos, y que toca las cosas con la música de su fe y les saca armonías y melodías en vez de disonancias.
La dinámica de la fe
El evangelio dice que, cuando la mujer le tocó el manto, “Jesús se dio cuenta en seguida de que una virtud (dín...Mon, 08 Jul 2024 - 16min - 709 - Jesús vuelve a pasar, vuelve a llamarnos
05/07/2024 – El evangelio nos presenta el llamado, la vocación de Mateo: el Señor, dice la Palabra de Mateo 9,9-13, puso sus ojos en él, lo vio y le dijo “sígueme”. Parece importante esto porque Jesús cada día hace lo mismo con nosotros. Jesús llama a Mateo, un recaudador de impuestos.
En ese miedo, Dios te ampara.En ese dolor, Dios te consuela.En ese anhelo, Dios te anima.En ese cansancio, Dios te fortalece.En ese extravío, Dios te orienta.En ese error, Dios te perdona.En ese proceso, Dios te acompaña.En ese volver, Dios te recibe.En esa tristeza, Dios te alegra.En esa herida, Dios te sana.En esa preocupación, Dios te escucha.En esa ansiedad, Dios te contiene.En esa inseguridad, Dios te abraza.En esa debilidad, Dios te sostiene.En esa caída, Dios te levanta.En esa esperanza, Dios te alienta.En vos, Dios. En Dios, vos. Siempre.Amén.
Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. El se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”. Jesús, que había oído, respondió: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. San Mateo 9,9-13
Cada día Dios tiene un plan para vos, Él mira tu realidad, no es indiferente a lo que te está pasando. Jesús siempre tiene una palabra para decirte, como a Mateo, que le dice “sígueme”. Esa Palabra a Mateo lo moviliza, le cambia el corazón, lo transforma y le hace emprender un camino nuevo. Así que primero está la mirada, después la llamada y por último la respuesta constante. ¿Qué te parece si hoy también vos hacés memoria de esa primera mirada de Jesús, de esa primera llamada de Dios en tu vida y en tu historia? ¿La tenés presente? ¿Tenés presente cuándo descubriste el amor de Dios? ¿Qué tal si vos y yo tratamos de escuchar esa voz justamente para eso, para movilizarnos y para aceptar ese plan de felicidad que Él tiene para nosotros? Claro, cuando uno profundiza en el plan de Dios se descubre como Mateo, frágil, limitado, pecador, con errores. Esta parece ser una condición esencial para recibir el amor de Dios. Te lo repito: el reconocerse pecador es una condición esencial para recibir el amor de Dios.
Cuántas veces pensamos como los fariseos, que tenemos que ser perfectos para acercarnos a Dios y que, en el fondo, es Él quien nos debe un favor. Tenemos que ser como Mateo: él se descubre pecador y transforma su vida. Por eso, solamente aquel que descubre sus errores, solamente aquel que entiende que solo no puede, encuentra al Dios de la misericordia y recibe su abrazo. Entonces pregúntate: ¿seguís creyéndote autosuficiente a esta altura del partido o ya estás en ese camino de conversión permanente? Acordate lo que dice la Palabra de hoy: no son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Jesús siempre ve más allá. Ve en Mateo un corazón dispuesto a seguirlo y en vos también espera ver eso. Jesús vino a buscar a los que están perdidos. Vos y yo cada tanto nos perdemos y ahí es lindo descubrir que, cuando no damos más, cuando ya hicimos todo perfectamente mal y le pedimos al Señor que nos tire una soga; Él no solamente nos tira la soga, sino que baja hasta nuestro barro, hasta nuestro pozo y nos saca para limpiarnos, purificarnos y darnos vida en abundancia. Animate a pasar dificultades con la mirada puesta en la mirada de Jesús. Pedí la gracia de la disponibilidad. Y, si caíste, volvé,Fri, 05 Jul 2024 - 34min - 708 - Dios es más que nuestra culpa
04/07/2024 – Muchos son los signos y milagros que se narran de Jesús en los evangelios. Como este que escuchamos en la lectura de hoy, la curación del paralítico de Mateo (9,1-8).
Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: “Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados”.Algunos escribas pensaron: “Este hombre blasfema”.Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: “¿Por qué piensan mal?¿Qué es más fácil decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o ‘Levántate y camina’? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. El se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres. San Mateo 9,1-8
Jesús aparece curando a un paralítico y lo hace de una manera sorprendente, perdonando su pecado.Cuando uno revisa su propia vida, se da cuenta que muchas veces lo que nos frena es el sentimiento de culpa con el que convivimos. Se mezclan en nosotros los autoreproches, con la falta de valoración personal, heridas, errores, sumado a los sentimientos de fracaso, llevándonos a una zona de neblina que no nos deja avanzar en el camino.
Cuando la culpa se instala y ésta va de la mano de un deber ser, debemos intentar modificar esta situación sacando del medio los mandatos demasiado pesados y avanzar poniendo lo mejor de nosotros mismos.
La culpa no tiene la última palabra, tus heridas no tienen la última palabra. La última palabra la tiene Jesús. Pero hay que dejarlo entrar.
El síndrome del living. “Pasá, Jesús… hasta ahí”
“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si me abres, entraré en tu casa y cenaremos juntos” (Ap 3, 20). ¿Quién no se ha imaginado alguna vez una cena con Jesús? Más allá de la misa, claro. Hablo de verlo, de escucharlo, de estar con él compartiendo la vida. Hoy te propongo este ejercicio: imagínate al Señor visitando tu casa. Parece algo maravilloso, ¿no? Seguramente lo sea, pero hay un pequeño detalle.Si hacés memoria, muchos de nosotros tenemos en nuestros hogares un living, una sala de estar donde recibimos gente. Generalmente ese es un lugar inmaculado, limpio, ordenado. Claro, queremos causar buena impresión. Bueno, Jesús llegó:
¡Señor, qué alegría tu visita! ¿Querés tomar un mate, un café? ¡Ponete cómodo! Estás en tu casa.Y Jesús pasa. Se van poniendo al día, charla de amigos, risas y hasta chistes. Pero, en un momento, el Señor se levanta y se dirige a ese lugar. Sí, a ese que tenemos todos. Puede variar el nombre, puede variar el lugar, pero todos tenemos ese “sucucho”, ese galpón, ese cuarto donde guardamos todo lo que no sirve: desde el medio litro de pintura blanca, pasando por el pedazo de hélice de ventilador, todo. Se te acelera el corazón por el desorden que Jesús va a encontrar y de repente, él se queda frente a la puerta.
Quiero entrar acá.
Pero, Señor. Está desordenado, no hay nada interesante ahí. Además tiene llave…
Ah, yo la tengo. Pero dejame entrar.
Pero, Señor. ¡Está oscuro! Se quemó la lamparita y nunca la cambié.
Yo soy la luz del mundo.
Es que… hay olor a humedad y encierro.
Yo traigo el soplo del Espíritu.Hasta que en un momento, respiramos profundo y nos animamos:
Tengo miedo, tengo vergüenza, ni yo sé qué vas encontrar.Thu, 04 Jul 2024 - 707 - Por sus llagas hemos sido sanados
07/07/2024 – Hoy es la fiesta del apóstol Santo Tomás, un apóstol muy querido y con el cual muchos de nosotros nos identificamos bastante. Lamentablemente ha pasado a la historia con el título de incrédulo. Pero la realidad es que el de tomas la mayoría de las veces es un reflejo de nuestro propio camino de fe.
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.Los otros discípulos le dijeron: “¡Hemos visto al Señor!”. El les respondió: “Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”.Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”.Luego dijo a Tomás: “Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe”.Tomas respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”.Jesús le dijo: “Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”. San Juan 20,24-29
En la misa vas a ver que el sacerdote se viste de rojo, que es el color del testimonio, del martirio y de los apóstoles que dieron su vida como reflejo del amor de Dios. No sabemos mucho de la vida de Santo Tomás; sólo que confesó su divinidad al verlo Resucitado. Una antigua tradición sostiene que evangelizó la India. ¿cómo se pasa de la incredulidad al testimonio? Haciendo experiencia de las llagas de Jesús.En lo personal, descubriendo que esas llagas son heridas de amor que restauran, reconcilian y resucitan. Meternos en las llagas de Jesús es hacer experiencia de encuentro con Él que hace nuevas todas las cosas. Es dejar que nuestras heridas sean sanadas. Por sus llagas hemos sido sanados, como dice el profeta Isaías.
En lo comunitario, encontrarnos con las llagas de Jesús es descubrir que somos sanadores heridos, como dice el gran Henry Nowen. Es reconocer en esos que caminan a nuestro lado a verdaderos sufrientes que necesitan también esa experiencia de consuelo y esperanza que trae Jesús. De ahí nuestra misión: encontrarnos con el Resucitado que se nos muestra a través de las llagas.
¿Qué llagas en tu vida Jesús ha sanado y te han invitado a creer? ¿A qué llagas en la vida de tus hermanos el Señor te está llevando para que sanen?
El relato del evangelio de este miércoles, Juan 20, 24 al 29, nos narra una de las primeras apariciones del resucitado.
Dice la Palabra Jesús se apareció de nuevo en el cenáculo, en medio de los discípulos: Tomás también estaba; se dirigió a él y lo invitó a tocar sus llagas. Y entonces, aquel hombre sincero, aquel hombre acostumbrado a comprobar personalmente las cosas, se arrodilló delante de Jesús y dijo: “Señor mío y Dios mío”.
Las llagas de Jesús son un escándalo para la fe, pero son también la comprobación de la fe. Por eso, en el cuerpo de Cristo resucitado las llagas no desaparecen, permanecen, porque aquellas llagas son el signo permanente del amor de Dios por nosotros, y son indispensables para creer en Dios. No para creer que Dios existe, sino para creer que Dios es amor, misericordia, fidelidad. San Pedro, citando a Isaías, escribe a los cristianos: “Sus heridas nos han curado”.
La paz la comunica Jesús mostrando sus llagas, que es lo que producía rechazo, odio a los enemigos, miedo al dolor y a la muerte, huida, tristeza y desesperanza. Sensiblemente cura a los discípulos inundándolos de suave paz. Sus llagas nos han curado.
Wed, 03 Jul 2024 - 706 - Confiar en Él para confiar en nosotros
02/07/2024 – En el relato que compartimos hoy, Mateo 8,23-27, Jesús aparece calmando tempestades. Nosotros también, como los discípulos, tenemos la sensación de que nos hundimos. No sabemos de dónde agarrarnos para no ahogarnos. El grito muchas veces es desesperado. Las tempestades son personales, sociales, familiares.
Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron.De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía.Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: “¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!”.El les respondió: “¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?”. Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: “¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?”.
San Mateo 8,23-27.
Este relato de tormenta está íntimamente conectado con el fragmento de ayer. El que quiera seguir a Jesús debe estar dispuesto a correr su misma suerte. Ahora bien, en medio de las pruebas no debe se olvidar que Jesús está a su lado para ayudarle a no sucumbir.
Seguimiento esperanzado
Subió Jesús a la barca y sus discípulos lo siguieron.
La palabra “seguir” es aquí un término clave que encaja con el episodio que la liturgia nos presentaba ayer, sobre el seguimiento, lo recordamos; te seguiré donde vayas, los zorros tienen cuevas, las aves nidos, pero el hijo del hombre no tiene donde recostar su cabeza, “Te seguiré déjame ir a enterrar a mi padre”, “dejen que los muertos entierren a sus muertos”: por dos veces, antes del momento, precisó de subir a la barca, Jesús, con plena conciencia de los riesgos y renuncias a los que hay que atenerse, dijo: “Síganme”.¿Hacia qué aventura “embarcas” a tus discípulos?
Cansados de sacar agua
Las tempestades del Lago de Galilea tienen fama por ser súbitas y muy violentas: los vientos, forzados por las montañas que encajonan el lago, soplan a ráfagas sobre el agua y ponen en gran peligro cualquier embarcación que desgraciadamente se encuentre allí.
Entre los discípulos había expertos pescadores, hombres de mar. Ellos sabían cuándo la situación se tornaba realmente peligrosa. En medio de la tormenta, las viejas tablas de la barca harían ruido, como a punto de quebrarse y separarse entre sí. Aquéllos sacaban el agua ya no podían más de cansancio e impotencia. Se desanimaban al ver que era más el agua que entraba en la barca que la que ellos llegaban a sacar. Se habrán preguntado: ¿Para que seguir intentando si no logramos nada?
Mientras tanto, sucedía lo inimaginable: Jesús dormía
Cuántas veces esta situación se repite en nuestras vidas. Tomamos decisiones buscando la voluntad de Dios, nos decidimos a navegar mar adentro porque el Maestro así lo mandó. Confiamos en su Palabra, pero él nada nos advirtió de vientos rugientes (situaciones fuera de nuestro control), olas altas como edificios (obstáculos que nos parecen insalvables y que nos hacen sentir pigmeos); y, en medio de esa situación, parece que él está dormido, pues, además, experimentamos aridez espiritual y sequedad en la oración.
Probablemente, en algunos momentos, él duerma; pero está allí contigo, no se baja se tu barca y no te deja a la merced de las tormentas. Él permanece junto a vos en las buenas y en las malas.
¿Qué tormentas interiores necesitás que Jesús calme hoy en tu vida?
De la impotencia al miedo.
¿Por qué tienen miedo?Tue, 02 Jul 2024 - 1h 00min - 705 - Lo que Jesús toca se purifica
28/06/2024 – En el evangelio de hoy, Mateo 8:1-4, Jesús purifica a un leproso, extendiendo su mano y liberándolo de su enfermedad
Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud.Entonces un leproso fue a postrarse ante él y le dijo: “Señor, si quieres, puedes purificarme”.Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Lo quiero, queda purificado”. Y al instante quedó purificado de su lepra.Jesús le dijo: “No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio”.San Mateo 8,1-4.
Este relato bíblico que se hace presente en los tres evangelios sinópticos es, aparentemente, un texto muy simple. Es la narración de una curación milagrosa realizada por Jesús. Sin embargo, es necesario tener en cuenta de que el enfermo en cuestión, es un leproso. Estos enfermos tenían en el pueblo de Israel un significado muy diferente al que tienen entre nosotros.
Actualmente, el leproso es una persona que sufre una enfermedad dolorosa que requiere de cierto aislamiento y tratamiento adecuados. Los Estados y diversas instituciones se ocupan de los que están afectados, haciendo menos penoso el proceso de su enfermedad.
En la antigüedad, y particularmente en Israel, no era así. La medicina poco desarrollada y el terror supersticioso, consideraban a la lepra como un mal totalmente incurable que tenía algún origen misterioso de orden religioso. La persona afectada era considerada impura, es decir, que carecía de la pureza para el culto. La pureza era la cualidad que se necesitaba para estar en contacto con el resto de la comunidad y con lo sagrado.
El enfermo que era considerado impuro, se veía obligado a permanecer separado del resto de los hombres, habitando en desiertos o cementerios. Sin posibilidad de asistir al acto religioso.
No poder asistir al acto religioso era como la máxima de las exclusiones. Era como estar olvidado por Dios, apartado de su presencia y de su mirada.
Este mensaje recibían los leprosos, los ciegos, los paralíticos, los sordomudos. Éstos que cuando nosotros recogemos en los relatos de las páginas evangélicas, los conocemos como los que Jesús, particularmente amó, y por los cuales tuvo predilección. Por este motivo, porque estaba rechazado por Dios y por los hombres, el sacerdote era el que debía intervenir para dictaminar que alguien estaba enfermo de lepra y realizar el acto de sacarlo de la comunidad. El sacerdote debía volver a intervenir en el caso de que se diera una hipotética curación, para constatar y realizar el rito de purificación y admisión del leproso a la comunidad. Por eso, Jesús al final del texto dice que vaya a presentarse al sacerdote. Porque ya está curado pero tiene que ser incorporado por ese camino que estaba preestablecido. Mientras duraba la enfermedad, nadie podía acercase al leproso. El que lo hiciera y tuviera trato con él, o tocara un objeto utilizado por el enfermo, quedaría también en condición de impureza. Es más, el leproso tenía que gritar “lepra, lepra”, para que nadie se le acerque.
El autor del texto evangélico quiere ir mucho más allá. No se trata de un simple enfermo, sino de uno que en su enfermedad, tiene todos estos condicionamientos sociales y puntuales.
Entonces, a partir de esto, entendemos el valor que tiene la intervención de Jesús. De acercarse y dejarse tocar por él. De tocarlo, curarlo y estar con él. Si él que tocaba al enfermo de lepra quedaba impuro, Jesús entonces, a los ojos de muchos era un impuro. Esta es la acusación que le hacen cuando come con paganos y publicanos, y cuando trata con pecadores.Fri, 28 Jun 2024 - 55min - 704 - Palabras capaces de dar vida
27/06/2014 – En el evangelio de hoy, Jesús marca la diferencia entre quienes sólo escuchan sus palabras y aquellos que la ponen en práctica. Es desde la escucha atenta de la Palabra, el guardarla en el corazón y que desde ahí, por sí sola traiga nueva vida.
Así dijo Jesús a sus discípulos: “No son los que me dicen: ¡Señor, Señor! los que entrarán en el reino de los cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: ¡Señor, Señor! ¿Acaso no profetizamos en tu nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu nombre? Entonces yo les manifestaré: “Jamás los conocí; apártense de mí ustedes los que hacen el mal”. Así todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos, sacudieron la casa, pero ésta no se derrumbó, porque estaba construida sobre la roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos, sacudieron la casa, ésta se derrumbó, y su ruina fue grande”. Cuando Jesús terminó de decir estas palabras la multitud estaba asombrada de sus enseñanzas, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, no como los escribas. Mt 7, 21-29
Hay palabras y palabras
Hay palabras y palabras.
Hay palabras que son huecas.
Hay palabras que son palabras sabias. Las palabras de los ancianos, hay que aprender a escucharlas con un oído que se hace a la sabiduría de la enseñanza de los que vivieron la vida y le sacaron el jugo de la experiencia y la reflexión de lo vivido.
Hay palabras que las decimos al pasar, que no tienen tanta importancia.
Hay palabras que son sinceras, como las que nacen del corazón.
Hay palabras que esconden mentiras. Cuantos discursos de promesas hemos recibido en estos días, y sabemos que en el fondo, no son palabras sinceras, sino que tienen que ver con un voto, con una adhesión. A un tiempo, a un momento. Que después cambian. Que no tienen consistencia, que son tan volátiles como los acuerdos y desacuerdos que ocurren en el mundo de la política. Donde más que todo es posible, todo vale.
Hay palabras sin sentido; hay palabras que llenan la vida, que no son grandes discursos. O acaso no llena la vida oír al niño decir, por primera ves al papá, “Pa, papá”. No dice más que dos sílabas, Pa-pá, y le cambió la vida al hombre cuando escuchó esa primera vez decirle a su hijo papá.
Palabras y palabras. Hay palabras que entristecen, palabras que conmocionan. Palabras que llenan el corazón. Hay palabras que nos vacían el interior.
Hay palabras de amor que son transformantes por su propio mensaje.
En “Una mente brillante” su protagonista John Forbes Nash padece de esquizofrénica y paranoia. En el proceso de enfermedad, aparece la que va a ser su esposa, con quien va a forma una familia. El es un gran matemático y economista, se agudiza su capacidad intelectual y también se agudiza su enfermedad. La mujer se compromete con la causa de su marido, y permanece a su lado en lo más crítico de su enfermedad. Al final de la película cuando le entregan el Nobel en economía en el año 1994, Nash dice:
“Yo siempre he creído en los números, en las ecuaciones y lógicas que llevan a la razón. Pero tras una vida de tales actividades, pregunto: ¿Qué es realmente la lógica?Thu, 27 Jun 2024 - 10min - 703 - Discernir para no errar en el camino
26/06/2024 – En el evangelio de hoy, Mateo 7:15-20, Jesús nos enseña sobre el discernimiento y cómo no dejarnos engañar por falsos profetas. “Al árbol se lo conoce por los frutos”.
“Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos. Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.Mateo 7,15-20
Una mirada con discernimiento “Examínenlo todo y quédense con lo bueno” (1 Tes. 5, 21)
No es fácil encontrar lo que uno busca para ser feliz, pero el que encontró el tesoro, como dice la parábola, es capaz de venderlo. Tal y cual como lo experimentó Salomón, en el don de la sabiduría como el tesoro más grande. Es gracia de discernimiento de espíritu que le pedimos al Señor en este día.“Discernir” viene del latín y significa “identificar”, reconocer. Hacemos un discernimiento cuando con prudencia juzgamos la toma de conciencia y los movimientos interiores que experimentamos, a fin de distinguir cuáles debemos seguir y cuáles resistir. La prudencia se tendrá al juzgar la conveniencia o no de cierta actitud, más que el juzgar el origen de esa moción. “la prudencia aspira a ir al fondo de las cosas, sopesando bien el valor de los signos y de los testigos. La prudencia humana fácilmente juega ‘a lo más seguro’, y debe ceder paso a la prudencia sobrenatural, la que no teme reconocer una acción de Dios en y para su Iglesia” (Card. Suenens)
“El discernimiento de espíritus es el conocimiento íntimo del obrar divino en el corazón del hombre; es don del Espíritu Santo y un fruto de la caridad” (cf. Flp 1,9-11- Ordo Paenitentiae)Para que haya discernimiento tiene que haber un camino espiritual, personal y comunitario. No se trata de ningún método para descubrir la Voluntad de Dios, sino de un modo de madurar nuestra fe y de vivir según el Espíritu desde la voluntad de Dios.
No discernimos entre lo bueno y lo malo, se da por supuesto que en madurez jamás elegiríamos lo malo o lo que está mal, por ende ni se lo tiene en cuenta. Se elige entre lo bueno y lo mejor, intentando descubrir por dónde amar más, ser mejor, crecer en identificación con Jesús, encarnar mejor el evangelio, etc.
El discernimiento puede referirse a nuestra conducta personal, a nuestras actitudes espirituales, al campo de nuestras opciones concretas. También se aplica a la conducta global de la comunidad cristiana, a los movimientos de espiritualidad y de pastoral, a las tendencias de renovación eclesial, a las diversas ideologías que atraen a los hombres de nuestro tiempo, etc.
También se aplica a las experiencias carismáticas (visiones, profecías, etc.) y místicas, a las luces y movimientos interiores que nos orientan. La clave para discernir está en dónde se ejerce la caridad. El Papa Francisco lo advierte, y dice que además de en libertad moverse en el Espíritu no dejen de tocar la carne de Cristo en los pobres.
En la manifestación que sea y como quiera moverse el Espíritu en nosotros, si nos conduce a la caridad es verdaderamente del Espíritu, sino… es otra paloma pero no el Espíritu Santo. El término hacia donde conduce la vida del Espíritu es el ejercicio concreto de la caridad y eso supone seguir saliendo de nosotros mismos.
La importancia de saber discernir se desprende no sólo de la enseñanza apostólica (ver Mt 7,15; 1 Tes 5,Wed, 26 Jun 2024 - 8min - 702 - La puerta angosta
25/06/2024 – En el evangelio de hoy, Mateo 6:12-14, Jesús nos invita a tomar el camino estrecho que conduce a la vida. Lo compara con el pastor y sus ovejas, entrando por la puerta pequeña.
No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos. Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.San Mateo 7,6.12-14
¿Cómo nos implicamos nosotros en la escena?
Puede ayudarnos tratar de imaginar bien cuál es la puerta angosta que nos lleva directo al Reino.La imagen de la puerta angosta es tridimensional. “Entrada estrecha” en la mentalidad de Jesús Buen Pastor es senderito de montaña que se angosta a medida que uno sube; es también la puertita del corral de las ovejas, cuya estrechez permite que el pastor las haga entrar y salir de a una, sin que se le amontonen, y poder así llamarlas a cada una por su nombre, y rascarles cariñosamente la cabeza. Pero la puerta es estrecha también por otros dos motivos: porque es mucha la gente que quiere entrar y porque el tiempo de que quede abierta se termina. Las imágenes que usa el Señor son claras y apuntan a movernos. Salí de las cavilaciones, focalízate en la puerta, apurate que se cierra, no te pierdas la oportunidad.
¿La oportunidad de qué? ¿La puerta angosta que me lleva a dónde? ¿Qué significa para mí la Vida con mayúscula?
Convengamos que las respuestas tradicionales a estas preguntas van a contrapelo de nuestra mentalidad actual. No visualizamos como interesante una puerta que nos lleve al cielo al menos no por ahora, no en este preciso momento. Nuestros ojos están puestos en las mil puertas que nos llevan a este mundo, no en la única que nos “sacaría” de él! Aunque Jesús no pide al Padre que nos saque sino que nos cuide del Maligno. Pero nosotros estamos interesados en entrar por las puertas de los shoppings, por los portales de Internet, deseamos tener tarjetas que nos abran las puertas de los cajeros de los bancos y que nos permitan ingresar a lindas casas y pertenecer a clubes y círculos de gente amiga.
O quizás no. Quizás alguno esté interesado en el Padre. Existe Jesús. Existe el Padre. Si todo el evangelio fueran consejos morales para aplicar a este mundo sería poca cosa. El evangelio es para abrirnos una puerta a la Vida infinitamente rica en Amor que es la Vida de Dios.
En el Evangelio paralelo San Lucas lo narra así: Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén.
Una persona le preguntó:
«Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?»
El respondió:
«Luchen con empeño para entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán.(Lc 13,22)
¿Qué habrá visto en el Señor, qué le habrán hecho sentir sus palabras, que se le despertó esta pregunta?Algo muy lindo, tanto que, como suele pasar cuando experimentamos algo especial, ahí nomás le vino la duda: y esto ¿será para mí? ¿será para todos? Es lo que nos pasa ante las cosas lindas de Jesús: nos dan ganas de seguirlo, pero nos parece que no vamos a poder llegar, que el reino de los cielos es para un grupo selecto de santos que pudieron entrar en este círculo de pertenencia plena a Jesús, donde todo es motivo de alegría y gozo,Tue, 25 Jun 2024 - 701 - Juan es su nombre
24/06/2024 – Celebramos hoy la natividad de san Juan Bautista. Las palabras del profeta Isaías se aplican muy bien a esta gran figura bíblica que está entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. En el gran ejército de profetas y justos de Israel, Juan “el Bautista” fue puesto por la Providencia inmediatamente antes del Mesías, para preparar delante de él el camino con la predicación y con el testimonio de su vida.
El Señor desde el seno materno me llamó; desde las entrañas de mi madre pronunció mi nombre” (Is 49, 1).
“Juan es su nombre” (Lc 1, 63). A sus parientes sorprendidos Zacarías confirma el nombre de su hijo escribiéndolo en una tablilla. Dios mismo, a través de su ángel, había indicado ese nombre, que en hebreo significa “Dios es favorable”.
Dios es favorable al hombre: Dios es favorable a su pueblo: es una bendición para todas las naciones de la tierra. Dios es favorable a la humanidad: guía su camino hacia la tierra donde reinan la paz y la justicia. Todo esto entraña ese nombre: Juan.
Juan Bautista era el mensajero, el precursor: fue enviado para preparar el camino a Cristo.San Juan Bautista es ante todo modelo de fe. Siguiendo las huellas del gran profeta Elías, para escuchar mejor la palabra del único Señor de su vida, lo deja todo y se retira al desierto, desde donde dirigirá la invitación a preparar el camino del Señor (cf. Mt 3, 3 y paralelos).
Es modelo de humildad, porque a cuantos lo consideran no sólo un profeta, sino incluso el Mesías, les responde: “Yo no soy quien piensan, sino que viene detrás de mí uno a quien no merezco desatarle las sandalias” (Hch 13, 25).
Es modelo de coherencia y valentía para defender la verdad, por la que está dispuesto a pagar personalmente hasta la cárcel y la muerte.
Un profeta
San Juan Bautista es un profeta, un gran hombre que luego termina como un hombre pobre.¿Quién es por lo tanto Juan? Él mismo lo explica: “Yo soy una voz, una voz en el desierto”, pero es una voz sin la Palabra, porque la Palabra no es Él, es Otro.
Es el misterio de Juan: Nunca se apodera de la Palabra. Juan es el que significa, el que señala. El sentido de la vida de Juan es indicar a otro. Juan era el hombre de la luz, llevaba la luz, pero no era su propia luz, era una luz reflejada. Juan es como una luna, cuando Jesús comenzó a predicar, la luz de Juan comenzó a declinar.
Juan parece ser nada. Esa es la vocación de Juan: desaparecer. Y cuando contemplamos la vida de este hombre, tan grande, tan poderoso –todos creían que él era el Mesías–, cuando contemplamos esta vida, cómo desaparecía hasta llegar a la oscuridad de una prisión, contemplamos un gran misterio. No sabemos cómo fueron los últimos días de Juan. No lo sabemos. Sólo sabemos que fue asesinado, su cabeza en una bandeja, como el gran regalo de una bailarina a una adúltera. Creo que no se puede ir más abajo, desaparecer.
En la cárcel Juan tiene dudas, tenía una angustia y había llamado a sus discípulos para que vayan donde Jesús a preguntarle: “¿Eres Tú, o debemos esperar a otro?”. Este fue justamente la oscuridad, el dolor de su vida. Ni siquiera de esto se salvó Juan.
La Iglesia existe para anunciar, para ser la voz de la Palabra, de su esposo, que es la Palabra. Y la Iglesia existe para anunciar esta Palabra hasta el martirio. Martirio precisamente en las manos de los soberbios, de los más soberbios de la Tierra. Juan podía volverse importante, podía decir algo acerca de sí mismo. Pero solamente indicaba, se sentía la voz, no la Palabra. Es el secreto de Juan.Mon, 24 Jun 2024 - 10min - 700 - Por el camino de la corrección fraterna
19/06/2024 – En el evangelio de hoy, Mateo 18:15-20, Jesús nos plantea la corrección fraterna como el camino para mantenernos en comunión.
“Todo lo que le pidamos al Padre, nos lo concederá.” Atar y desatar, unir y desarmar lo que desune. Orientemos a nuestras comunidades hacia la corrección fraterna para sostener el vínculo de comunión y recibir a Jesús.
Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos.Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá.Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos”.San Mateo 18,15-20
Por el camino de la corrección
Quienes vamos en el camino de la fe no somos una comunidad de “puros”, sino una asociación de convertidos. O como decía gráficamente San Francisco de Sales: “Un inmenso hospital es esta comunidad de creyentes, lleno de enfermos que necesitan curación”.
Uno de los instrumentos de los que Dios se vale para obrar plenitud en nosotros , es el que en la tradición de la Iglesia se llama la “corrección fraterna”.
El camino de la corrección fraterna apunta a descubrir cómo es esto de cargar sobre las espaldas la debilidad del hermano. ¿Por qué debo cargarlo yo si es de mi hermano? “Deberás reprenderlo convenientemente para no cargar con un pecado a causa de él” nos dice Levítico 19, 17. ¿Cómo traducir esto a lo concreto? Es decir que es una oportunidad de crecimiento para el otro y para mí.Entonces, ¿Yo soy responsable de lo que hace el otro?
Algunas de las expresiones que tenemos comúnmente en este tema son:
* “En el fondo, no es asunto mío lo que hace otro”.
* “Es corresponde decírselo al superior o al jefe o al padre de familia”.
* “Mejor no molestarme porque mirá si se enoja”.
* “Mejor no le digo nada, no le marco ningún error ¿y si me rechaza y después no me habla más? Él es muy así, su costumbre es ésa: cuando alguien le dice algo que no le gusta, no habla más”.— “¿Para qué le voy a decir algo, para qué le voy a marcar este error? Total no va a servir de nada. Él solo tiene que entenderlo. Aparte, el mejor reproche es el ejemplo que le puedo dar”.
Casi siempre vamos de un lugar a otro, con esto de que “no es asunto mío” le estoy pasando la pelota al otro, que otro se haga responsable de él cuando yo estoy viendo el error de mi hermano, cuando yo estoy viendo cómo se equivoca o cómo está a punto de equivocarse. Esto de que “no lo voy a molestar porque se va a enojar y no me va a hablar más”, a veces, es el miedo, la mala relación que tengo con el otro lo que a mí no me permite ayudarlo a que pueda encontrarse con la verdad..
Es cierto, es mucho trabajo hacerse cargo de la vida del hermano en esto. “No va a servir de nada”, el creer porque tiene que cambiar porque yo se lo diga y, como yo se lo digo y se lo he dicho varias veces y no cambia, no se lo digo más. Este conjunto de razonamientos que parecen muy convincentes nos lleva a descubrir que estamos reflejando una actitud verdaderamente descomprometida o, más bien, comprometida con lo privado, con lo mío: “yo hago la mía,Wed, 19 Jun 2024 - 50min - 699 - La progresividad en el vivir la ley del amor
12/06/2024 – Jesús dice en Mateo 5,17-19 “𝘕𝘰 𝑝𝘪𝘦𝘯𝘴𝘦𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘷𝘪𝘯𝘦 𝑝𝘢𝘳𝘢 𝘢𝘣𝘰𝘭𝘪𝘳 𝘭𝘢 𝘓𝘦𝘺 𝘰 𝘭𝘰𝘴 𝘗𝘳𝘰𝘧𝘦𝘵𝘢𝘴: 𝘺𝘰 𝘯𝘰 𝘩𝘦 𝘷𝘦𝘯𝘪𝘥𝘰 𝘢 𝘢𝘣𝘰𝘭𝘪𝘳, 𝘴𝘪𝘯𝘰 𝘢 𝘥𝘢𝘳 𝘤𝘶𝘮𝑝𝘭𝘪𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰.” El camino de la ley es el de la pedagogía con la que Dios nos conduce al encuentro con Cristo que lleva a la plenitud el mandato central que es el de la caridad, el que nos permite distinguir entre lo bueno y lo que no alcanza para ser lo que estamos llamados a ser.
Jesús dijo a sus discípulos: No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.» Mateo 5,17-19.
La Ley Antigua
La ley en cuanto tal tiene la posibilidad de revelarnos el camino, es pedagoga. Así aparece la Ley antigua, revelada por Dios a Moisés.
Dice el Catecismo:
“1961 Dios, nuestro Creador y Redentor, eligió a Israel como su pueblo y le reveló su Ley, preparando así la venida de Cristo. La Ley de Moisés contiene muchas verdades naturalmente accesibles a la razón. Estas están declaradas y autentificadas en el interior de la Alianza de la salvación.”La ley promulgada en el monte Sinaí viene a despertar la ley natural que Dios grabó en nosotros cuando nos creó.
“1962 La Ley antigua es el primer estado de la Ley revelada. Sus prescripciones morales están resumidas en los diez mandamientos. Los preceptos del Decálogo establecen los fundamentos de la vocación del hombre, formado a imagen de Dios. Prohíben lo que es contrario al amor de Dios y del prójimo, y prescriben lo que le es esencial. El Decálogo es una luz ofrecida a la conciencia de todo hombre para manifestarle la llamada y los caminos de Dios, y para protegerle contra el mal: Dios escribió en las tablas de la ley lo que los hombres no leían en sus corazones (S. Agustín, Sal. 57,1).”
La ley antigua tiene otras perspectivas:
“1963 Según la tradición cristiana, la Ley santa (cf. Rm 7,12), espiritual (cf Rm 7,14) y buena (cf Rm 7,16) es todavía imperfecta. Como un pedagogo (cf Gal 3,24) muestra lo que es preciso hacer, pero no da de suyo la fuerza, la gracia del Espíritu para cumplirlo. A causa del pecado, que ella no puede quitar, no deja de ser una ley de servidumbre.”
En este sentido, como dice Pablo, la ley es ocasión de pecado: al no ser plena en su acompañamiento de gracia para el cumplimiento de lo dado, la ley antigua se queda a mitad de camino en el precepto, salvo que se abra a la consecución de gracia con la que la ley perfecta, la nueva, viene a secundar el camino que nos muestra lo que está marcado dentro de nosotros mismos como lo bueno a alcanzar y lo malo para evitar.
“Según S. Pablo tiene por función principal denunciar y manifestar el pecado, que forma una “ley de concupiscencia” (cf Rm 7) en el corazón del hombre. No obstante, la Ley constituye la primera etapa en el camino del Reino. Prepara y dispone al pueblo elegido y a cada cristiano a la conversión y a la fe en el Dios Salvador. Proporciona una enseñanza que subsiste para siempre, como la Palabra de Dios.”Al revelar nuestra fragilidad, nos pone de cara a la ley nueva y a la expectativa de su llegada, que ya está profetizada en el Antiguo Testamento: Yo les daré un nuevo código de ley en sus corazones, la voy a escribir y no como sobre tablas de piedras,Wed, 12 Jun 2024 - 34min - 698 - La cercanía del Reino
11/06/2024 – En el evangelio del día celebramos a San Bernabé, apóstol y colaborador de Pablo, gran evangelizador de los pueblos paganos. En Mateo 10, 7-13, Jesús nos invita a ir sin excluir a nadie: “El Reino de los Cielos está cerca”.
Jesús dijo a sus apóstoles: Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.” No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. San Mateo 10,7-13
El objetivo de la misión es revelar la presencia del Reino: “Vayan y anuncien: El Reino del Cielo está cerca”. El objetivo principal es anunciar la proximidad del Reino. Aquí está la novedad traída por Jesús. Para los otros judíos faltaba mucho todavía para que el Reino llegara. Sólo llegaría cuando ellos hubieran puesto de su parte. La llegada del Reino dependía de su esfuerzo. Para los fariseos, por ejemplo, el Reino llegaría sólo cuando la observancia de la Ley iba a ser perfecta. Para los Esenios, cuando el país fuera purificado.Jesús piensa de otra forma. Tiene otra manera de leer los hechos. Dice que el plazo ya está vencido (Mc 1,15). Cuando dice que el Reino está cerca, Jesús no quiere decir que estaba llegando en aquel momento, pero sí que ya estaba allí, independientemente del esfuerzo hecho por la gente. Aquello que todos esperábamos, ya estaba presente en medio de la gente, gratuitamente, pero la gente no lo sabía y no lo percibía (cf. Lc 17,21). ¡Jesús lo percibió! Pues él mira la realidad con una mirada diferente. Y él va a revelar y a anunciar esta presencia escondida del Reino en medio de la gente a los pobres de su tierra (Lc 4,18). He aquí el grano de mostaza que recibirá la lluvia de su palabra y el calor de su amor.
Obras que muestran el reino
Los signos de la presencia del Reino, uno es acoger a los excluidos. ¿Cómo anunciar la presencia del Reino? ¿Sólo por medio de palabras y discursos? ¡No! Las señales de la presencia del Reino son ante todo gestos concretos, realizados gratuitamente: “Curren enfermos, resuciten muertos, purifiquen leprosos, expulsen demonios. Gratis lo recibieron, denlo gratis”. Esto significa que los discípulos tienen que acoger dentro de la comunidad aquellos que de la comunidad fueron excluidos. Esta práctica solidaria critica tanto la religión como la sociedad excluyente, y apunta hacia salidas concretas.
No llevar nada para el camino
No llevar nada por el camino. Al contrario que los otros misioneros, los discípulos y las discípulas de Jesús no pueden llevar nada: “No se procuren oro, ni plata, ni cobre en sus fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento. Esto significa que deben confiar en la hospitalidad de la gente. Pues el discípulo que va sin nada llevando sólo la paz (Mc 10,13), muestra que confía en la gente. Cree que será acogido, que participará en la vida y en el trabajo de la gente del lugar y que va a poder sobrevivir con aquello que recibirá a cambio, pues el obrero tiene derecho a su alimento. Esto significa que los discípulos tienen que confiar en el compartir. Por medio de esta práctica critican las leyes de la exclusión y rescatan los antiguos valor...Tue, 11 Jun 2024 - 39min - 697 - Las Bienaventuranzas
10/06/2024 – Junto al Padre Alejandro Puiggari compartimos la catequesis del día reflexionando el evangelio del día. Que la Palabra de Dios ilumine nuestros pasos:
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:“Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.Felices los afligidos, porque serán consolados.Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.” San Mateo 5,1-12.
¿Qué bienaventuranza resuena hoy en tu corazón?
Compartimos la catequesis teniendo en cuenta el capítulo 3 de la Exhortación Apostólica Gaudete Exsultate del Papa Francisco:
* Puede haber muchas teorías sobre lo que es la santidad, abundantes explicaciones y distinciones. Esa reflexión podría ser útil, pero nada es más iluminador que volver a las palabras de Jesús y recoger su modo de transmitir la verdad. Jesús explicó con toda sencillez qué es ser santos, y lo hizo cuando nos dejó las bienaventuranzas (cf. Mt 5,3-12; Lc 6,20-23). Son como el carnet de identidad del cristiano. Así, si alguno de nosotros se plantea la pregunta: «¿Cómo se hace para llegar a ser un buen cristiano?», la respuesta es sencilla: es necesario hacer, cada uno a su modo, lo que dice Jesús en el sermón de las bienaventuranzas[66]. En ellas se dibuja el rostro del Maestro, que estamos llamados a transparentar en lo cotidiano de nuestras vidas.
* La palabra «feliz» o «bienaventurado», pasa a ser sinónimo de «santo», porque expresa que la persona que es fiel a Dios y vive su Palabra alcanza, en la entrega de sí, la verdadera dicha.
A contracorriente
* Aunque las palabras de Jesús puedan parecernos poéticas, sin embargo van muy a contracorriente con respecto a lo que es costumbre, a lo que se hace en la sociedad; y, si bien este mensaje de Jesús nos atrae, en realidad el mundo nos lleva hacia otro estilo de vida. Las bienaventuranzas de ninguna manera son algo liviano o superficial; al contrario, ya que solo podemos vivirlas si el Espíritu Santo nos invade con toda su potencia y nos libera de la debilidad del egoísmo, de la comodidad, del orgullo.
* Volvamos a escuchar a Jesús, con todo el amor y el respeto que merece el Maestro. Permitámosle que nos golpee con sus palabras, que nos desafíe, que nos interpele a un cambio real de vida. De otro modo, la santidad será solo palabras. Recordamos ahora las distintas bienaventuranzas en la versión del evangelio de Mateo (cf. Mt 5,3-12)[67].
«Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos»
* El Evangelio nos invita a reconocer la verdad de nuestro corazón, para ver dónde colocamos la seguridad de nuestra vida. Normalmente el rico se siente seguro con sus riquezas, y cree que cuando están en riesgo, todo el sentido de su vida en la tierra se desmorona.Mon, 10 Jun 2024 - 58min - 696 - San Pablo: un corredor incansable
07/06/2024 – En este viernes del Sagrado Corazón de Jesús, le pedimos al Señor que el latir misericordioso de Su amor alcance las entrañas de cada uno y permita que nos renovemos en nuestro ser misioneros junto a María. Compartimos la catequesis del día en este segundo día de programación especial de Mariathon 2024 junto a el Apóstol San Pablo:
“Olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia adelante y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús” (Fil 3,13-14).
¿Por qué corre Pablo y hacia dónde?
Cuando Pablo emprendió sus viajes misioneros, tenía dos objetivos: difundir el Evangelio al mayor número de personas posible y encontrar una forma de unificar las diversas iglesias que se habían desarrollado.
En muy corto tiempo, con escasos medios y pocas personas, hace una acción que es inexplicable todavía hoy: llevar el Evangelio desde Asia menor hasta Europa, en el lenguaje propio de las culturas que encuentra, poniéndolas en comunicación con Jesús: “Dios quiso que los paganos escucharan de mis labios la predicación del Evangelio y creyeran” (Hch 15,7)
No hay una cifra exacta de la distancia total que recorrió Pablo en sus viajes misioneros, ya que las rutas marítimas y terrestres de la antigüedad eran variables y no se registraban con precisión. Sin embargo, se estima que recorrió alrededor de 16.000 kilómetros en total, en unos 14 años, sumando las distancias por tierra y por mar durante sus viajes misioneros.
Estos viajes implicaron travesías marítimas por el Mar Mediterráneo y travesías terrestres a través de diversas regiones del Imperio Romano, lo que evidencia su arduo trabajo y dedicación en la difusión del cristianismo hasta los rincones más alejados del mundo.
Cada uno de estos viajes estuvo plagado de peligros, pero Pablo nunca vaciló en su decisión.Si bien la Biblia no nos da un registro completo de todos los viajes del apóstol, podemos reconstruir una imagen general de su ministerio desde el Libro de los Hechos y observando las distintas epístolas que escribió.
Los viajes misioneros de Pablo
Son oficialmente tres viajes misioneros, al que se suele incluir un cuarto viaje que es la travesía que lo lleva apresado a Roma.
Primer viaje
Este primer viaje está relatado en los capítulos 13 y 14 del Libro de los Hechos de los apostoles. Pablo viaja acompañado por Bernabé y Juan Marcos (sobrino de Bernabé) y se realiza al poco tiempo de su conversión (años 45-48-49). Este viaje duró 3 años.
El primer destino fue Chipre, la isla natal de san Bernabé. Atraviesan caminando toda la isla hasta llegar a Pafos, en la parte occidental. Alli predican. Dejan Chipre y entran en el continente, siendo Perge la primera ciudad que pisan, aunque no predican aquí, seguramente debido a alguna enfermedad de Pablo. Juan Marcos los abandona y regresa a Jerusalén.
Desde Perge (actual Turquía) van a la región de Pisidia. En Antioquía predican el sábado en la sinagoga, anunciando la resurrección de Jesús. Vuelven el sábado siguiente y son rechazados. Pablo decide acercarse a los gentiles. Los expulsan de Pisidia.
Se dirigen entonces a Iconio (a unos 150 km) y alli permanecen largo tiempo, hasta que descubren una conspiración contra ellos y marchan hacia el sur. Los judíos intransigentes venidos de Antioquía los apedrean y Pablo tiene que ser sacado de la ciudad a rastras, dándosele por muerto.
Vuelven sobre sus pasos, por Listra, Iconio y Antioquía,Fri, 07 Jun 2024 - 695 - Jesús la Palabra hecha carne va de acá para allá
06/06/2024 – Compartimos la catequesis en un día muy especial. Día en que Radio María recorre en el mundo un camino de Mariathon junto a María, que corre velozmente, porque la Palabra busca alcanzar los corazones que esperan la Buena Noticia.
Jesús dijo a Tomás: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: ‘Muéstranos al Padre’?¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.”Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.
El frenesí viajero no es algo nuevo, está a lo largo de la Biblia. Empezando por el principio: el jardín en que estaban Adán y Eva al salir del paraíso.
El siguiente viaje lo hizo Abraham saliendo de su tierra y luego envió a su siervo Eleazar a 2.500 Km para buscarle novia a Isaac; encontró a Rebeca que reunía todos los requisitos, además de ser muy bella (Gn 24).
Jacob fue el patriarca más movedizo, no sabemos si por gusto o porque lo perseguía su hermano Esaú, enfurecido con él por diversas razones. Iba de acá para allá huyendo y menos mal que se echó a dormir de cansancio y Dios encontró cobertura para conectarse con él (Gn 28).
Elías corrió más peligros en su travesía por el desierto; se tumbó exhausto bajo un arbusto, pero un ángel/le trajo un bocadillo y le reanimó (1 Re 19). Moisés fue otro viajero persistente, con el mérito a su edad de tener que subir y bajar constantemente al Sinaí, cosa que hacía sin preguntarle a Dios el porqué.
Y así llegamos a Jesús, que aparece constantemente en los evangelios como sujeto de verbos de movimiento: ir, llegar, marchar, atravesar, desembarcar, cruzar, salir, entrar, levantarse, seguir, recorrer… “Hoy, mañana y pasado tengo que continuar mi viaje…” (Lc 13, 33). Sus desplazamientos tenían a veces un destino fijo: “se retiró a Galilea” (Mc 4,12), “fue a Nazaret donde se había criado…” (Lc 4,16), “bajó a Cafarnaúm” (Lc 4,31), “volvió a Betania” (Mc 11,11), “camino de Jerusalén, recorría ciudades y aldeas…” (Lc 13,22).
Otras veces caminaba sin un destino programado aparente y en ese espacio se producían encuentros: paseando al borde del mar vio a los que van a ser sus primeros discípulos (Mt 4,18); saliendo de Jericó va a encontrar a Zaqueo (Lc 18,35) y a Bartimeo (Mc 10,46); al entrar en una aldea le salen al encuentro diez leprosos (Lc 17,12).
A veces se cansaba de caminar y tenía que sentarse en un pozo (Jn 4,6); sabía por experiencia que caminar con hambre puede provocar un desfallecimiento: “Me da compasión esta gente. Si los despido a casa en ayunas, desfallecerán por el camino y algunos han venido de lejos” (Mc 8,2).
En su resurrección cita a sus discípulos no en Jerusalén, sino en Galilea, el lugar donde había empezado todo: “Digan a mis hermanos que vayan a Galilea, allí me verán” (Mt 28,10). No había perdido sus hábitos de viajero. San Juan 14,6-14
Jesús pide a sus Apóstoles que tengan fe en Él, porque Él es «el Camino,Thu, 06 Jun 2024 - 1h 10min - 694 - El Dios de Jesús es un Dios de vivos
05/06/2024 – Compartimos el evangelio de Marcos 12, 18-27. Jesús confronta una vez más con las autoridades del Templo, en este caso con los saduceos y, una vez más, desnuda la mentira que exponen cuando buscan enfrentarlo mostrándoles la verdad de lo que son, aunque les duela.
Se le acercaron unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso:“Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente: ‘Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda’. Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero; y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”.Jesús les dijo: “¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios?Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo.Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? El no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error”. San Marcos 12,18-27
Se le acercaron unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso:Al partido de los saduceos pertenecen dos grupos del Sanedrín o Consejo: los senadores, seglares y los sumos sacerdotes. Ellos son partidarios del orden establecido, son colaboracionistas del poder romano, en cuanto son parte de lo que podríamos llamar un ateísmo práctico materialista, que utilizan la religión como un espacio de negocios.
Ellos no ven en las escrituras, la vida después de la muerte, en su horizonte esta solo esta vida, desde ahí buscan ocupar un lugar de privilegio. El objetivo de ellos es el dinero y el poder.
“Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente: ‘Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda’.
Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos.
El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero; y así ninguno de los siete dejó descendencia.
Se acercan a Jesús y lo llaman Maestro para pedirle que resultado va un caso teórico en el que confrontan con los fariseos, que si creen en la vida más allá de la muerte.
Lo hacen por el camino de lo absurdo, de la creencia en la resurrección sostenida por los fariseos. ¿De quién va a ser esposa la viuda después de la muerte de los 7 hermanos con los que se caso y murió uno detrás de otro?
Jesús les dijo: “¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios?
Jesús los pone de cara a su ignorancia de las escrituras y de cómo Dios obra con poder, lo que Dios hace. No tienen experiencia de la acción de Dios.
Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo.
El estado del hombre en el futuro es más que la inmortalidad. Es Dios quien actúa nos da un nuevo estado: “ como ángeles del Cielo”, estado propio de los que están en la esfera divina.
Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza,Wed, 05 Jun 2024 - 693 - Jesús en medio de una trampa
04/06/2024 – En San Marcos 12, 13-17 vemos como a Jesús le tienden una trampa los fariseos y herodianos. ¿Qué hacen? Le preguntan “¿𝘌𝘴𝘵𝘢́ 𝑝𝘦𝘳𝘮𝘪𝘵𝘪𝘥𝘰 𝑝𝘢𝘨𝘢𝘳 𝘦𝘭 𝘪𝘮𝑝𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰 𝘢𝘭 𝘊𝘦́𝘴𝘢𝘳 𝘰 𝘯𝘰?”, buscando quitarle autoridad a Su palabra. Él responde de manera tal que muestra aquello que proclama, ser mansos como palomas, astutos como serpientes, y dice: “𝘋𝘦𝘯 𝘢𝘭 𝘊𝘦́𝘴𝘢𝘳 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘊𝘦́𝘴𝘢𝘳, 𝘺 𝘢 𝘋𝘪𝘰𝘴, 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘋𝘪𝘰𝘴.”
Enviaron a Jesús unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones. Ellos fueron y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarlo o no?»Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: « ¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario.» Cuando se lo mostraron, preguntó: « ¿De quién es esta figura y esta inscripción?» Respondieron: «Del César.» Entonces Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios.» Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta. San Marcos 12, 13-17
Ayer el evangelio concluía diciendo que ellos no le hicieron nada al Señor por la popularidad que tenía. Hoy comienza mostrando a dos grupos opuestos con la intención de tenderle una trampa: “Enviaron a Jesús unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones”.
Los fariseos son anti romanos, mientras los herodianos son colaboracionistas del poder y aceptan un tetrarca/rey aliado a Roma.
La trampa es esta: “Ellos fueron y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarlo o no?»Para preparar el terreno ellos comienza adulando a Jesús, lo llaman respetuosamente: “Maestro”, alabando su sinceridad y su independencia y que expone con sinceridad el camino de Dios, sin dejarse intimidar por la posición social de las personas: “no te fijas en la categoría de nadie”.
La pregunta tiene una carga doble, primero: ¿está permitido pagar el tributo al Cesar?, como si ellos ignoraran que hacer y luego muestran un supuesto cargo de conciencia: ¿debemos pagarlo o no?La trampa está en que si Jesús dice paguen al Cesar, quien es considerado Dios, entonces ellos lo declararían contrario a la ley Dt 6,4: “ el Señor nuestro Dios es el único Dios”.
Pagar el tributo implicaría a demás no reconocer la autonomía e independencia respecto de Roma.Si Jesús dice no paguen seria puesto preso por falta de respeto a la autoridad Roma, que en el diálogo lo representan los herodianos. Si Jesús dice paguen sin más, iría en contra de los nacionalismo de herodianos y zelotes, que lo acusarían de ir contra la ley a rajatabla.
Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: “¿Por qué me tienden una trampa? tráiganme un denario.”Lo que está en juego es el prestigio de Jesús, lo único que los detiene para matarlo, tal cual terminaba el evangelio de los viñadores homicidas: “Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud”Jesús les hace traer una moneda, ellos no la tienen porque lleva la efigie de del emperador Roma. La tienen que ir a buscar a una mesa de cambistas.
El que pregunta ahora es Jesús: “« ¿De quién es esta figura y esta inscripción?»
Ellos hablan de pagar, como si el dinero fuera de ellos,Tue, 04 Jun 2024 - 692 - La autoridad de Jesús
03/06/2024 – En Marcos 12, 1-12 vemos la clara diferencia entre como Jesús ejerce la autoridad frente a quienes representaban el poder en su tiempo.
Jesús se puso a hablarles en parábolas: “Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía. Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías.De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes.Envió a un tercero, y a este lo mataron. Y también golpearon o mataron a muchos otros.Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: ‘Respetarán a mi hijo’. Pero los viñadores se dijeron: ‘Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra’. Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros. ¿No han leído este pasaje de la Escritura: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?”. Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se fueron. San Marcos 12,1-12.
La autoridad de Jesús brota de su profunda coherencia entre su sentir, su decir y su hacer
En el Evangelio de hoy, en torno a una parábola, vemos como Jesús confronta con las autoridades de su tiempo. En la misma, queda de manifiesto el enfrentamiento entre Jesús y el poder de ese momento. Jesús viene a instalar un nuevo modo de autoridad, no del poder sino uno basado en el don de la fraternidad y con la autoridad que el Padre le da: desde el principio del servicio, de la entrega y de la caridad.
La autoridad que Jesús viene a ejercer no nace de un corazón soberbio, ni de una imposición por la fuerza, sino por la presencia del amor del Padre en su corazón humilde y sencillo, abierto al misterio de comunión plena entre Él y el Padre. Es llamativa la manera de poner orden que tiene Jesús, porque no se reviste con el ropaje de las autoridades despóticas de su tiempo (religiosos y políticos). Jesús lo hace, siendo Él mismo Hijo de Dios, como un peregrino que va entre la gente, que humildemente se vincula con todos, con un corazón abierto, dispuesto a dejarse cuestionar por el dolor, la enfermedad, el hambre, la necesidad de los hermanos.La autoridad de Jesús brota de su profunda coherencia entre su sentir, su decir y su hacer. Toda la persona de Jesús es de una gran coherencia y esto es lo que permite que su testimonio tenga validez, sea atractivo y despierte la credibilidad. Los que ejercen su autoridad desde el poder son obedecidos por temor o por presión, pero no por el peso propio.
Cristo llevó a cabo esta proclamación del reino de Dios, mediante la predicación infatigable de una palabra, de la que se dirá que no admite parangón con ninguna otra: “¿Qué es esto? Una doctrina nueva y revestida de autoridad”; “Todos le aprobaron, maravillados de las palabras llenas de gracia, que salían de su boca…”; “Jamás hombre alguno habló como éste”. Sus palabras desvelan el secreto de Dios, su designio y su promesa, y por eso cambian el corazón del hombre y su destino. ( 11, 26-28 / Evangelli Nuntiandi )
Humildad y oración para dejarnos transformar por la Palabra
En palabras del Papa Francisco, en su homilía 21 de marzo de 2014, en Santa Marta respecto a este evangelio:Mon, 03 Jun 2024 - 31min - 691 - María nos visita y acompaña en el camino
31/05/2024 – En Lucas 1, 39-56 María sale presurosa a visitar a su prima Isabel. Con gozo, alegría y sin demora, parte para llegar hasta donde está aquella a quien, por tres meses, va a servir.
“En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre». María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa. Lucas 1, 39-56
María movida por la caridad
¿Qué impulsó a María, una joven, a afrontar aquel viaje? Sobre todo, ¿qué la llevó a olvidarse de sí misma, para pasar los primeros tres meses de su embarazo al servicio de su prima, necesitada de ayuda? La respuesta está escrita en un Salmo: «Corro por el camino de tus mandamientos (Señor), pues tú mi corazón dilatas» (Sal 118, 32). El Espíritu Santo, que hizo presente al Hijo de Dios en la carne de María, ensanchó su corazón hasta la dimensión del Dios y la impulsó por la senda de la caridad.
La Visitación de María se comprende a la luz del acontecimiento que, en el relato del evangelio de san Lucas, precede inmediatamente: el anuncio del ángel y la concepción de Jesús por obra del Espíritu Santo. El Espíritu Santo descendió sobre la Virgen, el poder del Altísimo la cubrió con su sombra (cf. Lc 1, 35). Ese mismo Espíritu la impulsó a «levantarse» y partir sin tardanza (cf. Lc 1, 39), para ayudar a su anciana pariente.
Jesús acaba de comenzar a formarse en el seno de María, pero su Espíritu ya ha llenado el corazón de ella, de forma que la Madre ya empieza a seguir al Hijo divino: en el camino que lleva de Galilea a Judea es el mismo Jesús quien «impulsa» a María, infundiéndole el ímpetu generoso de salir al encuentro del prójimo que tiene necesidad, el valor de no anteponer sus legítimas exigencias, las dificultades y los peligros para su vida. Es Jesús quien la ayuda a superar todo, dejándose guiar por la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5, 6).
Meditando este misterio, comprendemos bien por qué la caridad cristiana es una virtud «teologal». Vemos que el corazón de María es visitado por la gracia del Padre, es penetrado por la fuerza del Espíritu e impulsado interiormente por el Hijo; o sea, vemos un corazón humano perfectamente insertado en el dinamismo de la santísima Trinidad. Este movimiento es la caridad, que en María es perfecta y se convierte en modelo de la caridad de la Iglesia, como manifestación del amor trinitario (cf. Deus caritas est, 19).
Todo gesto de amor genuino, incluso el más pequeño, contiene en sí un destello del misterio infinito de Dios: la mirada de atenc...Fri, 31 May 2024 - 664 - Hacerse pequeños para llegar nuestros hermanos
03/10/2024 – El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir.Y les dijo: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos.No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.Al entrar en una casa, digan primero: ‘¡Que descienda la paz sobre esta casa!’.Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa.En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan;curen a sus enfermos y digan a la gente: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’.”Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan:’¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca’.Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad.San Lucas 10,1-12.
1. Mis hermanos un regalo de Dios
Jesús dice a sus discípulos: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos; rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha”. Estas palabras nos sorprenden, porque todos sabemos que primero es necesario arar, sembrar y cultivar para poder luego, a su debido tiempo, cosechar una mies abundante. Jesús, en cambio, afirma que la cosecha es abundante. ¿Pero quién ha trabajado para que el resultado fuese así y en medio de tanta riqueza sobreabundara el amor de Dios? La respuesta es una sola: Dios.
Evidentemente el campo del cual habla Jesús es la humanidad, somos nosotros. Y la acción eficaz que es causa del “mucho fruto” es la gracia de Dios, la comunión con él. Por tanto, la oración que Jesús pide a la Iglesia se refiere a la petición de incrementar el número de quienes están al servicio de su Reino.San Pablo, que fue uno de estos “colaboradores de Dios”, se prodigó incansablemente por la causa del Evangelio y de la Iglesia. Con la conciencia de quien ha experimentado personalmente hasta lo más hondo de su ser que la voluntad salvífica de Dios, y que la iniciativa de la gracia es el origen de toda vocación. Es en el corazón de los hermanos donde abunda esa riqueza, por eso el Apóstol recuerda a los cristianos de Corinto: “Ustedes son campo de Dios”. La mirada ha de detenerse en el alma de mi hermano, mi amigo, mi vecino mis compañeros, como buscando entender que por encima de ciertas malezas, que hay en todo campo, por sobre todas las cosas abunda el buen trigo. Hoy queremos detenernos en el campo maravilloso de la vida fraterna y descubrir los frutos que hay en nuestros cercanos y reconocerlo con nombre y apellido. Puede ser fruto de la bondad, de la alegría, del servicio, de la mirada esperanzado. Estamos llamados a trabajar para que aparezca lo mejor que está escondido en el campo de nuestros hermanos.
Así, primero nace dentro de nuestro corazón el asombro por una mies abundante que sólo Dios puede dar; luego, la gratitud por un amor que siempre nos precede; por último, la adoración por la obra que él ha hecho y que requiere nuestro libre compromiso de actuar con él y por él.El Señor obra con generosidad sin que nosotros hayamos hecho nada. La cosecha de valores, de dones y bienes, es sobreabundante. Necesitamos primero mirar con ojos creyentes el campo tan bien sembrado y trabajado en el corazón de cada hermano.
Muchas veces nosotros miramos la realidad con espír...Thu, 03 Oct 2024 - 51min
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