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- 269 - Jesus Sana al Sordomudo-23er Domingo Tiempo Ordinario
En este domingo, la liturgia nos muestra un Dios que viene a traer la salvación al mundo, salvación que es anunciada por la sanación y la restauración de las personas.
En la primera lectura del profeta Isaías, vemos como en el contexto del destierro en el que el pueblo de Dios se encontraba, la venida de Dios nos trae salvación, y viene acompañada de grandes portentos como la sanación de ciegos y sordos, de cojos y de tullidos. Esta visión de Isaías de la era Mesiánica que estaba por venir, son palabras de aliento para los Israelitas. Esta visión se ve cumplida con la venida de Jesús, que nos trae la salvación tan anhelada. Viene Jesús, y como muestra de que él es el anunciado por los profetas, viene sanando a los enfermos.Otro aspecto que traerá el Mesías, es un reverso maravilloso. Isaías lo ve como aguas que estallan en el desierto, con las arenas abrazantes formando un oasis para los sedientos. Este gran reverso de las condiciones en que nos encontramos también lo expresan los evangelistas, sobre todo Lucas, que nos dice que Jesús viene a humillar al engreído, y a exaltar a los humildes. ¡Esta es la manera en que obra nuestro Dios!
En la segunda lectura, Santiago nos ofrece una critica del pecado de la discriminación en base al estatus social de la persona. No muestren parcialidad alguna, nos dice Santiago, y esto es lo propio, en imitación del Dios que no tiene favoritos y no acepta sobornos, como nos dice Dt. 10:17. Por eso la Iglesia, a través de los años, se ha mostrado en contra de todo tipo de discriminación, ya que todos tenemos una básica igualdad de dignidad, todos somos hijos e hijas de Dios hechos a su imagen y semejanza, todos hemos sido redimidos por Cristo, y todos compartimos la enorme dignidad de nuestro llamado común a la santidad. Aquí en la segunda lectura también vemos esa visión del gran reverso: a los pobres Dios los ha escogido como ricos en la fe y herederos del Reino.
En el evangelio de este domingo vemos la acción salvadora de Dios, en la curación del sordo mudo. La gente que seguía a Jesús tiene fe en él, ya que le piden que realice una imposición de manos para curar a este hombre. Este gesto es en el Antiguo Testamento signo de la transferencia del poder, o de una bendición. Nos dice el evangelista que usando sus dedos y su saliva, Jesús cura al sordo mudo. Las Sagradas Escrituras usan el termino de “dedos de Dios” para hablar de su poder. El termino que usa Jesús “éfeta” para ordenar una apertura de los sentidos, lo usamos hoy en la Iglesia en el rito del bautismo, en una oración donde pedimos que Dios abra los oídos y la boca del nuevo Cristiano, para que al escuchar la proclamación del Evangelio, pueda también proclamarlo. Esta apertura también nos habla de la necesidad de abrir nuestro corazón, para darle entrada a Dios. Dios no puede actuar en nuestras vidas si nos encontramos cerrados a el. En esta semana, oremos para que Dios nos mande su Espíritu a abrir nuestros sentidos a su acción salvadora, y así llenos de su gracia, podamos proclamar con fortaleza la buena nueva: que Dios vive, y que en él hay salvación.
Lecturas de Esta Semana: XXIII Domingo ordinario | USCCB
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“Yo y mi casa serviremos al Señor.” – Josué 24:15
La primera lectura de este domingo nos ofrece un recuerdo de la renovación de la alianza que pactó Dios con su pueblo. El pasaje que nos ofrece la liturgia viene hacia el final del libro de Josué, después de todos los eventos del arribo a la Tierra Prometida, con su conquista, y finalmente la repartición del territorio entre las tribus de Israel. Con esto se finaliza la historia de la liberación del pueblo de Dios que había comenzado en con el éxodo. Josué le recuerda al pueblo las obras de Dios, desde el llamado de Abraham, hasta la llegada a la Tierra Prometida. Dios se ha mostrado un Dios fiel, y ha cumplido sus promesas. Su brazo poderoso se ha desplegado para traerles la salvación. Ahora viene el momento de decisión: habiendo presenciado estas obras, ¿van a seguir al Señor Dios, o se volverán a sus dioses antiguos? Josué pone el ejemplo: “Yo y mi casa seguiremos al Señor.” Esta decisión también se nos presenta a nosotros el día de hoy. ¿Seguiremos al Dios verdadero, o al dios de la fama, del poder y del dinero? También nosotros hemos presenciado su poder y sus grandes obras, Que el Señor nos conceda la fe de afirmar con su pueblo “nosotros también serviremos al Señor, porque Él es nuestro Dios.”
“Sean sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo.” – Efesios 5:21
La sensibilidad moderna se ve ofendida ante la enseñanza de Pablo en su Carta a los Efesios que la mujer debe someterse a su marido. Es aparente que los ofendidos no han leído del todo bien este pasaje. La sumisión es mutua, y está basada en el temor de Cristo. Ante la distorsión entre la relación entre el hombre y la mujer que existía entonces, y continua existiendo hoy, San Pablo nos ofrece una visión diferente: la unión matrimonial entre el hombre y la mujer es imagen de la unión entre Dios y su Iglesia. La mujer es sumisa al hombre, como la Iglesia se somete a Dios. El hombre se somete a la mujer como Cristo se entregó en la cruz por su Iglesia. Desde tiempos de los profetas se comienza a desarrollar esta visión del matrimonio, con el amor entre los esposos como lo más cercano que hay en la tierra al amor que Dios nos tiene. Que Dios bendiga hoy y siempre a todos los matrimonios para que siguiendo fielmente las enseñanzas de Cristo se vuelvan imágenes verdaderas de su amor y sean modelos dignos de imitar.
Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?
En este vigésimo primer domingo del tiempo ordinario, continuamos escuchando en el evangelio la enseñanza eucarística de Jesús en el sexto capítulo del Evangelio de Juan. En esta ocasión vemos la triste respuesta de muchos de los discípulos de Jesús: lo abandonan al no entender el significado de su enseñanza. En realidad es difícil comprender lo que nos ha estado enseñando Jesús sin la luz que nos da la fe. “Yo soy el pan bajado del cielo.” “Deben de comer de mi cuerpo y beber de mi sangre.” Estos pronunciamientos son ofensivos a las sensibilidades judías cuando no se entiende la conexión que Jesús hacía con los eventos del Antiguo Testamento. Así como Dios les envió maná a sus padres para alimentarlos, Jesús es enviado por el Padre para darse como alimento y sustento espiritual. Comer de su cuerpo y beber de su sangre no es un canibalismo, sino el recibir verdaderamente con su cuerpo y su sangre la gracia donada por nosotros en el sacrificio en la cruz. Su cuerpo y su sangre nos van transformando, convirtiéndonos cada vez más a Él. También hoy debemos tener una fe como la de Pedro, quien responde ante la interrogante de Jesús “a quien iremos, tu tienes palabras de vida eterna.”
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En el evangelio de este domingo, la Iglesia continúa ofreciéndonos para nuestra reflexión, la doctrina eucarística predicada por nuestro Señor Jesucristo en el evangelio de Juan, capítulo 6. Inicialmente en este pasaje, nos encontramos con la incredulidad de los judíos ante las palabra de Jesús “yo soy el pan bajado del cielo.” Para creer en estas palabras se requiere de una cierta apertura, se requiere de una buena medida de fe. Fe es precisamente lo que les falta a ellos, ya que su familiaridad con Jesús les impedía ver más allá de aquél a quien conocían. “¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos?” – se decían entre ellos. Bien lo dijo Jesús “nadie es profeta en su propia tierra.” Debemos de siempre profundizar nuestra fe y ver con ojos nuevos la presencia de Jesús en la Eucaristía. Que el Señor nos conceda siempre aumentar nuestra fe.
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Tue, 06 Aug 2024 - 14min - 266 - 13o Domingo Ordinario – La fe del Jefe de la Sinagoga y de la mujer con el flujo de sangre
13o. Domingo Tiempo Ordinario Ciclo B
Lecturas y Reflexión
En la Primera Lectura de este Domingo, el Libro de la Sabiduría nos expresa una verdad muy importante para nosotros: Dios no quiere nuestra destrucción. Dios nos ama y nos busca constantemente. Como nos dice Juan en su evangelio, tanto amó Dios al mundo que nos dio a su único hijo para que tengamos vida eterna en él. Como el Libro de la Sabiduría expresa, Dios creó al hombre para la inmortalidad. La razón que el mal y todos sus efectos entraron a nuestra vida fue por el pecado en que caímos por la tentación del diablo. ¿Cual es el remedio? Arrepentirnos y volvernos hacia Dios, como siempre nos exhortan los profetas, y nos exhorta la Iglesia hasta nuestros días.
En la Segunda Lectura, San Pablo nos habla de la generosidad cristiana, que es una exigencia, de acuerdo al ejemplo de nuestro fundador Jesucristo. Ya la semana pasada hablábamos de cómo Pablo nos exhorta a esa entrega personal que es parte integral de nuestra vida como cristianos. Y San Pablo nos dice, que mejor ejemplo que el de Jesús que siendo rico (en el sentido de su divinidad, no rico en posesiones) se despoja de su divinidad en la Encarnación, para volverse uno de nosotros, y así darnos el ejemplo de lo que humanamente podemos alcanzar al apegarnos al Padre. El caso aquí, como es común en nuestra fe, es que aquí la pobreza de Jesús es causa de nuestra riqueza y abundante bien. En Jesús alcanzamos el perdón de los pecados, la justificación y la salvación; que enorme tesoro es el que nos da este humilde bebe nacido en un pobre pesebre en Nazaret.
San Pablo continua su mensaje recordándonos que no se trata de que nosotros padezcamos de necesidad al darle a los demás, sino que se trata de igualdad. El otro día vi una noticia que decía que en EEUU cada persona tira a la basura cientos de dólares en comida. Si fuéramos mas conscientes de las necesidades de nuestros hermanos, fuera de esta abundancia podríamos compartir y beneficiar al necesitado. De esto nos habla Pablo, quien se apoya en el episodio del mana en el libro del Éxodo capitulo 16, donde nos dice cada día, al medirlo con la medida, no sobraba al que había recogido más, ni faltaba al que había recogido menos. Cada uno había recogido lo que necesitaba para comer.
En el evangelio de este domingo vemos a dos personajes con una gran fe, el jefe de la Sinagoga y la mujer con el flujo de sangre. Ambos tienen una gran fe en Jesús, a quien vimos la semana pasada con el poder de calmar la tormenta. Vemos ahora como Jesús tiene poder sobre la enfermedad y sobre la muerte. ¿Que otra evidencia necesitas para creer que Jesús es Dios? Y si ya crees que Jesús es Dios, ¿por qué no sigues sus mandamientos? En la primera lectura aprendimos que Dios no quiere nuestra destrucción. Aquí en el evangelio lo vivimos en la manera en que Jesús trae la restauración. El restaura a la mujer, que debido a ese flujo era considerada impura, y no podía entrar al templo a rendirle culto a Dios. Con gran fe se acerca a Jesús y toca sus ropas. Hermanos y hermanas, ¡esto es lo que necesitamos nosotros también! Necesitamos entrar en contacto con Jesús. Estamos en contacto con el por la oración, por el contacto que tenemos ayudando a los pobres, y también a través de la Eucaristía. Dios requiere de nuestro si para salvarnos. Dios requiere de nuestra fe para poder levantarnos de la muerte del pecado. En esta semana, sigamos el ejemplo de estas personas de gran fe que vienen al encuentro con Jesús y vivamos nuestra fe de manera generosa, ayudando a los demás. Tenemos la seguridad de Dios nos ama y quiere nuestra salvación. ¡Abre hoy tu corazón y dile si al Señor!
Salmo Cortesia de Yotam Monterrey
https://youtu.be/_BJxohNsVmM
Las lecturas del domingo las pueden leer en el sitio de USCCB
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/063024.cfm
Sun, 30 Jun 2024 - 13min - 265 - Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo
En este domingo celebramos la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, este grandísimo sacramento que nos dejó nuestro Señor como memorial de su Pasión. El Cuerpo y la Sangre de Cristo es el más grande don del amor de Dios, de un Dios que quiere que vivamos unidos a Él desde hoy, y por siempre. En esta solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, la Iglesia quiere exhortarnos a que mantengamos siempre viva nuestra fe en la Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía. Que Dios nos conceda el siempre profundizar nuestra fe en su presencia viva de amor en la Sagrada Eucaristía.
Lecturas de Esta Semana: https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/060224.cfm
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En este domingo celebramos en la liturgia el misterio central de nuestra fe: la Santísima Trinidad. Demos siempre gracias, porque tenemos un Dios amoroso que nos creó, nos salvó, y nos santifica siempre. Oremos a Dios para que nos de la luz de la fe y así profundizar en nuestro amor al Dios Trino.
Lecturas de Esta Semana: https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/052624.cfm
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En las lecturas de este domingo nuestro Señor Jesús nos llama a permanecer unidos a él, para así dar fruto abundante.
Todos le tenían miedo, porque no creían que se hubiera convertido en discípulo.
En la primera lectura vemos el famoso dicho “créate fama y échate a dormir” modelado en Pablo, quien después de su conversión tiene problemas en ser recibido por la comunidad Cristiana. Humanamente nos parece imposible que alguien se convierta; incluso los que estamos dentro de la comunidad tratamos de la misma manera a los hermanos que cambian su vida, y se vuelven al Señor. Nos olvidamos de la acción del Espíritu, que revolotea por donde quiere, dando sus dones a quien quiera. No nos olvidemos que también algún día nosotros estábamos en el camino de la perdición, mas aun, que no se ha escrito definitivamente nuestra historia, y seguimos confiando en el Señor.
A Pablo lo tiene que avalar Bernabé, quien da testimonio de la valentía de Pablo al predicar a Jesús. Como nos dice la segunda lectura, “no amemos de palabra ni con la boca,sino con obras y según la verdad.”
Yo soy la vid verdadera
En el evangelio Jesús nos enseña que él es la vid verdadera. Ya en el Antiguo Testamento se había hablado del Pueblo de Dios como vid. El profeta Isaías relata en el capitulo 5 la tristeza de Dios ante su viña, que, a pesar de todo cuidado, sólo da uvas amargas. Ahora en Jesús, esta vid ha sido reemplazada por la Iglesia, con él a la cabeza. Para dar fruto tenemos que estar unidos a él. Un punto importante que puede arrojarnos luz al problema del sufrimiento: Jesús nos dice que su Padre el viñador, al que da fruto, lo limpia. Esto puede darnos la clave para descifrar el sufrimiento, o la enfermedad que padecemos: puede ser que a través de esto Dios quiere que crezcamos y demos así mas fruto.
Otro mensaje de este pasaje es que el simple pertenecer a la Iglesia no garantiza nada. Jesús nos dice: “Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta” No basta estar unidos a Jesús, hay que dar fruto de esto. Hay que guardar los mandamientos, y también hacer lo que le agrada a Dios, como nos dice la segunda lectura.
La semana pasada Jesús nos dio la imagen de pastor que nos guía y nos cuida; hoy nos llama a la unidad y a dar frutos que den testimonio de esta unidad. En esta semana Jesús nos invita a estar unidos con él, por medio de la oración y estudio de su Palabra, para así darle la gloria que Dios se merece.
Lecturas de Esta Semana: https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/042824.cfm
El salmo se encuentra aquí: https://myspace.com/lossalmos/music/song/salmo-21-bendito-sea-el-senor-aleluya.mp3-80207330-88335373
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Reflexión
Continuamos con el periodo de alegría pascual con este tercer domingo de Pascua, aprendiendo de las Escrituras, como los discípulos aprendieron de boca de Jesús.
En la primera lectura vemos la predicación kerigmatica de Pedro dirigida hacia al pueblo judío. La oportunidad para realizar esta predicación sucede como resultado de la sanación de un hombre tullido que realiza Pedro. Justo antes de este pasaje, Pedro les pregunta a la gente: ¿porqué se sorprenden como si nosotros tuviéramos algún poder? Pedro les explica que estos milagros vienen de Dios, así como también las obras de Jesús vienen de Dios. Su predicación la realiza en términos que resuenan con su audiencia: Dios es el Dios de Abrahán, de Isaac y Jacob, como Dios mismo se describió en el libro del Éxodo, cap. 3. El punto de presentar a Dios de esta manera es el de establecer la conexión: el Dios de la historia, el Dios que realizo grandes maravillas, está actuando una vez más en nuestros días. A Jesús también lo describe en términos que ellos pueden entender: Jesús es el siervo que Isaías había visto y describe en los pasajes conocidos como los “canticos del siervo sufriente.” Vale la pena ver el método de predicación de Pedro: no deja de mencionar el pecado del pueblo, para no “ofenderlos,” como hacen hoy día muchos predicadores. ¿Cuantos de ustedes han oído hoy en día un sermón sobre el pecado? Para poder sanar el pecado, primero se tiene que traer a la luz. Pedro menciona que la razón fue primordialmente por ignorancia, pero Dios de cualquier manera actúa, aun en el pecado y la ignorancia humana, para cumplir sus designios. La predicación no queda en la condenación, sino que hay un llamado a la conversión y al arrepentimiento. De esta manera continua a través de la historia el mensaje profético de arrepentimiento y conversión, desde los profetas, pasando por Juan el Bautista y nuestro Señor Jesucristo, por los apóstoles hasta nuestros días.
En la segunda lectura de la Primera Carta de Juan tenemos una exhortación a vivir una vida recta. No podemos decir que conocemos a Dios, si nuestra vida no da muestras de nuestra fe.El Cristiano que no vive de acuerdo a los mandamientos vive en una mentira, como nos dice aquí Juan. Ahora, Juan y la Iglesia reconocen que en nuestra fragilidad humana, es muy fácil caer. Por eso las maravillosas palabras de aliento:Pero si alguno peca,tenemos un abogado ante el Padre:a Jesucristo, el Justo.Él es víctima de propiciación por nuestros pecados,no sólo por los nuestros,sino también por los del mundo entero.
En el Evangelio Jesús tiene unas palabras para ti, y para mi: ¿por qué te turbas? ¿por qué tienes dudas en tu corazón? En esta temporada de Pascua, Jesús nos esta mostrando que el ha vencido a la muerte. A vencido a la muerte, al pecado, al sufrimiento. Jesús resucitado nos muestra lo que nos espera a los que creemos en el: un triunfo final sobre todas estas cosas. Y si tenemos a Dios de nuestro lado, ¿por qué dudamos? ¿por qué nos afligimos? ¡Cristo resucitó, Cristo vive!Para que nuestra fe este viva, para que nuestro corazón arda con esta fe, es necesario salir al encuentro de Cristo en las Escrituras. Nuestro Señor les explica que era necesario que se cumpliera todo lo que decían la Ley, los Profetas y los Salmos sobre él. Esta es la división tradicional de las Escrituras Judías, nuestro Antiguo Testamento. Todas las Escrituras hablan de Jesús, por eso es necesario para todos los Cristianos el orar, reflexionar, y estudiar las Sagradas Escrituras. En esta temporada de Pascua te invito a compartir de la alegría de la Resurrección de nuestro Señor, saliendo a su encuentro en las Escrituras.Paz y bien.
Las lecturas de este domingo las pueden encontrar en el sitio de USCCB:
http://www.usccb.org/bible/lecturas/041915.cfm
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¡Aleluya, el Señor Resucitó!
Nos encontramos gozando la alegría de saber que Jesús está vivo, y que vencido al pecado y a la muerte. La primera lectura de este segundo domingo de Pascua nos puede parecer como algo idílico: seguramente, pensaran algunos, Lucas describiendo la primera comunidad cristiana está describiéndola de manera romantizada. En realidad, esto lo pensamos los que vivimos tan removidos del ideal cristiano. La vida común del cristiano debería ser una donde el darse por completo a Cristo incluya incluso nuestros bienes materiales. Que lejos estamos de vivir como un San Francisco de Asís, que al convertirse al Señor, toma en serio las palabras del evangelio que hable de compartir con los pobres, y se despoja de todo. De él un comentarista decía: San Francisco fue el último cristiano en imitar a Cristo verdaderamente. Vivimos tan lejos del ideal, más sin embargo el ser cristianos nos llama a ser “otros cristos” en la tierra. Señor, ayúdanos en esta Pascua a volvernos más como tu. Que el compartir nuestros bienes, y cuidar del hermano no nos parezca algo radical, sino un simple ser cristianos viviendo según tu modo de ser.
Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia
El salmo de este domingo ciertamente expresa sentimientos de alegría y agradecimiento. La acción de gracias desemboca al salmista reconocer el amor misericordioso de Dios que perdura por siempre. Este es el mismo sentimiento que estamos viviendo los cristianos en la Pascua del Señor. Estamos alegres porque Cristo resucitó, venciendo al pecado y a la muerte. Dios nos ha demostrado su amor, y prueba máxima de este amor es que nos dio a su hijo único para nuestra salvación. Jesús mismo al concluir su última cena cantó los salmos de acción de gracias que incluían este salmo. Jesús mismo hizo suyas las palabras de este salmo camino a su pasión, recordando, aun en este periodo de angustia, que el amor y la misericordia de Dios perduran por siempre. “Mi fuerza y mi canto son el Señor, es fue mi salvación,” entonó Jesús con el salmista. Jesús es esta piedra angular rechazada por los constructores que menciona este salmo. Con Jesús, vivamos unas vidas que responden con amor siguiendo los mandamientos de Él cuyo amor misericordioso es para siempre.
“Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios.” – 1 Juan 1:5a
Fe, amor, y sacrificio. Con estos tres términos podemos resumir la segunda lectura de este domingo. La fe es un regalo de Dios, y por la fe nos convertimos en hijos de Dios. Como hijos de Dios, estamos llamados a amar a Dios, no de una manera abstracta, sino, amándolo en sus hijos. Por eso en la Primera Carta de Juan leemos “Todo el que cree que Jesús es el Mesías, ha nacido de Dios; todo el que ama a un padre, ama también a los hijos de éste (1 Juan 5:1).” Nosotros los católicos vivimos nuestra relación con Dios a través de los demás. Nuestra vivencia religiosa es entonces comunitaria, y no solitaria. La fe nos viene de Dios, quien nos creó por amor, y por igual nos llama a amar. El amor verdadero difícilmente se vive sin sacrificio, ya que el ver por el bien del otro, hacemos a un lado nuestro propio ser, dandole muerte a nuestro egoísmo. Modelo de eso fue nuestro Señor Jesús, quien, aun siendo nosotros pecadores, nos amó al máximo, dándose de sí hasta el extremo. Fe, amor, y sacrificio son tres claves para nuestra vida de fe. Que el Dios que nos amó y nos dio a su hijo por amor nos conceda a nosotros también el amar como Él.
Lecturas de Esta Semana: https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/040724.cfm
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Les lecturas de este domingo nos hablan de dos cosas que son polarmente opuestas: el enojo y el perdón. La primera lectura nos enseña que el rencor y la cólera son ajenos a Dios quien es “lento a la ira y grande en misericordia y fidelidad” (Ex. 34:6). Lo que si es de Dios es el perdón, como Jesús nos enseña en el evangelio. Setenta veces siete debemos perdonar -es decir, de manera total y completa.
Deja a un lado el rencor
La primera lectura del libro de Eclesiástico nos llama a dejar a un lado el rencor y la ira, ya que son cosas que hace el pecador. Estas emociones no agradan al Dios amoroso y misericordioso que tenemos. Al vengativo, el Señor le traerá su venganza, mientras que el que perdona recibe el perdón de Dios. Aquí este pasaje nos muestra la mente de Dios, que Jesús nos revela con el Padre Nuestro con las palabras “perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.”
Nosotros los cristianos no podemos guardar ningún rencor. Si guardamos rencor con los demás, ¿cómo podemos pedir nosotros el perdón de Dios? Con palabras muy sabias Eclesiástico nos exhorta a pensar en nuestro final y dejar el odio. Tenemos que mantener nuestra meta final en mente – ¡el guardar enojos no nos ayuda entrar al cielo! Es humano el reaccionar con enojo cuando alguien nos causa el mal. Pero guardarlo en el corazón causa en él como una herida que no se cuida y se vuelve infectada. El enojo se vuelve rencor, y este rencor puede causarnos más mal que el mal que inicialmente nos hicieron. Guardémonos de esto y aprendamos a ejercitar el perdón.
Vivir para servir a Dios
En la segunda lectura, San Pablo nos recuerda que no vivimos para nosotros mismo, más bien toda nuestra vida, que a Dios la debemos, debe ser orientada a servirle a él. No sólo nos dio la vida del corporal, sino que también al darse por nosotros en la cruz Jesús nos dio también la vida eterna. ¿Cómo podemos entonces no vivir para él, si a él le debemos todo? Aquí esta el secreto de una vida verdaderamente feliz: vivir para Dios, reconociendo que todo lo que somos y tenemos lo somos y lo tenemos por Dios.
¿Cuántas veces debo perdonar?
En el evangelio oímos las muy conocidas palabras de Jesús sobre el perdón. La pregunta de Pedro no significa únicamente perdonar siete veces. Como es conocido, el número siete es el número de la perfección. La pregunta de Pedro implica ya un completo perdón. Pero Jesús lleva la pregunta aun más allá, hasta un completo y permanente perdón de setenta veces siete.
Enseguida Jesús les enseña el significado de sus palabras con la parábola del siervo malvado a quien el rey le perdona una gran deuda, pero quien no es capaz de perdonar una mucho más pequeña. Esta parábola nos ilustra la manera en que Dios nos perdona y la manera en que estamos llamados a perdonar. Nuestra redención fue comprada con un gran precio: la muerte de Jesús en la cruz. Dios nos perdonó pagando con la sangre de su hijo el precio de este perdón. Y nosotros, ¿cómo actuamos con los que nos ofenden? Las ofensas de los demás con nosotros son insignificantes, y sin embargo nos portamos frecuentemente como el siervo malvado. En esta semana, practiquemos el perdón y la paciencia, dejando a un lado el rencor, para ser misericordiosos como nuestro Dios es misericordioso con nosotros.
En esta semana, practiquemos el perdón y la paciencia, dejando a un lado el rencor, para ser misericordiosos como nuestro Dios es misericordioso con nosotros.
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Las lecturas de este domingo nos hablan de una realidad que vivimos nosotros los Cristianos Católicos: estamos unidos por nuestro bautismo por lazos muy estrechos, somos hermanos de Jesús e hijos de Dios Padre. Por lo tanto tenemos una cierta responsabilidad por la salvación los unos de los otros.
El profeta Ezequiel estaba encargado, como un centinela, de estar pendiente de las palabras que Dios pronunciaba, para poder repetirlas al pueblo. Tenia el profeta la responsabilidad de llamar a la conversión a el malvado, así como también nosotros tenemos el deber de llamar a la conversión a las personas. ¡Pero el deber es al llamado, no a forzar a las personas! No podemos forzar al que no quiere escuchar. Cumplido nuestro deber, nuestra conciencia está limpia.
En la segunda lectura San Pablo nos recuerda la enseñanza de Jesús, de cómo todos los mandamientos de la Ley se resumen en el amor al prójimo (que ya incluye el amor a Dios). El que ama a alguien desea lo mejor para esa persona, le desea su bien. No hace falta saberse ser un sabio y saberse de memoria manuales de teología si nos acordamos del mandamiento principal que es amar a los demás como a uno mismo. San Juan Crisantemo nos dice que esta es una deuda que siempre estamos pagando y siempre estaremos pagando. La caridad es la Ley en plenitud, porque la Ley nos conduce a Dios, y Dios es amor.
El pasaje del evangelio de Mateo nos habla de una de las maneras en que nuestro Señor nos llama a participar en la santificación de los demás es a través de la corrección fraternal. Como mencione ya, nosotros los Cristianos estamos unidos por lazos muy estrechos. Por tener el mismo Padre todos somos hermanos, y como hermanos nos apoyamos, nos alentamos, nos reprendemos, etc. El modelo bíblico de esta corrección es en tres etapas: primero a solas, después con otros de testigos, y finalmente ante la comunidad. También habla este pasaje de la autoridad dada previamente a Pedro, que vimos proclamada en el evangelio hace algunas semanas, aquí la vemos extendida a los demás apóstoles. Nosotros los católicos entendemos esta autoridad extendida también a los sucesores de los apóstoles, los obispos hasta nuestro días.
La ultima parte del evangelio nos da la enseñanza: donde hay caridad, ahí esta Dios. Donde hay armonía y amor entre varias personas Dios está presente y escucha su oración. Por eso desde su nacimiento la iglesia ha orado en comunidad.
Las lecturas de este Domingo contienen una gran riqueza de enseñanza, pero el tema que unifica la primera y la segunda lectura es el deber de la corrección fraterna que tenemos los Cristianos. Te damos gracias Dios Padre por llamarnos hacia ti. Te pedimos mandes tu Santo Espíritu para darnos la fortaleza y la rectitud de corazón para corregir con caridad y amor a los hermanos, y recibir con humildad también el consejo que nos dan.
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En las lecturas de este domingo la Iglesia nos muestra la entrada del pecado al mundo por la tentación en que cayeron nuestros primeros padres, y el remedio en la obediencia de nuestro Señor Jesucristo que rechaza las tentaciones en el desierto.
La primera lectura de este domingo nos describe la creación del hombre del polvo de la tierra. Esto nos recuerda nuestro efímero estado en el mundo. Somos tan frágiles como un puñado de polvo que recoges con la mano, y al abrir la mano se te escapa poco a poco. Este Miércoles de Ceniza también nos recordó algo similar con la fórmula “recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás.” Somos polvo, pero a la vez tenemos intrínsecamente un gran valor, ya que llevamos con nosotros el aliento divino.
La liturgia yuxtapone la creación del hombre al lado de la tentación, el engaño de la serpiente. Nuestros primeros padres caen en el pecado de querer ser como dioses, dejando a un lado la confianza en Dios. La ironía es que somos llamados a ser como Dios, pero no por la arrogancia, sino por medio de la obediencia, como nos muestra Jesús. Una interpretación de las tentaciones está relacionada con lo que mencionábamos anteriormente acerca de Jesús tomando el papel de Israel. Dios había rescatado a Israel de la esclavitud, y lo había llevado a un viaje de purificación por 40 años en el desierto, para prepararlo a entrar a la tierra prometida. Como todos sabemos, el pueblo no pasó la prueba. Con las tentaciones, Jesús revive estas pruebas, y nos muestra como superarlas. Las provisiones se habían terminado y el pueblo clamaba contra Moisés que era mejor el haberse quedado en Egipto. Cuando Jesús tuvo hambre, en cambio, ¿cómo reaccionó?
Otra interpretación de las tentaciones, es que Jesús nos esta enseñando como combatir la “triple concupiscencia” de la que sufrimos nosotros, como nos enseña la Iglesia: “…los placeres de los sentidos, a la apetencia de los bienes terrenos y a la afirmación de sí contra los imperativos de la razón” (Catecismo de la Iglesia Católica #377). Jesús nos muestra que contra las tentaciones, nuestra respuesta es buscar a Dios: contra la primera tentación de volver las piedras en panes, que es la intemperancia, debemos realizar que los bienes son sometidos a su buen uso; la glotonería y la borrachera son dos vicios que resultan de su abuso. Por eso ayunamos, para someter al cuerpo y enfocar nuestra atención hacia Dios, fuente de todo lo bueno.
La siguiente tentación de tirarse de lo alto, porque Dios nos salvará, es una forma de vanidad. Nuestra respuesta, siguiendo a Jesús debe ser una de humildad, evitando el sensacionalismo que resultaría del evento sugerido por el diablo. La última tentación es la tentación del poder y la codicia, en la que el diablo le ofrece a Jesús todos los reinos del mundo si sólo le adora. Y la respuesta de Jesús nos enseña a poner las cosas en su propio orden: “Retírate, Satanás, porque está escrito: ‘Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto’”. El consejo evangélico a la obediencia nos ayuda a combatir esta tentación, ya que en el grado en que seamos obedientes a Dios nos será difícil voltear nuestra vista al deseo de otras cosas. Viéndolas en conjunto, vemos como en las tentaciones Jesús hace lo que el pueblo de Israel originalmente había fallado en el desierto cuando fue tentado por el hambre, la sed, y la adoración a ídolos falsos, demostrando como Jesús una vez más toma el papel de Israel, y nos muestra como es hijo de Dios, no sólo en su divinidad (que es inalcanzable) sino en su obediencia a la palabra de Dios, expresado en sus respuestas. Oremos para que Dios nos de la gracia de poder imitar el ejemplo de Jesús y vencer las tentaciones.
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En las lecturas de este domingo la Iglesia nos invita a ser humildes, ya que el ser humildes nos lleva a ser como Dios.
La humildad agrada a Dios
La primera lectura del libro de Eclesiástico nos enseña la lección que Dios ama a los humildes y rechaza a los orgullosos, y nos exhorta a actuar con humildad para así ser bien recibidos, y recibir el favor de Dios. Y esta humildad es algo que debemos ejercitar en todo lo que hagamos, no solamente cuando estemos en una posición más alta o mas baja. Nuestro llamado es a ser humildes en todo. El comentario que hace el autor de no estudiar lo que nos sobrepasa puede que sea una reacción de un maestro judío conservativo dirigida al estudio de la filosofía griega. Este libro data de la primera parte del segundo siglo antes de Cristo, durante un tiempo en que la cultura griega ejerció una gran influencia, y quizás causaba a unos a alejarse de la practica de la fe judía. El consejo que sigue enseguida es el de ocuparse mejor de los mandamientos de Dios que de las cosas misteriosas. En el versículo 29 se nos encomienda el mejor aprender de la sabiduría de Dios: los proverbios, las parábolas, etc., con un oído atento, que esto es lo que nos hace verdaderamente sabios.
La superioridad de la Alianza con Cristo
La segunda lectura de la Carta a los Hebreos nos recuerda los signos de la manifestación de Dios durante el establecimiento de la Alianza de Dios con Moisés en el monte Sinaí – el fuego, oscuridad, tinieblas, huracán, etc. Todas estas manifestaciones causaron gran miedo en el pueblo, a tal punto que los Israelitas temieron por su vida y le pidieron a Dios que no les hablara mas. El autor de esta carta contrasta entonces estos eventos de la Antigua Alianza con la venida del Mesías en el monte Sión y el establecimiento de la Nueva Alianza para la Iglesia, la Nueva Jerusalén. Esta es una visión del cielo, donde están reunidos miríadas de ángeles, los santos, y Dios. Santo Tomás de Aquino comentando en este pasaje nos dice que parte de la felicidad del cielo consiste en ver la asamblea de los santos en el cielo (la otra parte siendo la visión beatifica). Al final del pasaje el autor menciona como parte de este contraste entre las alianzas, lo que hace posible la Nueva Alianza: la sangre de Cristo derramada por nuestra salvación.
Hay que ser humildes sin esperar nada a cambio
En el evangelio oímos también sobre el tema de la humildad, que es algo tan necesario para la salvación, que Jesús continuamente lo menciona. El evangelio de Lucas en particular vemos un gran énfasis en la humildad: María en su humildad es la esclava del Señor y esta misma humildad merita que Dios se fije en ella. La parábola con la que Jesús nos enseña contiene un gran mensaje para nosotros. En la parábola, el consejo para su huésped y los invitados es de no buscar los lugares de honor, sino más bien sentarse en los lugares menos prominentes, para así poder ser honrados. De manera paralela podemos aplicar esto para nosotros: debemos ser humildes en este mundo, para que Dios nos otorgue un lugar de honor en el banquete del cielo. Jesús también tiene palabras fuertes para las personas que hacen el bien, únicamente cuando reciben algún beneficio a cambio. Nos dice:
“Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos.”
Debemos de aprender a hacer el bien sin esperar nada a cambio; nada terrenal, ya que nuestra recompense será la comunión eternal con Dios. En esta semana practiquemos la caridad con los necesitados sin esperar recompensa alguna.
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En el evangelio de este domingo le preguntan a Jesús ¿son pocos los que se salvan? Para llegar al cielo es necesaria la fe en Dios y seguir sus mandamientos. El seguir sus mandamientos como todos sabemos, no es cosa fácil para nosotros que vivimos en el mundo. Es más bien una constante lucha contra las fuerzas opuestas a Dios, las fuerzas del mundo y de la carne. Oremos para que Dios nos de la gracia de vivir con el en la Jerusalén celestial.
Dios reune a los dispersados
En la primera lectura oímos de la última parte del libro del profeta Isaías el propósito que tiene Dios con los que habían sido exiliados. El viene a reunirlos después de su dispersión. La unidad del pueblo de Dios es su deseo, y esta unión nos permite ver la fama y gloria divina. Dios los reúne de todas las esquinas del mundo, con estas ciudades mencionadas en la lectura localizadas en los puntos más retirados del mundo entonces conocido. El punto de reunión es la ciudad santa de Jerusalén, donde pueden una vez más reanudar el culto al Santo de santos, y donde incluso algunos de ellos servirían a Dios como sacerdotes y levitas. La aplicación de esta lectura a nuestros tiempos es que también a nosotros que por el pecado nos habíamos separado de él, él nos reúne, nos sana, nos reconcilia. El punto de reunión es la Santa Iglesia Universal, que recibe a todo hombre y mujer de buena voluntad en nombre de Jesucristo. La Iglesia es la Nueva Jerusalén que reúne a todos para rendirle verdadero culto al Señor y para guiarnos a nuestro destino, la Jerusalén celestial.
Dios nos corrige como un padre a sus hijos
La segunda lectura proveniente de la Carta a los Hebreos nos ofrece una metáfora de Dios como un padre que disciplina a sus hijos. Y ofrece como ejemplo citando al libro de Proverbios 3:11-12 “ No deseches, hijo mío, la corrección del Señor, ni tengas aversión cuando Él te reprenda.” Y estas palabras nos las ofrece a nosotros cuando leemos su palabra en las Escrituras y sentimos como nos advierte contra nuestra conducta. Estas palabras de corrección no deben de dolernos u ofendernos. Hagamos a un lado el orgullo y la soberbia de querer pensar que sabemos más que Dios, que orgullo y soberbia fueron lo que hicieron diablo del ángel más bello. Cuando Dios nos reprende por medio de las Escrituras, o la predicación de sus ministros, debemos tomar sus palabras coma las palabras de un Padre amoroso que sabe las consecuencias del pecado, y quiere evitárnoslas. Consideremos la grandeza de tener el privilegio de ser considerados hijos de Dios y de tener así un Padre que quiere lo mejor para nosotros, que quiere nuestra salvación, y que para lograrla a veces tiene que corregirnos.
¿Son pocos los que se salvan?
En el evangelio de este domingo San Lucas describe una pregunta que la humanidad constantemente le preocupa: ¿cuántas personas son las que se salvan? La respuesta de Jesús no contesta la curiosidad humana, sino que nos dice que la puerta es estrecha, y hay que luchar para lograr la entrada. Es nuestra fe que Dios tiene una voluntad salvífica universal; es decir, que quiere que todos se salven. Incluso los que no conocen a Dios sin ser culpables de su ignorancia también pueden alcanzar la salvación en la medida en que obedezcan los dictámenes de su consciencia (ver Lumen Gentium 16). La respuesta de Jesús nos indica que se requiere un esfuerzo. Para llegar al cielo es necesaria la fe en Dios y seguir sus mandamientos. El seguir sus mandamientos como todos sabemos, no es cosa fácil para nosotros que vivimos en el mundo. Es más bien una constante lucha contra las fuerzas opuestas a Dios, las fuerzas del mundo y de la carne.
Enseguida Jesús procede a enseñarnos por medio de una parábola que no es suficiente conocer al Señor y a su predicación para entrar al banquete; lo que se ...Tue, 16 Aug 2022 - 14min - 255 - El Señor les dió pan del cielo-18o. Domingo Tiempo Ordinario
Jesús es nuestro alimento celestial, nuestro pan del cielo. En las lecturas de este domingo vemos que nuestro Dios amoroso responde a la queja de su pueblo, proveyendo sustento suficiente para saciar su hambre. Y no sólo sustento suficiente, sino abundante y milagroso. El salmo 78 describe el mana como “comida de ángeles.” Este evento presagia la comida abundante que Jesús le da al pueblo en la multiplicación de los panes, y que nos da a nosotros con el manjar celestial que es el sacramento de la Eucaristía.
En el evangelio de este domingo oímos el reproche de Jesús: “ustedes me buscan, no porque han visto signos, sino porque han comido de los panes y se han saciado.” San Agustín comenta sobre este pasaje, “¿cuantos buscan a Jesús para que les de algún beneficio temporal?” Hay que rogarle a Dios que nos ayude a buscarle, no por algún beneficio, sino por que Dios es Dios.
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Tue, 30 Jul 2024 - 14min - 254 - Predica-Jesus el Pan de Vida-17o Domingo Ordinario
En las lecturas de la semana pasada leíamos de Jesucristo como nuestro Buen Pastor, que cuida de sus ovejas. Hoy en este 17o. domingo seguimos viendo como tenemos un Dios que nos ama y nos cuida, un Dios que nos da pan celestial de alimento para nuestra salvación. En el evangelio de este domingo, Juan nos presenta a Jesús en el milagro de la multiplicación de los panes y peces, como anticipo de la abundancia Eucarística donde Jesus se vuelve nuestra comida espiritual.Entre la gran profundidad de enseñanza de este pasaje podemos subrayar que el milagroso evento muestra el poder de Jesus sobre la materia. El guardar lo que sobró muestra el cuidado reverencial de este regalo de Dios. Después del milagro, la multitud reconoce a Jesus como el mesías, como el profeta anunciado (ver Deuteronomio 18:15), esto se manifiesta en la proclamación “bendito el que viene en nombre del Señor.” Pero esta fe es muy imperfecta, ya que lo ven en términos de un mesías terrenal, lo quieren hacer rey. Que Dios nos de ojos de fe para ver la realidad del don que tenemos en la Eucaristía.
Wed, 21 Jul 2021 - 42min - 253 - El Envío de los Apóstoles-15o Domingo Ordinario
Reflexión para el 15o Domingo Tiempo Ordinario Ciclo B
En el evangelio vemos que Jesús envía a sus discípulos y les advierte que como Amós y los demás profetas, ellos también serian rechazados en su momento. La manera en que los manda desprovisados es para poner su confianza enteramente en Dios, y no en su cuidadosa planeación. El biblista Scott Hahn comenta que la manera en que Dios manda a sus discípulos nos recuerda la manera en que Dios manda a su pueblo a salir de Egipto, sin pan, y solamente con una muda de ropas. Quizás lo que el evangelista Marcos está haciendo, nos dice Scott Hahn, es ver la misión de los apóstoles como un nuevo Éxodo, con los apóstoles guiando al pueblo de Dios hacia nuestra tierra prometida. Vemos en este pasaje del evangelio de Marcos que la misión de los discípulos es idéntica a la de Jesús: predicar una conversión, exorcizar a los demonios, y sanar a los enfermos. Esa es la misión de Jesús, esa es la misión de los apóstoles, y esa es la misión de la Iglesia el día de hoy.
En esta semana, demos nuestra alabanza a Dios en acción de gracias por eterna elección de su pueblo santo, y oremos para que Dios nos haga dignos de alcanzar esta gloria prometida.
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Lecturas de Esta Semana: http://www.usccb.org/bible/lecturas/071121.cfm
Wed, 07 Jul 2021 - 15min - 251 - Todos Comieron Hasta Saciarse-18o Domingo Ordinario
La primera lectura de este domingo viene del libro del profeta Isaías, libro que es a veces llamado “el quinto evangelio,” porque su mensaje coincide muchas veces con los evangelios. Este es uno de esos pasajes. Las palabras del profeta Isaías son un adelanto de lo que Jesús nos dice en el evangelio de Juan: “si alguno tiene sed, que venga a mi y beberá.” Nos dice aquí Isaías “¿para que gastar plata en lo que no es pan y su jornal en lo que no sacia?” Y si nos ponemos a pensar, ¿cuantas veces ponemos nuestro interés en las cosas del mundo, en las cosas perecederas, y nunca nos preocupamos en las cosas de Dios? Para los que volteamos nuestra atención hacia Dios el premio, como nos explica Isaías, es la Nueva Alianza, también vista por el profeta Jeremías, que anunciaba: “llegaran los días en que pactaré una Nueva Alianza con mi pueblo.” Esta promesa se realiza en nuestro Señor Jesucristo cuando en su última cena nos dice al bendecir el pan y el vino “esta es la Nueva Alianza.”
Otro aspecto importante de esta invitación que nos hace el Señor, es que no se requiere nada de nuestra parte (“los que no tienen plata vengan”), sólo decir que si. En nuestra vida presente en que vivimos atados a diferentes adicciones y placeres, laboramos para obtenerlos, y quedamos vacíos. Lo que nos llena verdaderamente son las cosas de Dios, ¡y para eso no tenemos que pagar absolutamente nada!
En la segunda lectura Pablo nos exhorta a tener confianza en Dios. Nos hace la pregunta: “¿quien nos separará del amor de Cristo?” – nada puede hacerlo, ni los problemas, ni el hambre, ni peligro alguno nos puede separar de Dios. Ni demonios ni hombres, ni las cosas de las naturaleza pueden separarnos de Dios, a menos que nosotros consintiéramos.
En el evangelio de este domingo vemos el pasaje de la primera multiplicación de los panes. Lo primero que quería notar es la relación del evangelio y la primera lectura. En la primera lectura vemos como Dios nos invita a acudir a él en nuestra escasez. Contrastemos esto con la actitud de los discípulos ante la falta de comida-despedir a la gente y que se la arreglen ellas mismas. Jesús corrige esta actitud diciéndoles: “denles ustedes de comer.” Lo poco que le traen, Jesús lo multiplica de manera maravillosa y todos son saciados. Este pasaje es patentemente una prefiguración de la abundancia de la Eucaristía, que es nuestro alimento. Cabe mencionar también el significado simbólico de los cinco panes y dos peces que algunos biblistas mencionan. De acuerdo al entendimiento de los judíos el número cinco representa la Ley, los primeros cinco libros de la Biblia, mientras que el símbolo del pez es uno de los símbolos mas antiguos del cristianismo. Son dos peces porque para los judíos el testimonio para ser válido debe provenir de al menos dos testigos. En Jesús la Ley se une al testimonio Cristiano para darnos la revelación en su totalidad. En este domingo pidamos a Dios la gracia de acudir a el en todas nuestras necesidades, saciando nuestra sed y nuestra hambre en Jesús, nuestro alimento y fuente de vida.
Wed, 29 Jul 2020 - 14min - 250 - Quien los recibe a ustedes me recibe a mí-13er Domingo Ordinario
En la primera lectura del Segundo Libro de Reyes vemos como el profeta Eliseo repaga la generosidad de una mujerrica con el regalo de un hijo. Para entender mejor el mensaje de esta lectura, te recomiendo busques el pasajeentero en tu Biblia, ya que la liturgia omite unos versículos. En el versículo 13 Eliseo le dice a la mujer en pocaspalabras que el tiene una cierta influencia con oficiales del gobierno, y le pregunta a la mujer si hay algo que puedahacer por ella. La mujer responde diciendo de manera gentil que ella tiene sus propios medios, y no necesitaba de suayuda. En realidad, la mujer lo tenia todo, menos un hijo. Cuando su sirviente Guejazí le informa a Eliseo de estadesgracia, Eliseo sin esperar a que la mujer lo pregunte, le anuncia que en un año tendrá un hijo. Esto me recuerda al pasaje de Romanos 8:26 donde Pablo nos dice que no sabemos pedir como debiéramos. Aquí la mujer, que esindudablemente buena, que es bendecida con todo, tiene este gran hoyo en su vida, y no ve ya siquiera la necesidadde pedirle a Dios por esta necesidad. Esto nos debe llevar a reflexionar, ¿qué necesidades tenemos que las vemos tangrandes y tan insuperables que nos hemos resignado a vivir así, y hemos dejado de rezarle a Dios por ellas?Escudriña hasta lo más profundo de tu corazón para encontrar esos dolores, esas heridas, esas necesidades quehas guardado, y entrégaselas a Dios para que se realice su santa voluntad en ti.
La segunda lectura de la Carta a los Romanos contiene uno de mis pasajes favoritos donde Pablo nos enseñacomo con el Bautismo comenzamos nuestra misión en esta vida: ser como Cristo. Con el Bautismo compartimosde su muerte al ser sumergidos en esas aguas purificadoras; al salir de ellas compartimos en su triunfante Resurrección. Nuestro bautismo nos identifica con Cristo. Nuestra meta en esta vida es ser imitadores de él, y estocomienza de manera espléndida con el Bautismo. Con el Bautismo se nos abren las puertas del cielo, yrecibimos la esperanza de resucitar con él en los últimos tiempos. Pero el Bautismo es sólo el inicio, algo que a muchos de nosotros se nos olvida. Muchos padres llevan a sus niños a las aguas bautismales como una meta, unrequerimiento o compromiso ahora ya cumplido. Ahora ya cumplido,Fri, 26 Jun 2020 - 16min - 249 - El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama-6o Domingo de Pascua
La primera lectura de este domingo nos describe el ministerio de Felipe en los primeros días de la Iglesia. Felipe, como recordarán, había sido uno de los siete varones de recta conducta que fueron elegidos de entre los discípulos de Jesús para el ministerio del servicio, lo que hoy llamamos el diaconado. Como podemos ver en este pasaje, el ministerio de Felipe era continuar el ministerio de Jesús: predicar el Evangelio, cuidar a los enfermos y exorcizar a los endemoniados. ¡Y nota como esta labor trae alegría para el pueblo! Para esto mismo existe la Iglesia, para continuar el trabajo de Cristo. Y para esta misma misión somos ungidos los bautizados. Nuestro cometido es ser “otros Cristos” en el mundo. En este pasaje vemos también una de las bases para nuestro entendimiento de la naturaleza de los sacramentos del Bautismo y la Confirmación. Mientras que estos dos sacramentos están estrechamente unidos, hay precedente para su separación, como vemos con los conversos de Samaria que habían sido bautizados, pero no habían recibido la Confirmación.
En la segunda lectura de la Primera Carta de Pedro vemos una recomendación que los que trabajamos en la formación tenemos siempre presente: “siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que les pida razón de su esperanza.” Por eso estudiamos, reflexionamos y predicamos su Palabra y su doctrina, para poder dar así razón de la esperanza que nos mueve a vivir en alegría, sabiendo que nuestros destino esta en el cielo. “Pero háganlo con dulzura y respeto,” nos indica San Pedro. La predicación para nosotros es invitar, proponer, no un obligar o imponer. La Palabra de Dios no necesita violencia para ser esparcida, los frutos los brinda el Espíritu Santo en la vida de aquellos que la escuchan con el corazón abierto. San Pedro nos llama a llevar una vida congruente con lo que predicamos, “más vale padecer por obrar el bien, si esa es la voluntad de Dios, que por obrar el mal.” Si nos toca padecer, que sea por hacer el bien, en imitación de Jesucristo que por nuestra salvación murió en la cruz.
En el evangelio tenemos las palabras de Jesús invitándonos a vivir una vida que vaya de acuerdo a nuestro sublime llamado a ser hijos de Dios. Los que creemos en Dios estamos llamados a hacer el bien.
La primera lectura de este domingo nos describe el ministerio de Felipe en los primeros días de la Iglesia. Felipe, como recordarán, había sido uno de los siete varones de recta conducta que fueron elegidos de entre los discípulos de Jesús para el ministerio del servicio, lo que hoy llamamos el diaconado. Como podemos ver en este pasaje, el ministerio de Felipe era continuar el ministerio de Jesús: predicar el Evangelio, cuidar a los enfermos y exorcizar a los endemoniados. ¡Y nota como esta labor trae alegría para el pueblo! Para esto mismo existe la Iglesia, para continuar el trabajo de Cristo. Y para esta misma misión somos ungidos los bautizados. Nuestro cometido es ser “otros Cristos” en el mundo. En este pasaje vemos también una de las bases para nuestro entendimiento de la naturaleza de los sacramentos del Bautismo y la Confirmación. Mientras que estos dos sacramentos están estrechamente unidos, hay precedente para su separación, como vemos con los conversos de Samaria que habían sido bautizados, pero no habían recibido la Confirmación.
En la segunda lectura de la Primera Carta de Pedro vemos una recomendación que los que trabajamos en la formación tenemos siempre presente: “siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que les pida razón de su esperanza.” Por eso estudiamos, reflexionamos y predicamos su Palabra y su doctrina, para poder dar así razón de la esperanza que nos mueve a vivir en alegría, sabiendo que nuestros destino esta en el cielo. “Pero háganlo con dulzura y respeto,” nos indica San Pedro. La predicación para nosotros es invitar, proponer, no un obligar o imponer.Thu, 11 May 2023 - 14min - 248 - Yo Soy la Luz del Mundo-4o Domingo de Cuaresma
La primera lectura del Primer Libro de Samuel nos muestra el emotivo pasaje de la unción de David como rey de Israel. Hay que recordar los eventos que ocasionan la elección de un nuevo rey. Saúl, el primer rey de Israel elegido por Dios para gobernar a su pueblo y ungido también por Samuel, se apartó del camino de Dios y fue rechazado por el Señor por no haber cumplido sus mandatos. La elección de David como rey de entre los hijos de Jesé nos muestra la manera en que nuestro Dios actúa. No elige Dios al mayor, o al más fuerte de entre los hijos de Jesé, sino al menor, al que nadie tomaba en cuenta. Así vemos a nuestro Dios actuar una y otra vez, escogiendo a Isaac sobre Esaú, escogiendo a una humilde doncella como la madre del Mesías, escogiendo nacer en la mas insignificante de las poblaciones. Así actúa nuestro Dios, y por eso debemos tener cuidado de no querer ser los mejores, o los más ricos, sobre todo si es a costa de otros. A lo único que debemos aspirar a ser los mejores es en el amor de Dios.
En la segunda lectura vemos la exhortación a dejar la vida de pecado atrás, lo que el autor llama oscuridad. Los cristianos en nuestra nueva vida en Cristo somos hijos de la luz. Cristo con su ejemplo nos ha enseñado el camino a seguir. No podemos apelar a la ignorancia, nuestro Dios nos ha mandado toda suerte de maestros, empezando con su Palabra en las Escrituras, proclamada por la Iglesia a través de los siglos. Nuestra relación con Dios requiere de esfuerzo de nuestra parte. Por eso oímos en la lectura “examinen que es lo que agrada a Dios.” Nosotros los cristianos tenemos el deber de formarnos, estudiando las escrituras y las enseñanzas de nuestra madre iglesia, para así saber lo que le agrada a Dios.
En el evangelio de este 4º. domingo de Cuaresma la iglesia nos invita a reflexionar en el pasaje del ciego de nacimiento. En el pensamiento judío siempre había estado presente una corriente de pensamiento que consideraba que las enfermedades eran castigo por algún pecado o pecados. No es algo que haya pasado de moda, ya que desafortunadamente aun oímos esta opinión expresada, por ejemplo cuando un desastre natural azota una ciudad, y no falta algún predicador cristiano que le eche la culpa a algún grupo de personas. Hay que dejar en claro que mientras que por revelación divina sabemos que toda maldad entró al mundo por el pecado, esto no significa que cada instancia de enfermedad o desastre natural haya sido ocasionada por un pecado personal. Hay que tener cuidado con este pensamiento, porque nos lleva a ver a Dios como un juez vengativo que anda buscando a ver quien hace el mal para traerle una desgracia. Los males no vienen de Dios, solamente en las ocasiones en que Dios tenga el propósito de purificarnos es que a veces nos manda pruebas. Así como a veces es amarga la medicina que nos cura, así también Dios a veces manda alguna prueba para corregirnos. El dolor en si no es necesariamente malo – es el dolor de muelas que nos advierte al hecho de una infección que tiene que ser tratada. Deja atrás estos pensamientos que nos alejan de Dios y ponte a pensar que a veces si nos pasan cosas malas es para que se demuestren las obras de Dios, como nos dice Jesús en el evangelio. En esta semana continua redoblando tus esfuerzos en el ayuno, la abstinencia y la caridad para así imitar a Jesucristo que nos amó y dio su vida por nosotros.
Wed, 18 Mar 2020 - 15min - 247 - Dame de Beber-3er Domingo de Cuaresma
La primera lectura describe el pasaje donde el pueblo de Dios, recién liberado de Egipto, murmura contra Dios al padecer sed. Ante esta dificultad inicial se le olvida al pueblo los grandes prodigios que el brazo poderoso de Dios había realizado en su favor para liberarlos de Egipto. El Señor les demuestra con otro prodigio su amor y su cuidado para con ellos. Dios ordena a Moisés golpear una roca con su cayado y al hacerlo brota agua abundante para saciar la sed del pueblo. Este pasaje nos recuerda lo que sucede con Jesús, nuestra roca de la salvación, al ser golpeado su costado: brota su sangre y agua. Su sangre que es la Eucaristía es alimento para nosotros, mientras el agua del bautismo nos purifica y nos da la salvación. Un par de mensajes que podemos derivar de este pasaje en esta Cuaresma – también tu te puedes preguntar en los momentos difíciles que causan duda: ¿porqué me sacaste de Egipto?, ¿porqué me sacaste de mi vida pasada de pecado, para seguirte a ti? Y el segundo es la respuesta – así como Dios proveyó de todo para su pueblo, así también Dios cuida de ti que has salido de la vida del pecado. Basta que como Moisés nos volvamos hacia Dios y le dirijamos nuestras necesidades en oración.
En la segunda lectura San Pablo nos ofrece una meditación en las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad. Estas tres virtudes actúan en nosotros para ayudarnos a crecer en la vida de gracia y nos dan los frutos de la paz, la confianza en las promesas de Dios, y ultimadamente nos permiten el tener en esta vida una porción de la vida misma que Cristo nos abrió por su muerte en la cruz. Y la grandeza del amor que Dios nos extiende es inimaginable, ya que Dios nos amó a nosotros, aun sin merecerlo, aun siendo pecadores, como San Pablo nos explica. Dios no tomó en cuenta nuestra debilidad, ni nuestros pecados tan grandes. Sin medir nada Dios nos mandó a su hijo único Jesucristo para salvarnos. Y nosotros, ¿cómo respondemos a este amor? Que no se nos acuse de ingratitud en el día del juicio hermanos y sepamos responder con amor al amor que Cristo nos muestra.
En el evangelio de este domingo la Iglesia nos invita a reflexionar en el conocido pasaje de Jesús en el pozo de agua con la mujer samaritana. Hasta este momento en el evangelio, Juan nos ha compartido el sublime prólogo que comienza con las palabras “en el principio ya existía la Palabra,” nos ha compartido la introducción de Jesús por Juan el Bautista como el Cordero de Dios, vimos el llamado de los primeros discípulos, el primer signo en la Boda de Caná, el pasaje de Jesús y Nicodemo, y ahora tenemos a Jesús y la mujer de Samaria. ¡Que grande es la palabra de Dios! Para entender este pasaje tenemos que saber algo que sería conocido para los lectores originales. Cuando un pasaje en la Biblia habla de una mujer y un pozo de agua siempre tiene que ver con encontrarse a un esposo – como por ejemplo podemos ver con el siervo de Abraham que se encuentra a Rebeca en una situación similar. Pero aquí no se trata de la misma convención literaria, con Jesús hay algo nuevo. De toda la inmensa riqueza de este pasaje quisiera apuntarte a la progresión que se realiza en la mujer al conocer a Jesús. Durante la conversación con Jesús, la mujer pasa de verlo como un judío más, a verlo como un maestro, luego como un profeta, y finalmente a reconocerlo como el mesías, el salvador del mundo. Así es nuestra vida de fe muchas veces. Quizás vemos a Jesús como un buen hombre, o tal vez como un gran maestro o gurú. Hay que entrar en relación con él a través de la oración y reforzada por los sacramentos para poder reconocerlo por quien realmente es: el Hijo de Dios vivo. En esta semana continuemos nuestra preparación cuaresmal para celebrar con alegría y agradecimiento la Resurrección de Jesucristo nuestro Señor.
Wed, 11 Mar 2020 - 20min - 246 - Transfiguración de Cristo-2o Domingo de Cuaresma
En la primera lectura oímos del llamado de Dios a Abraham a dejar todo atrás y salir de su tierra, con la promesa de bendecir a las naciones por su descendencia. Si seguimos la genealogía bíblica, Sem fue la última persona con la que Dios se había comunicado directamente, 10 generaciones atrás. La promesa hecha a Abraham es la base de la Alianza de Dios con Israel. Las alianzas culminan con la “Nueva Alianza” de Jesús, de quien el evangelista Mateo nos dice en su genealogía que él es hijo de David, hijo de Abraham. La fe que demostró nuestro padre Abraham es el mismo tipo de fe que Dios pide de nosotros hoy en día cuando nos llama a dejar la familiaridad del pecado y de los vicios en la que nos encontramos, para lanzarnos a un peregrinaje en camino a la santidad, en camino a la comunión eterna con Dios.
Así como Abraham tuvo su llamado, en la segunda lectura Pablo nos habla de nuestro propio llamado a nuestra vocación, no por ningún mérito propio que tengamos, sino por la pura bondad divina; bondad que se manifiesta al haber mandado a su único hijo a morir por nosotros para salvarnos. Esta manifestación de Jesús en griego es una epifanía, o manifestación de lo divino, que es el tema del pasaje de la Transfiguración en el evangelio.
Este pasaje de la Transfiguración lo podemos entender como un fugaz anticipo de la Pascua. Tenemos que leerlo en el contexto de las dos predicciones de la Pasión que se encuentran antes y después de este pasaje. No hay gloria si no hay cruz. Aparecen en la escena Moisés y Elías, representando los pilares del judaísmo: la ley y los profetas; con Jesucristo como su cumplimiento. La voz llama a seguirle : “¡Escúchenle!”. Dios ratifica las palabras y vida de Jesús. La voluntad de Dios no está ya en la ley de Moisés, sino en la persona de Jesús. Por eso el predicador del Padre se convierte en objeto de la predicación de los discípulos. De acuerdo a un comentarista, la propuesta de Pedro de construir tres cabañas está relacionada con la fiesta de las tiendas que se celebraba al comienzo del otoño y en la que cada familia habitaba durante siete días en chozas hechas de ramas entrecruzadas. Esta fiesta de recuerdo y esperanza tenía entonces un fuerte carácter nacionalista. Pero no era éste el verdadero sentido del mesianismo de Jesús. Por eso Jesús les dice que no le cuenten a nadie esta visión, ya que podría ser mal interpretada. Sigamos orando en esta Cuaresma para oír el llamado que Dios constantemente nos hace y dirigirnos a nuestro destino, como Abraham confió en el Señor para ir a la tierra prometida.
Wed, 04 Mar 2020 - 13min - 244 - Ustedes son la luz del mundo-5o Domingo Ordinario
En la primera lectura, el profeta Isaías exhortaba al pueblo (y nos exhorta a nosotros hoy) a reformarnos. Mientras la gente realizaba su ayuno, y todas las cosas externas que creían ellos hacían un buen creyente, seguían pecando de otras maneras, como nos dicen los versículos anteriores a esta lectura: “Miren, cuando ustedes ayunaban lo hacían por interés, y a todos sus obreros explotaban. Es que ustedes ayunan para litigio y pleito y para dar de puñetazos a malvados. No ayunen como hoy, para hacer oír en las alturas su voz.”
Los profetas una y otra vez nos expresan la voluntad de Dios de dejar a un lado nuestra hipocresía: que nuestra interioridad sea revelada en nuestros actos; y viceversa, que nuestros actos revelen la disposición de nuestro corazón. “Misericordia quiero, y no sacrificios” nos dice Dios por la boca de Oseas (6,6) y Jesús lo repite: “Vayan y aprendan lo que significa ‘misericordia quiero y no sacrificios.’” El resultado de alinear nuestro corazón a los deseos de Dios los describe el profeta en los versículos 8-10: “Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá tu justicia, la gloria de Yahvé te seguirá. Entonces clamarás, y Yahvé te responderá, pedirás socorro, y dirá: ‘Aquí estoy.’ Si apartas de ti todo yugo, no apuntas con el dedo y no hablas maldad, repartes al hambriento tu pan, y al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía.”
En la segunda lectura Pablo esta escribiendo a la comunidad de los Corintios, una ciudad griega, que como buenos griegos valoraban el conocimiento filosófico, la retórica, etc. Y no es que Pablo no valorara estas mismas cosas (los estudiosos nos dicen que sus cartas están llenas de ejemplos de uso de la retórica), pero en su carta dice: “no quise saber entre ustedes sino a Jesucristo, y éste crucificado.” Pablo muestra un gran valor y convicción al no diluir el mensaje del Evangelio que Cristo murió por nosotros y resucitó al tercer día. Hay que recordar que para la filosofía platónica de los griegos la resurrección es una tontería. De acuerdo al platonismo había una cierta oposición entre el espíritu y la carne, con el espirito siendo la parte superior. La muerte era deseable porque “liberaba” al espíritu de las cadenas de la carne. Por eso para ellos la resurrección no tiene sentido. Sin embargo Pablo se muestra fiel al mensaje y no trata de hacerlo mas atractivo a su mentalidad filosófica, sino que se mantiene fiel a la verdad “para que su fe seb fundara, no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios.”
Jesús en el evangelio de este Domingo nos llama a ser la luz del mundo. ¿En qué aspecto se puede decir que somos nosotros luz? Y aun mas, ¿luz del mundo? En el contexto del capítulo 5 que estamos considerando hoy, los versículos justo antes de esta lectura contienen la sublime enseñanza de las Bienaventuranzas: bienaventurados los pobres de espíritu, los mansos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, etc. Jesús nos esta enseñando las cualidades de sus discípulos. Estas cualidades que son el centro de la moralidad Cristiana, con la ayuda del Espíritu Santo nos llevan a acercarnos a Dios. Mientras más cerca estamos de Dios, más nos parecemos a él. Esto nos los demuestra Moisés, cuando después de estar en comunión con Dios en la cima de la montaña, baja y la gente lo mira con temor, ya que su rostro resplandecía al haber hablado con Dios. Estando cerca de Dios, siguiendo sus preceptos, siguiendo su voluntad, nos hace el compartir un poco de su luz radiante. Y esta luz no es para que brillemos y nos halaguemos nosotros mismos por nuestra brillantez, esta luz no es para nosotros, sino para atraer a otros a Dios. Esta fue la razón que Dios constituyó a su pueblo Israel, no porque eran algo especial en si mismos,Wed, 01 Feb 2023 - 14min - 243 - La Presentación del Señor
La fiesta de la Presentación del Señor celebra la llegada del anhelado salvador y mesías, y su encuentro con dos representantes de los fieles de Israel: Ana y Simeón.
En la primera lectura el profeta Malaquías anuncia al futuro mensajero que prepararía el camino en anticipación de la llegada de Dios. Esta es una visión que se cumple en la persona de Juan el Bautista, quien fue el precursor de Jesús. En sus comentarios, los Padres de la Iglesia ven en este texto un anuncio tanto de la primera, como de la segunda venida de Jesucristo cuando Malaquías escribe: “¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién se tendrá en pie cuando aparezca?” Con la presentación del Señor se inauguran la etapa de los últimos tiempos, y debemos vivir siempre preparados para su segunda venida en gloria.
A su debido tiempo Jesús es presentado en el templo, como lo ordenaba la ley. Esto nos apunta hacia su papel como sumo sacerdote, lo cual nos habla la segunda lectura de este domingo. En este pasaje de la Carta a los Hebreos, su autor nos enseña que Jesús tomó nuestra humanidad para ser mediador entre nosotros y Dios, y de esa manera expiar los pecados del pueblo. Jesús como verdadero Dios y verdadero hombre es el puente entre nosotros y Dios, y puede reparar nuestra relación con Dios que fuera perdida por el pecado. Con su sufrimiento nos ganó la salvación, y hoy su sacrificio de entrega en la cruz nos ha dado la libertad sobre el pecado y sobre la muerte.
En el evangelio de este domingo vemos el episodio de la Presentación de Jesús en el templo, algo que ocurre en el contexto del ritual de purificación de María después de dar a luz al mesías. De acuerdo con la ley, una mujer que daba a luz a un varón no podía tocar cosas sagradas, o entrar en el templo por 40 días, hasta que ofreciera un sacrificio en Jerusalén. En el templo vienen a su encuentro estas dos figuras de Simeón, y Ana la profetiza, fieles judíos que aguardaban la venida del Mesías. Ante la presencia del salvador de Israel Simeón estalla de júbilo con una oración que la Iglesia repite en su liturgia de las horas y que es un recorrido por los pronunciamientos de los profetas antiguos. Como fue anunciado, Jesús traía la salvación, era luz para los gentiles, y vendría a dividir a la nación, con unos aceptándolo y otros rechazándolo. Roguemos a Dios para que con su gracia nos ayude a reconocer en Jesús nuestra salvación, y nos unamos a su misión de proclamar el Reino de Dios a todos los pueblos.
Wed, 02 Feb 2022 - 14min - 242 - Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos-3er Domingo Ordinario Ciclo A
Las lecturas de este domingo nos hablan de la luz de Cristo que ha venido a iluminar la oscuridad del mundo en el pecado.
En la primera lectura oímos al profeta Isaías dar palabras de aliento al pueblo que había sufrido el destierro. Aun en medio de la hora de mas profunda desolación, para los fieles creyentes en el Dios verdadero hay esperanza. Los primeros que fueron deportados fueron los habitantes de la parte norte del reino, los de Zebulón y Neftalí que corresponde al área de Galilea. También ellos son los primeros en recibir la luz de la proclamación del Mesías, como nos cuenta el evangelio de Mateo. La venida del Mesías trae la liberación del yugo y la opresión que habían sufrido. Así también nuestro Señor Jesucristo nos libera de toda aflicción que nos abruma, y nos da la paz.
En la segunda lectura San Pablo nos exhorta a la unidad. Los que creemos en Cristo no podemos tener divisiones. Toda división no es de Dios sino del enemigo. En Cristo hay armonía, hay una misma mentalidad, un mismo juicio. Esto no significa una simple uniformidad; lo que tiene en mente San Pablo va mas allá de eso. El habla de esas discordias que afectan la unidad de la Iglesia. ¿Qué tipo de discordia sufrían los Corintios? Aparentemente se habían divido en facciones que seguían a un predicador en particular: Apolo, Pedro, Pablo, etc., (con otro grupo diciendo: nosotros seguimos sólo a Cristo…) con las diferencias humanas que suelen salir – nosotros conocimos a Cristo primero, ustedes después; nosotros seguimos a Pedro, un apóstol de Cristo, ustedes no, etc. Una guía en estas cuestiones la vemos en el dicho de San Juan XXIII que dice: “en cosas necesarias unidad, en cosas dudosas libertad, y en todo, caridad.”
En el evangelio de Mateo vemos que Jesús después del arresto de Juan se traslada a Galilea para cumplir lo que Isaías había profetizado, y que leímos en la primera lectura. La luz que trae Jesucristo es la predicación de la venida del Reino de Dios, con el mensaje: “conviértanse, porque el Reino de los Cielos ha llegado.” ¿De qué manera podemos entender lo que es el “Reino”? Entendemos un triple reinado espiritual: el reino de Dios en nosotros, que es la gracia; el reino de Dios en el mundo, que es la Iglesia; y el reino de Dios en el cielo, que es la beatitud eterna. Aquí quizás la frase Reino de los Cielos tiene ese énfasis futuro, el Reino de Dios por venir.
El mensaje de Jesús de la necesidad de la conversión es el mismo de los profetas de la Antigua Alianza, así como también el mensaje de Juan el Bautista. Aun más, este es el mensaje que la Iglesia en integra continuidad continua proclamando el día de hoy. El conocer a Jesús implica un cambio, ¡no podemos continuar como estábamos antes! Y este es el camino de todo creyente: oír la proclamación – responder con el cambio de vida – recibir la gracia de Dios en el bautismo (o en la Reconciliación, si ya estamos bautizados).
En el mismo pasaje, el evangelio de este domingo también nos ofrece el llamado de los primeros discípulos. Lo primero a notar es su reacción al llamado: lo dejan todo y siguen a Jesús. En esta semana te invito a escuchar la predicación en la boca de su Iglesia que nos llama a la conversión. Preparemos nuestro corazón, para que al igual que los discípulos, podamos contestar inmediatamente al llamado del maestro que nos llama a salir de nuestra oscuridad en la que vivimos, hacia la luz de la libertad de vivir en armonía como hijos de Dios.
Wed, 22 Jan 2020 - 11min - 241 - Este es el Cordero de Dios-2o. Domingo Ordinario
En la primera lectura del profeta Isaías tenemos el llamado del siervo del Señor, identificado aquí con su pueblo Israel. Este llamado es un eco definitivo del llamado que se escucha en el bautismo de Jesús: “este es mi hijo amado, en quien me complazco.” En este caso se escucha “tu eres mi siervo en quien me gloriaré.” La identidad del siervo puede también ser el profeta mismo, ya que se menciona su misión como la restauración de Israel. Así como otros personajes en la Biblia como el profeta Jeremías, San Pablo, y Jesús mismo, este siervo de Dios también fue llamado desde el seno maternal. Si aplicamos esta lectura a nosotros mismos podemos ver que desde siempre Dios tiene un plan para nosotros – desde antes de nacer ya nos conocía y nos tenía destinados para su servicio. No incluye este pasaje litúrgico la queja del profeta en el versículo 4, ante la cual el Señor responde que es poco esto de restaurar al pueblo, también lo volverá “luz para las naciones.” Luz de las naciones, guiando a todos los pueblos a conocer a Dios como un faro de luz guía los barcos a su destino.
En la segunda lectura tenemos el saludo inicial de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios. Leemos en los Hechos de los apóstoles que San Pablo fundó esta iglesia en su segundo viaje misionero junto con Silas. Esta ciudad era bastante importante en aquellos tiempos ya que era un importante centro comercial. En esta introducción Pablo nos dice que él fue llamado por Cristo, y fue llamado para ser apóstol, por eso ahora él llama a otros a el Señor. Nos dice también Pablo quienes son los miembros de la Iglesia: los santificados en Cristo Jesús, los llamados a ser santos, los que invocan el nombre de Jesucristo. Y estos son los bautizados, ya que por el bautismo reciben ellos y recibimos nosotros la gracia santificante, nos unimos a Jesús como sarmientos a la vid. Somos los llamados a ser santos, ya que por esta fe que recibimos en el Bautismo estamos llamados a la perfección en nuestras vidas. Y los que invocan el nombre de Jesús somos los que oramos glorificando y alabando el precioso nombre de Jesús. A ellos, y a nosotros, nos desea esta paz que proviene de vivir siguiendo la voluntad de Dios.
El evangelio de este domingo lo podemos imaginar como una obra teatral. Después del prólogo, Juan el Bautista ha sido el carácter principal de la obra. Ahora hay un cambio de escenario, y Juan introduce al protagonista diciendo: “He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Estas palabras están impregnadas de significado. El cordero nos remonta a los eventos de la salida de Egipto en el libro del Éxodo, evento que está marcado por el sacrificio del cordero pascual. Estas palabras nos recuerdan también a las palabras del profeta Isaías comparando los sufrimientos del siervo del Señor al sacrificio de un cordero (Isaías 53,7). Nos recuerda a todos los sacrificios realizados en la Antigua Alianza. Como sabemos, todo esto era para prefigurar al que ahora es identificado como el Cordero de Dios, quien con su sacrificio restaura nuestra relación con Dios al perdonar nuestros pecados. Hermanos y hermanas, las lecturas de esta semana nos hablan del testimonio que debemos dar. El profeta es luz para las naciones. Pablo es enviado para predicar la Buena Nueva. Juan el Bautista es el último de los profetas, a quien se le concede ver al Mesías anhelado, y de eso da
testimonio. Nosotros los bautizados que hemos recibido el don de la gracia santificante también recibimos este mandato de dar testimonio. Es característica esencial del cristiano el compartir y dar testimonio de nuestra fe. En esta semana reflexiona y pregúntate: ¿cómo vivo mi fe? ¿Doy acaso testimonio del amor de Dios en mi vida? Siempre podemos hacer más para vivir mejor nuestra fe. Oremos para que Dios nos fortalezca para nuestra misión de dar testimonio de él.
Thu, 16 Jan 2020 - 13min - 240 - Yo Envío a mi Mensajero-3er Domingo de Adviento Ciclo A
La clave de las lecturas de este tercer Domingo de Adviento es la esperanza. Nos enseña el CIC #64 que por los profetas, Dios forma a su pueblo en la esperanza de la salvación, en la espera de una Alianza nueva y eternal destinada a todos los hombres y que será grabada en los corazones. Y esto es precisamente lo que hace Isaías: dando palabras de aliento para los que nos encontramos en el desaliento de la pobreza, de la enfermedad; a los que estamos debilitados por los vicios, por el peso de nuestros pecados. Isaías nos dice: íSean fuertes, no teman: ahí está nuestro Dios, el mismo viene a salvarnos! Las señales que acompañarían la llegada del venida del Mesías, el Salvador de Israel serian que “se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo”. Y todo esto se cumple maravillosamente en Jesús que sana a los ciegos, a los sordos y a los mudos, al invalido le dice levántate, toma tu camilla y vete.
El salmo hace eco del sentir de la Iglesia en el Adviento, esperando la llegada del Salvador diciendo: Señor Ven a Salvarnos! El salmista igualmente nos exhorta a la esperanza en Dios que es fiel a sus promesas, que nos protege y nos da justicia contra nuestros enemigos.
En la segunda lectura, el apóstol Santiago nos exhorta a la paciencia, imitando al sembrador que pacientemente espera el fruto de su trabajo. Vivir con paciencia esperando la venida del Señor lo veo yo equivalente a ser fieles siguiendo los mandamientos de Dios, viviendo en su gracia; los que no viven en esa espera (los que no son pacientes) tienen como objetivo las cosas de este mundo y en la manera mas rápida y efectiva de lograrlas, sin importarle las necesidades de las demás personas. Pero nosotros que vivimos en esta expectativa de la segunda venida, sabemos que ya viene el juez, como nos dice Santiago.
El evangelio de este domingo nos relata el pasaje de Mateo donde Juan Bautista estando en la cárcel, manda sus discípulos con Jesús a verificar si es él el mesías esperado, o deben esperar a otro. Y Jesús les contesta con la invitación a verificar por ellos mismos: lo que había anunciado Isaías se esta cumpliendo ante sus propios ojos! No me parece que Juan mandara a sus discípulos a verificar la identidad de Jesús: Jesús nos dice que Juan no es ninguna caña que se dobla por el viento, o sea Juan no es persona que bajo persecución y en la cárcel iba a perder su temple. Quizás, como explican los biblistas, Juan los mandó a ver por ellos mismos quien era Jesús para que una vez muerto Juan, pudieran pasar a seguir a Jesús. Así Juan, aun desde la prisión en que estaba por denunciar la conducta de Herodes, aun así puede brindarles esperanza a sus seguidores.
Mis hermanos y hermanas, en este tiempo de Adviento estamos llamados a cultivar la virtud de la esperanza, esta esperanza que es equivalente a la fe, como nos enseña el papa emérito Benedicto XVI en su encíclica Spe Salvi “En Esperanza somos Salvados.” En la misma encíclica Benedicto nos enseña: Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino. En la Navidad celebramos la esperanza que la encarnación nos da: Dios esta entre nosotros, Dios a venido a salvarnos del pecado, en Cristo hay esperanza! Por eso estamos alegres incluso ante las dificultades. Esta esperanza nos da la fuerza de enfrentarlo todo. En este Adviento, sigamos preparándonos en oración para celebrar la venida de Jesucristo nuestra esperanza y salvación, teniendo también en mente la paciente espera en que vivimos esperando su segunda venida al final de los tiempos. Que así sea.
Wed, 11 Dec 2019 - 12min - 239 - Conviertánse – 2o Domingo de Adviento
La clave del mensaje de las lecturas de este segundo domingo de Adviento es la conversión: “Conviértanse porque ya esta aquí el Reino de los Cielos” es la proclamación de Juan el Bautista. Ya viene el rey, este descendiente de David, este brote del tronco de Jesé ya está aquí. Isaías había tenido esa visión del rey que iba a venir, que contaría con el don del Espíritu Santo con su plenitud de dones. Esto se cumple en el bautismo de Jesús, cuando nos narran los evangelistas que el Espíritu Santo se posó sobre el en forma de paloma. Estos dones lo ungen para su misión de proclamar la buena nueva, y nosotros los cristianos somos herederos de estos beneficios-por nuestro bautismo somos injertados en este drama de la salvación y así recibimos nosotros también el Espíritu Santo con todos sus dones. Las imágenes de la convivencia de animales salvajes y domésticos, el lobo con el cordero, la pantera con el cabrito, etc. Hablan de la restauración de la paz y la harmonía que viene a traer el Mesías. En la nueva creación se va a restaurar esa paz y armonía que perdimos por el pecado. De esta paz tenemos ya una probadita en esta Navidad donde celebramos el nacimiento del rey de la paz. Pero esta paz no esta establecida por completo, hay que poner de nuestra parte para que se realice!
La segunda lectura tomada de la carta de San Pablo a los Romanos nos habla de la importancia que tienen las Sagradas Escrituras, obviamente Pablo refiriéndose al AT. Existe para nuestra enseñanza, para darnos paciencia y consuelo-cosas que nos llevan a tener los mismos sentimientos con otras personas, que resulta en nuestra unidad. Esto es lo que Dios quiere para todos nosotros, que estemos unidos, que se acabe la guerra, la desigualdad, la discriminación, todas estas cosas que nos separan unos de los otros y nos separan de Dios. Por eso en la Iglesia venimos a practicar esta unidad. Cuando celebramos la misa, ya desde el principio nos unimos a una sola voz, elevando nuestra oración al Padre desde el canto de entrada. Nos damos el saludo de paz, una vez mas manifestando esta harmonía en que debemos vivir, especialmente nosotros que somos hijos de un mismo Padre y somos hermanos en la fe.
En el evangelio escuchábamos el mensaje de conversión de Juan el Bautista, que es una continuación del mismo mensaje de los profetas del AT, y es el mismo mensaje de Jesús, y el mismo mensaje de la Iglesia el día de hoy. El mismo mensaje siempre antiguo, siempre nuevo, de cambiar nuestros corazones y voltear nuestra mirada hacia Dios para verlo en los pobres, en los mas necesitados. Cuando era niño e iba al catecismo, recuerdo que durante el Adviento nos daban un calendario de actividades que debíamos realizar para prepararnos para la navidad. Y esto es una gran idea, porque en realidad necesitamos un entrenamiento para adiestrar nuestra voluntad a ser virtuosa, ayudada por supuesto por la gracia de Dios, que siempre nos da la iniciativa a todo esto. El proceso de conversión es algo continuo, algo de toda la vida incluso. Aquel que piensa que esta convertido y no necesita nada mas vive engañado. Es un proceso de un constante peregrinar hacia nuestra meta, el Reino de Dios en el cielo. Por medio de la conversión se van quitando los obstáculos que nos separan de Dios, se va “preparando los caminos, allanando los senderos” como nos exhorta Juan el Bautista. Y todo esto no es algo únicamente interior, nuestra conversión interior debe de ser manifestada exteriormente, no solo en actos de piedad, pero en actos de asistencia con nuestros semejantes “den el fruto que pide la conversión” nos dice Juan el Bautista.
Nuestros otros canales de podcast aquí:https://vayanalmundo.org/red-de-podcasts-vayan-al-mundo/Nuestro canal de videos aquí: https...Fri, 02 Dec 2022 - 13min - 238 - Velen Pues y Estén Preparados-1er domingo de Adviento
Adviento es tiempo de espera, tiempo de preparación para celebrar con gozo la venida de Emmanuel, Dios con nosotros. Los profetas del Antiguo Testamento ya habían visto destellos de esta visión, del gozo mesiánico ante la venida del Salvador. El papa Francisco escribe en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium sobre el profeta Isaías:
Los libros del Antiguo Testamento habían preanunciado la alegría de la salvación, que se volvería desbordante en los tiempos mesiánicos. El profeta Isaías se dirige al Mesías esperado saludándolo con regocijo: «Tú multiplicaste la alegría, acrecentaste el gozo» (9,2). Y anima a los habitantes de Sión a recibirlo entre cantos: «¡Dad gritos de gozo y de júbilo!» (12,6). A quien ya lo ha visto en el horizonte, el profeta lo invita a convertirse en mensajero para los demás: «Súbete a un alto monte, alegre mensajero para Sión, clama con voz poderosa, alegre mensajero para Jerusalén» (40,9). La creación entera participa de esta alegría de la salvación: «¡Aclamad, cielos, y exulta, tierra! ¡Prorrumpid, montes, en cantos de alegría! Porque el Señor ha consolado a su pueblo, y de sus pobres se ha compadecido» (49,13).
Aquí en nuestra lectura, tomada del capítulo 2 se narra la visión del profeta que sucederá al final de los tiempos. Se le denomina “era final” porque después de nuestra era no viene otra, sino la eternidad. Y con la venida de Jesucristo ya empezó esta era final, estos últimos días. Ya el profeta veía el llamado universal a la salvación: “Todas las naciones afluirán hacia ella y acudirán pueblos numerosos.” Dios llamo primero a este pueblo de Israel para que guiara a los demás pueblos. Esta ciudad de Jerusalén, capital de Israel, está en el centro de la historia de la salvación. La ciudad está situada en la parte alta, en una colina donde debemos ascender al encuentro con Dios.
Cuando venga Cristo en su gloriosa segunda venida, traerá paz y harmonía al mundo, ya no va a ver necesidad de armas: “Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas.” Se va a fundir el acero de las espadas para fabricar arados, y con las lanzas podaderas. Los instrumentos de guerra van a ser transformados en instrumentos para el cultivo del trigo y de la uva que nos dan alimento, que para nosotros se transforman a su vez en el cuerpo y la sangre de Jesucristo. La visión del profeta tiene anticipo en nuestros días para los que participamos del cuerpo y la sangre de nuestro Señor, esta santísima Eucaristía que es ya hoy en día prenda de nuestra salvación futura.
Termina la lectura con la exhortación al pueblo a caminar en la luz del Señor-el mismo llamado que repite Jesús, diciendo: “arrepiéntanse, salgan de la oscuridad de la maldad y entren en la luz,” esta luz que nos da Jesucristo que también nos dice: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”
El salmo nos habla de la alegría de estar en camino a la Jerusalén celestial: “que alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor!” Porque ahí encontraremos nuestra paz y alegría en el Señor.
En la segunda lectura San Pablo habla del tema de adviento que es la preparación. Ya estamos en la noche de la historia de la humanidad, la luz del nuevo día, de la nueva creación que Jesús viene a efectuar, ya esta cerca. Por eso, nos llama a la conversión: “Abandonemos las obras propias de la noche y vistámonos con la armadura de la luz.” La luz de la estrella guiando a los Reyes Magos al recién nacido Jesús es un destello de la luz de Cristo. El apóstol nos invita a salir de la oscuridad de los vicios, del individualismo que nos impide ver las necesidades de los demás, y del consumismo. Acerca de esto,Wed, 27 Nov 2019 - 14min - 237 - Todo Será Destruido – 33er Domingo Ordinario Ciclo C
Nos encontramos ya casi en el final del año litúrgico que culmina la semana siguiente con la festividad de Cristo Rey. La primera lectura viene del libro del profeta Malaquías, que es el último profeta en el orden canónico del Antiguo Testamento. El escribía por ahí del 5o siglo a.C. en los tiempos en que recién habían regresado los judíos del exilio de Babilonia. El mensaje del profeta es uno de aliento, porque en su regreso a la tierra prometida se encontraron con muchas dificultades, mucha desobediencia a Dios. Entre los pecados se encontraban los sacrificios deficientes por parte de los sacerdotes, y el divorcio de mujeres israelitas para buscar esposas extranjeras que adoraban a otros dioses. Ante todo esto, el profeta Malaquías nos dice: el día del Señor se acerca, en ese día los malvados serán quemados, pero el Señor premiará a los justos. Este Día del Señor es precisamente lo que se refiere el salmista cuando nos dice: “el Señor llega para regir la tierra con justicia”
En la segunda lectura de la Segunda Carta de San Pablo a los Tesalonicenses San Pablo escribe a una comunidad que estaba preocupada por la segunda venida de Cristo. La iglesia primitiva pensaba que la parusía, la segunda venida de Cristo, era inminente, y si era así, pues no había necesidad de trabajar. San Pablo los reprende y le dice que imiten su ejemplo, ya que él trabajo cuando estuvo entre ellos. Pable nos dice: “el que no trabaje que no coma.” Claro, esto no aplica en nuestros días para personas que por causa de edad o incapacidad no pueden trabajar. Estas palabras van para los que pudiendo trabajar se quedaban con los brazos cruzados esperando la venida de Cristo.
En la lectura del Evangelio de Lucas, los discípulos le preguntan a Jesús: cuando va llegar eso – la destrucción del templo, el fin del mundo, etc. Y la respuesta de Jesús es “no se dejen engañar.” Todas esas señales que Jesús menciona las vemos hoy, las vieron nuestros antepasados y las verán quizás nuestros hijos. Y lo que pasa es que el principio del fin comenzó con la venida de Jesucristo. El vino a poner en marcha la ultima etapa de la historia. Estamos de hecho en los últimos días. ¿Cuando va a ocurrir el final? Nadie lo sabe, y cualquier persona que proclame saberlo es un falso profeta. Lo de echarles mano y ser entregados a los tribunales se cumplió con los apóstoles, como lo vemos en el libro de los Hechos de los apóstoles. Jesús nos está enseñando: todo lo que vemos a nuestro alrededor va a expirar, nada es eterno. Los discípulos admiraban la belleza del templo y Jesús les dice: no va a quedar piedra sobre piedra. Esto se cumple en el año 70 con la destrucción del Templo en la guerra entre judíos y romanos. “Todo será destruido.” Esto nos enseña a poner nuestros ojos ante las cosas eternas, las cosas de Dios, no ante los seres humanos y sus obras, que van a pasar. Hermanos y hermanas en este día propongámonos poner nuestra confianza en Dios ante las dificultades que nos encontremos, sabiendo que Dios es un Dios justo que premia a los fieles con el premio mas grande, no de riquezas que pasan, sino el premio de estar con Dios por toda la eternidad. Que la paz de Dios los acompañe el día de hoy y siempre.
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Wed, 09 Nov 2022 - 14min - 236 - Dios es un Dios de los Vivos, no los Muertos-32 Domingo Ordinario Ciclo C
Preferimos Morir que Ofender a Dios
La primera lectura de este domingo proviene del Segundo Libro de los Macabeos, libro que describe la resistencia del pueblo judío ante la invasión de los griegos en los años después de Alejandro Magno. La rebelión fue liderada por Judas Macabeo junto con sus hermanos, dándole el nombre a este libro. El pasaje de este domingo nos presenta los sufrimientos que estos jóvenes hermanos sufrieron a manos de los invasores quienes pretendían hacerlos romper la Ley de Dios. Con gran valentía ellos enfrentan estos eventos, negándose a faltar a la ley, aun sabiendo que les esperaba el martirio, y poniendo su confianza en Dios quien los restauraría en la otra vida. Esto nos da un gran ejemplo a seguir. Nosotros hoy en día no dudamos en hacer a un lado la práctica de nuestra fe cuando se vuelve en lo más mínimo incómoda. Su valentía es ejemplar y su fe demuestra que ya desde hace tiempo antes de Cristo los judíos ya creían en la resurrección, contrario a la creencia de los saduceos que Jesús enfrenta en el evangelio.
Dios nos da la esperanza
La segunda lectura de este domingo contiene unas hermosas palabras de San Pablo que nos mueven a la esperanza en un Dios que nos ama, y que sin nosotros merecerlo nos ha extendido la salvación. En otro pasaje de la Carta a los Romanos (5,8) el mismo Pablo nos dice que la prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros siendo nosotros aun pecadores. En esta lectura San Pablo también pide oraciones para el triunfo del Evangelio y para que Dios los proteja de los enemigos de Cristo. Dice San Pablo que la fe no es de todos, y esto es cierto también en nuestros días. La fe es un don de Dios, y muchos por descuido, ignorancia o malicia han bloqueado este precioso don. Por último el apóstol reza para que los Tesalonicenses y nosotros seamos tenaces hasta el final.
Dios es un Dios de los Vivos
En el evangelio de este domingo vemos a Jesús enfrentándose con un grupo conocido como los saduceos. Los saduceos se distinguían porque pugnaban por una fidelidad rígida a la Ley, rechazaban toda posibilidad de inmortalidad personal y estaban a favor de la cooperación con los romanos. Seguían solamente al Pentateuco como Sagrada Escritura. Eran la elite del templo y los lideres de la sociedad. Aquí le presentan a Jesús con una situación patentemente absurda basada en la ley del levirato descrita en el libro del Deuteronomio 25,5. La contestación de Jesús defiende y reafirma la realidad de la resurrección explicando que aquí en la tierra el matrimonio existe y es orientado para la propagación de la raza humana, pero esto obviamente no es necesario en el cielo. Dios es un Dios de los vivos, y él nos restaurará a la vida al final de los tiempos, como profesamos en el Credo cada domingo.
En este domingo la Iglesia nos invita a reflexionar en la resurrección. La posibilidad de nuestra resurrección proviene de la Resurrección de Jesús que nos da la salvación. Creer en la resurrección debe tener consecuencias en nuestra vida. Si vivimos de acuerdo a esta fe, entonces tenemos la certeza que la maldad en que vivimos rodeados no tiene la última palabra. La resurrección significa que Dios ha vencido a la muerte, y que nosotros compartimos en esta victoria.
Que la fe en la Resurrección nos llene también a nosotros de valor para enfrentar las dificultades y nos llene de una esperanza segura en el triunfo de la cruz. Que Dios nos guie siempre hacia este victoria.
Wed, 06 Nov 2019 - 15min - 235 - El Hijo del Hombre Vino a Buscar y Salvar lo Perdido – 31 Domingo Ordinario CicloC
Las lecturas de este domingo nos muestran a un Dios que nos da amor, el perdón y la misericordia, y en Zaqueo, la prontitud que debemos tener en buscarle.
La primera lectura nos enseña de manera poética sobre el amor, la misericordia y el cuidado que Dios tiene para nosotros. El Dios que el libro de la Sabiduría nos describe es un Dios que nos ama, y su amor es la razón, el motivo, el eje en el que toda la creación gira. Muy bien nos enseñó el santo papa Juan Pablo II que Dios nos creó únicamente por amor, y por ende nuestra vocación es a amar. El pasaje nos muestra un Dios que nos perdona, que poco a poco nos corrige para que nos volvamos a él. El Dios que nos presenta este libro es un Dios que no solamente nos crea, sino que también nos mantiene en existencia. Dios nos ha compartido de su ser, nos ha dado el aliento de vida, ese aliento incorruptible que es nuestra alma creada por Dios y que nunca será destruida. No podemos dejar de proclamar la verdad que nos enseña la Palabra viva de Dios: Dios, que aborrece el pecado, ama al pecador y desea su salvación.
En la segunda lectura tenemos el ejemplo de San Pablo a orar para que nuestra vocación brinde frutos abundantes. Sea cual sea nuestra vocación, debemos consagrarla a Dios, para que él nos la bendiga y se pueda llevar a cabo su voluntad en nosotros. Sin nuestras súplicas a Dios es imposible que se realice nuestra vocación. La oración nos brinda esa ayuda que necesitamos. El realizar nuestra vocación nos hace felices y glorifica a Dios. Nos hace felices porque seguir nuestra vocación cumple la razón de nuestra creación, y glorifica a Dios porque se realiza su santa voluntad en nosotros. Hacia el final del pasaje nos habla Pablo de la segunda venida del Señor Jesús, exhortando a los fieles a no tener ansiedad alguna al pensar que ese día era inminente. Nos acercamos al final del año litúrgico, y las lecturas de la misa comienzan a tomar un tono escatológico. Es importante recalcar este mensaje el día de hoy donde todavía hay charlatanes que dicen saber el día preciso. Nadie sabe ni el día ni la hora, así que haz a un lado cualquier ansiedad al respecto.
En el evangelio de este domingo Lucas nos presenta el encuentro de Jesús con Zaqueo. Al igual que uno de los protagonistas del domingo pasado, Zaqueo era publicano, es decir, recaudador de impuestos. No sólo un recaudador común y corriente, Zaqueo era jefe de publicanos. Sabemos que los que practicaban este oficio eran odiados por el pueblo, al ser colaboradores con los invasores romanos. Aparte de esto, los romanos les permitían cobrar una porción por encima de lo requerido para cubrir su salario, lo que sin duda daba entrada a abusos. Con todo, Zaqueo había oído sobre Jesús y se dispone a verlo, sin importar incluso subirse a un árbol para lograrlo. Los términos que usa Lucas para ilustrar la acción nos demuestra la urgencia de la conversión de Zaqueo: se adelanta “corriendo”, Jesús lo exhorta “baja pronto,” se baja “pronto.” No faltan los murmuros de la gente al Jesús pasársela en compañía de pecadores. La restitución que Zaqueo ofrece va más allá de lo que requería la ley (ver Lev 5,24), mostrando la gratitud del corazón convertido hacia Dios. La Palabra de Dios este domingo nos quiere demostrar la grandeza del perdón misericordioso de Dios. Nadie está fuera de su alcance, incluso los más grandes pecadores se pueden arrepentir y responder de gran manera al amor de Dios como lo hizo Zaqueo. Nosotros que tenemos la dicha de conocer a Dios debemos aprender a ser prontos a reaccionar a la salvación que hemos recibido. Por eso los cristianos tenemos la alegría, ya que sabemos que tenemos un Dios que ha mandado a su hijo que ha venido a restaurarnos la salud.
En este domingo decide el establecer una rutina definitiva de oración para poder así consagrarnos a Dios y que esta oración nos lleve como Zaqueo a la alegría de convertirnos a Dios.
Fri, 28 Oct 2022 - 15min - 234 - La humildad en la Oración-30 Domingo Ordinario Ciclo C
En las lecturas de esta semana nuestro Dios quiere recordarnos la importancia de la humildad en la oración. Pidamos a Dios un corazón humilde para que nuestra esperanza esté centrada en él y no en nuestras cualidades.
La primera lectura de este domingo continua la trama de las lecturas de la semana pasada con el tema de la persistencia ante un juez, pero esta vez Dios es el juez. En contraste con el mal juez del domingo pasado, el Señor es el prototipo buen juez que no se deja llevar por las apariencias o por la posición social de los que están siendo juzgados. Los jueces terrenales pueden caer en la tentación de ser sobornados por los ricos para detrimento de los pobres, pero no es así con nuestro Dios. El no menosprecia al pobre, sino mas bien escucha al humilde. Unido a la enseñanza de la persistencia en la oración, este pasaje nos enseña que la oración debe hacerse en humildad ya que la humildad impulsa nuestras oraciones hacia el cielo.
En la segunda lectura San Pablo ve como inminente el momento de su muerte. Su labor apostólica le permite comparar a su muerte con una libación, que es una ofrenda donde se derramaba alguna bebida en culto a los dioses. Su muerte al servicio del Reino es como un sacrificio ofrecido a Dios por nuestro beneficio. La vida cristiana es como una larga carrera, y llegar al cielo es llegar a la meta. En las olimpiadas se les entregaba a los victoriosos una corona de laureles, que es lo que aquí San Pablo compara con el triunfo de llegar a su meta. También aquí la segunda lectura tiene lenguaje jurídico, con el Señor como justo juez que lo juzgara rectamente.
La segunda parte de este pasaje habla de la soledad experimentada por el apóstol en la parte inicial de algún juicio en que él se encontraba envuelto. Nadie estuvo presente para atestiguar a su favor, sin embargo el Señor que lo envió en esta su misión es el que lo habilita para su ministerio. San Pablo, al igual que Jesús y Esteban, ora por aquellos que se le opusieron. La convicción de Pablo de que Dios lo libraría de todo mal se refiere no a evitar su muerte, sino a la gracia de Dios de resistir toda tentación, así como la gracia de la perseverancia al final de la vida.
Con el pasaje del Evangelio de Lucas de este domingo, Jesús y su Iglesia continúan su enseñanza sobre la oración. Como hemos estado aprendiendo, la oración debe ser persistente y llena de fe y confianza en Dios. A esto hoy le añadimos que la oración debe de ser humilde. Dios rechaza la oración del fariseo porque esta llena de egoísmo (¡“te doy gracias porque no soy como los demás”!) y está centrada en sí mismo. El que se cree bueno, como el fariseo, no tiene necesidad de Dios. Por el contrario, la oración del pecador publicano es una donde se reconoce como pecador. Mas el que es humilde y reconoce su pecado puede darle entrada a Dios, y Dios por su parte es incapaz de negar la petición hecha por un corazón humilde. Por eso debemos examinar nuestro corazón para no caer en la tentación del fariseo y creernos buenos. No podemos creernos mejores porque somos misioneros o maestros o evangelizadores y otros no. Nuestro sentimiento al participar en estos apostolados debe ser uno de profundo agradecimiento y humildad al reconocer que Dios nos acoge, aun sin ser dignos. El mensaje del evangelio es constante: debemos ser humildes, porque Dios eleva al humilde y rebaja al orgulloso. En esta semana pidámosle a Dios nos de una propia valoración de nuestra persona y que no nos permita volvernos de corazón duro como el fariseo.
Thu, 20 Oct 2022 - 14min - 233 - Oren Sin Cesar-29 Domingo Ordinario Ciclo C
Las lecturas de este domingo nos enseñan la necesidad de la persistencia en la oración para tener el deseo de realizar la voluntad de Dios.
En la primera lectura de este domingo oímos sobre el pasaje del ataque del pueblo de Amalec contra los Israelitas durante su exódo de la tierra de Egipto. Por este acto tan vil los amalecitas son considerados enemigos de Israel y eventualmente Dios ordena su destrucción en manos de Saúl, primer rey de Egipto (ver 1 Sam 15,2-20). La desobediencia de Saúl al no destruir por completo a los amalecitas causa que Dios lo rechace como rey de Israel y escoja entonces a David. La lectura de este domingo nos presenta el famoso pasaje donde estaban en batalla los israelitas y los amalecitas y mientras Moisés mantuviera los brazos levantados, la batalla iba a su favor. Eventualmente se cansan sus brazos, y entonces tienen ayudarle Aarón y Jur para mantener sus brazos en alto el tiempo suficiente para que la batalla se decida a su favor. Hay varios mensajes que saltan para nuestra consideración. Al igual que con Moisés y los israelitas también nosotros, mientras vivamos alabando a Dios con los brazos en alto, ningún enemigo nos puede vencer. Como Moisés con brazos fuertes resistió hasta ganar la batalla, también nuestra fe en el Señor necesita ser fuerte. Otra lección es que como Moisés necesitó ayuda para alzar los brazos, nosotros también a veces necesitamos la ayuda de alguien para mantenernos firmes en el camino recto del Señor. No trates de ganar todas las batallas solo, también Moisés necesito la ayuda de Aarón y Jur.
En la segunda lectura el apóstol Pablo exhorta a su fiel acompañante, el joven Timoteo, a mantenerse firme en la fe, teniendo entre las razones para esta firmeza las fuentes de donde aprendió esta fe: su madre y San Pablo mismo. Los Hechos de los Apóstoles nos revelan que Timoteo era hijo de una madre judía llamada Eunice y de un padre griego (Hch 16, 1-2). Su nombre, que significa honor a Dios, aunque es griego, revela la fe de su madre en el Dios de los judíos. Esto nos enseña la importancia de educar a nuestros hijos en la fe, empezando por nombrarlos con un nombre que honre a Dios, ya sea por su significado (como en el caso de Timoteo), o porque esté ligado a la vida de un santo al que busquemos emular por su fe en Dios. Si Timoteo se convirtió en tan grande ayuda para el apóstol fue gracias a la formación en la fe que seguramente su madre le procuró, logrando que el joven Timoteo desde niño conociera las Sagradas Escrituras. ¿Cuántos padres faltan a esta labor hoy en día? No les enseñamos la fe a nuestros hijos, y después nos lamentamos por lo descarriados que se encuentran. El estudio de las Sagradas Escrituras nos llena de la verdad de Dios y nos conducen por una senda segura hacia él. Finalmente, Pablo solemnemente le deja a Timoteo y a nosotros los Cristianos el encargo de predicar la Palabra de Dios en todo tiempo y en todo lugar.
En el pasaje del evangelio de este domingo San Lucas nos comparte uno de sus temas favoritos que es la importancia de la oración, la oración insistente. La lección de esta parábola es que si hasta un mal juez accede a darle un juicio favorable a la persona insistente, ¿cuánto mas nuestro Padre Dios accederá a nuestras peticiones cuando las hacemos con insistencia y son para nuestra salvación? También tiene este pasaje el final de las recomendaciones de Jesús a estar alerta ante su segunda venida. Si eres un cristiano, y rara vez haces oración te puedo ofrecer unas buenas razones para hacerla. Primero, Jesús nos lo enseñó. El sabe y desea lo que es mejor para nosotros, y por eso nos dejó su gran regalo del Padre Nuestro que nos enseña como dirigirnos al Padre. Otra razón que puedes considerar es que el orar ejercita y aumenta nuestra fe. Se requiere fe en Dios para orar, y el orar hace que crezcamos en esta fe. La oración es indispensable porque con ella expresamos nuestra dependencia en Dios.Fri, 14 Oct 2022 - 15min - 232 - La gratitud agrada a Dios-28 Domingo Ordinario Ciclo C
Las lecturas de este domingo nos hablan de la gratitud que debemos expresarle a Dios ante las obras maravillosas que él realiza en nuestras vidas, comenzando con el darnos la vida natural, así como también la vida supernatural de la gracia en Cristo.
En la primera lectura oímos la historia de Naamán, un general del ejercito sirio que sufría de lepra. Le llega la noticia de que un profeta de Israel realiza grandes obras, y acude a su encuentro. El profeta es Eliseo, quien recibe a Naamán y le indica que debe lavarse en el río Jordán siete veces. Inicialmente Naamán se rehúsa, ya que esta indicación no era lo que él se esperaba, y además siente un cierto sentido de superioridad que le impedía pensar que algo así pudiera pasar en un río de Israel. Finalmente cambia de parecer ante la insistencia de sus siervos y se va a lavar siete veces en el río Jordán. Al realizarse el milagro de su curación, Naamán es conmovido a una fe en el Dios de Israel y en gratitud le ofrece a Eliseo un regalo. El profeta Eliseo rechaza el regalo, pues él era diferente a los profetas falsos que recibían todo tipo de regalos y se enriquecían por su posición. Finalmente, Naamán pide llevarse un poco de la tierra de Israel donde habita el Señor vivo para llevársela a Siria, y así poderle adorar después. Este pasaje lo interpreta la Iglesia como una prefiguración al Sacramento del Bautismo, instituido por nuestro Señor Jesús en este mismo río Jordán. El bautismo también nos lava de la enfermedad que es el pecado y nos da la salvación a todos, cosa que también es prefigurada en este pasaje, al sanarse Naamán, un no-judío. Tres cosas se requirieron de Naamán para su cura, y tres cosas que también son indispensables para nuestra salvación: humildad, fe y gratitud. El gran general va acompañado de sus carros y sus caballos, esperando ser recibido y tratado con la debida pompa y circunstancia. En lugar de esto, Eliseo ni siquiera lo recibe, enviando las muy simples instrucciones para Naamán por medio de un siervo. Naamán tuvo que tragarse su orgullo y desplegar una confianza de que el profeta era en realidad un enviado de Dios. Ante la curación Naamán es agradecido y busca recompensar al profeta.
En la segunda lectura San Pablo le propone a Timoteo como ejemplo a Jesucristo, descendiente de David y resucitado de entre los muertos. Como descendiente de David Jesús es el cumplimiento de las promesas de Dios de que un hijo de David reinaría para siempre. Con su resurrección Jesús nos muestra que es el hijo amado de Dios, que ha triunfado sobre la muerte y nos muestra la salvación. La persecución que San Pablo ha sufrido la ha venido soportando porque la persecución y el sufrimiento nos configuran a Cristo y sirven también como testimonio para atraer a otros hacia él. Para San Pablo morir por Jesús es un vivir con él. La recompensa de una vida entregada al servicio de Dios es una unión eterna con él en el cielo.
En el evangelio de este domingo San Lucas nos relata el episodio de la cura de los diez leprosos. Ellos iban a la distancia, ya que la Ley de Moisés indicaba que los afligidos por la lepra debían vivir fuera del campamento donde vivían los demás. Desde la distancia le gritan a Jesús pidiendo compasión por su estado. Antes de sanarlos, Jesús les ordena presentarse ante los sacerdotes en el templo, cosa que también era requerida por la Ley, para certificar una curación. Ellos muestran una gran fe en Jesús al cumplir su mandato, estando aun enfermos. Encaminados a cumplir el mandato de Jesús se realiza su sanación, y mientras nueve de ellos siguen su camino, uno se regresa a darle gracias a Jesús. Jesús lo encomienda por su gratitud, que también le gana el regalo no solo de la salud, sino también el de la salvación.
Hermanos y hermanas, Dios quiere nuestra salvación y nuestra salud. El nos mandó a su hijo para darnos las dos cosas, basta que lo llamemos y le pidamos que nos sane. Como los leprosos,Tue, 04 Oct 2022 - 15min - 231 - Señor aumenta nuestra fe – 27o Domingo Ordinario Ciclo C
Las lecturas de este domingo nos enseñan a confiar en la salvación de nuestro Dios, rezando siempre: “Señor aumenta nuestra fe” y a ser humildes en nuestro servicio a Dios.
La primera lectura de este domingo proviene del libro del profeta Habacuc; uno de los ocho profetas menores. Se les denomina menores no por una menor importancia en su mensaje, sino más bien por su extensión en comparación con los profetas mayores como Jeremías, Isaías, Ezequiel, Daniel, etc. Habacuc escribe justo antes de la conquista del Reino de Judá por Babilonia, y el contenido de su carta trata de la lucha del profeta por entender la existencia del mal con estos eventos como una forma de castigo divino. En este pasaje al principio de su profecía escuchamos las palabras de lamento del profeta, palabras que toda persona de bien ha clamado a Dios en medio del sufrimiento por la maldad que nos rodea: ¿hasta cuando Señor durará esta maldad y esta violencia? La respuesta de Dios es clara y contundente: el justo que sigue los caminos de Dios se salvará, mientras que el malvado perecerá. Estas son palabras de aliento para nosotros permanecer siempre fieles a Dios, sin importar las dificultades a nuestro alrededor. Nuestro premio no está en este mundo, nuestro destino es la Tierra Prometida, la Jerusalén celestial.
En la segunda lectura por igual oímos palabras de aliento ante los sufrimientos. San Pablo escribe estas palabras a Timoteo exhortándolo a mantener siempre viva la gracia que éste recibió por el Sacramento del Orden. Por la imposición de manos Timoteo recibió como todo obispo el encargo de representar ante la comunidad a Cristo como maestro, pastor y sacerdote (ver CIC 1558). A través de estos preciosos regalos que son los sacramentos Dios nos da su gracia y todo tipo de dones que necesitamos en nuestra misión como cristianos. Sólo su gracia nos sostiene ante los sufrimientos de esta vida. Con los sacramentos, como bien dice Pablo, Dios nos ha dado fortaleza, caridad y templanza. Pero no basta con solamente recibir estos regalos que son los sacramentos, hay que vivirlos, afirmarlos y renovarlos continuamente. El final del pasaje que oímos este domingo habla de la enseñanza que recibió Timoteo de parte de Pablo. Como vemos aquí, la enseñanza proviene no solamente de lo que está escrito en las Escrituras, sino también de la proclamación oral, las palabras de Pablo y de todo obispo en unión con Pedro a través de la historia. Esta predicación oral forma parte de lo que aquí Pablo, y la Iglesia desde entonces llama “depósito de la fe” (ver CIC 76)
En el evangelio Lucas nos comparte palabras que deben ser parte del vocabulario de oración de todo cristiano: “aumenta nuestra fe.” Estas simples palabras deben vivir siempre en nuestro corazón y ser expresadas por nuestros labios ya que sabemos que no amamos a Dios como debiéramos, no le agradecemos todo lo que nos da y no le rezamos como se lo merece. No debemos caer en la presunción de que ya tenemos una medida de fe alguna, las palabras de Jesús van para nosotros también cuando le dice a sus discípulos que si tuvieran fe como un grano de mostaza harían grandes milagros. La segunda parte de este pasaje nos enseña a ser humildes en el servicio a Dios. Así como el siervo no puede demandar tratamiento especial por su servicio, así tampoco nosotros debemos de esperar esto. Sólo debemos conformarnos con ser fieles servidores de Dios, imitando el ejemplo de nuestra madre santísima que en su humildad es discípula modelo para nosotros. En esta semana propongámonos renovar los dones recibidos por Dios para poder dar fruto abundante de fe y de servicio a nuestro Señor en humildad y fidelidad.
Wed, 02 Oct 2019 - 230 - Lázaro y el Hombre Rico – 26 Domingo Ordinario Ciclo C
En esta semana las lecturas nos llaman a practicar la caridad, volteando nuestra mirada hacia el pobre y el necesitado. El vivir sin ayudarles es un gran pecado que Dios aborrece.
Ay de ustedes
En la primera lectura de este domingo tenemos una vez más las palabras del profeta Amós, esta vez manifestando uno de sus tres “ayes” o lamentos ante la situación del pueblo. Dios mandó a su profeta Amós con palabras de advertencia sobre la destrucción que se avecinaba ante el pecado del pueblo. El Señor denuncia a Judá (el reino del sur) por la desobediencia de la Ley del pueblo, mientras que el crimen de Israel (el reino del norte) fue el de abusar de los más pobres y desamparados de sus habitantes. El Señor encuentra detestable la actitud de aquellos que se la pasaban gozando de lujos como las camas de marfil, gozando de grandes banquetes y gozando de una buena música mientras las nubes grises de la venidera tormenta ya se divisaban (“la pérdida de José” se refiere a la derrota y destrucción del reino de Israel). Estas palabras las debemos tomar en cuenta nosotros también. Los signos de nuestros tiempos también apuntan a una temporada tormentosa. ¿Cómo nos preparamos para estas pruebas? La mayoría de nosotros nos preocupamos más bien por cómo obtener más riquezas, sin importar a quién dañamos, o que hacemos a un lado. Aun hay tiempo de cambiar. Nuestro Dios misericordioso está aplazando el día de la venida triunfante de su hijo Jesucristo, con el fin de darnos la oportunidad de volvernos hacia él.
Busca las virtudes y no la avaricia
En la segunda lectura, la exhortación de San Pablo a su joven colaborador Timoteo es precisamente de huir de este afán de acumular riquezas. Eso nunca en la historia de la humanidad ha hecho feliz a nadie, sin embargo nosotros nunca aprendemos y siempre caemos en esta trampa del enemigo. El consejo de San Pablo es debido a que algunos supuestos maestros cristianos se habían desviado del camino recto y se dedicaban a buscar enriquecerse a costa de la fe. San Pablo nos recuerda que para el buen maestro que trabaja para el bien, techo y comida bastan para darse por pagado. Un buen cristiano, y sobre todo un buen maestro cristiano deben más bien buscar las virtudes que sirven nuestra santificación y para el bien de la Iglesia. San Pablo enlista estas virtudes como la piedad, la fe, la caridad, la paciencia en el sufrimiento, y la dulzura (1 Tim 6,11). Piensa lo que sería tu vida, y la vida de la Iglesia, si reemplazáramos la avaricia por estas virtudes. La exhortación de Pablo para que Timoteo mantenga su “mandato” sin mancha ni culpa también va para todos nosotros. También nosotros en nuestro bautismo hemos recibido una encomienda, un mandato que nos une a la misión de Jesús de ser como él, fieles a la voluntad de Dios nuestro Señor, esparciendo la buena nueva de la salvación y siguiendo todo requerimiento de su santa ley.
Lázaro y el Hombre Rico
El evangelio de este domingo contiene un mensaje muy importante para nosotros. En aquel entonces, como hoy en día, mucha gente pensaba que a los pobres les iba mal por ser malos, o flojos o torpes. Como vemos en este pasaje, ni la prosperidad en la vida es premio para los buenos, ni la pobreza material es castigo por la iniquidad. El cómo nos va en la vida, aunque muchas veces va ligado a nuestro comportamiento, no siempre lleva una correspondencia directa con nuestra conducta. Para nosotros los cristianos la recta conducta es repuesta al llamado que tenemos como hijos de Dios, sin importar nuestro estatus social. Todos estamos llamados a la santidad, pobres y ricos, hombres y mujeres. El mensaje de la parábola no consiste en una condenación del rico por ser rico, más bien la condenación es cuando el rico viviendo en sus lujos no se acuerda del pobre. Todos nosotros estamos en una posición de ayudar. No importa en que situación vivas, siempre hay alguien en una posición aun peor a la que puedes ayudar.Fri, 23 Sep 2022 - 18min - 229 - Nadie Puede Servir a Dos Amos-25 Domingo Ordinario Ciclo C
Las lecturas de este domingo nos llaman a ser fieles, incluso en las cosas pequeñas, ya que esto nos entrena y nos condiciona a ser fieles en las cosas grandes.
Dios escucha el lamento del pobre
Las palabras del profeta Amós en la primera lectura van dirigidas a aquellos que tanto en aquel entonces, como en el día de hoy se aprovechan del pobre. El abuso del pobre es un crimen que se alza al cielo hacia los oídos de Dios. Este pecado enciende la ira divina y los culpables no escaparán la justicia de Dios si no se arrepienten. El abuso de los pobres lo describe el profeta como un pisotear a los pobres, es decir, primero una humillación de tirarlos al suelo, deshumanizarlos, ya que el hombre no pertenece en el suelo. Y también un segundo agravio, el de agredirlos físicamente. Esto no se le hace a ningún ser humano, en estos días ni siquiera a los animales, y mucho menos a los débiles y necesitados. Los malvados hacen esto y se pasan sus días esperando la oportunidad de aprovecharse de la gente. Por eso tú que eres cristiano, se recto en tus negocios, en tus tratos, y no pienses que lo que te robas es poco, ya que de poquito en poquito se llena el jarrito, como dice el dicho. Esto es muy cierto en nuestra vida, ya que el pecar, por pequeño que parezca el pecado, nos va condicionando a realizar pecados más y más grandes, hasta que llega el día en que nos encontramos en un estado de enemistad con Dios.
Jesucristo, nuestro único mediador
En la segunda lectura leemos las exhortaciones de San Pablo a Timoteo, y vemos como el cristiano está llamado a orar por todos, en especial por las personas en autoridad. En tiempos del Imperio Romano se le acusaba al cristiano de ser un enemigo del estado al no rendirle culto al emperador, sin embargo pasajes como el de esta segunda lectura muestra que el cristiano está llamado más bien a ser ciudadano modelo, buscando el bienestar de las autoridades para el bien común. Por eso también la Iglesia nos exhorta a participar en la vida pública votando y sirviendo en posiciones de autoridad de ser así nuestro llamado. El versículo cinco de este quinto capítulo se ha usado muchas veces para acusar a la Iglesia de ser idólatra en su respeto y veneración por la virgen María y los santos. “Hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús,” nos dice el pasaje, y nosotros estamos de acuerdo, al saber que María y los santos nos apuntan el camino hacia Dios. Son mediadores no reemplazando al único mediador, sino en cooperación con él que es nuestro mediador.
El administrador infiel
En el pasaje del evangelio de este domingo nuestro Señor Jesús nos enseña una lección muy importante a través de la parábola del administrador infiel. Este administrador había malversado los bienes de su empleador y lo habían descubierto, ocasionando que su jefe le informara su intención de despedirlo del cargo. Al pedirle su jefe cuentas y verse a punto de perder su trabajo, como último recurso el administrador se dedica a rebajar las deudas de varias personas para así hallar favor con ellos y quizás encontrar trabajo con alguno de ellos en el futuro. Jesús alaba a este hombre por su capacidad de salir adelante diciendo que los hijos de la luz podemos aprender de esto. Algo similar les pasa a las personas que se lamentan por no saber de las Sagradas Escrituras o de la santa doctrina de la Iglesia. “No tengo tiempo,” o “soy muy lento para esas cosas,” son las excusas. Pero pregúntales a estas mismas personas sobre su novela o deporte favorito, y en seguida se vuelven en consumados expertos, conocedores de hasta el último detalle de la trama de la historia, o las estadísticas del juego. Ahí donde está nuestro interés está nuestro amor. Debemos dedicarle a las cosas de Dios al menos la misma cantidad de estudio que lo que le dedicamos a nuestras cosas favoritas. Finalmente, las lecturas de este domingo nos llaman a ser fieles,Thu, 15 Sep 2022 - 15min - 228 - La Misericordia del Padre-24o Domingo Ordinario Ciclo C
En las lecturas de esta semana la Iglesia nos muestra el amor misericordioso del Padre, que busca siempre salvarnos del pecado en el que estamos envueltos.
En la primera lectura del libro del Éxodo somos testigos del pecado del pueblo. No podemos jactarnos nosotros de ser mejores que ellos. Si habían sido liberados por Dios de la esclavitud de Egipto. Si habían presenciado su brazo poderoso al derrotar a las huestes del faraón. Pero igual somos nosotros. También nosotros nos hemos beneficiado de su gracia liberadora que por el bautismo nos ha salvado de la esclavitud del pecado. También nosotros hemos presenciado de sus obras en nuestras vidas. Nuestro pecado es aun peor, ya que nosotros conocemos al Mesías. El pecado de Israel es el querer tomar las riendas de nuestras vidas sin confiar en Dios. Lo mismo hacemos nosotros buscando nuestra felicidad, nuestra razón de ser fuera de Dios. Pero no todo está perdido. El pueblo tiene a Moisés, que como todo profeta intercede a favor del pueblo y gana la salvación del pueblo renovando la alianza con Dios. Esto nos debe alentar a también orar en intercesión por los hermanos, ya que la oración conmueve el corazón de Dios. Tampoco está nuestra causa perdida, ya que nosotros tenemos la gracia de tener a Jesús, el nuevo Moisés, quién también intercede ante Dios por nosotros y quien establece la nueva y definitiva alianza sellada con su sangre derramada como sacrificio en la cruz.
En la segunda lectura oímos de la misericordia de Dios que transformó a Pablo de ser un gran pecador a ser ahora un apóstol del Señor. Quisiera que se nos quedaran bien grabadas las palabras del versículo 15 de este primer capítulo: “Es cierta y digna de ser aceptada por todos esta afirmación: Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores; y el primero de ellos soy yo.” Queda encapsulado en estas palabras el fundamento de nuestra fe, el plan de Dios para la redención del mundo que es el propósito de la venida de Jesús. Vino a salvar a los pecadores, vina a salvarnos. San Pablo también nos expresa la humildad necesaria para encontrar a Cristo. “Jesús vino a salvar a los pecadores y el primero de ellos soy yo.” Si yo no soy pecador no necesito entonces a Jesús. Por eso debemos doblar la rodilla y humillarnos, reconociendo nuestro estado. Dios sólo puede obrar en el corazón contrito.
En el evangelio de hoy escuchamos esta gran enseñanza de la misericordia de Dios en la forma de tres parábolas. Las tres nos expresan el amor misericordioso de Dios que se alegra cuando se recupera lo perdido. Mucho nos falta para aprender de Jesús. El cena y se reúne con pecadores. Nosotros los rechazamos y los condenamos. Como Pablo deberíamos reconocer que de los pecadores nosotros somos los más grandes. ¿Cuándo vamos a entender que para ir al cielo tenemos que ser como Jesús? ¿Cuándo nos va a entrar en la cabeza que Dios lo que quiere es nuestra salvación? Como Jesús debemos extender el amor, el perdón y la misericordia de Dios. Como Jesús debemos de continuar sin desfallecer nuestra misión de invitar a todos a nuestro alrededor a experimentar el amor transformador de Dios. Como Jesús debemos vivir nuestras vidas apegados a la voluntad del Padre, debemos vivir una vida de acuerdo a su voluntad para nosotros, consientes de nuestro llamado como hijos de Dios. Este pasaje, junto con las palabras del papa Francisco en la proclamación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia nos recuerdan que nadie está excluido del perdón de Dios. En esta semana y por siempre grábate en el corazón el hecho que Dios te ama y siempre te llama hacia él, y extiende este amor de Dios y su perdón hacia todos.
Wed, 11 Sep 2019 - 15min - 227 - Cargemos con Nuestra Cruz-23er Domingo Ciclo C
En este domingo practiquemos la humildad que nos lleva a encontrar la sabiduría divina, y roguémosle a Dios que nos fortalezca con su gracia para cargar nuestra cruz y continuar siempre adelante en nuestro camino hacia él.
La Sabiduría de Dios
Dice un conocido dicho: si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes. De lo absurdo y poca cosa que son nuestros planes y nuestro conocimiento apartados de la sabiduría de Dios trata la primera lectura. Por nuestros propios medios nada podemos saber de las cosas de Dios. Para conocer a Dios y su voluntad para nosotros se requiere ante todo una medida de humildad. Humildad al reconocer que yo no soy el centro del universo, sino una creatura de Dios, insuflado con su espíritu y hecho a su imagen y semejanza. Nos dice la Escritura que poco es lo que sabemos de las cosas de la tierra como para querer saber de las cosas celestiales. Esto lo ilustra uno de los grandes intelectos de la historia, Santo Tomás Aquino, cuando dejó de escribir después de tener una visión de Dios. Al preguntarle uno de sus asistentes al respecto, Tomás respondió que no podía seguir escribiendo después de esta visión, ya que en comparación a las cosas celestiales, sus escritos teológicos eran como paja. Para acercarnos a Dios hay que hacernos humildes, ya que él a los humildes los colma de su sabiduría, la sabiduría que es el conocer y seguir su voluntad.
Recíbelo como a mi mismo
En la segunda lectura tenemos un pasaje de la carta más corta de San Pablo, la Carta a Filemón. Esta carta Pablo la escribe al dirigente de una comunidad, una iglesia local, Filemón, intercediendo por Onésimo. Onésimo era un esclavo propiedad de Filemón que aparentemente se había escapado, o había causado alguna perdida a Filemón. Onésimo se había convertido por la predicación de Pablo, y ahora le acompañaba. En esta carta vemos la gran dedicación de Pablo al servicio del Evangelio. Aun estando en la cárcel se dedica a predicar y a convertir corazones a Cristo. Aun en esta condición Pablo se preocupa por sus hijos espirituales, y en está carta le escribe a Filemón para que lo trate gentilmente. Es evidente en esta carta que la predicación cristiana se extiende a todos, tanto ricos como pobres, esclavos o ricos. Pablo nos da el ejemplo y se muestra respetuoso de la ley, al intentar devolver a Onésimo con Filemón, en lugar de que se quede con él asistiéndolo. También nos muestra Pablo la perspectiva cristiana de que Dios actúa en todos los eventos de nuestra vida, tanto los que nos parecen malos, como los buenos. Aquí el escape de Onésimo sirvió para que conociera a Pablo y se volviera cristiano. De esclavo Onésimo ahora es un hermano en Cristo. Para el cristiano “en todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman” (Rom 8, 28).
El que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
En el evangelio de este domingo oímos palabras que suenan difíciles para muchos: “Si alguno viene junto a mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío.” Las personas que quieren mucho a sus padres pueden sentirse incómodas y preguntarse si se refiere Jesús a su situación. Lo que quiere decir Jesús aquí es que si hay alguna situación en donde a alguien se le de la elección entre seguir a Cristo o tenerle lealtad a la familia, en estos casos se le debe amar más a Cristo. Tenemos algunos ejemplos de la vida de los santos, donde las personas sentían un llamado a entregarse a Dios siguiendo la vida religiosa y sus familias estaban opuestas, como fue el caso en la vida de Santa Clara y Santo Tomás de Aquino. No nos dice Jesús que dejemos de amar a la familia, sino que tenemos que amarle más a él. El primer mandamiento tiene prioridad sobre el cuarto, si nuestros familiares son un obstáculo en seguir la voluntad de Dios. El otro punto del evangelio de hoy es el compromiso que conlleva seguir a Cristo.Wed, 04 Sep 2019 - 15min - 224 - Estén Listos-19 Domingo Ordinario Ciclo C
“De común acuerdo se impusieron esta ley sagrada.” – Sabiduría 18:9b
En la primera lectura de este domingo el libro de la Sabiduría nos habla de aquella noche previamente anunciada, refiriéndose a la noche de la liberación del pueblo de Dios de la esclavitud de Egipto. Este es uno de los ejemplos que nos da este libro de la Sabiduría de la providencia de Dios con su pueblo durante el Éxodo. La liberación del pueblo es para darle la libertad de rendirle culto a Dios. La salida de Egipto es la culminación de los castigos para sus enemigos y la manera en que Dios llama para sí a su pueblo. El sacrificio secreto que los santos ofrecían se refiere al sacrificio de la Pascua indicado a ser celebrado por Dios para marcar su salida esa noche y para siempre. Estos eventos marcan el llamado del pueblo de Dios, y vemos cómo todo esto los une, compartiendo los bienes y los peligros, como nos dice la lectura. Esta es la unidad que debemos tener todos los que servimos a Dios. Para nosotros la fuente de la unidad es el verdadero Cordero Pascual, nuestro Señor Jesucristo sacrificado en la cruz y ofrecido en el sacramento de unidad por excelencia, la Sagrada Eucaristía.
“La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo que se espera y de conocer las realidades que no se ven.” – Hebreos 11;1
La segunda lectura de este domingo, de la Carta a los Hebreos, nos habla de la fe, con esa clásica definición con la que abre el pasaje: “La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo que se espera y de conocer las realidades que no se ven.” De este tema se han escrito bibliotecas enteras. La fe es para nosotros el inicio de la salvación, y con la ayuda de la gracia, es la virtud con la cual creemos en las cosas reveladas por Dios. Nuestros antepasados en la fe, los patriarcas, son recordados y reconocidos por su gran fe, expresada en su confianza en los designios de Dios. Abraham y Sarah son presentados como grandes ejemplos de fe al confiar en el Señor, y por eso ellos son nuestros padres en la fe. Ante este ejemplo es que nuestra propia fe en Dios debe ser medida. Como Abraham, ¿obedecemos a Dios aunque implique hacer algo difícil? ¿Cuántos de nosotros elegimos el pecado antes de pasar por una dificultad? Como Abraham, ¿acaso confiamos en la promesa de Dios de cuidarnos cuando pasamos por momentos difíciles, o llegamos a dudar de su existencia? Ojalá que podamos experimentar la confianza en Dios y saber que su gracia nos acompaña en las dificultades.
“Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba.” – Lucas 12:33
En el evangelio de este domingo Jesús nos llama a tener confianza en Dios y no temer, que Dios al hacernos sus hijos lo que quiere es hacernos partícipes de su Reino. Recordando al rico necio de la semana pasada, aquí Jesús nos recomienda despojarnos de nuestros bienes y dárselos a los pobres. En vez de construir graneros donde almacenar el grano, Jesús nos invita a hacer bolsas que no se deterioran, que podrían ser unas vidas llenas de virtud abiertas a la gracia de Dios. Lucas en su evangelio nos recuerda una y otra vez el considerar nuestro actitud hacia las cosas materiales. Sea cual sea nuestro estado en la vida, ya sea ricos o pobres, hay que recordar que estamos aquí de paso, y las cosas de este mundo un día ya no serán más. Hay que tener cuidado de no poner nuestra esperanza en las riquezas, sino también nosotros un día correremos la misma suerte del rico necio. Que la bondad de Dios con nosotros mueva nuestro corazón al desprendimiento de los bienes terrenales, para mostrarnos más bondadosos con los necesitados.
Thu, 04 Aug 2022 - 18min - 223 - Guárdense de la Codicia-18o Domingo Ordinario Ciclo C
En las lecturas de esta semana nos recuerda Jesús de guardarnos de perseguir los bienes materiales y caer en la codicia. Practiquemos mejor el hacernos ricos de bienes espirituales, que es la riqueza que no perece, sino que florece y nos da fruto abundante de salvación en Cristo.
Vanidad de Vanidades
La primera lectura de este domingo abre con las famosas palabras: “vanidad de vanidades, todo es vanidad.” Debemos considerar que en el lenguaje original hebreo, vanidad no tiene el mismo significado que la palabra tiene para nosotros de un orgullo excesivo sobre nuestra persona. Vanidad en hebreo significa “un soplo de viento,” o “un respiro,” como por decir, algo insignificante. Aun con el preocuparse y trabajar arduamente, uno nunca sabe si esto se le va a quedar a alguien que también laboró, o a alguien que no trabajó para merecérselo. En otras palabras, el predicador se está preguntando si vale la pena esforzarse tanto. Como lo expusimos anteriormente en la decimotercer semana, la vida cristiana consiste de un balance entre el trabajo y la contemplación. Esta lectura nos recuerda a mantener este balance y no desgastarnos enteramente en nuestra labor, por más buena y digna que sea. ¿Cuántas veces no escuchamos el lamento de padres que por dedicarse por completo al trabajo perdieron el amor de sus hijos? O lo que es peor, por tanto trabajar no se dedicaron a educarlos bien, y terminaron los hijos en malos pasos.
Busquen las Cosas de Arriba
En la segunda lectura de la Carta a los Colosenses se nos recuerda que para nosotros los que vivimos en Cristo, los resucitados por el Bautismo estamos llamados a vivir con la vista al cielo, es decir, viviendo de acuerdo a la manera en que Cristo nos enseñó. Los cristianos estamos llamados a vivir y hemos sido habilitados por la gracia, para una vida más elevada, una vida sobrenatural donde reina el amor de Dios. Cuando nos dice el texto que nuestra vida está oculta en Cristo quiere decir que ahora nuestras buenas obras están escondidas, pero con su segunda venida al final de los tiempos se revelarán, y así seremos glorificados en Cristo.
Aunque hemos sido purificados por la gracia bautismal, y hechos coherederos de la gloria del cielo en Cristo, la tendencia a pecar, que es resultado del pecado original, se mantiene en nosotros. Por eso aun tenemos que acudir a la ayuda de la gracia de Dios para luchar contra la tentación y purificarnos de lo que es terreno. Para entrar al cielo debemos convertirnos más y más como Dios, es decir debemos ser santos.
¿Quién me hizo juez entre ustedes?
En el pasaje del evangelio me parece que Jesús tiene una actitud parecida a la del predicador del Libro de Eclesiástico de la primera lectura. ¡Qué vana es una disputa sobre una herencia, considerando que finalmente nada nos llevamos de este mundo! Jesús categóricamente rechaza la petición de actuar como mediador en la disputa, y responde con la advertencia en contra de poner nuestra confianza en la riqueza. ¿De que sirve trabajar para los bienes materiales y olvidarnos de los bienes espirituales? Los bienes materiales son los que realmente cuentan para nuestra felicidad eterna. ¿Cuáles son los bienes espirituales? –Las virtudes, el seguir los mandamientos, el practicar las obras de misericordia, en fin, todo lo que nos convierte y nos hace más como Jesús. ¿Cómo podemos vivir con esta misma actitud? Un paso definitivo lo podemos tomar recordando que no somos eternos. Nos va llegar el día de nuestra muerte, y ese día las riquezas y la manera en que las obtuvimos nos van a pesar en la balanza de nuestro juicio. En esta semana practiquemos el hacernos ricos no de bienes materiales, sino de la riqueza que no perece, sino que florece y nos da fruto abundante de salvación en Cristo.
Wed, 31 Jul 2019 - 16min - 222 - Señor, Enséñanos a Orar-17o Domingo Ordinario Ciclo C
Las lecturas de este domingo nos muestran el poder de la oración para mover el corazón de Dios que quiere que nos dirijamos hacia él como hijos a su padre. Entreguemos nuestras vidas al Padre de Jesús y Padre nuestro quien busca la unión eterna con nosotros.
Dios es Compasivo
En la primera lectura del libro de Génesis, el Señor comparte con Abrahán su intención de extender su castigo a las ciudades de Sodoma y Gomorra por sus grandes pecados. Aquí es donde Abrahán se muestra como profeta, con su petición de intercesión a favor de los inocentes de estas poblaciones. Este pasaje nos presenta, aun con la dinámica un tanto exagerada, una importantísima discusión: ¿tiene precedencia la justicia de Dios que su castigo debe realizarse aun a costa de los inocentes?, o ¿viene primero su misericordia, que con tal de no destruir a los inocentes se aplaza el castigo de los culpables? Como sabemos por multitud de pasajes (ver por ej. Ex34:6 “Entonces pasó el Señor por delante de él y proclamó: El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad”) y lo hemos mencionado ampliamente, la misericordia de Dios toma precedencia.
Este pasaje es frecuentemente usado para condenar a las personas homosexuales, ya que la homosexualidad fue el pecado que finalmente colmo la paciencia de Dios y lo hizo destruir a Sodoma y Gomorra. Lo que mucho menos frecuentemente vemos es la oración de intercesión realizada por Abrahán. ¿Oramos por la conversión de las personas, aun de los pecadores? Nos olvidamos que nosotros también somos grandes pecadores y de la inmensidad de gracia que nuestro Señor Jesús ha derramado para nuestra salvación.
Hemos Muerto en Cristo
En la segunda lectura de la Carta a los Colosenses oímos que somos sepultados con Cristo por nuestro bautismo. ¿Qué significa esto? San Pablo mismo nos ofrece la respuesta en su Carta a los Romanos 6:3: “¿O es que ignoran que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte?” Nosotros al ser bautizados hemos compartido de la muerte de Jesús, él en la cruz, nosotros al pecado. El bautismo marca el inicio de nuestra vida en Cristo, el principio de nuestro ser “otros cristos” en el mundo. El objetivo de nuestra vida como cristianos es volvernos más y más como Cristo. Y este objetivo da inicio con una completa identificación con Cristo en el bautismo. Y todo esto por la fe en la resurrección de Jesucristo. La fe viene antes del bautismo, y la fe viene de la proclamación de la Palabra. Por eso es labor crucial de todos en la Iglesia dedicarnos a la evangelización. Muchos han sido bautizados y no han conocido a Jesús. Quizás nosotros mismos también necesitamos una re-evangelización, o una nueva evangelización, al haber tenido un encuentro con Jesús que ahora necesita reforzarse, renovarse, revitalizarse para dar nuevos frutos. Con el bautismo hemos sido perdonados de nuestros pecados, lo que es más grande es que aun siendo pecadores, con su muerte Jesús nos ha dado la vida, tomando todas nuestras culpas clavándolas en su cruz.
Señor, enséñanos a Orar
En el evangelio de este domingo oímos la respuesta de Jesús a la pregunta de sus discípulos “Señor, enséñanos a orar” –el Padre Nuestro. Jesús no solamente nos dio una formula a seguir –cuantos negocios hoy en día nos quieren vender formulas infalibles para ser felices, para bajar de peso, para ganar dinero. Jesús nos enseña con su ejemplo. Él frecuentemente se alejaba del bullicio de la gente para entrar en oración. En los momentos más importantes de su ministerio-antes de elegir a sus discípulos, en su bautismo, en su agonía en el huerto, él siempre está en oración. El siempre está en oración, y nos invita a hacer lo mismo. Tal es el comportamiento de Jesús que causa la curiosidad de sus discípulos con esa petición –“Señor, enséñanos a orar.” La respuesta a la petición es la oración universal, el Padre Nuestro.Thu, 21 Jul 2022 - 20min - 221 - Maria ha Elegido la Mejor Parte-16o Domingo Ordinario Ciclo C
Las lecturas de este domingo nos recuerdan que hay que mantener un balance. La vida activa sin oración será estéril y no brindará frutos. El pasarse todo el día en contemplación sin ayudar al necesitado, o descuidando nuestra familia tampoco agrada a Dios. Todo en balance. En esta semana recuerda la hospitalidad de Abraham y practícala con todos, sobre todo con tus seres queridos. También recuerda unir tus sufrimientos a los dolores de Jesús en la cruz y recuerda mantener un balance entre la vida activa y la contemplación.
“…para entonces, Sara, tu mujer, habrá tenido un hijo.” – Génesis 18:10a
En la primera lectura de este domingo oímos la anunciación del nacimiento del hijo de Abraham y Sarah, hijo que les vendría ya en su vejez. Este texto ha fascinado a los biblistas a través de los tiempos, ya que contiene una teofanía, o sea una manifestación de Dios, en medio de circunstancias un tanto misteriosas. La dificultad proviene del hecho de que el pasaje comienza declarando “Un día, el Señor se le apareció a Abraham,” mientras que un poco mas adelante el pasaje se refiere a “tres hombres que estaban de pie ante él.” El saludo de Abraham añade al misterio, ya que el hebreo puede ser traducido en el singular “mi Señor” o en el plural “mis Señores.” Algunos comentaristas opinan que se trata de tres ángeles, San Agustín dice en un comentario que eran dos ángeles y Cristo entre ellos, otros dicen que los tres representan a la Santísima Trinidad. Sea lo que sea, la presencia de Dios es manifestada en ellos, y podemos ver esto de la manera en que Abraham los recibe, postrándose ante ellos. La invitación a tomar “un poco de agua” y “un bocado de pan” es una atenuación tratando de minimizar el gran banquete que Abraham manda a preparar (gran cantidad de harina para unas tortas, lo mejor del ganado, etc.). Esto es en parte por la hospitalidad que distingue a las gentes del desierto, donde la hospitalidad para los extranjeros puede ser cuestión de vida o muerte, y también por el hecho de que Abraham reconoce en ellos algo mas que tres extranjeros. Que la meditación de este texto nos lleve a profundizar en nuestro amor por Dios, quien todo nos da.
“Ahora me alegro de sufrir por ustedes, porque así completo lo que falta a la pasión de Cristo en mí.” – Colosenses 1:24
En la segunda lectura oímos palabras que nos suenan un tanto extrañas a nuestros oídos modernos. En una sociedad como la nuestra, donde siempre estamos buscando el placer, el ocio, la distracción, suena extraño oír a alguien decir “me alegro por mis padecimientos.” A diferencia de la gente en la sociedad hoy, que busca evitar el dolor y maximizar el placer, para nosotros los católicos el sufrimiento puede tener un carácter redentivo. Gracias al sacrificio de Jesús en la cruz, nosotros podemos unir nuestros sufrimientos a los de Jesús, y darle giro a esta situación penosa. De tratarse de algo malo, al ofrecerle nuestro sufrimiento a Dios lo convierte en fuente de gracia. De hecho esto es lo que San Pablo se refiere cuando dice “completo lo que falta a las tribulaciones de Cristo.” No porque con su muerte Cristo no haya completamente efectuado nuestra salvación, sino porque ahora para aplicar los méritos de su pasión nosotros tenemos que cooperar soportando nuestras propias pruebas y uniéndolas a los dolores de Jesús en su pasión. Por eso, en tu oración ofrécele a Dios tus sufrimientos y únelos a los dolores de Cristo en su pasión, para tu santificación y para el bien de la Iglesia.
“Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria.” – Lucas 10:41
En el evangelio de este domingo la Iglesia nos propone el pasaje de las hermanas Marta y María, que junto con Lázaro a quien Jesús resucitó, eran una familia muy cercana a nuestro Señor. Qué bonito es cuando la familia entera ama al Señor, y todo lo que hacen, toda labor, tiene como propósito alabar a Dios.Wed, 17 Jul 2019 - 18min - 220 - Ve y Haz Tu lo Mismo-15o Domingo Ordinario Ciclo C – La Palabra Contemplada
En este domingo nuestro Dios nos invita a reflexionar en su ley expresada en las Sagradas Escrituras que Jesús nos interpreta definitivamente de manera misericordiosa con la parabola del Buen Samaritano y nos dice “ve, y haz tu lo mismo.”
“Escucha la voz del Señor, tu Dios, que te manda guardar sus mandamientos” – Deuteronomio 3:10
En la primera lectura de este domingo, tomada del libro del Deuteronomio, escuchamos palabras de aliento para el pueblo, para no desanimarse en el cumplimiento de la ley de Dios. Quizás después de tantas caídas y tanto pecado del pueblo era fácil el darse por vencido. Son palabras dirigidas hacia el final de la travesía por el desierto, donde Moisés les presagia que por su desobediencia vendría el destierro. Pero vendrían los días donde el pueblo se convertiría con todo el corazón y con toda el alma, y escucharía la voz del Señor. En nosotros se han cumplido estas palabras, pues con la venida de Jesucristo se ha inscrito en nuestros corazones una nueva alianza. En la vida de gracia traída por Jesucristo son muy ciertas las palabras del patriarca cuando nos dice que estos mandamientos no son superiores a nuestras fuerzas. Este es el mismo sentimiento que San Pablo expresa en su 1 Carta a los Corintios: “Y fiel es Dios que no permitirá sean tentados sobre sus fuerzas. Antes bien, con la tentación, les dará modo de poderla resistir con éxito.” Es posible ahora vencer la tentación y seguir la voluntad de Dios. Pidamos por la ayuda de su gracia para ser fieles a Dios en nuestro caminar.
“Él existe con anterioridad a todo, y todo tiene en él su consistencia.”
La segunda lectura nos presente este sublime himno cristológico de la Carta a los Colosenses. De manera poética este pasaje nos enseña las verdades mas grandes sobre nuestra fe en Jesucristo. Jesús hace presente al Padre, la creación fue realizada en él, en su ser es anterior a todo, es pre-existente, es la cabeza de la Iglesia, su Resurrección presagia y hace posible la nuestra, por su sangre trae la paz y reconciliación al mundo. En su Encarnación Jesucristo nos ha revelado al Padre, de manera que Jesús puede declarar “El que me ha visto a mi, ha visto al Padre”(Jn 14:9). Este pasaje defiende la divinidad de nuestro Señor Jesucristo al declararlo pre-existente a todo. El fue engendrado por el Padre desde toda la eternidad. El error de Ario proclamaba que “hubo un tiempo en que no existía.” Se declara la divinidad en el hecho de que todo lo creado tiene es contingente en él, o sea, todo lo que existe depende de Jesucristo para su existencia. No podemos dejar de mencionar la misión de Jesús expresada aquí como la reconciliación. Jesucristo con su muerte nos trae el perdón de los pecados, abriendo la posibilidad de la reconciliación del hombre con Dios.
“Anda y haz tú lo mismo” – Lucas 10:37
En el evangelio vemos una pregunta que muchas veces nos hacemos: ¿qué tengo que hacer para tener la herencia eterna? La respuesta de Jesús es recordarle al maestro de la ley, lo que ya sabe, lo que está escrito en la ley. El maestro de la ley, como es de esperarse, responde acertadamente, pero tiene una pregunta adicional: “¿quién es mi prójimo?” Frecuentemente me encuentro con un sentimiento similar cuando estoy en las parroquias enseñando temas, sobre todo tocante a la misa, o el pecado. La gente sabe la importancia de ir a misa, pero igualmente se preguntan “¿cuenta la misa si llego después de la oración inicial?” “¿qué tal si llego después de la primera (o la segunda lectura, o el evangelio)”? Con el pecado es lo mismo: “¿es pecado hacer x, y o z?” Sabemos que esta mal el pecar, pero buscamos ver hasta donde podemos llegar antes de ofender a Dios. Contrasta esta actitud con la actitud que tienes hacia alguien a quien amas. Con tus hijos no te preguntas ¿qué tan poco les puedo dar de almuerzo antes de que enfermen? No haces esto, ¿verdad? Para mostrarnos la manera en que debemos amar,Wed, 10 Jul 2019 - 16min - 219 - 14o. Domingo Ordinario-Jesús envía a sus discípulos
En el Evangelio de este domingo Jesús envía a 72 de sus discipulos a continuar su misión de sanar a los enfermos, exorcisar a los demonios y proclamar la Buena Nueva. ¿A donde te envía Jesús hoy?
“ Alégrense con Jerusalén, gocen con ella todos los que la aman.” Isaías 66:10
La primera lectura de este domingo nos viene del último capítulo del libro del profeta Isaías. En el pasaje vemos el llamado del profeta a una alegría desbordada por el regreso de los exiliados a la tierra prometida, aun antes de que sucediera. Una clave con la que podemos entender el Antiguo Testamento es leyéndolo teniendo en cuenta la Tierra Prometida como un punto central. Con esta clave el texto adquiere un significado muy profundo: desde el libro de Génesis hasta los Macabeos, la historia es una que liga el propósito con el obtener, perder, viajar hacia, y recuperar la Tierra Prometida. Este es uno de los pocos pasajes que caracteriza a Dios en términos maternos: “Como áquel a quien su madre consuela, así yo los consolaré a ustedes.” Como sabemos Dios es espíritu puro, y no puede asignársele un genero masculino o femenino. Mientras que la mayoría de los pasajes describen a Dios como Padre (y Jesús mismo así lo hizo), también tenemos unos pocos como este que lo describen con imágenes maternales. Con alegría dirigimos nuestras oraciones a Dios al saber que Él nos acompaña en nuestro camino hacia la Jerusalén celestial.
“No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo” – Gálatas 6:14
La segunda lectura proviene de la carta de San Pablo a los Gálatas. Galicia era el poblado donde los que se habían convertido a Cristo por la predicación de Pablo habían sido seducidos por otros predicadores a adoptar las costumbres judías, sobre todo la circuncisión. Esto para Pablo es una traición a Cristo, y por eso este tema ocupa un lugar prominente en la carta. De hecho cuando Pablo dice “Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz,” él esta respondiendo al hecho de que los circuncidados hacían alarde de que ellos eran los elegidos, los que se salvarían por este signo. Pero para Pablo que había tenido un encuentro tan especial con Jesucristo no había otra señal, sino el signo de la Nueva Alianza: la cruz del Señor Jesucristo. Esto era central para Pablo: nosotros predicamos a un Cristo crucificado. Por eso para nosotros la cruz nos identifica como seguidores de Cristo ya que por esta cruz nuestro Dios redimió al mundo. De ser instrumento de tortura se volvió instrumento de salvación. Los que estamos en Jesús hemos vuelto a nacer, somos una nueva creación como nos dice aquí San Pablo, aludiendo a este nuevo estado de vivir en la gracia de Dios por el bautismo. Lo que cuenta ahora no es la circuncisión sino la creación nueva dice San Pablo, hablando de que en la Nueva Alianza lo que cuenta es la gracia de Dios derramada para nuestra salvación en la cruz.
“Los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir.” – Lucas 10:1
En el evangelio de este vemos a Jesús envíar a 72 de sus discípulos a ir y predicar por los poblados. En un cierto nivel nos muestra el carácter práctico de la misión de Jesús: llama a sus discípulos, les enseña, y ahora tienen un “entrenamiento” antes de ser lanzados en su misión final – el ir por todo el mundo predicando el Evangelio. La preparación para ellos, y también para nosotros que buscamos seguir a Cristo y unirnos a su misión, es el de despojarnos de todo y abandonarnos en plena confianza de que él proporcionara todo lo que necesitamos. Otra cosa que aprender de la gran riqueza que nos ofrece este pasaje es el hecho de que Jesús los manda de dos en dos. El apostolado se vive en acompañamiento. Nos apoyamos mutuamente, rezamos por nuestras necesidades y la de los demás. Nuestra fe se vive y se celebra no en soledad sino en comunidad. Si tu vas solo por este camino de fe,Thu, 30 Jun 2022 - 18min - 218 - 13er Domingo Ordinario Ciclo C-Deja que los muertos entierren a sus muertos
En las lecturas de este domingo, Jesús nos llama a seguirle, llamado que requiere una respuesta inmediata y total. Oremos para que Dios nos conceda la gracia de seguir a Cristo para vivir en la libertad de dejarlo todo y servirle sólo a él.
“Luego se levantó, siguió a Elías y se puso a su servicio.’ – 1 Reyes 19:21
En la primera lectura vemos el llamado de Eliseo, quien remplazaría a Elías como profeta del Señor. Su elección es representada al ser cubierto con el manto de Elías, simbolizando así una unción, que significa en sí el traspaso del poder, o de la gracia, como significa para nosotros hoy en día las unciones sacramentales. Algunos Padres de la Iglesia interpretan el ser cubierto con el manto con el recibir el don del Espíritu Santo. De manera similar Jesús les había prometido a sus discípulos este don antes de su Ascención al Padre al decirles: “Miren, yo voy a enviar sobre ustedes la Promesa de mi Padre. Ustedes permanezcan en la ciudad hasta que sean revestidos de poder desde lo alto.” Elías permite a Eliseo el despedirse de su padre antes de seguirlo, y como signo del abandono de su vida pasada, Eliseo ofrece en sacrificio su yunta de bueyes, para seguir entonces libremente a Elías. Y es que el llamado de nuestro Señor a la conversión debe ser no sólo respondido con los labios, pero demostrado con signos visibles de nuestra conversión. Que Dios nos ayude en estos días que tenemos la memoria de Pentecostés fresca en nuestro corazón, a renovar nuestro compromiso de conversión en agradecimiento por todos los dones que hemos recibido, especialmente el don de su Espíritu.
“Cristo nos ha liberado para que seamos libres.” – Gálatas 5:1
En la segunda lectura san Pablo nos habla de la verdadera libertad de los Cristianos: la libertad que es el resultado de seguir la voluntad de Dios y nos deja libre para actuar en los confines de esta libertad, sin temor a tropezar. La libertad que ofrece el mundo no es una libertad verdadera, sino un libertinaje que nos esclaviza a las inclinaciones hacia el pecado y las cosas materiales. Nosotros no fuimos creados para ser esclavos del mundo, fuimos creados para la unión eterna con Dios. Para estar en unión con Dios debemos de ser como Él. Esto es lo que nos revela Jesucristo: el rostro del Padre. El yugo de esclavitud es una frase que se usaba para la Ley de Moisés, sobre todo en contraste con la libertad de la fe en Cristo. Jesús nos revela la plenitud de la Ley, resumida en el precepto: “amarás a tu prójimo como a ti mismo,” como nos recuerda san Pablo. Así es como aflora el amor a Dios, en el amor al prójimo. Que en estos días Dios nos guíe a amar a todos, y poder ver su faz en los demás.
Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma? – Lucas 9:54
En el evangelio Jesús y sus discípulos van camino a Jerusalén, con la resoluta intención de Jesús de cumplir su misión. Los samaritanos lo rechazan al darse cuenta que se dirigía a Jerusalén, ya que ellos eran enemigos de los judíos, y habían establecido su propio templo en oposición al templo de Dios en Jerusalén. La reacción de los discípulos es el pedir que bajara fuego del cielo para castigar la insolencia de los samaritanos. Esta había sido la respuesta de Elías en el Primer Libro de Reyes para aquellos que habían rechazado a Dios. Pero Jesús tiene otros planes. Jesús viene a mover los corazones hacia Dios, no a destruirlos en una bola de fuego, aunque esto es lo que muchos cristianos quieren hacer hoy con los enemigos de Cristo y su Iglesia. A diferencia del pasaje de la primera lectura donde Elías le permite a Eliseo despedirse de sus padres, aquí en el evangelio, Jesús responde “deja que los muertos entierren a sus muertos” a la misma petición. Seguir a Cristo requiere de una respuesta inmediata y total. Requiere una respuesta total, no un “espérame tantito, que ahora me divierto mucho” como inicialmente pensaba san Agustín.Thu, 27 Jun 2019 - 13min - 217 - Natividad de San Juan Bautista
El día de hoy que celebramos la Solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, la primera lectura de la misa nos presenta el segundo canto del siervo sufriente. De estos cuatro pasajes del profeta Isaías, que tan bien describen la misión del servidor de Dios que habría de venir, este segundo canto describe también al precursor, a Juan el Bautista. Al igual que Jesús, quien fue consagrado por el Espíritu Santo desde antes de nacer, también Juan el Bautista estaba lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre (ver Lucas 1:15).
En esta fiesta de la Natividad de Juan el Bautista debemos reflexionar lo que este personaje representa para nosotros en la vivencia de nuestra fe. La primera característica que quisiera enfocar es su desprendimiento. Juan vive en el desierto, entre las fieras salvajes. No se construye una escuela donde pueda entrenar a sus discípulos, más bien viven en una máxima simplicidad, comiendo langostas y miel silvestre. Juan les enseña este mismo desprendimiento a la gente que se acercaba para ser bautizada: “El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo” (Lucas 3:11).
Que Dios nos conceda imitar a Juan el Bautista, proclamando la venida de Jesús y la necesidad del arrepentimiento y la conversión.
Thu, 24 Jun 2021 - 16min - 216 - Solemnidad de la Santísima Trinidad
En este domingo celebramos el misterio insondable de la naturaleza trinitaria de nuestro Dios; un solo Dios en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. El misterio de la Trinidad es misterio no porque no sepamos nada al respeto, sino porque nunca lograremos entenderlo completamente. En esta semana oremos para que el Espíritu nos guíe a la verdad completa, a la verdad de nuestra fe en un solo Dios en tres personas.
“El Señor me poseía desde el principio, antes que sus obras más antiguas.”
En este domingo celebramos el misterio insondable de la naturaleza trinitaria de nuestro Dios; un solo Dios en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. En la primera lectura del libro de Proverbios vemos la revelación de la Sabiduría de Dios siendo personificada; es decir, la sabiduría de Dios tiene características de una persona. Vemos como la Sabiduría de Dios es diferente a Dios (“Dios me creó”) pero al mismo tiempo comparte las características divinas: estaba con Dios en la creación, preexistente con él. Esto nos recuerda a la manera en que San Pablo nos da testimonio de su fe en Cristo en el bellísimo himno cristológico de la Carta a los Colosenses, capitulo 1, donde nos dice:Cristo es la imagen visible de Dios, que es invisible; es su Hijo primogénito, anterior a todo lo creado. En él Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la tierra, tanto lo visible como lo invisible, así como los seres espirituales que tienen dominio, autoridad y poder. Todo fue creado por medio de él y para él. Cristo existe antes que todas las cosas, y por él se mantiene todo en orden. (Col 1:15-17)Este pasaje nos describe también como la creación es producto de la Sabiduría de Dios. Esto nos indica que todo tiene su razón de ser. Dios no crea por azar, sino por su Sabiduría. Que esta fiesta nos lleve a profundizar nuestro amor a Dios trino.
“Por él, podemos gloriarnos de tener la esperanza de participar en la gloria de Dios.”
La segunda lectura de este domingo de la Santísima Trinidad proviene de la Carta de San Pablo a los Romanos, escrito de gran contenido teológico. Y es que esta comunidad de Cristianos en Roma no había sido fundada por él, por eso de cierta manera Pablo comparte mas extensivamente su enseñanza con ellos. En este pasaje San Pablo nos escribe de manera sublime como las tres virtudes teológicas de fe, esperanza y caridad trabajan para nuestro crecimiento en la fe. La fe la hemos recibido por la justificación; es decir, el proceso por el cual , gracias a la muerte y Resurrección de Jesucristo, recibimos la gracia y nuestra relación con Dios fue reparada. Esta fe, nos dice San Pablo, nos da la esperanza, que es lo que nos da la certeza de alcanzar lo que anhelamos, la unión eterna con Dios en el cielo. La caridad es el amor de Dios derramado por su Santo Espíritu sobre su Iglesia en Pentecostés. Este amor es el poder que Dios nos da para poder practicar las otras dos virtudes. Nos hacen falta palabras para agradecerle a nuestro Dios la superabundante manera en que nos manifiesta su amor misericordioso. Nos creo para conocerle, y al rechazarlo nos mando a su Hijo amado para salvarnos. Para fortificarnos en la misión nos mando su Santo Espíritu. ¡Bendito sea nuestro Dios trino por siempre!
“Él los irá guiando hasta la verdad plena.” – Juan 16:13
En el evangelio de Juan, Jesús nos enseña un poco de la enseñanza sobre la Trinidad:un sólo Dios en tres personas. El Espíritu glorifica al Hijo y recibe de lo propio del Hijo (comparte su divinidad). La divinidad de Jesús es aquí declarada: “todo lo que tiene el Padre es mío.” El Espíritu de verdad es el que nos guía hacia la verdad completa, como Jesús aquí nos promete. Por eso nos dice San Pablo en su primera carta a los Corintios “tampoco puede decir nadie: ‘¡Jesús es Señor!’, si no está hablando por el poder del Espíritu S...Wed, 12 Jun 2019 - 15min - 215 - Solemnidad de la Ascención
En este domingo celebramos con gozo la Ascensión de nuestro Señor Jesús. Aquel que bajó del cielo y se encarnó entre nosotros regresa ahora al Padre. Con su muerte, Jesús fue elevado en una cruz, presagiando ya su Ascensión al cielo. Jesús mismo nos anticipa este evento, cuando nos dijo: “Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí” (Juan 12:32).
El evangelio de este domingo de la Ascención del Señor nos da los últimos versículos del Evangelio de Lucas, empezando con la afirmación de Jesús: el Mesías tenía que sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día. El Mesías tenia que sufrir, y es lo mismo para sus seguidores. Jesús no nos prometió una vida llena de abundancia y de placeres terrenales; ¡cuidado con los que predican este “evangelio” falso! La plenitud de vida que Jesús nos prometió no es una vida carente de problemas, sino una vida donde reconocemos y seguimos la voluntad de Dios dirigiendo nuestra vida, aun en medio de estos problemas. Otra cosa que la Ascensión nos recuerda es que no somos ciudadanos de este mundo. Si vivimos con sufrimientos, esto pasará algún día, cuando Dios enjugue nuestras lágrimas y nos lleve a la ciudad santa, la Nueva Jerusalén celestial. Si vivimos en comodidad, en medio de riquezas y lujos, ¡también esto pasará! Nuestro estado aquí es pasajero, nuestro destino final nos lo muestra Jesús con su Ascensión. Oremos fervientemente esta semana para que Dios derrame su Santo Espíritu sobre nosotros para abrir nuestros ojos y darnos la fe que Jesús murió por nosotros y nuestro destino está en el cielo, unidos con nuestro Dios eternamente.
Que esta fiesta sea un recuerdo del glorioso destino que nos espera a los que vivimos unidos en Cristo.
Wed, 29 May 2019 - 11min - 214 - 6o. Domingo de Pascua-Mi Paz les Dejo
En las lecturas de esta semana, nuestro Señor Jesús nos manda a guardar su palabra, para que así el Padre y él habiten en nosotros. Jesús asciende al Padre, pero no nos deja solos: nos deja la fuerza del Espíritu Santo y con él nos deja su paz, la paz que viene de vivir en comunión con Dios.
“El Paráclito, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas.” – Juan 14:26
La primera lectura de este domingo nos cuenta una de las primeras y más grandes controversias con las que se enfrentó la Iglesia primitiva. Se trataba de la cuestión de la proveniencia de la salvación: ¿viene de la circuncisión o de Jesucristo? La decisión tomada aquí trazaría el camino a seguir en el futuro. Muy interesante notar el antecedente que se establece sobre las disputas doctrinales: no se decide consultando a las Escrituras solamente (esta postura podría favorecer a la circuncisión como necesaria), sino en una reunión de los apóstoles. Por eso nosotros los católicos tenemos la autoridad de Dios transmitida no solamente por las Escrituras, sino también por los concilios o reuniones de los apóstoles. Que esta es la voluntad de Dios se expresa cuando en el versículo 28 dicen “El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las estrictamente necesarias.” La decisión expresa que mantenemos de la Antigua Alianza los perennes mandamientos morales, como la castidad, pero no todos sus preceptos rituales. Otra cosa que se subraya en este pasaje es la unidad con la que actúa la Iglesia. De común acuerdo deciden y mandar dos hombres para expresar la decisión del concilio, y la decisión es hecha también en unidad. Que el mismo Espíritu mantenga a la Iglesia en la unidad.
“Me mostró a Jerusalén, la ciudad santa, que descendía del cielo, resplandeciente con la gloria de Dios.”
En la segunda lectura del libro del Apocalipsis continuamos con esta visión de la Jerusalén celestial que vimos inicialmente la semana pasada. No perdamos de vista que, de acuerdo a Juan, la ciudad es representada simbólicamente como novia. La Jerusalén celestial, que es la Iglesia triunfante, esta compuesta por los redimidos del Señor. Aquí en su realización, la ciudad viene a unirse al novio en el banquete celestial, y comparte de la gloria divina, por eso es bella. Las doce puertas son sus doce apóstoles, que a través de su predicación y sus escritos dan entrada a la gente que viene de los cuatro puntos cardenales. En un principio esta visión evoca la visión del nuevo templo de Ezekiel cápitulo 40, pero ahora en su cumplimiento no hay templo. Ahora con la presencia de Dios, la ciudad entera está consagrada y santificada como templo. La Nueva Jerusalén es el cumplimiento de la promesa que leemos en las Escrituras de que los justos habitarían en el Señor y en él encontrarían su refugio. Que el Señor nos conceda que cada Eucaristía sea para nosotros un anticipo de esta gloria venidera.
“El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, se lo enseñará todo.” – Juan 14:26
En el evangelio de Juan Jesús nos enseña el camino del cristiano: responder con nuestras vidas a este amor derrochado de Jesús por nosotros. Si decimos amar a Dios, nuestra conducta debe corresponder a los mandamientos de Dios. Ese es el llamado del Cristiano: ser otro Cristo para los demás, proclamando la Buena Nueva de la salvación. Para poder realizar esto somos reforzados con el Espíritu Santo, que aquí Jesús nos recuerda será enviado por el Padre. Esto lo recordamos en al fiesta de Pentecostés, así como también de manera personal con el sacramento de la Confirmación que hemos recibido. Antes de ir al Padre Jesús nos deja su paz, una paz que no es meramente la paz como la entiende el mundo, sino una paz que viene de vivir en presencia de Dios, reconciliado con él y con los hombres. En este pasaje oímos a Jesús decir que el Padre es más grande que el.Wed, 22 May 2019 - 14min - 213 - 5o Domingo de Pascua-Un Mandamiento Nuevo
Nuestro Señor nos ha dejado este Nuevo Mandamiento que nos marca como sus discípulos. Él mismo es el modelo de lo que tenemos que hacer: debemos amar como Jesús nos ama. En esta semana propongámonos leer asiduamente las Escrituras para aprender del Maestro Jesús como tenemos que amar, animar y exhortar a los hermanos, peregrinando así hacia la Nueva Jerusalén celestial. Pulsa el enlace arriba para escuchar la reflexión en el podcast.
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva.”
El libro del Apocalipsis nos narra esta visión de un cielo nuevo y tierra nueva que acompañan la segunda venida de Jesús. Esta “novedad” ya la empezamos a vivir hoy. Con la Encarnación de Jesús ya vivimos en el mundo transformado por la presencia de Dios. También tenemos la “novedad” de la Resurrección, evento nunca antes visto y que inaugura nuestro destino de pueblo escogido. Jesús es el primero, y nosotros tenemos la esperanza de seguirle con nuestra propia resurrección al final de los tiempos. La Nueva Jerusalén es la iglesia triunfante, blanqueada en la sangre del cordero, y ahora revestida como novia resplandeciente bajando del cielo. Así se une el cielo con la tierra, como dice el famoso canto: “no sé el cielo bajó o la tierra subió.” Nuestro destino eterno es aquí anunciado: Dios también pondrá su morada en nosotros y seremos nosotros su pueblo, y el Dios con nosotros, será nuestro Dios. Con esto se ve cumplida la promesa hecha a Moisés: “Yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo,” así como también se ve realizada la presencia de Dios en su pueblo. Antes la presencia, la shekinah de Dios acompañaba al pueblo en su salida de Egipto como columna de humo durante el día, y como columna de fuego por la noche. Ahora su presencia es constante y permanente. Con la realización de la historia de la salvación ya no hay llanto ni tristeza ni dolor, todo esto ha pasado, dándole lugar a la alegría de vivir en Dios. Que Dios con su gracia nos ayude a realizar desde hoy esta alegría en nuestras vidas.
“Les doy un mandamiento nuevo: qué se amen los unos a los otros.”
En el evangelio de este quinto domingo de Pascua y en preparación para su gloriosa Ascensión, oímos el pasaje conocido como el “discurso de despedida de Jesús.” El evangelista nos comparte esta doctrina de la crucifixión de Jesús como su glorificación. Su crucifixión es lo que lo lleva a su Ascensión. Por eso nosotros los católicos tenemos en nuestras iglesias crucifijos, y no solamente la cruz vacía. La razón que su crucifixión glorifica al Padre es porque con ella Jesús se muestra completamente obediente al Padre y con la cruz Jesús ofrece el mayor sacrificio que la humanidad puede ofrecer al Padre. El Padre recibe este sacrificio de adoración y gloria, y glorifica entonces a Jesús con la Resurrección y Ascensión al cielo. El mandamiento que nos deja Jesús ya lo habíamos recibido en el Antiguo Testamento. Su novedad consiste en que ahora Jesús nos llama a amar al prójimo, incluso como él nos ha amado. Nuestro Señor nos ha dejado este Nuevo Mandamiento que nos marca como sus discípulos. Él mismo es el modelo de lo que tenemos que hacer: amar como Jesús nos ama. En esta semana propongámonos leer asiduamente las Escrituras para aprender del Maestro Jesús cómo tenemos que amar, animar y exhortar a los hermanos, peregrinando así hacia la Nueva Jerusalén celestial.
“Ahí animaban a los discípulos y los exhortaban a perseverar en la fe.”
En la primera lectura de este domingo vemos que la labor de Pablo no era solamente la predicación. Su papel también era el de animar, exhortar, y dar testimonio de las obras que Dios realizaba en ellos. Muchas veces nosotros leemos sobre las obras de Pablo y quedamos maravillados. Al ver como grandes figuras en la historia de la Iglesia se embarcaron en grandes travesías apostólicas de evangelización, y a veces nos gana la imaginación, y nos dan ganas de dejarlo todo,Thu, 12 May 2022 - 13min - 212 - Apacienta mis Ovejas-3er Domingo de Pascua
En las lectuas de este domingo continuamos nuestra alegría pascual, celebrando la victoria de nuestro Señor Jesús sobre la muerte. Oremos para poder creer firmemente en la Resurrección de Jesús y podamos responderle fielmente cuando nos pregunte: ¿Me amas? -¡Si creo, ayudame a creer!
“Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.” – Hechos 5:29
En la primera lectura vemos como los discípulos comparecen ante el Sanedrín. Esto, por al menos un par de razones: para cumplir lo que Jesús les había profetizado, y como enseña San Juan Crisantemo: para que sus adversarios fueran instruidos. El delito en este caso es el de predicar en el nombre de Jesús. ¿Pero cómo no iban a predicar en este santo nombre?, si como lo había dicho Pedro en su predicación “todo el que invoque el nombre del Señor se salvará” (Hechos 2:21). ¿Cómo dejar de predicar este nombre que está sobre todo nombre y ante cual toda rodilla se dobla? (Filipenses 2:9-10) La respuesta de Pedro “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” ilustra el principio de moralidad que tenemos los católicos, donde no estamos obligados a seguir alguna ley humana, cuando esta es injusta. Lo que si que estamos obligados a seguir es la ley de Dios, que nos da la libertad de entregar nuestra vida a Dios y a vivirla como sus hijos. Seguir a Dios puede traer sufrimientos en esta tierra, y estos sufrimientos son causa de gran alegría para los discípulos, recordando seguramente las palabras del Maestro quien les había dicho “Bienaventurados serán cuando los injurien y los persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa.” (Mateo 5:11). Que el Señor nos dé la gracia para testimoniar con valentía el amor y la salvación que hemos recibido.
“Y los cuatro Vivientes decían: ‘Amén’; y los Ancianos se postraron para adorar.” – Apocalipsis 5:14
La segunda lectura de este tercer domingo de Pascua nos describe parte de la visión comenzada en el capitulo 4 del libro del Apocalipsis. Antes de este pasaje que nos presenta la liturgia se introducen el cordero y libro sellado. El cordero obviamente es Cristo, mientras que el libro sellado son las Escrituras. Solamente Cristo con su muerte y su Resurrección nos “abre” el significado de las Escrituras. En este pasaje vemos una multitud innumerable de ángeles que adora al cordero. Lo adoran diciendo, o quizás cantando, los atributos que son atributos de Dios: el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza. Estos siete atributos nos hablan de la perfección divina de Jesucristo, el cordero de Dios inmolado por nosotros en la cruz. Después de la adoración del coro de los ángeles, sigue después la adoración por parte de las criaturas terrenales. Vemos aquí plenamente el carácter litúrgico de este libro del Apocalipsis, con esta oración de adoración por los seres celestiales, después los seres terrenales, y culminando con el gran “amén” de los cuatro seres vivientes y la postración en adoración de los ancianos. Que con su gracia nuestra vida se convierta también en una continua liturgia de adoración para Dios.
“Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” – Juan 21:16
El pasaje del evangelio de este tercer domingo de Pascua proviene del último capítulo del Evangelio de Juan. Tenemos aquí otra aparición del Jesús resucitado, que es un pasaje muy parecido al de la pesca milagrosa del evangelio de Lucas, capítulo 5. Una vez más, en este pasaje el discípulo amado es el primero en creer. Cuando los discípulos cargando la gran pesca llegan a la orilla encuentran a Jesús, quien ya les ha preparado la cena. Esta imagen de Jesús como servidor es un gran énfasis de este evangelio de Juan, con otros grandes pasajes como el lavado de los pies mostrándonos la naturaleza servil del liderazgo cristiano. Los Santos Padres de la Iglesia han meditado sobre el significado místico de este pasaje.Tue, 26 Apr 2022 - 18min - 211 - La paz esté con ustedes-2o Domingo de Pascua
El evangelio de esta semana nos habla de la fe en la Resurrección de Jesús, punto central de nuestra fe. Que Dios nos de la fe para ser dichosos por creer sin haber visto.
“Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén y llevaba a los enfermos y a los atormentados por espíritus malignos, y todos quedaban curados.” Hechos 5:16
Este segundo domingo de Pascua celebramos la misericordia de Dios con nosotros. Durante la temporada de Pascua, la primera lectura que usualmente proviene del Antiguo Testamento se reemplaza por una del libro de los Hechos de los Apóstoles. Esto con el fin de mostrarnos como vivía la comunidad Cristiana en sus inicios. En el pasaje de este domingo San Lucas nos recalca el poder que tenían los apóstoles de realizar grandes signos, de cierta manera confirmando la presencia de Dios entre ellos, ungidos por el Espíritu Santo para continuar la obra de Jesucristo. Hay que recordar que los milagros en el Nuevo Testamento son realizados como signos del establecimiento del Reino de Dios. En el Reino de Dios no hay lugar para la enfermedad y la muerte; por eso estos signos anuncian su llegada y nos revelan la misericordia de Dios. Otra razón para los milagros de Jesús, como nos dice el documento del Concilio Vaticano II Dignitates Humanae, es el de iluminar su enseñanza e inspirar la fe de las personas. Y esto nos puede llevar a pensar, ¿porque no se realizan milagros el día de hoy? Si se realizan, con seguridad te puedo decir de uno: el de devolvernos la vida espiritual que habíamos perdido por el pecado. Con el Sacramento de la Reconciliación somos restaurados a la vida de gracia, somos restaurados de la muerte espiritual que habíamos sufrido. Otro milagro que se realiza cotidianamente es la Presencia Real de nuestro Señor en la Eucaristía. Milagros hay, para los que con fe tienen ojos para verlos.
“No temas. Yo soy el primero y el último; yo soy el que vive. Estuve muerto y ahora, como ves, estoy vivo por los siglos de los siglos.” – Apocalipsis 1:17-18
La segunda lectura para este domingo de la Divina Misericordia es del libro del Apocalipsis, un libro poco entendido y a veces incluso temido por las personas. Hay que entender el código de signos con el que nos habla para poder descifrar su mensaje. En este pasaje, Juan se identifica como compañero de sus lectores en la tribulación y la paciencia. Es claro que la comunidad a quién va dirigido este escrito sufría de una gran persecución. Los sufrimientos por la persecución son lo que dan entrada a la literatura apocalíptica, como una cierta válvula de escape ante la situación. Cuando la situación presente se vuelve insoportable, la comunidad dirige su mirada hacia un tiempo futuro de resolución, donde Dios traería la victoria. Juan también se identifica con la tradición de otros profetas, quienes también entran en un tipo de éxtasis, donde reciben la revelación de Dios. Las siete iglesias representan a la iglesia entera y al dirigirse así a la iglesia entera, nos muestra la preocupación de Juan (como también la tenia Pablo, Pedro, y seguramente otros) por el bien de todos los fieles. Y es normal, ya que a nosotros los Cristianos nos unen lazos muy estrechos, somos en Cristo partes de su cuerpo. Los siete candeleros de oro nos hablan de la comunidad en oración, ya que este objeto es la menorah usada en el templo. Juan nos describe al que le habla estas revelaciones a alguien “como Hijo de Hombre.” Para entender esta descripción hay que remontarnos al profeta Daniel, con quién se origina la imagen. Jesús es este como hijo de hombre; hombre y Dios a la vez, con la túnica sacerdotal y vestido de manera regia. Jesús es nuestro principio y fin, nuestro alfa y omega, ese que murió por nosotros y cuyo triunfo sobre la muerte celebramos con alegría en esta Pascua.
“La paz esté con ustedes” – Juan 20:19
En el evangelio de este domingo tenemos una de las apariciones de Jesús después de su resurrección ...Wed, 20 Apr 2022 - 17min - 210 - Domingo de Pascua
En este domingo celebramos la fiesta máxima de nuestra fe, la Pascua, donde estamos llenos de alegría por la resurrección de Jesús. En este domingo, y siempre, renovemos nuestra fe en la Resurrección de Jesús, evento que como nos dice San Pablo, es razón de nuestra fe.
Entre los pasajes que proclamamos en la liturgia de la Pascua se encuentra la predicación kerigmática de Pedro. Su predicación comienza recordandonos que la manera en que Dios actúa es diferente a la manera en que nosotros humanamente actuamos. Dios no toma en cuenta las apariencias, o los aparentes defectos de las personas. A través de las Escrituras vemos ejemplos de como Dios prefiere al hijo menor en lugar del primogénito, como en el caso de Isaac y Esaú. Dios prefiere al joven y al no famoso, como lo hizo en el caso de David sobre sus otros hermanos. Y el mayor ejemplo es la manera en que se manifestó su Palabra en el mundo: humildemente, sin pompa ni circunstancia, naciendo pobremente en un pesebre en una pequeña población. De la misma manera actuó Dios en su triunfo sobre el enemigo: no de manera aparatosa, sino pasando por lo que pareciera una humillante derrota en la cruz. Jesús ha vencido a la muerte y nos ha abierto las puertas del cielo. En la Pascua celebramos su victoria y nos alegramos porque con su Resurrección nos muestra nuestro propio destino: la vida eterna en comunión con él. Para los que creemos en Jesucristo y nos apegamos a su voluntad nos espera la vida eterna. La maldad de este mundo es muestra de la desesperación del enemigo que ya se sabe derrotado.
Este es el dia del triunfo del Señor
En este Domingo de Pascua el salmista se desborda de alegría, agradeciendo efusivamente a Dios por su bondad y su misericordia con nosotros. Nosotros leemos el salmo a la luz de los eventos de la Pascua, donde su eterno amor se ha manifestado en la cruz. Así nos lo enseñó Jesús: “nadie tiene amor más grande, que el que da la vida por sus amigos” (ver Juan 15:13). Dios a mostrado su amor y su poder al resucitar a Jesús. Con el evento de la Resurrección sabemos que tenemos la esperanza de la nueva vida en él. Podemos entonces cantar con el salmista: “no moriré, continuaré viviendo.” Por eso, la Resurrección le da sentido a nuestra fe. Los que vivimos en Cristo tenemos la promesa de vivir en él. Jesucristo es la piedra angular de la Iglesia mencionada por el salmista, ya que él mismo se aplica este título en los evangelios. También en el salmo, en su versículo 26, leemos las mismas palabras con las que la gente había aclamado a Jesús: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! En estos días en que entramos a la preparación final para la Pascua, que Dios nos conceda la gracia de llenar nuestro corazón de alegría para poder aclamar con el salmista: “este es el día del triunfo del Señor.”
Busquen las Cosas de Arriba
Una de las lecturas de este Domingo de Pascua nos recuerda que para nosotros los que vivimos en Cristo, somos llamados a vivir con la vista al cielo, es decir, viviendo de acuerdo a la manera en que Cristo nos enseñó. Con su muerte y su Resurrección, nuestro Señor Jesucristo nos libró de la muerte. Nunca podemos olvidar que por nuestro bautismo nosotros morimos con Cristo, somos sepultados con él, y tenemos la esperanza de resucitar en él. Nosotros los cristianos no podemos vivir como el resto del mundo, ya que nosotros no pertenecemos a este mundo. Los que no tienen esta esperanza viven aspirando a las cosas terrenales: la riqueza, la popularidad, el poder. Con el Bautismo Dios nos ha dado la gracia de abandonar las cosas de este mundo que nos son provechosas, y seguirle a él. Vivimos esta vida de acuerdo a nuestra meta: llegar a compartir la eternidad con Dios en el cielo. Con su muerte en la cruz Jesucristo triunfó sobre la muerte y nos ha compartido la vida eterna. Esto es lo que celebramos en la Pascua. Que nuestra preparación en esta Semana Santa nos lleve a celebrar con alegría que Jesús ...Sat, 11 Apr 2020 - 16min - 209 - Domingo de Ramos
En este domingo celebramos en la Iglesia el preámbulo de la Pasión de nuestro Señor Jesús en su entrada triunfante en Jerusalén. Los evangelios nos muestran como el propósito del ministerio de Jesús se ve cumplido en su subida al monte: el propósito de su Encarnación es el darse como sacrificio para nuestra salvación.
“Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba.” – Isaías 50:6
Una característica del profeta Isaías de gran interés para nosotros los cristianos, son los pasajes conocidos como los “pasajes del siervo sufriente.” En el pasaje escogido por la Iglesia para nosotros en la primera lectura de este Domingo de Ramos, se nos presenta a este siervo sufriente, a quien Dios a dado palabras , ha dado una lengua dócil con la cual compartir las enseñanzas de Dios. De la misma manera Jesús vino al mundo a predicar la buena nueva de la salvación, con palabras de enseñanza, salvación, y sanción.
Isaías describe a este siervo sufriente de una manera que concuerda cercanamente con los eventos de la Pasión de Jesucristo. No se resiste de aquellos que lo maltratan. Por igual Jesús, vive su pasión como el cordero que es llevado al matadero. Jesús es este siervo sufriente que el profeta Isaías ve de manera anticipada. Jesús vino a transmitirnos la palabra de su Padre, levantando a los caídos, sanando a los enfermos, y liberando a los poseídos. Recibió como pago por su bondad el oprobio de la gente, sobre todos los líderes que en vez de guiar al pueblo hacia Él lo mandaron matar. La actitud de Jesús en su pasión tiene mucho que enseñarnos. Jesús al someterse, glorificó al Padre. Que en días sigamos el ejemplo de Jesús, glorificando al Padre al seguir su voluntad.
“Por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.” – Filipenses 2:8
En la segunda lectura vemos un himno cristológico preciosísimo que nos dejó San Pablo. En este himno se nos presenta la humildad de Jesús, que, siendo Dios, hizo a un lado su condición divina para volverse esclavo. Jesús se rebajó a sí mismo y se hizo obediente, hasta el punto de abrazar a su cruz.
Si Jesús se hizo humilde, ¿por qué nosotros nos queremos engrandecer? ¿Por qué buscamos honores y riquezas? Nosotros como cristianos debemos imitar a nuestro maestro y buscar el camino de la santidad a través de la humildad. Éste es el mensaje de San Pablo para los Filipenses, y también para nosotros. Evaluar nuestra vida a los ojos de nuestro redentor y Señor Jesucristo en la cruz. Nosotros los cristianos debemos rechazar el que nos glorifiquen, y debemos más bien ser humildes. Debemos rechazar el buscar únicamente el bien propio, y buscar el bien de los demás. ¿Cómo podemos ser como Jesús? San Pablo nos da varias claves, entre ellas, la obediencia y el amor. Tenemos que buscar el seguir únicamente la voluntad del Padre, en esto consiste la obediencia. El amor nos lo mostró Jesús quien “me amó y se entregó por mí.” Que en estos días de preparación sepamos seguir la voluntad de Dios en obediencia y amor.
“¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!” – Lucas 19:38
La lectura del Evangelio durante en la procesión de las palmas nos muestra como el propósito del ministerio de Jesús se ve cumplido en su subida al monte: el propósito de su encarnación es el darse como sacrificio para nuestra salvación.
Jesús iba acompañado de una muchedumbre, quizás alentados por la esperanza de que Jesús era el mesías que restablecería el reino de David. El pasaje está lleno de significado para un judío en tiempos de Jesús. En el capítulo 19 del evangelio de Lucas vemos como Jesús hace uso de la prerrogativa real de hacer uso de transportación. En este pasaje vemos varias referencias al Antiguo Testamento que son muy importantes. El uso de un burro como transporte es una referencia a la profecía del profeta ...Thu, 21 Mar 2024 - 20min - 208 - Mis Ovejas Escuchan Mi Voz-4o Domingo de Pascua
Seguimos celebrando en la alegría de la Pascua. En esta semana el evangelio nos invita a dejar que Jesús el que guíe nuestras vidas. Pulsa el enlace arriba para escuchar la reflexión.
“La palabra de Dios se iba propagando por toda la región.” – Hechos 13:49
En la primera lectura vemos a Pablo y sus acompañantes asistiendo a la Sinagoga el sábado, como es tradición de los judíos. Hay que recordar que la primera generación de cristianos eran todos provenientes del judaísmo. Jesús, la virgen María, y todos los apóstoles eran judíos. Por eso nosotros tenemos gran respeto para nuestros hermanos los judíos, como nos recuerda el documento del Concilio Vaticano Nostra Aetate “los Judíos son todavía muy amados de Dios a causa de sus padres, porque Dios no se arrepiente de sus dones y de su vocación. La Iglesia, juntamente con los Profetas y el mismo Apóstol espera el día, que sólo Dios conoce, en que todos los pueblos invocarán al Señor con una sola voz y “le servirán como un solo hombre” (Soph 3,9).”Al ser rechazados por los judíos, Pablo concentra ahora sus esfuerzos en la predicación del Evangelio hacia los gentiles, cumpliendo así la voluntad salvífica universal de nuestro Señor Dios. Muchos judíos y muchos gentiles se convirtieron al escuchar la predicación de Pablo. Y nosotros, ¿cómo predicamos el evangelio el día de hoy? Hoy también hay muchos que necesitan oír la palabra salvadora de Jesús. Por eso debemos pedirle a Dios que nos llene de su gracia, nos llene de su Espíritu, para así también tener el ardor en el corazón para compartir el Evangelio.
“Están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su templo.”
En la segunda lectura de este domingo, el apóstol Juan nos relata sobre esta multitud que son los redimidos, y son una multitud incontable, proveniente de muchos lados, con muchos orígenes. Las palmas que llevan son las palmas de la victoria que se les da a los ganadores de una carrera. Es un pensamiento consolador que aquí la Sagrada Escritura describe al numero de los redimidos como una multitud. Los redimidos han blanqueado sus vestiduras con la sangre del cordero, es decir, la sangre derramada en la muerte de Jesús en la cruz es la que nos trae la salvación. Los redimidos están ahora ante Dios, y ya no sufren de las vicisitudes que nosotros sufrimos acá de este lado del cielo. En el cielo Dios los guía a los manantiales de agua de vida. Esto nos habla de esta sed que sentimos en nuestras vidas, y que ha veces la buscamos saciar con las cosas del mundo, no se puede saciar con nada sino con Dios nuestra fuente. Gran consuelo tenemos también al leer que Dios enjugará nuestras lagrimas en el cielo. Todo lo que sufrimos aquí en la tierra, por más grande que haya sido, pasará a ser poco más de una memoria distante. Llenos de esperanza ante estas palabras, roguemos para que Dios nos haga dignos de alcanzar la victoria final.
Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen
En el Evangelio de Juan continúa este mensaje del cuidado amoroso que tiene Dios con nosotros. Jesús es nuestro pastor, y nosotros sus ovejas. Jesús como buen pastor nos muestra el camino a seguir, y queda de nosotros tener la humildad y mansedumbre de escuchar su voz para seguirle, y alcanzar así nuestro destino. Aquí en este pasaje tenemos la promesa de Jesús: los que lo escuchemos y nos mantengamos fieles a su gracia que Él nos da tendremos la vida eterna. Ya pocas personas piensan en la vida eterna en nuestra sociedad. Se nota con certeza por la manera en que vivimos: vivimos muchas veces como si este mundo lo fuera todo. Engañamos, mentimos y hacemos trampa con tal de triunfar en este mundo. Nosotros los cristianos sabemos que vivimos en el mundo, pero no somos de este mundo. Nuestro hogar está en el cielo con nuestro Padre. En está Pascua oremos para que podamos poner nuestra vista en nuestra meta final y así podamos formar parte de esta multitud de los redimid...Tue, 03 May 2022 - 16min - 207 - 4o. Domingo de Cuaresma-Volveré a la Casa de Mi Padre
En las lecturas de este domingo la Iglesia nos exhorta a la conversión, volviendo a la casa del Padre como lo hizo el hijo pródigo.
“Celebraron allí la Pascua el día catorce del mes, a la tarde, en los llanos de Jericó.”
En esta primera lectura para el cuarto domingo de Cuaresma tenemos del libro de Josue esta lectura donde el pueblo de Dios comenzaba a establecerse en la Tierra Prometida, después de cruzar por la aguas del Río Jordán. Así como su liberación comenzó cruzando las aguas del Mar Rojo, aquí termina una vez más cruzando las aguas, esta vez del Río Jordán. Todo esto prefigurando nuestra propia entrada a nuestra salvación, nuestra Tierra Prometida por las aguas bautismales. Con este evento, nos dice la Escritura, se termina la humillación y el oprobio que habían experimentado con la esclavitud en Egipto. Con este evento el pueblo de Dios entra en una nueva etapa en su vida. Se renueva la alianza con Dios celebrando la Pascua (ya anteriormente a este pasaje se había renovado la preparación a la Pascua con la circuncisión de todos los varones), terminando el proceso de formación como nación. ¿Qué mensaje tiene este evento para nosotros? Nosotros hoy en día también hemos sido transformados por las aguas bautismales. Nuestra vida también es un peregrinar hacia la Tierra Prometida. Nosotros también pasamos por pruebas y tentaciones por el desierto de nuestras vidas. Jesús ha venido a mostrarnos que el camino seguro en este peregrinar es siguiendo la voluntad de su Padre. Que esta Cuaresma sea un ejercicio en alejarnos de lo que nos separa da Dios, para poder así nosotros también celebrar gozosamente de la Pascua.
“Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo.” 2 Corintios 5:17
San Pablo nos enseña que los que estamos en Cristo somos una nueva creación. Seguramente reflexionando en su propia experiencia de conversión, Pablo sabe que el que encuentra a Cristo no puede permanecer el mismo de antes. Así también es con nosotros: prueba de la presencia de Dios en nosotros son los cambios que experimentamos en nuestras vidas. Si nos sentimos como “el hombre viejo,” cayendo en los mismos vicios, los mismos errores, los mismos pecados, lo que necesitamos quizás es renovar nuestra conversión hacia Cristo. Para nosotros la conversión no es cosa de un instante, sino un proceso que dura toda la vida, con un constante peregrinar, paso a paso hacia la casa del Padre. “Todo es nuevo,” nos dice San Pablo, y es que con la Encarnación de Jesús, con Dios “poniendo su tienda entre nosotros,” se ha efectuado un cambio radical en nuestra situación. San Juan Crisantemo nos dice algo muy a propósito de las lecturas de hoy: con Jesús, en lugar de un templo material hemos visto un templo espiritual. En lugar de tablas de piedra que sostienen la ley divina, nuestros propios cuerpos se han convertido en el santuario del Espíritu Santo. En lugar de la circuncisión: el bautismo. En lugar del maná: la Eucaristía. En lugar del agua de una roca: sangre y agua de su costad. En lugar de Moisés o la vara de Aaron: la cruz del salvador. En lugar de la Tierra Prometida, el Reino de los Cielos. Así vemos como en Jesús todo es transformado. Que Él mismo transforme nuestras vidas en esta Cuaresma.
“Traigan el mejor vestido y vístanlo, pónganle un anillo en la mano y unas sandalias en los pies.” Lucas 15:22
Dios es amor, y Él busca siempre llenarnos de su amor, su perdón y su misericordia. Esto lo vemos maravillosamente ilustrado en el pasaje para el evangelio de este domingo, conocido como “la Parábola del Hijo Prodigo.” En esta parábola nosotros somos representados por el hijo, rechazando a su padre y saliendo de su casa hacia un país extraño. Nosotros también hemos rechazado al Padre, y hemos preferido seguir nuestra en lugar de seguir los preceptos de Dios. Hemos preferido una vida donde hemos desperdiciado el tesoro de su gracia.Sat, 26 Mar 2022 - 16min - 206 - La zarza que ardía y no se consumía-3er Domingo de Cuaresma
En este domingo continuamos nuestra preparación cuaresmal. Las lecturas nos presentan la revelación de un Dios que nos ama y quiere que le conozcamos en el pasaje de la zarza que ardía y no se consumía. En el Evangelio Jesús nos exhorta a la conversión que brinde frutos.
“Esto les dirás a los israelitas: ‘Yo-soy me envía a ustedes’”. Exódo 3:14
En la primera lectura de este domingo tenemos el importantísimo pasaje de la zarza que ardía, pero no se consumía. Dios se manifiesta con el fuego, y esto es muy apropiado, ya que de cierta manera el fuego es, de entre los materiales que existe, el que es “menos material.” El fuego nos revela un poco de la brillantez de la gloria de Dios. Hay interpretes que ven en este evento una prefiguración de Jesús, que en su ardiente divinidad habitaría en la zarza de la humanidad, sin consumirla. Ante el llamado de Dios, Moisés responde con prontitud y con una abierta disposición: “aquí estoy;” aunque después tendría objeciones cuando Dios lo manda ante el faraón y dice: “no se hablar…”La presencia de Dios santifica la tierra, por eso Moisés se quita las sandalias. Dios se presenta recordando la historia de la salvación y las promesas hechas a los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob. El siguiente versículo “he visto la aflicción de mi pueblo” nos muestra el amor y la misericordia de Dios que se preocupa por nosotros. Esto me parece uno de los mensajes más importantes de este pasaje: Dios es un Dios bondadoso que se nos revela, que quiere que le conozcamos. No se mantiene escondido, oculto, sino que quiere que le conozcamos, que le sirvamos, que le amemos. Dios nos ama, y tiene una misión para nosotros, una misión que siempre se desenvuelve en el amor. Esta misión se vive entonces en esta vocación que Dios nos tiene a todos y cada uno de nosotros. Si no sabes cuál es tu vocación, entra en oración y pídele a Dios que te la descubra, para que puedas decir con Moisés: ¡aquí estoy Señor!
“Así pues, el que crea estar en pie, mire no caiga.” 1 Corintios 10:12
Las palabras de San Pablo en la segunda lectura de este domingo tienen un gran mensaje que también van dirigidas para nosotros. El apóstol nos pone de ejemplo los grandes eventos del Éxodo de Egipto, donde Dios mostró a su pueblo su poder salvador. Pablo les recuerda de la presencia de la nube que los guió por el desierto, el mar que se partió permitiendo su paso, el maná que Dios les mandó para saciar su hambre, y las fuentes de agua con las que apagaron su sed. Con todos estos eventos maravillosos Dios les mostró la grandeza de su amor. Pero aun así muchos rechazaron a Dios, y perecieron. Así como en aquel entonces muchos de los hebreos murieron aunque iban acompañados de Dios, y presenciaron sus prodigios en el desierto, así también nosotros no podemos confiarnos de que tenemos la gracia de Dios porque vamos a Misa todos los domingos, o porque voy a congresos, o a grupos de oración. Debemos cuidarnos de no creernos ya salvos y caer. En esta Cuaresma Dios nos llama una vez a volvernos hacia Él y no mirar hacia atrás.
“Piensan que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? – Lucas 13:5
En el evangelio Jesús desmiente una creencia que muchas veces tenemos nosotros cuando pensamos que cosas malas les suceden a la gente por haber hecho algo malo ellas también. Nos dice Jesús: “¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos?” – No, no es el caso. Todos somos pecadores, y todos en realidad mereceríamos eso y más por nuestros pecados. Pero Jesús ha venido a salvarnos de ese destino. Con su muerte nos ha salvado, y nos ha abierto las puertas del cielo, pero necesitamos arrepentirnos de nuestros pecados. La gracia de Dios no puede actuar si no le damos la entrada en nuestras vidas con el arrepentimiento. El enfermo que se cree sano y no toma la medicina, no puede sanar.Sun, 20 Mar 2022 - 14min - 205 - María, fiel discípula-4o.Domingo de Adviento
En este ultimo domingo de Adviento, el Evangelio nos apunta hacia nuestra madre María, en su papel como fiel discípula de Jesús, comunicando la alegría de la venida del Señor a su parienta Isabel
“De ti, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel”
En la primera lectura de este cuarto domingo de Adviento, el profeta Miqueas nos escribe que aunque Belén es de las más pequeñas de las aldeas, de ahi saldría un rey de Israel. Los habitantes de Belén procedían de Efratá, en la tribu de Benjamín, al norte de Jerusalén. De ahí que el profeta puntualice Belén de Efratá, quizás para distinguirlo de otro pueblo con el mismo nombre. A pesar de su poca importancia y su pequeñez, de Belén saldría un gran jefe. Y esto nos demuestra una de las más grandes paradojas de Dios, porque Dios trabaja de manera diferente que nosotros. El salvador vendría de un lugar humilde, de manera silenciosa, que pasa desapercibido a los ojos del mundo. Los ojos del mundo lo buscaban en los ricos, en los poderosos. Vemos en el evangelio de Mateo cómo la gente de Jerusalén se ven sorprendidos ante la noticia de los reyes magos de que había nacido un gran rey. Nuestro Dios es un Dios que ama a los pobres, a los humildes, como nos dice la virgen Maria en su cántico de Magníficat: el enaltece a los humildes y humilla a los poderosos.
“Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad.” – Hebreos 10:7
Con la celebración de la navidad ya muy cerca, seguramente has estado ocupado o ocupada en obtener algunos regalos para tus seres queridos. Alguna vez te has preguntado, ¿qué regalo le puedo dar a Dios? ¿Qué le podemos dar nosotros a Dios, que todo lo tiene? Si nos detenemos a pensarlo, quizás podríamos llegar a la conclusión que lo único que le podemos dar es nuestro propio ser. Esto es, en otras palabras, lo que nos enseña el autor de la Carta a los Hebreos en la segunda lectura de este domingo. Lo que Dios quiere no son ni holocaustos ni sacrificios, sino nuestra voluntad completamente conformada a la suya. Los antiguos también habían llegado a la misma conclusión, que se tenía que ofrecer lo más valioso a Dios. En la oscuridad del pecado optaron por hacer sacrificios humanos, que Dios corrigió en su revelación para el pueblo De Dios. A ellos Dios les mandó a hacer sacrificios, pero de animales. Finalmente, Jesucristo nos revela que todo esto llega a su culmen en su único sacrificio. Él nos revela que lo que Dios quiere es el sacrificio, no de nuestra vida mortal, sino de nuestra voluntad. En estos días de preparación, tomemos el propósito de entregar nuestra voluntad completamente a Dios.
¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! – Lucas 1:42
En nuestra fe honramos de manera especial a la Virgen María. La Iglesia reconoce el lugar privilegiado que tiene ella en nuestra redención. Ella fue escogida para albergar en su seno al tan esperado Mesías. Su “fíat” – su respuesta “hágase en mí según tu palabra” desencadena la historia de la salvación. Al nosotros profesar en fe que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre también reconocemos a María como Madre de Dios. Para prepararla para esta misión, y por los méritos de su hijo, Dios le concede a María el singular don de ser concebida sin la mancha de pecado original, lo que celebramos en la Inmaculada Concepción. En el evangelio de este domingo tenemos dos expresiones que apoyan estas verdades de nuestra fe. Primero, Isabel la llama “bendita entre las mujeres.” Como es bendito su hijo, ella es también lo es. La otra expresión: “¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme?” contiene la realidad de la maternidad divina de María. En estos días de preparación para la navidad, imitemos la fe y la humildad de María, que con su propia fe le dio paso a la venida de nuestro salvador.
Lecturas de Esta Semana:Wed, 15 Dec 2021 - 12min - 204 - 3er Domingo de Adviento-Alégrate
En este tercer domingo de Adviento conocido como “Gaudete” – la Iglesia nos exhorta a regocijarnos ante la llegada inminente de nuestro Salvador. Pulsa el enlace arriba para escuchar la reflexión.
“El Señor, tu Dios, tu poderoso salvador, está en medio de ti.” – Sofonías 3:17
La primera lectura de este domingo está tomada del profeta Sofonías, uno de los doce profetas “menores.” Sofonías vivió en la segunda parte del séptimo siglo antes de Cristo, en un periodo donde se vivía tristemente en medio de idolatría, superstición y una caída de las practicas religiosas. Como todo profeta, Sofonías les profetiza el juicio de Dios ante este deplorable pecado, pero también tiene un mensaje de esperanza y restauración, como vemos en este pasaje.
El profeta exhorta al pueblo al gozo, ya que Dios ha extendido su perdón para su pueblo, ha “anulado su sentencia.” Este es el mismo mensaje que nosotros debemos recibir y celebrar, ante este jubileo de la misericordia proclamado por el papa Francisco, donde recibimos un torrente de gracia y perdón. No solamente hemos recibido el perdón, sino que tenemos la presencia misma de Dios entre nosotros, ya que en Jesús Dios ha hecho del mundo su morada. El ángel Gabriel lo había profetizado: se llamará Emanuel-Dios entre nosotros.
“Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito, estén alegres.” – Filipenses 4:4
Estos son los mismos pensamientos que tiene san Pablo en mente al mandarnos a estar alegres en el Señor; y digo mandarnos, porque no es una invitación: “estén alegres, se los repito, ¡estén alegres!” Pensando en su segunda venida, Pablo nos dice: el Señor está cerca. Con cada Adviento, la Iglesia nos recuerda este mensaje. Con su Encarnación, nuestro Señor Jesús ha dado comienzo a la última etapa de la historia, etapa donde ahora esperamos con gran esperanza su segunda venida en Gloria.
“Maestro, ¿qué debemos hacer?” – Lucas 3:12
En el evangelio estamos todavía con Juan el Bautista, uno de los grandes personajes del Adviento. Ante la pregunta ¿qué debemos hacer? él responde con estas indicaciones: “El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo.” ¿Cual sería la respuesta moderna a esta pregunta? – la respuesta es que debemos salir del egoísmo en el que vivimos enfrascados y toma tantas formas, y voltear la mirada al necesitado a nuestro alrededor, y asistirle en lo que podamos. Vienen a Juan también figuras como los publicanos y los soldados, que como sabemos son personajes considerados indignos por los judíos: los publicanos por ser colaboradores con Roma, y los soldados por igual, trabajadores paganos del imperio. La respuesta de Juan deja a la luz los pecados de los publicanos y soldados: no cobren de mas, no extorsionen, no hagan falsas acusaciones y conténtense con su paga. Así es también la situación con nosotros: Dios nos ama y nos ha mandado a Jesús a salvarnos, pero debemos hacer una elección: o seguimos en el pecado o nos convertimos completamente a Dios. En este adviento que nos preparamos para la segunda venida de Jesús, ¡prepara tu corazón para recibirle y para cambiar tu vida de forma que de testimonio de esto!
Lecturas de este domingo
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“Porque Dios conducirá a Israel con alegría a la luz de su gloria, con su misericordia y su justicia.” – Baruc 5:9
La primera lectura es del profeta Baruc, quien era el “secretario” de Jeremías, y paso entonces por muchos de los sufrimientos de los sufrió también Jeremías. Aquí en el quinto capitulo nos describe la alegría que se desbordaría con el regreso de los exiliados a Jerusalén. Se acabó la tristeza, fuera ya las vestimentas de aflicción, los sacos penitenciales, para ahora vestirse con los vestidos de gala! Se revisten de justicia, con su liberación se les ha hecho justicia, y hay paz traída por la justicia. En el v. 5 se le invita a toda Jerusalén a salir a recibir a sus hijos. Salieron exiliados a pie, pero ahora regresan en gloria, montados en un baldaquino (trono móvil, como el que usaba el papa antes). Hasta la tierra misma facilita este proceso: el monte se rebaja, y arboles salen a darles sombra. Este es el mismo gozo que hay en el cielo cuando “regresan” a la amistad con Dios los pecadores. Y esto es posible con la venida de Jesús, evento que nos estamos preparando a celebrar.
“Y lo que pido en mi oración es que su amor crezca cada vez más en conocimiento y toda experiencia” – Filipenses 1:9
En la segunda lectura, San Pablo nos muestra ese cariño y esa preocupación que siempre tuvo para las Iglesias que había fundado. Desde el momento de su conversión, su única preocupación fue eso que nos habla en la segunda lectura: difundir el Evangelio. Esto es un tópico bastante corriente el día de hoy donde el santo padre Benedicto XVI nos llama a entregarnos a esta nueva Evangelización, que no es sino lo mismo que hacia Pablo aquel entonces: proclamar la Buena Nueva, la razón de nuestra esperanza que es Jesús, enviado por el Padre para nuestra salvación. Nos dice san Pablo que reza para que la obra que fue empezada fuera completada, y es que esto es un proceso para la mayoría de nosotros: a diferencia de san Pablo que recibe la gracia de una conversión inmediata, para nosotros es un proceso de poco a poco acercarnos al Señor. Por eso en otras cartas Pablo se refiere a este proceso de conversión como una carrera. La Nueva Evangelización comienza con nosotros, con el mirar interiormente nuestro corazón y discernir en que estado se encuentra nuestra relación con Dios.El Evangelio de este domingo se ocupa por entero de la figura de Juan el Bautista. Desde el momento de su nacimiento, Juan el Bautista fue saludado por su padre Zacarías como profeta: «Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos» (Lc 1, 76).
“Preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas” – Lucas 3:4
El Evangelio nos habla de Juan el Bautista, que es el último profeta del Antiguo Testamento, del periodo antes de la llegada de Cristo. Llamado “el mayor de los profetas” por Lucas (Lc 7:28). Es profeta del molde de los profetas antiguos, predicando contra la opresión y contra la injusticia. Como de costumbre, Lucas nos muestra en este pasaje que la manera en que obra Dios es muy diferente a la manera de obrar de los hombres. Lucas nos da una lista de los gobernantes, de las personas de influencia y de poder en ese entonces. Sin embargo, Dios no se manifiesta a ellos, sino que “Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto.” Dios no elige a algún rey o persona importante para dirigirle la Buena Nueva, sino a un desconocido profeta que, haciendo a un lado el velo que nos da el mundo, nos apunta hacia Jesús, el “Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.” Así como el profeta, debemos de mantener las dos cosas juntas: el compromiso con la justicia social, y el anuncio del Evangelio. El Evangelio de Cristo debe llevarnos a luchar por los desamparados, para así hacer nuestra parta para que se establezca el reinado de Dios en la tierra, y así “todos los hombres verán la Salvación de...Fri, 03 Dec 2021 - 16min - 202 - 1er Domingo de Adviento
“Yo haré nacer del tronco de David un vástago santo…”
Esta temporada de adviento es un tiempo de espera para la venida del salvador. Precisamente así en este mismo estado de espera se encontraba el pueblo de Dios en tiempos del profeta Jeremías. En la primera lectura de este primer domingo de adviento el profeta Jeremías escribe palabras de aliento a los que habían sido exiliados en Babilonia. Y es que el evento del destierro y del exilio fue algo muy traumático para el pueblo de Israel: imagínense: perder el Templo, que era el centro del culto y centro social y de gobierno (como decir la Basílica de San Pedro, la Casa Blanca y la Suprema Corte de Justicia en un lugar). Otra cosa que se veía perdida era la promesa que Dios le había hecho a David que su descendencia reinaría por siempre.. Con el exilio se habían llevado al rey, y por 75 años estuvieron en Babilonia. Por eso aquí Jeremías les da aliento diciéndoles que llegaría el día en que Dios restauraría el linaje real con un descendiente de David. Y nosotros sabemos que esta promesa es cumplida en Jesús. Por eso nos gozamos al celebrar su nacimiento, y nos preparamos para su segunda venida. Que Dios con su gracia nos aliente en esta espera.
“Que el Señor les haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros.” – 1 Tesalonicenses 3:12
En la segunda lectura de este primer domingo de adviento, Pablo se dirige a los habitantes de Tesalónica, que en aquel entonces tenían un problema un tanto contrario al que tenemos nosotros el día de hoy: nosotros hoy en día vivimos como si este mundo fuera todo lo hay-vivimos como si no tuviéramos la esperanza de la vida futura que proclamamos todos los domingos en el credo: “creo en la resurrección de los muertos y la vida en el mundo futuro…” Pero muchos de nosotros vivimos como si no tuviéramos esta esperanza: hacemos trampa en los negocios, abusamos del sistema, hacemos lo necesario para seguir adelante sin importar a quien nos llevamos de por medio. ¡Vivimos como si no supiéramos, o no quisiéramos que Jesús regrese! Los tesalonicenses tenían el problema contrario: creían que la segunda venida de Cristo era inminente, por lo tanto, para que trabajar, si Jesús ya viene, y el mundo se va a terminar. En este pasaje Pablo les está exhortando a que crezcan en el amor, con miras a la segunda venida de Cristo, a manera de preparación, que es un gran tema de adviento: “preparen los caminos” como vamos a leer mas adelante en la temporada. Crecer en el amor significa ir acercándonos a la manera en que ama Dios a todos, sin excepción. Eso es ser santos: amar como Dios nos ama.
“Estén en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengan fuerza.” – Lucas 21:36
En el evangelio de este domingo Lucas presenta un discurso apocalíptico de Jesús, es decir, describe con grandes signos y sucesos la “revelación”, la segunda venida de Jesús. A primera vista nos podría parecer un poco extraño este evangelio como parte del Adviento, pero notemos que el observar estos signos es una manera de estar en vigilancia, de preparación a la venida del hijo del hombre. Es una vigilancia no en temor, sino en esperanza: “estén prevenidos y oren incesantemente.” La oración es un gran énfasis de Lucas: Jesús esta en oración en los momentos más importantes de su ministerio terrenal: en su bautismo, antes de elegir a los doce, en el huerto de Getsemaní, ¡incluso desde la cruz Jesús esta orando! La oración es lo que nos da la esperanza, y esta esperanza es la actitud nuestra, ¡no el temor! – ¿Cuanta gente se ve asustada sobre las predicciones del fin del mundo? ”Levanten la cabeza porque se acerca su liberación” – levantar la cabeza es la actitud de la persona libre, confiada. No nos dejemos llevar por estas calamidades, por toda distracción que nos quita la vista del Señor, y continuemos creciendo en la esperanza y en el amor esperando la segu...Wed, 28 Nov 2018 - 12min - 201 - Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo
“Y todos los pueblos, naciones y lenguas le servían.”- Daniel 7:14
La primera lectura nos ofrece la visión mesiánica del profeta Daniel donde ve esta figura, llamado “uno como Hijo del hombre,” que venía de las nubes. Esta expresión viene del hebreo Bar-‘enash – y puede en primera instancia significar mortal, ser humano, uno que comparte las limitaciones del ser humano. En segunda instancia, aquí en el profeta Daniel, “hijo del hombre” es un título identificado con el mesías, quien sería exaltado, con las prerrogativas reservadas para Dios, como lo son el poder, el honor, el reinado. En los escritos de Daniel el mesías es quien revela la sabiduría de Dios, y con su poder derrotaría a los enemigos de Dios. Jesús a través de su ministerio usa este título para referirse a sí mismo, a veces con el primer significado, a veces con el aspecto mesiánico y divino. Nuestro Señor, como nos enseña nuestra fe, es verdadero Dios, y verdadero hombre. En estos días en que termina el año litúrgico, la Iglesia nos recuerda que todo llega a su fin en Cristo: el verdadero rey del universo.
“Ha hecho de nosotros un Reino de sacerdotes para su Dios y Padre.” – Apocalipsis 1:6a
En este domingo termina el año litúrgico, y las lecturas de la misa se concentran en enseñarnos que Jesucristo es rey del universo. Jesús es el principio y fin de todas las cosas, el alfa, y el omega. Todo fue creado por él, y para él. Así como terminamos el año litúrgico proclamándolo rey, también la naturaleza misma lo proclamará rey al final de los tiempos. Esta verdad de nuestra fe implica que los que seguimos a Jesucristo somos hijos de Dios, y compartimos entonces este carácter real. Desde que se formó un pueblo para sí, Dios lo constituyó como un reino de sacerdotes. Ahora en Jesucristo por igual, se nos ha consagrado por nuestro bautismo como sacerdotes, profetas, y reyes. Como hijos del rey, compartimos este linaje real. ¿Qué significa esto para nosotros? Significa que amamos al rey, y a nuestros hermanos quien tienen todos esta misma dignidad de ser creados a imagen y semejanza De Dios. Significa que seguimos las leyes que proclama el rey y proclamamos con nuestras vidas la bondad y misericordia de su palabra. Significa que todo lo que hacemos, lo hacemos con vistas a construir el Reino De Dios en la tierra. Que esta celebración nos sirva de recuerdo de nuestra naturaleza real, y nuestro llamado a vivir nuestras vidas de acuerdo a esta naturaleza.
“Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad” – Juan 18:37
En el evangelio vemos este pasaje de la pasión de Jesús donde claramente vemos la naturaleza de Jesús como rey. No un rey en la expectativa humana, sino un rey celestial. El catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que el verdadero significado de su reinado no se revela sino hasta su pasión y muerte en la cruz. Solamente después de la Resurrección es que Pedro puede proclamar: “sepan pues con certeza todo el pueblo de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a ese Jesús a quien ustedes han crucificado,” como leemos en el libro de Hechos, capítulo 2. Por eso Jesús rechaza los intentos de ser proclamado como rey por la gente, ya que ellos no entendían todavía la verdadera naturaleza de su reinado. Su reinado no es de este mundo. El reinado de Cristo es la acción salvadora de Dios que no alcanzará su plenitud hasta la segunda venida de Cristo. Jesús nos dijo que él vino a dar testimonio de la verdad. Tenemos que tomar esta decisión, ¿Jesús es la verdad o no? En estos días en que termina el año litúrgico y pronto empezamos a prepararnos para la venida de Jesús en la navidad, tenemos que examinar nuestras vidas: estamos viviendo coherentemente dando testimonio de la verdad, o estamos viviendo como alguien que no conoce a Dios.
Lecturas de este domingo: https://bible.usccb.Fri, 19 Nov 2021 - 13min - 200 - El Hijo del Hombre Vendrá Sobre las Nubes-33er. Domingo Ordinario
Serán tiempos difíciles como no los habrá habido desde que existen las naciones hasta ese momento.
Con el fin del año litúrgico ya cera de nosotros, la Iglesia dirige nuestra reflexión hacia el final de los tiempos. Tiempos turbulentos, sí, pero el tiempo de la segunda venida en gloria de nuestro Señor Jesucristo también. En la primera lectura, el profeta Daniel ve un destello de lo que serían aquellos días finales. En estos días de grandes tribulaciones el arcángel Miguel, que aquí se muestra como el protector de Israel, que acompañaría al pueblo de Dios. Daniel atestigua, de una manera quizás incompleta, lo que a nosotros ha sido revelado en plenitud y que proclamamos en fe cada domingo: la resurrección de los muertos al final de los tiempos. La Resurrección, junto con el juicio final a donde iremos a nuestro destino: unos a la felicidad eterna, otros al castigo eterno. Reflexionar sobre el fin de los tiempos no debe ser causa de preocupación, sino de esperanza. Con la segunda venida de Jesucristo viene el fin de todo mal en el mundo. Para los que creemos en Cristo, su venida nos traerá la salvación. Renovemos nuestra esperanza en esta espera en que nos encontramos, para que nuestro Señor nos encuentre listos para recibirle.
Tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción
Las lecturas de este domingo ciertamente ofrecen un tono de esperanza. En la primera lectura, Dios trae la salvación después de las tribulaciones. En el evangelio por igual Jesús, en esta imagen del Hijo del hombre, bajará del cielo en gloria después de un periodo donde la naturaleza misma se estremecerá. El salmista también comparte esta esperanza, con una fe en un Dios que no lo abandonará a la muerte, sino que más bien le enseña el camino de la vida. Esta es la esperanza del cristiano: la de una nueva vida en Él quien ha vencido a la muerte. Jesús experimentó el sufrimiento y la tribulación humana, pero resucitó al tercer día. Esto nos enseña que la vida eterna es el destino que nos espera para los que creemos en él. Para nosotros que hemos sido bautizados, junto con la gracia santificante que recibimos como don de Dios, también fuimos elevados a la dignidad de convertirnos en hijos adoptivos de Dios. Como hijos de Dios, Él mismo es nuestra herencia. Por eso vivimos llenos de esperanza al saber que nuestro padre Dios no nos abandona, sino que busca nuestra salvación.
Así también ustedes, cuando vean que sucede esto, sepan que Él está cerca, a las puertas.
El evangelio de este domingo nos exhorta a saber reconocer los signos de los tiempos. “Aprendan de la higuera, que cuando sus ramas están tiernas y con brotes, significa que el verano se acerca.” Esto se puede aplicar de muchas maneras a nuestras vidas . ¿Te sientes cansado? Examina tu vida, quizás estás tomando muchas responsabilidades. Si vives lleno de ansiedades, voltea hacia el Señor, y entrégale tus preocupaciones. De manera general, nosotros los cristianos estamos llamados a estar preparados, y en los versículos inmediatamente después de esta lectura, Jesús enseña a sus discípulos cual debe ser su actitud: “estén atentos y vigilen,” “no saben cuando viene el dueño de la casa,” “¡velen!” Nosotros no podemos vivir como si el mundo fuera eterno. Nuestra experiencia esta rodeada de constantes recordatorios de que la muerte existe, y la ciencia misma en sus investigaciones propone que nuestro universo llegará alguna día a su fin. La Iglesia repite la enseñanza de Jesús, y con la temporada de Adviento venidera nos enseña a estar preparados para la venida de Cristo. Que con esperanzada alegría escuchemos este mensaje, y vivamos en un estado de preparación, esperando la segunda venida de Cristo.
Lecturas de este domingo: https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/111421.cfm
Thu, 11 Nov 2021 - 11min - 199 - 32o Domingo Ordinario-En su pobreza ha echado todo lo que tenía para vivir
Las lecturas de este domingo nos presentan la gran fe de dos mujeres viudas, una que con humildad pone su confianza en el profeta Elías y le da de comer del poco que tiene, y la otra, la mujer que da todo lo que tiene para la limosna del templo. ¡Que el Señor nos ayude a imitar la fe de estas dos mujeres!
Elías y la viuda
En la primera lectura vemos a Israel y regiones aledañas envueltas en una sequía como castigo por la caída del rey en la idolatría de Baal. Elías se encuentra con una viuda, personaje que sabemos son de los mas queridos por Dios, ya que en esa sociedad, las viudas peligraban caer en una destitución absoluta, ya que dependían de su marido para su sustento. En este caso la condición de viuda, junto con la sequía, habían llevado a esta mujer y a su hijo al borde de la muerte. Elias había sido guiado por Dios, con la promesa de que una viuda le daría de comer. Elias la pone a prueba pidiéndole de beber primero, y una vez viendo su favorable respuesta, le pide de comer. Con su respuesta “vive tu Dios el Señor,” la mujer se muestra como una creyente en Dios, en medio de un territorio gentil. “No me queda pan,” continua la mujer, quien de hecho se preparaba junto con su hijo, una última comida antes de morir. El profeta le comunica la promesa del Señor, de que no padecería falta de harina y aceite mientras durara la sequia. La fe de la mujer fue seguramente una fuente de aliento para Elías, quien se encontraba en la desolación del abandono de la fe en el Dios verdadero. Esta fe es digna de imitar para nosotros que igualmente nos vemos rodeados de una increencia en el Dios vivo.
El Sacerdocio de Cristo
En la segunda lectura vemos el tema recurrente de la Carta a los Hebreos-la superioridad del sacerdocio de Jesucristo comparado con el sacerdocio de los judíos. Y bien, es que el antiguo sacerdocio fue una prefiguración, o sea, apunta, a lo que iba a ser realizado por Jesucristo. Los dos realizan sacrificios de sangre; en el orden antiguo, sangre de animales, mientras que en la Nueva Alianza, Jesucristo ofrece su propia sangre para el perdón de nuestros pecados. Los antiguos sacrificios se tenían que repetir, mientras que el sacrificio de Jesús es uno de valor infinito, al ser un acto del Dios hecho hombre. Por su gloriosa ascensión al cielo Jesus corona su sacrificio de redención, y de ahí en adelante aboga por nosotros ante el Padre. Todo esto nos apunta a la grandeza de la celebración de nuestra fe en la misa. Ahí el sacerdote en la persona de Cristo, ofrece este mismo sacrificio del Calvario de manera sacramental, obteniendo para nosotros la salvación. ¡Que triste es la falta de fe de tantos hermanos que sienten que todo esto es aburrido!
El orgullo de los escribas y la humildad de la viuda
En el evangelio de este domingo, Jesús reprocha a los escribas por su vanidad al jactarse de su posición y también por abusar de las viudas, a quien despojaban de sus bienes. En vez de defender a estas mujeres que estaban entre los mas necesitados de la sociedad, se aprovechaban de ellas. Estos escriban se supone que eran los exponentes y defensores de la ley de Dios, pero han fallado miserablemente en su cometido. Luego Jesús continua, poniendo de ejemplo la caridad de la viuda pobre, que de lo poco que tiene comparte, y así su ofrenda es grande en los ojos de Dios. Como dice el dicho, “la intención es lo que cuenta.” En este domingo la Iglesia nos exhorta a imitar la fe de las dos viudas, quienes en fe dan de lo que tienen, confiando que la providencia de Dios las mantendría vivas. En esta semana, ejercitemos esta virtud de confiar en Dios, ante todas las necesidades que tenemos, sabiendo que Dios no nos desampara, y mas bien nos cuida con un amor misericordioso.
Lecturas de este domingo
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/110721.cfm
Wed, 03 Nov 2021 - 15min - 198 - Amarás al Señor tu Dios con todo tu Corazón, con toda tu alma, y con todas tus fuerzas
31er Domingo del Tiempo Ordinario
“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas.” Deuteronomio 6:5
Dios nos creó por amor, y nos llama a amar. Esta enseñanza nos la recordaba nuestro querido san Juan Pablo II, cuya fiesta celebramos hace una semana. Nuestra respuesta al Dios que es amor es amarle por igual. Así también fue la revelación recibida por el pueblo escogido por Dios, de boca de su profeta Moisés. En la primera lectura de este domingo vemos expresado este mandamiento en el pasaje conocido como el “Shema”- que significa “escucha.” Este es un pasaje centralísimo tanto para nuestra fe, como para la fe judía. Se ha dicho que esta oración era lo primero que se les enseñaba a los niños, y que se repetía constantemente. Esta oración bien podría ser la primera oración que Jesús aprendió en su niñez. También es importante la postura requerida para esta relación de amor: escuchar a Dios, estar atento a su palabra. En estos días te invito a poner atención y escuchar la voz de Dios tan presente en los eventos de nuestras vidas, y así comprender que si Dios pide nuestra respuesta de amor, es porque Él primero nos amó.
Jesús nuestro eterno sacerdote
En este domingo la segunda lectura continua su recorrido por la Carta a los Hebreos. Ya en la semanas pasadas hemos aprendido por los pasajes escogidos para la liturgia que Jesús es el ideal sacerdote que es como nosotros en nuestra humanidad, capaz de compadecerse por nosotros. También aprendimos que Jesús es eterno sacerdote, de la orden de Melquisedec. De esta manera, el autor de la Carta a los Hebreos nos está demostrando la superioridad del sacerdocio de Cristo, sobre el ministerio sacerdotal entonces vigente. En este domingo, en énfasis otra vez es la eternidad del sacerdocio de Cristo. Jesucristo como verdadero Dios tiene su sacerdocio por siempre, y es eternamente capaz de interceder en favor de aquellos que buscan a Dios. La otra característica del sacerdocio de Cristo que resalta nuestro pasaje para este domingo es su pureza incomparable. En Jesús no hay lugar para el pecado, ni contaminación alguna. Los sacerdotes humanos tenían que purificarse para rendir su función, mientras que Cristo no tiene necesidad de purificarse, es más, él es sacerdote y víctima a la vez. Él se ofrece a sí mismo por nuestra salvación. Estas enseñanzas deben llenarnos de admiración y agradecimiento ante nuestro Dios que no escatima cosa alguna para llevarnos al cielo a vivir eternamente con Él.
¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?
Dios ayuda e ilumina al que con un corazón sincero le busca. Este es el caso del escriba que vemos en el evangelio de este domingo preguntándole a Jesús: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” Jesús le contesta con la enseñanza fundamental del Shema Israel – Escucha Israel, encontradas en el libro del Deuteronomio:
El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.
La reacción del escriba nos enseña su sincera búsqueda. Él acepta la enseñanza de Jesús, la repite haciéndola suya, y profundiza en la enseñanza, añadiendo que “amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.” Este escriba sí entendió lo que Jesús y los profetas habían enseñado: “misericordia quiero, y no sacrificios.” La corrección de Jesús y los profetas es la de darle su lugar de primacía al interior del corazón y el cumplimiento de la ley moral sobre un cumplimiento superficial exterior de ritos de culto. Qué nuestro Señor nos de la luz para poder seguir su enseñanza rectamente y así moldear nuestro corazón cada ve...Wed, 31 Oct 2018 - 16min - 197 - ¡Jesús Hijo de David, Ten compasión de mi!-30o. Domingo Ordinario
En este domingo vemos el consuelo de Dios, quien sana y salva a su pueblo
“¡Ha salvado el Señor a su pueblo, al Resto de Israel.” Jeremías 31:7
En la primera lectura de este domingo el profeta Jeremías, escribiendo durante el exilio, proclama un oráculo de Dios contando a los Israelitas la grandeza de la salvación que el Señor Dios efectuaría en ellos, rescatándolos del “país del norte” que es el imperio de Asiria, a donde habían sido exiliados. “Den gritos por Jacob”, nos dice el profeta. Jacob aquí representa a todo el pueblo de Israel, ya que Jacob por sus doce hijos fundó la nación de Israel. Nos relata Jeremías que nada va impedir el retorno de los desterrados, el ciego, el cojo, la mujer embarazada, todos van a regresar, sin importar las dificultades. Esto nos da la pauta para una reflexión sobre el significado espiritual de estas palabras. ¿Cuántas veces nosotros pensamos que nos es imposible seguir a Dios porque somos pecadores? Se nos hace imposible en nuestra debilidad el realizar nuestro llamado universal a la santidad. Pero aquí nos dice Jeremías, entre esos que el Señor lleva de regreso a la tierra de la promesa, la tierra prometida están los ciegos, los cojos, las mujeres embarazadas. ¡Para Dios no hay imposible! Dios nos quiere llevar a nuestro destino, hacia la Jerusalén celestial, sea el estado en el que nos encontremos. Solamente dile si al Señor, entregando tu vida a Él, y dando testimonio con tu vida de tu fe y de la salvación que Dios te ha dado.
“Tú eres sacerdote eterno, como Melquisedec.” – Hebreos 5:6
En la segunda lectura de este domingo continua el tema de la semana pasada, hablando de Jesús como el verdadero Sumo Sacerdote. Verdadero en el hecho de que Jesús sí de una vez por todas nos puede liberar del pecado, a diferencia del antiguo sacerdocio, que debía repetir los sacrificios de expiación por los pecados. El sacrificio de Jesús en la cruz es por siempre eficaz e irrepetible. De esta manera Jesucristo es el único sacerdote, los demás sacerdotes a través de la historia antes de su venida, son prefiguraciones de este único y perfecto sacerdocio de Cristo. Ahora te puedes preguntar, ¿en dónde figuran los sacerdotes católicos, si el sacerdocio de Jesús en único? Bien, pues ellos son una extensión del sacerdocio de Cristo. Ellos no actúan por su propia cuenta, sino en participación del sacerdocio de Cristo; “in persona Christi,” como lo dice la frase en Latín. De esta manera, como la Iglesia enseña, cuando el sacerdote bautiza, es Cristo quién bautiza. Cuando el sacerdote consagra las ofrendas, es Jesús quien las consagra. Por eso nosotros los católicos brindamos ese respeto a nuestros sacerdotes. En estos días que la Iglesia nos presenta la imagen de Jesús como nuestro sumo sacerdote, oremos por todos nuestros sacerdotes, para que sean siempre fiel a su llamado y nos lleven siempre hacia la santidad.
“¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mi!”
En el evangelio de este domingo tenemos este episodio tan conmovedor del ciego Bartimeo. Que grande la fe de este hombre, quien al enterarse de que Jesús pasaba por ahí grita: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mi!” Esta fe es digna de imitación, y de hecho la Iglesia lo ha inmortalizado, al hacer la esencia de su grito parte de la liturgia. En el Rito Penitencial cada domingo, al congregarnos para adorar a Dios, sintiéndonos en su presencia, también nosotros aclamamos: “¡Señor ten piedad de nosotros, Cristo ten piedad de Nosotros!”
La gente buscaba callar a Bartimeo, pero él gritaba con más fuerza. ¿Cuántas veces el mundo también busca callar la voz de nuestra fe? Como Bartimeo debemos perseverar en la oración y seguir proclamando nuestra fe en Jesus quien nos salva. Y llega el momento en que Jesús lo llama. ¿Cuantas veces nuestro Dios no nos extiende el llamado? Debemos imitar aquí también a Bartimeo, y de un salto, dejar todo lo que nos detiene,Wed, 24 Oct 2018 - 14min - 196 - El Liderazgo Cristiano es Servicial-29o. Domingo Tiempo Ordinario
En las lecturas de este domingo, la Iglesia nos presenta la visión de Dios concerniente al liderazgo: es un liderazgo basado en el servicio, y no el imponer nuestra voluntad. Imitemos a Jesús y a los santos que vivieron una vida de entrega a los demás.
Siervo Sufriente
En la primera lectura del profeta Isaías vemos uno de los pasajes conocidos como pasajes del “siervo sufriente.” Estos pasajes son como destellos donde el profeta ve este personaje sufriendo, siendo entregado como sacrificio expiatorio por el pueblo. Jesucristo con su muerte cumple esta visión, ya que en la cruz y por obediencia al Padre se entrega como ofrenda para el perdón de nuestros pecados. Al leer las palabras del profeta y realizar que Jesús murió por ti y por mí, debería llenarnos de aliento y esperanza ante un Dios que amorosamente busca la comunión con nosotros. Dios quiere estar contigo y conmigo. Dios nos ama, y nos llama constantemente a la conversión, de manera que nuestras vidas reflejen la dignidad de este llamado.
Jesús nuestro Sumo Sacerdote
En la segunda lectura vemos como se le da el título de Sumo Sacerdote a nuestro Señor Jesús. Un poco de explicación sobre lo que este título significa. El Sumo Sacerdote era el primero en la jerarquía de los sacerdotes judíos. Era el encargado de, una vez al año, pronunciar el santo nombre de Dios pidiendo perdón por los pecados del pueblo. Jesús es el verdadero Sumo Sacerdote, porque en él se cumple lo que aquellos anunciaban. Con el sacrificio de Pasión y muerte Jesús en su Ascensión es elevado al cielo, donde eternamente ofrece ejercita su sacerdocio, siempre intercediendo por todos los hombres, como nos enseña el CIC 662. Nosotros, por nuestro Bautismo, también participamos en este carácter sacerdotal de Cristo, y con la unción del Espíritu Santo hemos sido consagrados como pueblo santo y sacerdotal.
Jesucristo, en el maravilloso designio del plan de la Redención, es el ideal Sumo Sacerdote, ya que él, como verdadero Dios y verdadero hombre, quien padeció en todo lo de la condición humana (a excepción del pecado), puede ofrecer este sacrificio de su Santo Cuerpo y Sangre para nuestra redención. Unas vez más, estas palabras deberían de hinchar tu corazón lleno de amor para nuestro Señor, quien nos amó hasta la muerte.
El Liderazgo Cristiano es Servicial
En el Evangelio vemos este pasaje donde los hijos de Zebedeo buscan un lugar en el “gabinete” de Jesús. Los apóstoles no saben todavía en este pasaje el tipo de Mesías que era Jesús. Viéndolo con los ojos del mundo, ellos esperaban un Mesías que triunfantemente les liberaría del yugo Romano. No habían tomado las palabras de Isaías a pecho. Pero tampoco podemos ser muy duros con ellos. Nosotros tenemos el beneficio de la revelación plena de lo que profetas querían comunicarnos. Sin esta revelación sería imposible predecir esta locura divina, donde Dios se manifiesta entre nosotros de manera pobre, de manera humilde, de manera débil. Y de esto tenemos que aprender nosotros. El liderazgo Cristiano es un liderazgo enraizado en el servicio. El Cristiano debe de beber la amarga copa del sufrimiento y la persecución. Como Jesucristo, debemos buscar mas bien el servir, antes de ser servidos.
Hermano y hermana que escuchas este mensaje, esta semana vamos a empaparnos de la Palabra de Dios, para que se vuelva palabra viva en nuestro corazón, y se vuelva así guía segura de nuestras vidas. Así sea.
Lecturas de Esta Semana: https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101721.cfm
Wed, 13 Oct 2021 - 12min - 195 - Pidamos la Sabiduría de Dios-28o. Domingo Tiempo Ordinario
En las lecturas de este domingo, Jesús nos invita a despojarnos de todo lo que nos separa de Dios, y a pedir que Dios nos comparta de su Espíritu de Sabiduría que viene de su Palabra.
Orar por las cosas de Dios
La primera lectura de este domingo debe ser causa de nuestra reflexión. ¿Qué es lo que pedimos en nuestra oración? ¿Como Salomón pedimos que el Espiritú de Dios nos de prudencia, o pedimos solo cosas materiales? Sin lugar a dudas muchos de nosotros tenemos necesidades materiales, quizás no vivimos en la calle, pero muy apenas nos alcanza el cheque para la quincena. Dios sabe nuestras necesidades, y quiere que se las pongamos a sus pies, pero como ya les he mencionado antes, si tu oración consiste en solo pedir y pedir cosas, para ti Dios no es el verdadero Dios, ¡sino como un Santa Clós cósmico! Como Salomón, debemos pedir por las cosas verdaderamente valiosas, como la prudencia. Incluso debemos pedirlas, no por nuestro bien, sino para el bien del pueblo de Dios, como fue la oración de Salomón en 1 Rey 3.
La palabra poderosa de Dios
En la segunda lectura, la carta a los Hebreos nos habla de la palabra poderosa de Dios, esta palabra viva y eficaz. Se puede estar refiriendo a la palabra de Dios, su revelación como también a el Verbo, la segunda persona de la Santísima Trinidad. Esta palabra, nos dice este este pasaje, es mas cortante que una espada de dos filos, ya que conforta al necesitado, pero al mismo tiempo hiere al que la ignora. Hermano y Hermana que me escuchas, la Palabra de Dios discierne los corazones, no hay nada que podamos ocultarle al Dios vivo. Por eso, entrégale tus pensamientos, tu corazón, y todo tu ser a Dios. Si no ahora, al final de los tiempos se va a revelar todo secreto. Mejor, ¡convirtámonos ahora que hay tiempo!
¿Cómo alcanzar la vida eterna?
En el evangelio de este domingo vemos la pregunta de este hombre que busca el como llegar a la vida eternal. Y la respuesta de Jesús nos demuestra la totalidad de la entrega que se requiere para alcanzar la salvación. Aquí el hombre ya seguía los mandamientos, porque muchos de nosotros pensamos, pues yo voy a misa, no mato a nadie… Los mandamientos son guía segura, pero no lo son todo. Este camino de la fe se trata de una relación con una persona, porque nuestro Dios es un Dios personal. La sabiduría de Dios de la cual nos habla la primera lectura, es una persona, Jesús el Hijo de Dios. Y es Jesús el hijo de Dios quien nos mira con amor, como lo hace Jesús en el evangelio. Nos mira con amor y nos invita a dejarlo todo y seguirle a el. Nuestra fe entonces, no es un conjunto de reglas, sino un abandono completa a Dios, de manera que como dice san Pablo, ya no viva yo, sino Cristo el que viva en mi (Gal 2, 2). Hermanos y hermanas, en esta semana les invito a que examinemos nuestra vida, y elijamos a Dios, haciendo a un lado lo que nos separe de él. Oramos por que Dios nos de su sabiduría para poder saber elegir lo que es verdaderamente y eternamente valioso.
Lecturas de Esta Semana: https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101021.cfm
Wed, 06 Oct 2021 - 13min - 194 - 27o Domingo Ordinario-Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre
Les comparto mis reflexiones para las lecturas de este 27o. Domingo del Tiempo Ordinario.
“No es bueno que el hombre esté solo”
“No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle a alguien como él, para que lo ayude”” Con estas palabras abre la primera lectura de ese domingo. El mismo Dios que con cada acto de creación declara todo “bueno,” ahora, ante la soledad del hombre que de entre los animales no encuentra compañera adecuada, por primera vez declara que algo no es bueno. Consideremos que Dios, nuestra ayuda y nuestro consuelo, crea al precioso ser femenino como ayuda para el hombre. La mujer, de cierta manera, participa entonces en esta actividad divina. Los Padres de la Iglesia notan como la mujer es creada por Dios, no de las partes bajas del hombre para ser pisoteada por él, o de las partes altas del hombre para estar más arriba que él, sino de su costado. Esto denota ciertamente una igualdad primordial entre los sexos, como parte del plan original de Dios. La reacción de Adán, que son las primeras palabras pronunciadas por un ser humano en Genesis, consiste de una poesía de admiración del ser femenino: “Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne.” Oremos por todos los matrimonios y practiquemos las virtudes, para así recobrar con la ayuda de Dios esta armonía original entre el hombre y la mujer.
“La muerte que él sufrió redunda en bien de todos.”
La segunda lectura de este domingo nos hable de cómo Jesús, en su humanidad, como todo ser humano se hizo inferior a los ángeles. Metafísicamente, los seres humanos somos inferiores a los ángeles, ya que nuestro conocimiento depende de los sentidos, y porque nosotros experimentamos la muerte y el sufrimiento, mientras que los ángeles no experimentan estas cosas. La lección aquí es que, si Jesús se humilló para volverse uno de nosotros, igual a nosotros en todo, menos en el pecado, entonces ¿porque nosotros nos enaltecemos y queremos ser más que los demás? San Juan Crisantemo enseñaba: “Si él, a quien los ángeles adoran, consintió por su amor a nosotros volverse inferior a ellos, tu por tu parte deberías soportarlo todo, por amor a él.” Jesús se hizo uno de nosotros, y sufrió una muerte de cruz. Pero resucitó, enseñándonos que para ganar la gloria de la resurrección hay que pasar por el sufrimiento. Todos tenemos nuestras propias cruces, y el abrazarlas como lo hizo Jesús es el camino a seguir para alcanzar la gloria en él.
“¿Le es lícito al hombre divorciarse de su esposa?
Este domingo en el evangelio vemos a los fariseos, como es costumbre, tratando de tenderle una trampa a Jesús. En esta ocasión se trata de la cuestión del divorcio, que era permitido por Moisés. Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios, es el único interprete de la ley divina, y les contesta que la intención de Dios desde el principio era la irrevocable unidad. La concesión de Moisés fue necesaria por la dureza de sus corazones. La unión matrimonial entre el hombre y la mujer une a los contrayentes de tal manera que ahora forman una familia. Esta unión es lo más cercano aquí en la tierra a la unión entre Dios y su pueblo, como nos enseña la Carta a los Efesios. Por esto, el divorcio va en contra de la voluntad de Dios: así como hay un sólo Dios, y Dios no nos abandona, la unión matrimonial es entre un hombre y una mujer, y es permanente e indisoluble. El día de hoy que el matrimonio y la familia se ven tan atacados, es nuestro deber como cristianos el proclamar esta verdad, para que así nuestro hogar se vuelva una escuela de amor. En estos días, te exhorto a formarte más profundamente en esta visión cristiana sobre la familia, para poder proclamarla y defenderla.
Familiaris Consortiohttp://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_19811122_...Thu, 30 Sep 2021 - 14min - 193 - Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros-26o. Domingo Ordinario Ciclo B
En las lecturas de este domingo, nuestro Dios nos da grandes enseñanzas para evitar la critica que separa, la avaricia que condena, y el pecado que nos destruye.
Ojalá que todo el pueblo del Señor profetizara
En la primera lectura de este domingo, vemos un pasaje con una gran enseñanza. El trasfondo de este pasaje es el hecho de que Moisés no se da abasto por si solo para lidiar con tanta gente. Esto es de entenderse, con tanta gente, y con tanta queja que tenían… La solución que el Señor Dios le da es escoger de entre el pueblo 70 ancianos con autoridad, para darles a ellos una porción del Espíritu de Dios, y así habilitarlos a la labor de ayudar a guiar al pueblo, junto con Moisés. Ahora, por alguna razón que el texto no ilustra, dos personas, que estaban en la lista, pero no fueron a la junta acordada, también recibieron el Espíritu de Dios. Al enterarse Josué, ayudante de Moisés, que estos dos estaban profetizando, se indigno, aparentemente porque no quería dar la apariencia de que estos dos se habían salido fuera de la autoridad de Moisés. Pero Moisés, sabiamente reprende a Josué, expresando su deseo que todo el pueblo profetizara por el Espíritu de Dios. Y debemos ponernos a pensar, este deseo de Moisés esta cumplido hoy en nosotros. Todos los bautizados hemos recibido al Espíritu de Dios, y estamos ungidos como sacerdotes, profetas y reyes. Queda en nosotros dejar a Dios actuar en nuestras vidas, para volvernos sus profetas.
Su riqueza está podrida
En las segunda lectura, el apóstol Santiago tiene unas palabras fuertes de advertencia contra la avaricia, el deseo desordenado de acumular bienes materiales. Decía San Francisco de Sales que la avaricia era una locura, haciéndonos esclavos de esto cuyo papel es servirnos. Muchos de nosotros vivimos para acumular bienes, sin importarnos a quien engañamos, a quien le hacemos trampa, con tal de ganar unos dólares extras. Al final de nuestros días, no nos llevamos nada, mas la manera en que vivimos es testimonio de donde está nuestro corazón, y donde esté nuestro corazón al final de nuestros días define nuestro destino eterno.
El que no está contra nosotros, está por nosotros.
En el evangelio tenemos un pasaje que nos recuerda los eventos de la primera lectura. En el evangelio, Juan comete el mismo error que cometió Josué, pensando que únicamente algunas personas especialmente elegidas podían trabajar para el Señor. Hermanos y hermanas, ¡cuantos de nosotros cometemos este mismo error hoy día! Que si no somos miembros de la cofradía o del grupo tal, o no hemos ido a esto u otro retiro, no estamos siguiendo al Señor. Hay que reconocer que hay diferentes maneras de llegar a conocer y servir a Dios. El pasaje continua con Jesús enseñándonos a evitar toda ocasión de pecado, cosa tan importante para nosotros crecer en intimidad con Dios. Jesús nos advierte contra el ser causa de escándalo. El escándalo es hacer o decir algo, o dejar de hacer algo, que lleve a otro a pecar. El ofender a nuestro Dios es lo peor que un ser humano pueda hacer, por eso la gravedad de este acto de escándalo, y aun más cuando el afectado es un niño, una persona inocente. La enseñanza de Jesús en los siguientes versículos usando la imagen de amputarse una mano, o un pie, o de sacarse un ojo, nos invita a reflexionar y cortar de nuestra vida cualquier cosa, o persona que sea ocasión de pecado, por más querida que sea esta cosa o persona, tan querida quizás como uno de estos miembros que Jesús menciona. Jesús nos llama a dar testimonio de su amor con nuestras vidas. El escándalo es lo opuesto a dar testimonio de fe, por eso debemos evitarlo a toda costa. Que el Señor Jesús nos guíe en nuestro caminar de fe, dándonos fuerza para evitar lo que nos separa de Él, para que fielmente siempre demos siempre testimonio de su amor transformativo en nuestras vidas.
Paz,
Juan Carlos
Wed, 26 Sep 2018 - 15min - 192 - Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos-25o Domingo Ordinario
El sufrimiento del justo
La primera lectura de este Domingo tiene ecos de la persecución, sufrimiento, y finalmente pasión de nuestro Señor. El justo de quien habla esta lectura es Jesús, a quien los líderes judíos persiguieron y finalmente mandaron a arrestar, ya que Jesús estaba en contra de sus acciones, con las que distorsionaban la voluntad de Dios.
La falsa sabíduria
En la segunda lectura, el apóstol Santiago nos muestra el resultado de seguir una falsa sabiduría: desconcierto y maldad; mientras que la sabiduría de Dios es pura, gentil, trae la paz, misericordia y buenos frutos. Esta sabiduría es necesaria para los que buscan vivir la bendición pronunciada por Jesús: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5:9).
Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos
La lectura del evangelio de este domingo, oímos del mesías que debería sufrir, pero desde la perspectiva de Jesús, con Marcos que nos da la segunda predicción de la pasión de Jesús. Como vemos, Jesús toma tiempo en medio de tanto trabajo, para enseñar a los discípulos. Eso nos recuerda de nuestra propia necesidad de escuchar a los pies del maestro y tener una formación durante toda nuestra vida. Le enseñanza en este pasaje, y siempre, es que el Mesías debía sufrir. Esto significa para nosotros que el sufrir es parte de la vida del cristiano. No significa que somos masoquistas, que buscamos el sufrir sin razón, ni nada de esto. En mi opinión, nuestro sufrimiento viene de una muerte: la muerte de nuestro egoísmo, la muerte del desproporcionado yo mismo, para que nuestra persona se haga a un lado, y sea Jesús el que brille en mi vida. Apoyo para esta opinión es la discusión en que los discípulos se enfrascaran al llegar a Cafarnaúm: quien de nosotros es el mayor. Jesús los corrige inmediatamente con la visión de un liderazgo, no como lo ve el mundo, sino in liderazgo basado en el servicio. Basado en el servicio desinteresado, como quien recibe a un niño, nos dice Jesús.
Otra cosa que nos recuerda el error de los discípulos de ver a Jesús como un rey terrenal, es la constante necesidad de orar y pedirle a Dios nos ayude a purificar nuestra noción de Dios, para que lo veamos cada vez más como realmente es, y no nos desviemos siguiendo a un dios creado desde nuestra perspectiva. En está semana hermano y hermana que escuchas esta reflexión, te invito a renovar tu vida de oración, ofreciendo el sacrificio y sufrir que tienes para tu santificación, sabiendo que si Jesús sufrió, uno también como Cristiano va a sufrir. La diferencia es que nuestro sufrimiento lo podemos unir a la cruz, y se vuelven entonces ocasiones para crecer en santidad.
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¿Quién dice la gente que soy yo?
¿Quién dice la gente que soy yo? es la pregunta que nos hace Jesús a ti y a mi este domingo. El pasaje del evangelio de este domingo toma lugar cerca de Cesárea de Filipo, ciudad localizada en una región pagana al norte de Jerusalén. El día de hoy este sitio se le conoce como Bainas, y aun se pueden admirar ruinas de un templo pagano dedicado al dios Pan. Es interesante ver cómo cerca de este lugar donde no se adoraba al Dios verdadero es el lugar que Jesús elige para hacerle a sus discípulos esta pregunta tan central: ¿Quién dice la gente que soy yo? Pedro, representando al grupo de los doce, responde acertadamente, guiado por una gran fe: “Tu eres el Cristo.” El día de hoy estamos en una situación similar. En nuestra sociedad son cada vez menos los que creen en Dios. En medio de esta cultura ateísta también Jesús nos pregunta cómo lo vemos a Él. ¿Vemos a Jesús como un buen hombre, o quizás un buen maestro o guru? Los que no conocen a Dios tienen muchas opiniones. Pero nosotros que tenemos la Luz de la fe debemos responder con Pedro: “tu eres el Cristo.” Esta debe ser nuestra respuesta, y nuestro testimonio al mundo con nuestras obras. Creemos en Jesucristo, Dios verdadero, y tratamos de convertirnos en imitadores suyos cada día más.
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Episodios RecientesThu, 13 Sep 2018 - 19min - 189 - Su corazón está lejos de mi-22o Domingo Ordinario
“… escucha los preceptos y las normas que yo les enseño, para que las pongan en práctica.” -Deuteronomio 4:1a
En la historia del pueblo de Dios, la entrega de la Ley a Moisés es un evento fundacional. La Ley es guía segura de vida, los constituye como nación, y seguirla es expresión de fidelidad a Dios. Seguir la Ley es requisito para entrar y tomar posesión de la Tierra Prometida. Moisés los exhorta a seguir la Ley, porque esto servirá de modelo para otras naciones. Esto nos habla de la misión de Israel de ser “luz de las naciones,” que a través de Israel todos los pueblos conocieran a Dios. Todo esto lo podemos ver como un anticipo de lo que vino a realizar Jesús. Él, como Moisés, nos viene a traer la ley, pero una ley de amor que sería grabada en nuestros corazones. Nosotros también estamos llamados a ser fieles a su ley, para que a través de nosotros otros conozcan a Dios. El seguimiento de la ley expresada en los mandamientos de Dios no es algo que hacemos ciegamente, de manera legalista, sino con sabiduría e inteligencia, como leemos aquí en el libro del Deuteronomio. Oremos a Dios para que las prácticas exteriores de nuestra fe correspondan al deseo interior de nuestro corazón
“¿Quién será grato a tus ojos, Señor?” – Salmo 14:1a
Las lecturas de este domingo nos hablan de lo que constituye una fe verdadera, un genuino sentimiento religioso. No se trata de ciegamente seguir los preceptos, sino hacerlo con sabiduría, como nos habla la lectura del Deuteronomio. No se trata únicamente de seguir reglas de purificación externa, como creían los fariseos en tiempos de Jesús. Como nos dice la segunda lectura del apóstol Santiago “la religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo.” Ahora el salmista también se agrega a este coro de voces, proclamando que la persona grata a los ojos de Dios es la que actúa honrada y justamente, la que actúa sinceramente, la que no le hace daño a nadie. El salmista nos recuerda que la verdadera fidelidad a Dios se vive amando a nuestros hermanos, y no solamente en un ciego seguimiento de preceptos religiosos. Lo que tenemos en el interior de nuestro corazón desemboca en nuestras acciones. Para no caer en una hipocresía nuestras acciones de culto externo deben de ser congruentes con el contenido de nuestro corazón. Que el Señor Dios, creador nuestro, crea en nosotros unos corazones nuevos que le amen a Él, amándolo en los más necesitados.
“Pongan por obra la palabra y no se contenten sólo con oírla.” – Santiago 1:22
En este vigésimo segundo domingo del tiempo ordinario comenzamos a realizar en la liturgia una lectura de cinco semanas consecutivas de la Carta del Apóstol Santiago. Esta carta contiene abundante enseñanza moral, y en el pasaje de este domingo nos exhorta a desechar toda inmundicia y todo mal, y a estar abiertos a recibir la palabra de Dios en nuestros corazones. Un tema que une las lecturas de este domingo es el de prevenir la hipocresía, la falsa religiosidad. Aquí, el apóstol nos exhorta a no sólo escuchar la palabra, sino a ponerla en acción también. En unión con el mensaje de la primera lectura, y del evangelio, Santiago nos enseña que la verdadera religión consiste no sólo en oír la palabra; no basta con seguir los preceptos al pie de la letra. La verdadera religión, de acuerdo a Santiago, consiste en visitar a los huérfanos y en ayudar a las viudas. Estos dos grupos representan en la Biblia a todos los más débiles y desamparados. Que Dios purifique nuestro corazón de todo lo que lo separa de Él, para que nuestro amor a Dios nos lleve a amar y a ayudar a los más necesitados.
“Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarlo; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre” – Marcos 7:15
Hasta cierto punto es fácil de entender la insistencia que los fariseos tenían en un estricto seguimiento de la ley.Tue, 27 Aug 2024 - 15min - 184 - Jesús el Buen Pastor-Reflexión del 16o. Domingo Ordinario
En este domingo, la liturgia de la Iglesia nos presenta la imagen de Jesús como el buen pastor, que se compadece de su pueblo y se pone a ensenarles. El profeta Jeremías tiene palabras en contra de los malos pastores. El juicio y el lamento al principio del pasaje son dirigidos para los líderes religiosos, que al no haber conducido al pueblo sabiamente, han sido ocasión de su perdición. En vez de dedicarse a resguardar el rebaño, se han perdido muchos, y como ovejas, se han desparramado. “El Señor es mi pastor, nada me falta.” Es la primera línea del salmo de este domingo, el más famoso, más contemplado, más memorizado de todos los 150 salmos. Y no es para menos. Este salmo nos brinda la hermosa imagen de Jesús como el Buen Pastor, como él mismo nos enseñó en el Evangelio de Juan 10, 11 – “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas.”Jesús es el pastor que guía a su Iglesia, que nos guía a cada cristiano con su enseñanza que nos dejó. El nos lleva al descanso, como también nos enseñó en el evangelio de Mateo 11,28 – “Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar.”
Aquí les comparto un tema en audio sobre las lecturas de este domingo, que tuve la gracia compartir con un grupo de oración.Paz,
Juan Carlos
Wed, 14 Jul 2021 - 32min - 182 - ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?
10o. Domingo del Tiempo Ordinario
El texto del evangelio de este 10o. domingo ordinario nos muestra dos reacciones diferentes al ministerio de Jesús. Sus familiares dicen, por un lado, “está fuera de sí.” Por el otro lado, los escribas dicen, “está poseído por Beelzebul.” Esto nos debe llevar a tomar una decisión: ¿quién es Jesús para tí? Tenemos que tomar una decisión: o Jesús era quien dijo ser, o era alguien fuera de sí. Que en estos días Dios nos permita el don de la fe para reconocer su Señorío, y así renovar nuestro compromiso de seguir la voluntad de Dios, viendo con claridad las obras de Dios en nuestras vidas.
-Juan Carlos
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Episodios RecientesWed, 06 Jun 2018 - 18min - 177 - Nueva Alianza-5o Domingo de Cuaresma
En este domingo la Primera Lectura del profeta Jeremías nos describe el anuncio de la nueva alianza que Dios haría con su pueblo. Como vemos a través de la historia de la salvación, Dios había preparado a la humanidad a través de los diferentes convenios que había realizado: con Abraham, con Noé, con Moisés y con David. Ante la aparente destrucción de la nación con el destierro babilónico, todo se había perdido. Jeremías les da la esperanza de la restauración con una Nueva Alianza que Dios establecería con su pueblo. Esta promesa es cumplida de manera maravillosa e inesperada en la persona de Jesús, que en su ultima cena proclama, “este es el cáliz de la Alianza nueva y eterna” (ver 1 Cor 11:23-26). Las leyes pasadas, al ser escritas en losas de piedra, habían fallado porque no habían llegado al corazón humano. Esta Nueva Alianza es diferente, porque ya no va a tener que ser escrita en tablas de piedra, sino que va a ser implantada en nuestro corazón y pensamiento por el Espíritu Santo, siendo principio vivificante en nuestro ser, como nos dice San Pablo en 2 Cor 3:3. Es diferente, por que al ser una ley interior, nunca va a ser quebrantada. El que sea interior significa que el proceso de seguir a Dios no se realiza simplemente por el seguir leyes, sino que se realiza a través de una relación. Por eso nuestra fe se trata de una relación con el Dios de amor.
Este pasaje una vez mas nos habla del gran amor que Dios nos tiene. Una y otra vez el pueblo de Dios había sido infiel, cayendo en la idolatría y abusando de los mas pobres. Una y otra vez el día de hoy somos infieles a nuestras promesas bautismales de rechazar el mal y el pecado. Tanto hoy, como en tiempos de Jeremías, Dios nos muestra su bondad y misericordia al tomar la iniciativa para restaurar nuestra salud. Dios es un Dios amoroso, que nos busca una y otra vez y que quiere nuestra salvación.
En el pasaje del evangelio de este domingo vemos como unos griegos, o sea, gentiles, querían ver a Jesús. Este acercamiento de los gentiles al Dios verdadero es contrastado con el rechazo de las autoridades religiosas, como los Saduceos y los Fariseos, que plenamente estaban en oposición de Jesús. Este acercamiento de parte de los griegos es parte de lo que Jesús profetiza en este pasaje, “cuando sea elevado de la tierra, atraeré todos a mi.” El proceso para acercarse a Jesús: se acercan a Felipe, quien primero checa con Andrés si esta bien que Jesús hable con gentiles, me recuerda un poco a la burocracia que existe muchas veces en las parroquias para venir a adorar a Dios en los sacramentos, pero eso es tema de otra reflexión…
La respuesta de Jesús a Andrés y Felipe es en forma de una predicción de su pasión. Su pasión es la paradoja más grande del mundo-Jesús, siendo Dios, se humilla para vencer al pecado y darnos la salvación. Así como la semilla tiene que ser destruida para dar fruto, así el Hijo de Dios da su vida para que nosotros tengamos vida. Como nos enseña San Agustín, “la altura de su glorificación debía ser precedida por la profundidad de su pasión.”
De toda la riqueza del contenido del evangelio de este domingo, solo quisiera subrayar un par de cosas. En el versículo 27 tenemos las palabras de Jesús que evocan las palabras en el huerto de Getsemaní: no dice Jesús “líbrame de esta copa,” si para eso vino al mundo. Igualmente nuestra oración debe ser siempre que se cumpla la voluntad de Dios en nuestras vidas. Este pasaje nos recuerda a las epifanías esos pasajes del bautismo y la Transfiguración de Jesús que nos dan una manifestación de la divinidad de Jesús. En el versículo 28 leemos de una voz respondiendo a la oración de Jesús “Padre Glorifica tu nombre” – proclamando de lo alto “Lo he glorificado y de nuevo lo glorificaré”. San Juan Crisantemo nos explica que la oración de Jesús “Glorifica tu nombre” es una petición al Padre que lo guíe hacia la cruz. La respuesta nos la explica también San Juan Crisantemo al d...Wed, 13 Mar 2024 - 16min - 176 - Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único-4o. Domingo de Cuaresma
Destrucción y Restauración
Las lecturas de este cuarto domingo de Cuaresma nos hablan de destrucción y restauración. La destrucción de Jerusalén que aconteció en el año 587 a.C. y que es el resultado del pecado, y la restauración, tanto en aquel entonces con el regreso de los exiliados 70 años después, con el decreto de Ciro el Persa, como en nuestros días con la muerte de nuestro salvador Jesús que nos da la vida eterna.
En la primera lectura vemos como a causa de los pecados tanto de los gobernantes como del pueblo, por adorar a otros dioses, la ciudad santa, con todo y su templo, fueron destruidos. Esto no fue de ninguna manera un castigo divino. Dios, al contrario, mostrándole su amor al pueblo, muchas veces envió a sus mensajeros los profetas a corregir al pueblo.
Hermanos y hermanas, que no nos pase eso a nosotros. Nuestros malos actos poco a poco nos pueden ir llevando al borde de un abismo. Nuestra infidelidad a nuestras promesas bautismales que realizamos no es menos que la infidelidad de los israelitas. Y la esclavitud en el pecado que caemos es una cosa terrible.
La historia no termina en la destrucción. El pueblo exiliado regresa a la Tierra Prometida después de un periodo de “sus sábados,” osea, setenta años. El profeta Jeremías acompaña el anuncio de la destrucción, con la certeza de la restauración por Dios. Dios en su amor permite el destierro para limpiar a su pueblo de las abominaciones en que habían caído. Así también a nosotros, cuando nos sucede algo malo, esto es muchas veces resultado de nuestras malas acciones, e igualmente Dios usa estos eventos para hacernos voltear nuestra mirada hacia él.
El amor de Dios no Conoce Límites
El evangelio de este domingo contiene esa cita tan conocida y tan preciosa del evangelio de Juan: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.” (Jn 3:16) No se como ponértelo mas claro mi hermano, mi hermana que lees estas palabras: ¡Dios nos ama! Este tiempo de Cuaresma no es una temporada triste o de privaciones con las que los católicos nos castigamos. El ayuno y la abstinencia son instrumentos de conversión, que si los practicamos como es debido, sirven para enderezar nuestras vidas para reorientarlas hacia Dios. Hacer estas practicas es mucho más simple que el amargo destierro que es consecuencia del pecado.
Lo que pasa es que somos creaturas muy débiles. No queremos decirle “si” a Dios para que el tome las riendas de nuestra vida. Somos ingratos, al no darle su lugar a Dios. Este Dios, que nos dice el autor de los Efesios en la segunda lectura, es, “Dios rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo —por gracia han sido salvados— y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús.” Tambien nos dice que hemos sido salvados por la gracia mediante la fe. Dios nos da la gracia, ¡y nos la da sobreabundantemente! Queda de nosotros decir si en fe. Debemos ejercitar nuestra fe (¡por eso tenemos “ejercicios espirituales”!)
En este domingo las lecturas nos recuerdan de la destrucción que resulta del pecado, pero también nos recuerdan que nuestro Dios amoroso nos da la salvación en Jesucristo. Así como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así fue elevado el hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Hermanos, esta Cuaresma es el tiempo de dirigir nuestra mirada a Jesucristo. Es tiempo de enderezar nuestro camino y poner nuestra esperanza en el Dios que nos ama y que busca nuestra salvación.
Wed, 10 Mar 2021 - 16min - 175 - Jesús Purifica al Templo-3er Domingo de Cuaresma
En el evangelio de este segundo domingo de Cuaresma vemos como Jesús purifica al Templo. Es un evento significativo en el ministerio de Jesús. Es tan importante, que los cuatro evangelistas lo narran. En un momento de su ministerio, Jesús arremete contra los mercaderes del Templo, volcando sus mesas y expulsándolos del precinto. No se trata de un simple evento de “purificación,” aunque algo haya de esto. Los mercaderes eran parte del sistema del Templo, parte necesaria para llevar a cabo el culto. Si se tenía que ofrecer animales, o granos en ofrenda, había que adquirirlos en algún lado. Si gran parte de la gente venía de lugares lejanos, había que ofrecer un sistema de cambio de sus monedas por monedas aceptables en el Templo. Los mercaderes y cambistas ocupaban la explanada exterior del Templo, lugar designado para que los no-judíos ofrecieran su oración a Dios. Aun así, esto no se trata sólo de una purificación, sino de una transición. Jesús con este evento está haciendo a un lado el sistema antiguo de sacrificios, intimando lo que iba a suceder en un futuro cercano. El sacrificio de su cuerpo iba a remplazar el antiguo orden. Por eso Jesús hace referencia a los tres días en los que él levantara el santuario. En esta Cuaresma que nos preparamos para el evento magno de nuestra salvación, oremos en agradecimiento por el sacrificio de Jesucristo que nos abre las puertas del cielo, y nos da la salvación.
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Episodios RecientesWed, 28 Feb 2018 - 18min - 174 - Este es mi Hijo Amado-Segundo Domingo Cuaresma
“Este es mi Hijo Amado” escuchamos en el evangelio de este segundo domingo de Cuaresma. Con estas palabras Dios Padre avala el ministerio de su hijo Jesús, y nos invita a seguirlo. La primera lectura nos da el sacrificio de Abraham, quien no escatima darle a Dios a su hijo, como Dios no escatimo darnos a su hijo Jesús. ¿Qué nos podemos llevar de estas lecturas? Recordar que nuestra meta es el cielo, que con las alianzas Dios nos llama hacia el a través de la historia, culminando con la Nueva Alianza en la Eucaristía. En medio de todos los problemas, pobreza, enfermedad, como dice san Pablo: si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros? Dios es un Dios que nos ama, un Dios que nos busca, que desde siempre nos llama, y las Alianzas que vemos en el Antiguo Testamento nos hablan del amor de Dios y de su constante llamado. En esta Cuaresma Dios renueva el llamado de arrepentirnos y volvernos hacia el. En esta semana propongámonos el orar mas para discernir el amor de Dios que nos llama hacia Él.
Lecturas de Esta Semana:
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Natalia Caceres comparte el salmo dominical aqui: https://nataliacaceres.wordpress.com/2012/02/23/salmo-115-caminare-en-presencia-del-senor-ii-domingo-de-cuaresma-04-de-marzo-2012/
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Episodios Recientes
Wed, 21 Feb 2018 - 15min - 173 - Si quiero: Sana – 6o Domingo Tiempo Ordinario
Si quiero: Sana. Con estas palabras Jesús extiende la salud al enfermo de la lepra. En la Antigua Alianza, la enfermedad se transmitía con el contacto. Esta es una de las razones de la multitud de preceptos en el Antiguo Testamento (¡unos cuentas más de 600!). Ahora con Jesús se da un reverso: contacto con él nos da la salud. La enfermedad del leproso la hacemos nuestra por el pecado. Así como la lepra aislaba al enfermo del Templo, y de la sociedad, así el pecado nos separa de Dios, y de los demás.
Que podemos imitar de este pasaje? La actitud del leproso, que tiene una gran fe, una fe que le da la valentía de acercarse a Jesús (recordemos que debía estar aislado y anunciar su presencia para que nadie lo tocara). El leproso lleno de la valentía que le da su fe en Jesús, se le acerca, y postrado de rodillas le pide a Jesús que lo sane. Nosotros tenemos que hacer lo mismo. ¿Cuantos de nosotros no vivimos cargando la lepra del pecado? Hay que pedirle a Dios nos conceda la humildad para poder decir con el salmista “reconocí mi pecado y tu absolviste mi culpa.” Hay que examinarnos a nosotros mismo y preguntarnos ¿en verdad creo en Dios? En que tipo de Dios creo? ¿Un Dios que mas que Dios es un Santa Clos, a quien le rezo solamente para pedirle cosas? ¿O creo en Dios que tiene el poder de sanarme? El Dios que creó el mundo, tiene el poder crearme de nuevo, de restaurarme, de sanarme. Oremos a Dios esta semana para que nos de la humildad de postrarnos ante el y reconocer nuestra culpa, para que también nos diga – Si quiero: Sana.
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Salmo por Natalia Caceres: https://nataliacaceres.wordpress.com/2012/02/04/salmo-31-me-alegras-con-tu-salvacion-senor-6to-domingo-durante-el-ano-12-de-febrero-2012-ciclo-b/
Thu, 11 Feb 2021 - 16min - 172 - Jesús sana nuestras enfermedades-5o. Domingo Ordinario
Jesús sana nuestras enfermedades como lo hizo con la suegra de Pedro en el evangelio de este domingo.
Esta mujer nos da testimonio ejemplar del discipulado: tan pronto es curada, se pone a servir. Este episodio nos muestra que si deseamos estar sanos no es para estar sanos en si, sino que pedimos estar sanos para orientar este estado de bienestar para el servicio a Dios.
En la segunda escena vemos a Jesús curando a los enfermos y exorcizando, lo que junto con la predicación del evangelio forman el núcleo de su misión terrenal. Con estas acciones Jesús esta de manera pública inaugurando el reinado de Dios erradicando los efectos del pecado.
En la última escena de este pasaje, vemos como Jesús se retira a hacer oración, que es lo que le da fuerzas para realizar su misión. Y nuestra misión es predicar el evangelio con nuestras vidas. Igualmente que Jesús, tenemos que orar para aprender a discernir y seguir la voluntad del Padre. La oración es lo que nos da la fuerza. En este domingo, propongamos crecer en oración, algo que no tiene que ser nada extraordinario, simplemente quince minutos leyendo y meditando la Palabra de Dios son suficientes para empezar. Propongámonos crecer en oración para tener la fuerza del Espíritu Santo y predicar el evangelio con nuestras vidas.
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Episodios RecientesFri, 02 Feb 2018 - 12min - 171 - Parábola de los Talentos-33er Domingo Ordinario
La primera lectura de este domingo nos habla de la mujer ideal, la mujer de valor, de entereza. Hay un dicho común que dice que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, y la lectura de los Proverbios nos dice algo similar: al hombre que tenga una buena mujer no le faltará el salario, los bienes económicos. La buena mujer es trabajadora, trabajando los textiles para producir vestidos. La buena mujer ayuda al pobre. Ya en otro pasaje del libro de Proverbios (18) nos dice que es una bendición de Dios el encontrar una buena esposa. Estos pasajes, a pesar de haber sido escritos en el contexto de una cultura patriarcal, cuentan con una gran estimación para la mujer. De hecho este pasaje esta escrito como un himno acróstico, con cada línea comenzando con una letra del alfabeto Hebreo.
En la segunda lectura, San Pablo les está aclarando a los Tesalonicenses concerniente a ciertos malentendidos sobre la cronología de la segunda venida de Jesucristo. Muchos creían que la segunda venida de Cristo era inminente, y que los hermanos que morían antes de este evento no serian partícipes de los frutos de la redención. San Pablo les recuerda que la venida del Señor va a llegar repentinamente. Este “Día del Señor” se refiere a la intervención decisiva de Dios en la historia. Este es el día del juicio, el fin del mundo, del cual San Pablo habla en metáforas e imágenes como los dolores del parto. Estos dolores de parto hablan de este estado en que nos encontramos con el Reino de Dios ya aquí, ya iniciado por Jesucristo, pero no completamente.
En el evangelio de este domingo tenemos la conocida Parábola de los Talentos. El mensaje de esta parábola habla de la necesidad de responder a la gracia que el Señor nos da, haciendo el esfuerzo de dar buenos frutos con nuestra vida. No podemos ser como el que escondió los talentos, escondiendo el hecho de que somos cristianos porque nos da pena que nos critiquen o nos humillen. Todos estamos llamados por nuestro bautismo a ser discípulos misioneros. Discípulos activos que practicamos las enseñanzas de Jesús e invitamos a otros a este encuentro amoroso con Jesús que es vivir la fe católica. Nuestro Señor utiliza esta imagen de trabajadores que en transcurso de la vida diaria, haciendo negocios, multiplican el dinero que tienen como encargo. Es algo similar para nosotros: nuestro seguir a Jesús se da sobre todo en el diario vivir, en las ocurrencias comunes de nuestra vida, en nuestro trato con familiares y amigos. Nosotros los laicos estamos llamados a llevar la gracia de Dios al mundo donde nos encontramos, a hacer visible a Dios en un mundo donde a veces no se le reconoce. Que nuestro cometido esta semana sea el responder al llamado de Jesús en el evangelio a multiplicar las gracias que Dios nos da.
Lecturas de este domingo: https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/111520.cfm
Fri, 13 Nov 2020 - 14min - 170 - XXXIIo. Domingo Ordinario – Estén preparados, porque no saben ni el día ni la hora
La parábola de este domingo nos enseña una vez más que es incierto el tiempo de la parusía – la segunda venida de Cristo, y nos recomienda estar alerta. En estas semanas que el año litúrgico se acerca a su fin, la Iglesia en sus lecturas voltea la mirada hacia el regreso de Jesús en gloria, y nos invita a vivir, no con miedo al fin del mundo, sino preparados para poder participar de esta gloria. Preparémonos estando unidos a Dios a través de la oración y los sacramentos de su Iglesia.
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Episodios RecientesThu, 09 Nov 2017 - 15min - 169 - Dicen y no Hacen-31er Domingo Ordinario
El evangelio de este domingo al igual que la primera lectura trata sobre las fallas de aquellos que tienen autoridad sobre el pueblo. En la primera lectura eran los sacerdotes que transgredían la ley al ofrecer sacrificios deficientes, mientras que aquí en el evangelio Jesús denuncia la hipocresía de los fariseos y los escribas. “Hagan, pues, y observen todo lo que les digan; pero no imiten su conducta, porque dicen y no hacen” nos dice Jesús.
En este domingo toma la resolución de servirle a Dios con alegría, siguiendo sus mandamientos expresados también en la disciplina de la Iglesia, y busca servirle en secreto, sin que nadie te tome por ser superior o avanzado.
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Episodios RecientesFri, 03 Nov 2023 - 14min - 168 - El Resumen de la Ley-30o Domingo Ordinario
Ustedes fueron extranjeros en Egipto
La primera lectura tomada del libro del Éxodo, nos muestra el amor y cuidado especial que Dios tiene con los mas necesitados. Hay una exhortación contra el maltrato de los forasteros, recordando que los Israelitas mismos habían sido extranjeros en Egipto. Debido a las condiciones tan difíciles de áreas desérticas, la hospitalidad para con los extranjeros era de suma importancia. Esta lectura me recuerda la situación que viven hoy los emigrantes, que no son recibidos, sino rechazados y culpados por malestares económicos, por traer enfermedades, y por muchas otras cosas. A muchos se les olvida que un día sus padres o sus abuelos entraron a este país también buscando refugio, buscando oportunidades. También hay una exhortación a ocuparse de las viudas y los huérfanos. Las viudas, si su familia de origen no las recibían de nuevo al morir su esposo, quedaban completamente destituidas, destinadas a gran sufrimiento, y muy posiblemente, la muerte. Los huérfanos, por igual, si ningún otro familiar los recibía quedaban destitutos y enfrentaban una posibilidad de muerte. En el lenguaje bíblico, cuando se mencionan estos dos grupos el autor se refiere en general a todos los necesitados, y su maltrato es uno de esos pecados que claman una respuesta de Dios. También aquí hay unas palabras contra la usura, algo que también existe el día de hoy, y establece un tipo de esclavitud moderna para los que caen victimas de esta práctica. Por ultimo, este pasaje menciona la importancia de devolver el manto prestado, ya que en la sociedad de ese tiempo, el manto exterior que la gente vestía era lo que usaban para dormir.
Se hicieron imitadores del Señor
La segunda lectura proviene de la carta que muchos biblistas consideran como el primer documento del Nuevo Testamento, si vamos en orden cronológico. La Carta a los Tesalonicenses data del año 50 d.C. , después de la reunión de los apóstoles en Jerusalén, donde se decide que Pablo dirija su predicación a los gentiles. La población de Tesalónica era probablemente una mezcla de ambos gentiles y judíos. Pablo aquí los encomienda, por haber abrazado el mensaje del evangelio, y haberse vuelto ejemplo para otros en un periodo relativamente corto. El triunfo del evangelio entre los tesalonicenses era en realidad algo digno de reconocer. La ciudad era un centro comercial, con todas las tentaciones que acompañan una ciudad de esta índole. Descubrimientos arqueológicos nos indican que en Tesalónica existían múltiples templos de diversas deidades, algo que san Pablo nos menciona al decir que los tesalonicenses abandonaron sus ídolos. Entre las tentaciones de una gran ciudad, la idolatría, y las persecuciones, es razón de regocijo que el evangelio haya tomado raíz en este lugar. Nos puede llevar a pensar, ¿como esta tomando raíz en nuestras vidas el evangelio? Nosotros que tenemos la libertad de adorar a Dios, tenemos la predicación constante de nuestros obispos, sacerdotes, catequistas, maestros, etc… ¿Acaso hemos abrazado con gozo el evangelio como lo hicieron los tesalonicenses?
El resumen de la ley
En el evangelio de este domingo, nuestro Señor Jesús nos da el resumen de toda la ley: primero-amar a Dios por sobre todo y con todo lo que somos. Hay que recordar la preocupación central de los fariseos por seguir la ley-todos y cada uno de los mas de 600 preceptos que se encuentran en la ley. Jesús les contesta resumiendo la ley-todo mandamiento, todo precepto, toda ley existe para guiarnos hacia el amor de Dios. Por eso San Agustín nos decía: “ama a Dios y haz lo que quieras.” En cierto sentido, el que ama a Dios vive en una cierta libertad de la ley, por el hecho de que amando a Dios, es un hecho que va a buscar el complacer a Dios, y vivir así dentro de la ley. Para los hermanos y hermanas que ven la ley, los diez mandamientos y dicen: “yo estoy bien, no he matada ha nadie hoy, no he robado,” etc.,Thu, 22 Oct 2020 - 13min - 167 - Den al César lo que es del César-29o. Domingo Ordinario
La primera lectura de este domingo nos ofrece la interesante perspectiva de ver a Ciro el conquistador como agente de Dios para liberar a su pueblo, el reino de Judá. Para entender el mensaje de esta lectura hay que recordar un poco de la historia de Israel. Para este entonces el pueblo de Dios había sido dividido en los reinos del Norte y del Sur ya por varios siglos. El reino del Norte fue exiliado primero por ahí del año 721 a.C por los asirios, mientras que al reino del Sur le tocó el turno de ser exiliados por los babilonios en el año 586 a.C. Con el clima cambiante de la política del Medio Oriente, cincuenta años después ascendió al poder el imperio Persa. Su rey Ciro fue entonces el que les permite a los judíos regresar a la Tierra Prometida y reconstruir el templo. El es ungido, es decir, mesías o elegido por Dios para la misión de liberar a las naciones. Este pasaje nos muestra que aun los no creyentes pueden ser instrumentos de Dios y servir sus propósitos. Este rey Ciro, aunque pagano, se convierte en un prototipo de Cristo, que vendría a liberarnos de forma definitiva.
La segunda lectura contiene la apertura de la Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses. La mayoría de los biblistas consideran a esta carta el primer documento del Nuevo Testamento, si vamos en orden cronológico. La Carta a los Tesalonicenses data del año 50 d.C. , después de la reunión de los apóstoles en Jerusalén, donde se decide que Pablo dirija su predicación a los gentiles. La población de Tesalónica era probablemente una mezcla de ambos gentiles y judíos. En este pasaje vemos, como es común en la correspondencia de este tiempo, el saludo de Pablo a la Iglesia en Tesalónica. El que incluya a sus acompañantes Silvano y Timoteo no es tan común, y quizás se deba al deseo de Pablo de tener dos testigos de esta carta, ya que era común para la legalidad de los juicios el tener dos testigos. Pablo se muestra muy agradecido por su gran respuesta a la predicación del evangelio. Pablo los encomienda por tres cosas: el obrar de su fe, el trabajo difícil de su caridad, y la tenacidad de su esperanza. Estas tres cosas que realizan los tesalonicenses son posibles al vivir en gracia por Dios, que nos da el aliento para las buenas obras. Por eso nosotros debemos vivir siempre en Dios, ya que sin su gracia no es posible vivir una vida virtuosa.
En el evangelio de este domingo vemos como los enemigos de Jesús buscan tenderle una trampa con una pregunta que parece imposible de contestar, sin ser implicado en un problema. El asunto de los impuestos era algo muy discutido e incluso había llegado a ocasionar la revuelta de Judas el Galileo. El pagar los impuestos era visto por algunos como traición a la Alianza. Si Jesús decía que si, entonces se le acusaría de colaborar con los romanos; si decía que no, entonces se le podría de acusar (como finalmente se le acuso falsamente) de ser un revolucionario. Irónicamente le preguntan si esta bien pagar el impuesto, y cuando Jesús pregunta por la moneda del impuesto, alguien rápidamente le enseña una, lo que implica la aceptación por la gente. La respuesta de Jesús nos enseña que hay una recta relación entre Iglesia y estado, ya que ambos, de diferentes maneras, trabajan para el bienestar de la sociedad. En esta semana, oremos por el bienestar y la conversión de todos los gobernantes y trabajadores civiles, para que su trabajo sea para el bien común y no sea un estorbo en seguir nuestra vocación cristiana.
Lecturas de este Domingo: https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101820.cfm
Thu, 15 Oct 2020 - 15min - 166 - El Banquete de Bodas – 28o. Domingo Ordinario
Banquete de Bodas
La lectura del evangelio de este domingo nos habla del amor de Dios que desea que todos nos salvemos. Como el rey que manda a sus sirvientes a invitar a todos al banquete de bodas, así Dios manda a sus profetas, a sus maestros, a sus catequistas, a invitarnos a la celebración que es el banquete Eucarístico.
Al igual que en el evangelio, en la primera lectura el profeta Isaías nos muestra una visión del banquete mesiánico, donde todos los pueblos están unidos en el monte Sion, que es imagen de Israel, de la Iglesia y también representa el cielo. El velo que es consumido por el Señor es la ceguera espiritual que tapa los ojos, que vela el corazón de Israel, que no reconoce a su Señor. Con su muerte en la cruz Jesús destruye igualmente el velo del Templo, simbolizando el fin de sus sacrificios. Al final de la lectura Isaías describe la victoria sobre Moab. Los moabitas eran enemigos eternos de Israel. Su origen es trazado en Génesis al hijo que tuviera Lot en una relación incestuosa con su hija mayor. Se les menciona muchas veces en el Antiguo Testamento, y aquí su derrota en el día final realza lo feliz que será ese día.
En la segunda lectura, el apóstol Pablo nos da el ejemplo de su actitud que ya sea en abundancia o en carencia, está siempre contento. Cuantas veces nos lamentamos de lo pobre que somos, y miramos con envidia a aquel que consideramos tiene más que nosotros? Podemos y debemos de estar contentos en nuestro estado si tenemos a Cristo de nuestro lado, que nos da todo. Como dice Pablo, todo lo puedo hacer pues Cristo es quien me sostiene. Esto significa que nuestra actitud de ecuanimidad ante la carencia o la abundancia no es la misma actitud del estoico imperturbable, sino que tiene como fuente la gracia que Jesucristo nos da. Como San Pablo nos dice al principio de la Carta a los Filipenses, se nos ha dado la gracia, no sólo de creer en él, sino de padecer por él. Hay que recordar que para alcanzar la gloria tenemos que pasar por la cruz, esta cruz que nos ayuda a ver el significado del dolor.
La lectura del evangelio de este domingo nos habla del amor de Dios que desea que todos nos salvemos. Como el rey que manda a sus sirvientes a invitar a todos al banquete, así Dios manda a sus profetas, a sus maestros, a sus catequistas, a invitarnos a la celebración que es el banquete Eucarístico. De acuerdo a San Gregorio magno, el banquete celebra la unión entre Cristo y su Iglesia. El traje de bodas es la caridad, sin la cual no se puede entrar al banquete.
Los primeros invitados representan al Pueblo de Israel, que reciben la invitación por parte de profetas enviados por Dios. Como la gente de la parábola hizo con los siervos del rey, los Israelitas persiguieron y les hicieron violencia a los profetas. El resultado de este rechazo, como en la parábola es la destrucción de la ciudad con todo y su templo. Y bien la Iglesia hace la invitación hoy en día para todo el mundo, como en la parábola el rey manda a los siervos a invitar a todo cuanto se encuentren. Igualmente hoy nosotros podemos rechazar su invitación. O podemos aceptarla y desaprovecharla al no revestirnos del traje de la caridad. Hermanos y hermanas, esta semana nuestro Dios nos hace la invitación a este banquete que celebramos en la Eucaristía, prenda anticipada del banquete celestial. Revistémonos de la caridad, del amor, de la paciencia con nuestros hermanos, para que así nos encontremos listos para entrar al banquete celestial.
Invitación de la Iglesia
Y bien la Iglesia hace la invitación hoy en día para todo el mundo, como en la parábola el rey manda a los siervos a invitar a todo cuanto se encuentren. Igualmente hoy nosotros podemos rechazar su invitación. O podemos aceptarla y desaprovecharla al no revestirnos del traje de la caridad. Hermanos y hermanas, esta semana nuestro Dios nos hace la invitación a este banquete que celebramos en la Eucaristía,Fri, 09 Oct 2020 - 12min - 165 - Descúbrenos Señor tus Caminos-26o Domingo Ordinario
Las lecturas de este Domingo una vez más nos hablan de la justicia de Dios, tan diferente del pensamiento humano. En la primera lectura, la queja del pueblo se expresa en los versículos anteriores, donde Dios se muestra misericordioso con el malvado, y le abre la puerta a la salvación con su conversión, y muestra su justicia al decir que el justo se puede perder si abandona el buen camino. Así como los trabajadores del domingo pasado esperaban una paga mayor por su trabajo, los que tratamos de seguir el camino recto también a veces, consciente o inconscientemente, lo hacemos esperando una recompensa. Nuestra conducta debe ser guiada, no por la recompensa esperada, sino por el amor a Dios. Los que trabajan para Dios esperando una recompensa no son discípulos, sino mercenarios, como oí al padre (ahora obispo) Robert Barron enseñar en una de sus homilías. Es una maravillosa doctrina que el pecador, por más pecador que sea, se puede convertir y alcanzar la salvación. Es igualmente causa de reflexión que el vivir una vida de justicia no nos va a “comprar” la salvación. La vida Cristiana es una carrera, como dice san Pablo, y no podemos parar antes de la meta, tenemos que perseverar hasta el final.
En la segunda lectura, Pablo nos exhorta a ser humildes como Cristo. El ser humildes, el vivir en armonía son en cierto sentido pruebas exteriores de la relación que tenemos con Dios, de estar en comunión con el Espíritu, como dice Pablo. La segunda lectura contiene un bellísimo himno Cristológico donde Pablo, exhortándonos a la humildad, nos presenta el más grande modelo de humildad en la persona de Jesucristo, que siendo Dios hizo a un lado su divinidad para tomar la carne y la condición humana. ¿Como podemos ser orgullosos nosotros los Cristianos? ¿Cómo queremos tener dominio sobre los demás? ¿Cómo podemos darnos aires de superioridad? Todo esto es incompatible para el discípulo de Cristo, porque el discípulo de Cristo imita al maestro, y el maestro es prueba ineluctable de que debemos ser humildes. Debemos ser humildes y obedientes. Cristo fue obediente hasta el punto de abrazar la cruz al decir “Padre, hágase tu voluntad y no la mía.”
A manera de un breve comentario doctrinal, este pasaje es usado para demostrar la divinidad de Jesucristo, en el hecho que Pablo menciona que Jesús, es de condición divina, refutando todas las herejías cristológicas como el Arrianismo, que proponía que Jesús era solamente una creatura.
El mensaje del Evangelio va ligado a la primera lectura. Tomando en cuenta la audiencia de este pasaje, Jesús está predicando a los escribas, a los fariseos que no creían en el, pero se creían que eran fieles hijos de Dios. Jesús les dice ustedes son como el hijo que dice ‘voy a ir’, pero no va, mientras los pecadores que se arrepienten son como el hijo que dice no va, pero corrige el curso y finalmente cumple la voluntad del Padre. Esto nos revela el amor misericordioso de Dios que nos da la oportunidad del cambio, de la conversión. Nunca es tarde para buscar al Señor, como nos decía Isaías la semana pasada, nunca es tarde, aún hay tiempo. Aunque nos hemos negado a seguir a Dios antes, como el hijo de esta parábola, podemos arrepentirnos y hacer la voluntad de Dios. Este es el mensaje y la invitación perene de la Iglesia: nunca es tarde para buscar al Señor. Y la invitación para nosotros esta semana es arrepentirnos y volvernos al Señor haciendo su voluntad, como lo hizo el hijo en la parábola.
Lecturas de este domingo: https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/092720.cfm
Fri, 25 Sep 2020 - 14min - 164 - Los últimos serán los primeros
Jesús al decir que los últimos serán los primeros nos habla de la misericordia y el amor de Dios que alcanzan a todos, incluso a los que nosotros no consideramos dignos. El mensaje de las lecturas de este domingo es la esencia misma del mensaje de todas las escrituras, como también el mensaje de la predicación de Jesús: que Dios es un Dios amoroso y que su amor para nosotros se manifiesta en su misericordia y su paciencia.
El profeta Isaias nos dice que los pensamientos de Dios son muy diferentes a los nuestros – la compasión y el perdón son obras de Dios que mando a su hijo unigénito a reconciliar en si al mundo, como oímos del evangelio de la semana pasada de Juan capitulo 3… Los que pensamos de manera humana pensamos en la venganza, en la violencia, en la separación, pero esto no viene de Dios. En cambio, la esencia de Dios es el amor como nos dice la 1era carta de Juan 4:8 “Dios es amor”. El mensaje de todos los profetas es este: “conviértanse mientras haya tiempo, vuélvanse al Señor.” Es el mismo mensaje de el último de los profetas, Juan el bautista, el mismo mensaje de Jesús mismo, y el mismo mensaje que proclama la Iglesia el día de hoy.
El evangelio de este domingo proviene del Evangelio según san Mateo, el pasaje conocido como la parábola de los trabajadores. Una interpretación que le podemos dar es que la parábola va dirigida a una audiencia judía. El pasaje muestra la bondad y la misericordia de Dios que dispensa su gracia de acuerdo a sus pensamientos, y no de acuerdo a los nuestros. Hoy en día muchos de nosotros hacemos algo parecido: cuando vemos que alguien que antes estaba alejado de la Iglesia y que ahora se acerca a Dios, nos comportamos como aquellos primeros trabajadores y nos sentimos molestos de que ellos que no han hecho nada. Al contrario, debemos de estar agradecidos de contar con un Dios que es paciente, que es misericordioso, y que quiere que todos se salven, que para él los últimos serán los primeros.
Lecturas de esta semana: https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/092020.cfm
Fri, 18 Sep 2020 - 10min - 162 - Exaltacion de la Santa Cruz
En este día la Iglesia conmemora el instrumento de nuestra salvación, la Santa Cruz donde entrega su vida y nos da la salvación.
El Mástil con la Serpiente
En la primera lectura del libro de Números, vemos como el pueblo de Dios, recién liberado de la esclavitud en Egipto, se quejan por la falta de agua y comida. Estaban también hastiados del maná celestial que Dios generosamente les había provisto. Estaban pasando por una prueba bastante fuerte en este paso por el desierto, con muy pocos recursos para su sostén. Por su falta de fe Dios los castiga enviándoles una plaga de víboras llamadas abrasadoras por el calor que sentía el pueblo al ser mordidos. El antídoto lo da Dios a Moisés con la instrucción de tomar una serpiente y ponerla en un mástil-el que miraba a la serpiente sobrevivía. Esta serpiente sobre el mástil es una figura del Cristo venidero, de quien Juan el evangelista nos dice: Y como Moisés elevó la serpiente en el desierto,
así tiene que ser elevado el Hijo del hombre,
para que todo el que crea
tenga en él la vida eterna (Jn 3:14-15)
Así Jesús sana la mordida de la serpiente para los que volteamos nuestra mirada a él.
La humillación de Cristo
En la segunda lectura el apóstol nos da testimonio de su fe en un bellísimo himno Cristológico donde nos enseña que Jesús Cristo es Dios, pero para nuestra salvación toma nuestra condición humana para morir en la cruz. De esta manera Pablo nos enseña la fe en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
La manera en que se rebaja Jesús de su condición divina debe ser una lección para nosotros-si el siendo Dios se humilló, porque nosotros no podemos sufrir un poco por los demás, especialmente si esto los lleva a ver la presencia de Dios? Cuantos de nosotros no sufrimos de falta de humildad, creyéndonos mas que los demás?
Ante el nombre de Jesús toda rodilla se dobla, hablando una vez mas de la divinidad absoluta de Jesús, soberano sobre cielos y tierra
La Santa Cruz
El pasaje del evangelio de este domingo nos da una declaración de la divinidad de Jesús, que como Dios ha bajado del cielo, el hijo del hombre presagiado por el profeta Daniel.
Este pasaje esta ligado con la primera lectura en como el evangelista nos dice que así como la serpiente fue alzada en un mástil para la salud del pueblo, así también Jesús será elevado en una cruz para nuestra salvación.
El versículo 16 nos habla de la revelación del amor de Dios en la cruz: “tanto amo Dios al mundo que dio a su hijo unigénito para que todo el que crea en el no perezca, sino que tenga vida eterna. En esto se resume la misión de Jesús-vino a revelarnos el amor del Padre. Este amor del Padre que en nuestra condición presente se manifiesta en su misericordia y su perdón.
La muerte de Jesús en la cruz es causa de nuestra salvación. Por eso la Iglesia celebra esta fiesta de la exaltación de la cruz. Jesús con su muerte nos da la salvación. Para llegar a la gloria hay que pasar por la cruz. Por eso Jesús nos enseña a los que queremos seguirle que debemos tomar nuestra cruz. Debemos aceptar los sufrimientos que nos llegan. Como nos enseña la Iglesia, la maldad, la enfermedad, el pecado, no tienen sentido sino vistos ante la luz de la cruz.
En este día que nos gloriamos en la Santa Cruz de nuestro Señor pedimos a Dios que nos haga merecedores de las gracias que brotaron del costado de Jesús en la cruz. Por Cristo nuestro Señor, Amen
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En la primera lectura del profeta Jeremías vemos su lamento al verse perseguido al proclamar la Palabra de Dios. ¿Y como no iba a sentirse perseguido, si Jeremías nos dice que cada vez que habría la boca le salían condenaciones y denuncias de los robos y los atropellos que veía realizarse en el país? La verdad es que a Jeremías le tocó la dura tarea de llamar al pueblo al arrepentimiento y a la conversión durante una era bastante tumultuosa; por eso se lamenta: “me has seducido y me dejé seducir.” No en el sentido de que Dios lo haya engañado, ya que no hay eso en Dios, sino quizás, como sugieren algunos comentaristas, se refiere a que Dios le oculto a Jeremías las persecuciones y la violencia que sufriría al aceptar su comisión profética. Jeremías reconoce, que aunque el quisiera olvidarse del Señor, su amor por Dios arde en su corazón y en sus huesos.
En la segunda lectura el apóstol Pablo nos enseña que estamos llamados a ofrecer un sacrificio, no de animales como se hacia en antigüedad, sino un sacrificio vivo, nosotros mismos ofreciéndonos como sacrificio. Y este sacrificio lo ofrecemos en cada misa durante el ofertorio: unimos nuestros sufrimiento, nuestro dolor, nuestras preocupaciones, en una palabra todo lo que somos lo unimos al sacrificio único de nuestra redención realizado por Jesús en la cruz. Nos dice San Pablo, no se acomoden al mundo presente, mas bien antes transformen su mente para distinguir entre lo malo y lo bueno, lo que agrada a Dios. ¿Cuantas veces nos dejamos llevar por lo que esta de moda, sin pensar en las consecuencias?
En el evangelio Jesús comienza a anunciar a sus discípulos que debería sufrir. Pedro reacciona, de una manera normalmente humana, rechazando el sufrimiento, pero Jesús lo corrige, ya que esos pensamientos no son los de Dios. Jesús claramente nos enseña que para llegar a la gloria, hay que pasar por la cruz. Para nosotros, el ser Cristiano significa que debemos imitar a nuestro maestro, así que también nosotros tomamos nuestra cruz. No andamos buscándola, pero cuando llega hay que abrazarla como la abrazo Jesús. A lo que va Jesús es enseñarnos a seguir la voluntad de Dios y no querer imponer nuestra voluntad. Las palabras de Jesús al final de este pasaje deben de darnos pausa para pensar-¿estamos actuando como si este mundo lo es todo? ¿O acaso actuamos como Cristianos, sabiendo que al final de los tiempos Jesucristo va a regresar en gloria para darnos su justicia? En este domingo, oremos para que Dios nos de su Espíritu y podamos ver las cosas con los ojos de Dios, entregándole a él nuestras dificultades y nuestras penas
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En la primera lectura, el profeta Isaías, como portavoz de Dios, nos exhorta a buscar el bien y la justicia. Gran parte del mensaje de Dios transmitido por los profetas es el de restaurar la justicia y las rectas relaciones cuando el pueblo se volvía prospero y se olvidaba de los pobres. En nuestros días la Iglesia continua con esta labor profética con la enseñanza social de la Iglesia, que al igual que los profetas, hace un llamado a la equidad y la justicia, sobre todo para con los mas débiles en la sociedad.
Isaías tiene palabras de consolación para los extranjeros que Vivian entre los Israelitas. Como es tristemente parte de nuestra historia humana, hasta nuestros días, los extranjeros en Israel eran ciudadanos de segunda clase. Los Israelitas Vivian separados de los extranjeros ya que ellos no formaban parte de la promesa. Pero aquí Isaías nos revela como Dios va a salvar a todos, presagiando la entrada de los gentiles al rebaño de Dios que es la Iglesia. Dios nos guiará a todos al monte santo, donde su templo se convertiría en casa de oración. Lo que inicialmente se cumple en el templo de Jerusalén se realiza en plenitud con la fundación de la Iglesia Católica, que en su universalidad, acoge a todos los pueblos y los lleva al Señor.
En la segunda lectura seguimos con el hilo de la semana pasada, con Pablo de cierta manera ligando su ministerio a los gentiles por un lado, y por el otro mirando al pueblo judío y deseando su conversión. El pasaje previo a la lectura de esta semana, el inicio del capitulo 11 de la Carta a los Romanos, es muy importante para nuestro entendimiento de nuestra relación con el pueblo judío. Vemos que Pablo nos enseña que Dios no ha rechazado a su pueblo. Dios que escogió al pueblo judío para darnos su revelación inicial no va a dejar a un lado las alianzas que hizo de antigua. Por eso nosotros los Cristianos no podemos darle cabida al anti-semitismo. A nuestros hermanos judíos les debemos una gran deuda al preservar la fe en un solo Dios y al preservar las Sagradas Escrituras que hoy contamos como tesoro compartido.
El pasaje del Evangelio de este domingo es un tanto peculiaridad, dado que el evangelio de Mateo tenia como audiencia cristianos de origen judío. En este pasaje Jesús se aventura fuera de Judea hacia una región con una población en su mayoría pagana. Aquí, una mujer pagana muestra una gran fe, reconociendo a Jesús como Señor e Hijo de David. Esta gran fe la lleva a pedirle a Jesús que exorcizara a su hija. La oración de esta mujer es perfecta: reconoce a Jesús como Mesías (hijo de David), cuando los judíos mismos no lo reconocían como tal; su oración es simple-“ten piedad de mi.” Esta oración es modelo para nosotros en su confianza, perseverancia, sencillez y humildad. La respuesta inicial de Jesús pareciera no concordar con el hecho que el vino a traer la Buena Nueva a todo el mundo. Hay que tener en cuenta la audiencia del Evangelio, y como explican los biblistas, se puede argumentar que la misión de Jesús es dirigida a los judíos, mientras el encargo a esparcir la Buena Nueva a los gentiles quedaría en manos de los apóstoles. Las palabras fuertes de Jesús “no esta bien tomar el pan de los hijos y dárselo a los perros” lo interpretan los biblistas como una manera de probar la fe de la mujer. La respuesta de la mujer muestra una vez mas su gran fe que Jesús apremia sanando a su hija.
En la misa cada domingo nos unimos con el pueblo de Dios, subiendo a la montaña como lo predijo Isaías, y tomamos
Lecturas de Esta Semana:
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Thu, 13 Aug 2020 - 11min - 158 - ¡Señor, Sálvame! – 19o. Domingo Ordinario
En las lecturas de esta semana vemos el poder y la presencia de Dios manifestada en la naturaleza, tanto en la primera lectura con el huracán, el terremoto y el fuego manifestados al profeta Elías, como en la tempestad con las olas y el viento manifestados a los discípulos por Jesús caminando sobre el mar.
Primera Lectura
Dios se manifiesta de esta manera a Elías, el gran profeta que había sido encargado con oponerse a los falsos profetas que adoraban al dios Baal. Elías se enfrenta al rey de Israel por permitir esta idolatría, como también se enfrenta con el pueblo al vacilar entre Baal y el Dios verdadero. De acuerdo a la tradición bíblica, Elías no muere, sino que es llevado al cielo en una carroza de fuego. La primera lectura del Primer Libro de Reyes nos muestra una teofanía – una manifestación o revelación de Dios presagiada por los elementos, que se manifiestan de manera grandiosa, pero Dios no estaba en ellos. Dios no se encontraba en los poderosos elementos, sino en la paz de la brisa tranquila. En este encuentro con Dios el profeta encuentra fuerza para seguir adelante en su camino al monte Horeb.
Segunda Lectura
En la segunda lectura el apóstol Pablo se lamenta por sus compatriotas, los judíos, porque a pesar de ser el pueblo elegido, de tener las diferentes alianza que Dios les extendió a Abraham, a Moisés, a David, de tener la ley y los patriarcas, a pesar de tener la gloria de Dios, su misma presencia entre ellos, aun así no creyeron en Cristo. El mayor honor de todos, es que de entre este pueblo nació el salvador de todos, nuestro Señor Jesucristo. Pero no podemos juzgar a los judíos por este rechazo. Nosotros también que tenemos las Sagradas Escrituras, la fuente de gracia de los sacramentos, la predicación de la Iglesia y tantos otros dones, también nosotros por igual, con nuestros pecados hemos rechazado a el Mesías.
Evangelio
En el evangelio tenemos el pasaje donde Jesús camina sobre las aguas. Jesús manda a los discípulos en una barca a que vayan delante de el, mientras el despide a la gente y se va a orar. Lo primero que podemos notar es que Jesús no vino al rescate de los discípulos inmediatamente, sino hasta la madrugada. De cierta manera Jesús permite que pasemos por duras pruebas para tener la oportunidad de lidiar con ellas y volvernos más fuertes en el proceso. La oración de Pedro al hundirse es modelo para nosotros al vernos sumergidos en el dolor y la desesperación: “¡Señor, sálvame!” San Juan Crisantemo nos enseña que en este episodio Jesús quería enseñarle a Pedro que su fuerza proviene del Señor, y que no podía confiar en sus propios recursos. El mensaje de este domingo es el de poner nuestra confianza en Dios, y acudir a él rezando ¡Señor sálvame!, cuando nos encontremos hundidos en dificultades. Pongamos nuestra confianza en nuestro Dios poderoso que se manifiesta en nuestras vidas y nos llama siempre hacia el.
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En el evangelio de este próximo domingo la liturgia de la Iglesia nos ofrece la parábola del tesoro escondido y la perla de gran valor. El mensaje que Jesús nos da en esta lectura es mostrarnos el gran valor del Reino de Dios, y cual debe ser nuestra actitud para alcanzarlo.
En la primera lectura del Primer Libro de Reyes vemos un diálogo entre Dios y Salomón, quién fue escogido como rey de Israel después de su padre el rey David. Esta lectura nos enseña algo muy importante sobre nuestra oración. Como Salomón, debemos orar de manera desinteresada, sin pedir únicamente cosas para nosotros, como si Dios fuera un tipo de Santa Clos cósmico. Hay que recordar el orden que debe llevar nuestra oración: primero adoración y bendición antes de petición (ver Catecismo de la Iglesia Católica 2626-2643). Salomón aquí pide únicamente un corazón recto para juzgar con justicia al pueblo de Dios. ¿Cuantas veces rezamos por las personas a las que servimos? La petición de Salomón la hace en humildad y no pide bienes materiales sino espirituales. Esto refleja la enseñanza de Jesús que nos dice: “busca primero el Reino de Dios y su justicia divina, y todo lo demás se les dará por añadidura.” Esto es agradable a Dios y le concede a Salomón sabiduría en abundancia.
En la segunda lectura san Pablo nos habla de como en fe podemos ver todos los eventos de nuestra vida orquestados por la amorosa voluntad de Dios. San Pablo también nos exhorta a descubrir en todo lo que nos pasa la voluntad de Dios, tanto lo malo como lo bueno, ya que todo resulta en bien para los que aman a Dios. No dice Pablo que todo sale a como nosotros quisiéramos o cuando quisiéramos, sino que todo resulta al final para nuestro bien. San Juan Crisóstomo comentando en el versículo 29 menciona el gran honor que tenemos los bautizados al darnos Dios por su gracia lo que su unigénito tiene por naturaleza. Y este es el proceso de la vida Cristiana: parecernos cada vez más a Cristo: comenzando en nuestro adentramiento en su Misterio Pascual con nuestro Bautismo.
En este pasaje habla San Pablo del misterio de la predestinación – del cual el Catecismo de la Iglesia Católica nos dice: “Para Dios todos los momentos del tiempo están presentes en su actualidad. Por tanto establece su designio eterno de “predestinación” incluyendo en él la respuesta libre de cada hombre a su gracia (CIC 600).”
En el evangelio, la liturgia de la Iglesia nos ofrece la parábola del tesoro escondido y la perla de gran valor. El mensaje que Jesús nos da en esta lectura es mostrarnos el gran valor del Reino de Dios, y cual debe ser nuestra actitud para alcanzarlo. Las dos imágenes, la del tesoro y la de la perla, son similares, pero también tienen sus diferencias. De acuerdo a unos comentarista, el tesoro es imagen de la abundancia de dones, mientras que la perla habla de la belleza del Reino. El tesoro se encuentra por casualidad, mientras la perla se busca. De acuerdo a San Gregorio Magno, la fe, la vocación, la sabiduría verdadera y el deseo por el cielo se encuentran a veces de manera repentina, y a veces después de una búsqueda intensa. El punto es que para encontrar el tesoro y la perla tenemos que venderlo todo, o sea, desprendernos de todo lo que nos aleja de Dios. Esto conlleva sacrificio, el sacrificio que Jesús nos había avisado debíamos experimentar para ser sus seguidores. En esta semana con tu oración desinteresada busca el Reino de Dios y con Jesús carga la cruz del sacrificio para al final entrar a la gloria del Reino de Dios.
Wed, 22 Jul 2020 - 12min - 156 - El Trigo y la Cizaña-16o Domingo Ordinario
En esta semana que escuchamos en la misa la parábola del trigo y la cizaña, ofrécele a Dios una oración de alabanza y de agradecimiento por su poder y por su misericordia, pidiéndole nos ayude a ser más trigo y menos la cizaña.
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¡Paz y Bien!
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Wed, 19 Jul 2017 - 16min - 155 - Parábola del Buen Sembrador-15o Domingo Ordinario
El mensaje de la parábola del buen sembrador nos ayuda a comprender como puede ser que el mensaje de la Buena Nueva puede producir reacciones tan diferentes? La diferencia se explica porque la proclamación del mensaje requiere la aceptación del oyente para que sea efectiva. Dios requiere de nuestro “si” para salvarnos. Dios quiere que todos se salven-la semilla se esparce por todo el campo-pero depende de nuestra cooperación.
En las lecturas de hoy vemos un tema un tanto ecológico, con la palaba de Dios comparada con la lluvia que cae y fecunda la tierra, mientras que el salmo habla de la bendición de Dios sobre la tierra, regándola, y cuidándola. La segunda lectura también menciona a la naturaleza ansiosa de ver la gloria de Dios, librándose de la esclavitud de la corrupción. Antes de hacer la reflexión sobre las lecturas quisiera hablar un poco de la ecología desde el punto de vista cristiano.
Para nosotros los cristianos, el medio ambiente no es algo hostil que debemos de domar. La naturaleza es obra de la mano de Dios, don que es confiado al hombre para su cuidado, como podemos ver en el relato de Génesis donde Dios, después de cada episodio de la creación declara a todo lo creado como bueno, y como pináculo de la creación al hombre, quien Dios declara: ¡es muy bueno!
Por eso la creación siempre forma parte de la acción de gracias del pueblo de Dios, como vemos por ejemplo en el salmo 104: “ ¡Cuán numerosas tus obras, Yahvé! Todas las hiciste con sabiduría, de tus creaturas se llena la tierra.” Esta es la actitud del cristiano hacia el medio ambiente: agradecimiento a Dios por sus obras, con la responsabilidad que viene de ser encargados de su cuidado.
En la primera lectura el profeta Isaías compara a la palabra de Dios con el poder de la lluvia que es enviada del cielo para hacer que la tierra rinda su fruto y de comida al hombre. En este pasaje vemos un indicio de doctrina de la santísima Trinidad, ya que la palabra de Dios es personificada, es decir, tiene características de una persona: es enviada, cumple su misión, etc. Nosotros los cristianos vemos en estas referencias la presencia del Verbo Divino: la Palabra de Dios como lo describe el apóstol Juan en el prólogo a su evangelio, presente desde la creación del mundo y sosteniéndolo a través de su historia. Jesucristo es la Palabra definitiva y efectiva de Dios, que vino de Dios y regresa a él, perfectamente cumpliendo su voluntad, como nos enseña el papa Benedicto XVI en la exhortación post-sinodal “Verbum Domini.”
En la segunda lectura Pablo nos enseña algo que vale la pena recordar: “los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros.” Es lo que en otras palabras nos dice santa Teresa de Ávila en un dicho atribuido a ella : cuando estemos en el cielo, el mas terrible de los eventos que hayamos pasado aquí en la tierra será en la perspectiva del cielo como una mala noche en un hotel. No para hacer menos los sufrimientos reales que padecemos, sino para reconocer que estos padecimientos son expresión y voz del Espíritu Santo clamando ante la maldad que existe en el mundo. Hay que tener la perspectiva del cielo, la perspectiva de Dios presente para no dejarnos llevar por toda la negatividad del mundo y sus vicisitudes: Jesucristo ya venció a la muerte y al pecado, y nosotros los que estamos unidos a él tenemos la seguridad de esta victoria!
Siguiendo con el tema ecológico, San Pablo nos enseña que la creación, que fue creada para el hombre y fue maldecida a causa del pecado de nuestros primeros padres, también participará en la redención. El mundo material esta ligado al hombre y a su destino: como nos recuerda la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Actual (Wed, 12 Jul 2023 - 15min - 154 - Vengan a mi los que están fatigados y agobiados-14o Domingo Ordinario
“Vengan a mi los que están fatigados y agobiados” le decía Jesús al pueblo en aquel entonces, agobiados por la carga tan pesada de la ley que buscaba imponerles los fariseos. Pero aplica también para nosotros esta invitación, los agobiados por las dificultades de este mundo. Solamente en Jesús podemos encontrar el alivio que buscamos. Solo Jesús tiene el poder de decirte: “vete en paz, tus pecados te son perdonados.” Con el salmista y con Jesús oramos y bendecimos a Dios, pidiéndole la humildad necesaria para ver su revelación plena en Jesús, y también pidiéndole con san Pablo la gracia de vivir de acuerdo no a la carne, sino de acuerdo al Espíritu de adopción que hemos recibido.
La primera lectura proviene del profeta Zacarías, uno de los profetas menores que en los primeros ocho capítulos de su libro nos cuenta sus visiones alentando a los exiliados a reconstruir el templo en Jerusalén, mientras que los capítulos del 9-14 cuenta visiones del futuro distante donde naciones lucharían contra los reinos de Judá e Israel y los judíos serian redimidos por un mesías.
Zacarías nos muestra en la primera lectura una imagen que es signo de contradicción de la expectativa sobre el Mesías: iba a ser un mesías humilde y pobre – montado en un burro y no en un corcel. Con la venida del mesías ya no van a servir los instrumentos de guerra; los carruajes y los caballos, las armas son inservibles ante la paz que establece el Mesías.
En la segunda lectura Pablo nos habla de la transformación que se da para los cristianos al seguir a Cristo: ya no vivimos según la carne, que en este pasaje significa de acuerdo con mundo. No podemos vivir nuestra vida como viven los no cristianos: no podemos tomar ventaja de otros para salir adelante, no podemos promover cosas como el aborto como lo hace la sociedad, porque para nosotros toda vida es sagrada. Y lo que nos habilita a vivir de esta manera es el hecho que recibimos al Espíritu Santo en nuestro bautismo. La recepción del Espíritu y nuestra respuesta reflejada en nuestro comportamiento y nuestra fe son prendas del destino que nos espera: así como por el Espíritu Santo resucitó Jesús, también nosotros tenemos la esperanza de la resurrección como proclamamos cada domingo en el Credo.
Nos dice Pablo: no somos deudores de la carne – no le debemos nada. Si antes estuvimos atados a otra manera de vivir por el pecado, Cristo nos libera y nos sana. Ya no tenemos que caer en los mismos vicios, en los mismos pecados, el Espíritu Santo nos habilita a actuar como lo que somos: hijos de Dios por adopción. Si vivimos según la carne el resultado es la muerte. No hay un tercer camino, o seguimos a Dios y alcanzamos la vida, o vivimos de acuerdo con nuestros deseos y alcanzamos la muerte.
El mensaje del Evangelio de Mateo, un tanto relacionado con la segunda lectura, nos dice que confiando únicamente en el conocimiento humano no podemos reconocer la revelación de Dios. En este pasaje Jesús nos da una prueba de su divinidad: hay una igualdad de conocimiento entre Dios Padre y Dios Hijo: “todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.” “Vengan a mi los que están fatigados y agobiados” le decía Jesús al pueblo en aquel entonces, agobiados por la carga tan pesada de la ley que buscaba imponerles los fariseos. Pero aplica también para nosotros esta invitación, los agobiados por las dificultades de este mundo. Solamente en Jesús podemos encontrar el alivio que buscamos. Solo Jesús tiene el poder de decirte: “vete en paz, tus pecados te son perdonados.” Con el salmista y con Jesús oramos y bendecimos a Dios, pidiéndole la humildad necesaria para ver su revelación plena en Jesús, y también pidiéndole con San Pablo la gracia de vivir de acuerdo no a la carne, sino de acuerdo al Espíritu de adopción que hemos recibido.
Thu, 06 Jul 2017 - 10min
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